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Luego tomarán un poco de sangre del animal y la colocarán en los dos postes y en el travesaño de la puerta de la casa en que se han de comer al animal. Asarán la carne al fuego y la comerán esa noche con panes sin levadura y hierbas amargas. Nada crudo ni cocido comerán del animal, sino asado, incluso la cabeza, las piernas, el corazón y el hígado.

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