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11 ¡Jamás! Solo los hombres pueden ir a adorar al Señor, ya que eso es lo que pidieron.

Entonces el faraón los echó del palacio.

12 Así que el Señor le dijo a Moisés: «Extiende tu mano sobre la tierra de Egipto para que vengan las langostas. Que cubran la tierra y devoren todas las plantas que sobrevivieron la granizada».

13 Moisés extendió su vara sobre Egipto, y el Señor hizo que un viento del oriente soplara sobre el territorio todo ese día y también durante toda la noche. A la mañana siguiente, el viento del oriente había traído las langostas.

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