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Pero, entre los israelitas, ni los perros le ladrarán a persona o animal alguno. Así sabrán que el Señor hace distinción entre Egipto e Israel. Todos estos funcionarios tuyos vendrán a verme, y de rodillas me suplicarán: ‘¡Vete ya, con todo el pueblo que te sigue!’ Cuando esto suceda, me iré”».

Y, ardiendo de ira, salió Moisés de la presencia del faraón, aunque ya el Señor le había advertido a Moisés que el faraón no les iba a hacer caso y que tenía que ser así para que las maravillas del Señor se multiplicaran en Egipto.

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