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»Si el esclavo recibió esposa y tuvo hijos con ella, tendrá que irse solo, pues la esposa y los hijos le pertenecen al dueño del esclavo.

»Si el esclavo dice con toda sinceridad: “Yo no quiero ser libre, pues amo a mi esposa, a mis hijos y a mi dueño”; deberán llevarlo al santuario, y allí le perforarán la oreja. Con esa marca se sabrá que el esclavo es de su dueño para siempre.

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