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»En caso de que una persona le dé a otra dinero o cosas de valor para que se lo guarde y se lo roban de la casa, entonces si agarran al ladrón, el ladrón pagará el doble de lo que se robó. Pero si no lo agarran, llevarán al dueño de la casa ante Dios para que jure que no fue él que robó la propiedad de su vecino.

»Si hay un desacuerdo con respecto a quién es el dueño de un toro, un burro, una oveja, ropa o cualquier otra cosa que se haya perdido y ambas personas dicen: “Eso es mío”, los llevarán a los dos ante Dios. Aquel que Dios decida que es culpable pagará el doble de lo que se robó.

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