Romanos 7-9

La Biblia de las Américas

Analogía tomada del matrimonio

7 ¿Acaso ignoráis, hermanos^(A) (pues hablo a los que conocen la ley), que la ley tiene jurisdicción sobre una persona mientras vive? ² Pues la mujer casada está ligada por la ley a su marido mientras él vive; pero si su marido muere, queda libre de la ley en cuanto al marido^(B). ³ Así que, mientras vive su marido, será llamada adúltera si ella se une a otro hombre; pero si su marido muere, está libre de la ley, de modo que no es adúltera aunque se una a otro hombre. ⁴ Por tanto, hermanos míos, también a vosotros se os hizo morir a la ley^(C) por medio del cuerpo de Cristo^(D), para que seáis unidos a otro, a aquel que resucitó de entre los muertos, a fin de que llevemos fruto para Dios. ⁵ Porque mientras estábamos en la carne^(E), las pasiones pecaminosas despertadas por la ley^(F), actuaban en los miembros de nuestro cuerpo^[a] a fin de llevar fruto para muerte^(G). ⁶ Pero ahora hemos quedado libres de la ley, habiendo muerto a lo que nos ataba^(H), de modo que sirvamos en la novedad^(I) del Espíritu^[b] y no en el arcaísmo de la letra^(J).

⁷ ¿Qué diremos^(K) entonces? ¿Es pecado la ley? ¡De ningún modo^(L)! Al contrario, yo no hubiera llegado a conocer el pecado si no hubiera sido por medio de la ley^(M); porque yo no hubiera sabido lo que es la codicia^[c], si la ley no hubiera dicho: No codiciaras^(N). ⁸ Pero el pecado, aprovechándose del^[d] mandamiento^(O), produjo en mí toda clase de codicia^[e]; porque aparte de la ley el pecado está muerto^(P). ⁹ Y en un tiempo yo vivía sin la ley, pero al venir el mandamiento, el pecado revivió, y yo morí; ¹⁰ y este mandamiento, que era para vida^(Q), a mí me resultó para muerte; ¹¹ porque el pecado, aprovechándose del^[f] mandamiento^(R), me engañó^(S), y por medio de él me mató. ¹² Así que la ley es santa, y el mandamiento es santo, justo y bueno^(T). ¹³ ¿Entonces lo que es bueno vino a ser causa de muerte para mí? ¡De ningún modo^(U)! Al contrario, fue el pecado, a fin de mostrarse que es pecado al producir mi muerte por medio de lo que es bueno, para que por medio del mandamiento el pecado llegue a ser en extremo pecaminoso. ¹⁴ Porque sabemos que la ley es espiritual^(V), pero yo soy carnal^[g](W), vendido a la esclavitud del pecado^[h](X). ¹⁵ Porque lo que hago, no lo entiendo^(Y); porque no practico lo que quiero hacer, sino que lo que aborrezco, eso hago^(Z). ¹⁶ Y si lo que no quiero hacer, eso hago, estoy de acuerdo con la ley, reconociendo que es buena^(AA). ¹⁷ Así que ya no soy yo el que lo hace, sino el pecado que habita en mí^(AB). ¹⁸ Porque yo sé que en mí, es decir, en mi carne^(AC), no habita nada bueno; porque el querer está presente en mí, pero el hacer el bien, no. ¹⁹ Pues no hago el bien que deseo, sino que el mal que no quiero, eso practico^(AD). ²⁰ Y si lo que no quiero hacer, eso hago, ya no soy yo el que lo hace, sino el pecado que habita en mí^(AE). ²¹ Así que, queriendo yo hacer el bien, hallo la ley de que el mal está presente en mí^(AF). ²² Porque en el^[i] hombre interior^(AG) me deleito con la ley de Dios, ²³ pero veo otra ley en los miembros de mi cuerpo^[j] que hace guerra^(AH) contra la ley de mi mente, y me hace prisionero de^[k] la ley del pecado que está en mis miembros^(AI). ²⁴ ¡Miserable de mí^[l]! ¿Quién me libertará de este cuerpo de muerte^[m](AJ)? ²⁵ Gracias a Dios, por Jesucristo Señor nuestro^(AK). Así que yo mismo, por un lado, con la mente sirvo a la ley de Dios, pero por el otro, con la carne, a la ley del pecado^(AL).

No hay condenación para los que creen

8 Por consiguiente, no hay ahora condenación^(AM) para los que están en Cristo Jesús^[n](AN), los que no andan conforme a la carne sino conforme al Espíritu. ² Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús^(AO) te^[o] ha libertado^[p] de la ley del pecado y de la muerte^(AP). ³ Pues lo que la ley no pudo hacer, ya que era débil por causa de la carne^(AQ), Dios lo hizo^(AR): enviando a su propio Hijo en semejanza de carne de pecado y como ofrenda por el pecado, condenó al pecado en la carne^(AS), ⁴ para que el requisito de la ley^(AT) se cumpliera en nosotros, que no andamos conforme a la carne, sino conforme al Espíritu^(AU). ⁵ Porque los que viven^[q] conforme a la carne^(AV), ponen la mente en las cosas de la carne, pero los que viven conforme al Espíritu, en las cosas del Espíritu^(AW). ⁶ Porque la mente puesta en la carne es muerte, pero la mente puesta en el Espíritu es vida y paz^(AX); ⁷ ya que la mente puesta en la carne es enemiga de Dios^(AY), porque no se sujeta a la ley de Dios, pues ni siquiera puede hacerlo, ⁸ y los que están en la carne^(AZ) no pueden agradar a Dios.

Viviendo según el Espíritu

⁹ Sin embargo, vosotros no estáis en la carne^(BA) sino en el Espíritu, si en verdad el Espíritu de Dios habita en vosotros^(BB). Pero si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, el tal no es de Él^(BC). ¹⁰ Y si Cristo está en vosotros, aunque el cuerpo esté muerto a causa del pecado, sin embargo, el espíritu está vivo^[r] a causa de la justicia^(BD). ¹¹ Pero si el Espíritu de aquel que resucitó a Jesús de entre los muertos habita en vosotros^(BE), el mismo que resucitó a Cristo Jesús de entre los muertos, también dará vida a vuestros cuerpos mortales por medio de^[s] su Espíritu que habita en vosotros^(BF).

¹² Así que, hermanos, somos deudores, no a la carne, para vivir conforme a la carne, ¹³ porque si vivís conforme a la carne, habréis de^[t] morir; pero si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne^[u](BG), viviréis^(BH). ¹⁴ Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios^(BI), los tales son hijos de Dios^(BJ). ¹⁵ Pues no habéis recibido un espíritu de esclavitud para volver otra vez al temor^[v](BK), sino que habéis recibido un espíritu^[w] de adopción^(BL) como hijos, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre^(BM)! ¹⁶ El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu^(BN) de que somos hijos de Dios^(BO), ¹⁷ y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo^(BP), si en verdad padecemos con Él a fin de que también seamos glorificados con Él^(BQ).

La gloria futura

¹⁸ Pues considero que los sufrimientos de este tiempo presente no son dignos de ser comparados con la gloria que nos ha de ser revelada^(BR). ¹⁹ Porque el anhelo profundo^(BS) de la creación es aguardar ansiosamente la revelación de los hijos de Dios^(BT). ²⁰ Porque la creación fue sometida a vanidad^(BU), no de su propia voluntad, sino por causa de aquel^(BV) que la sometió, en la esperanza ²¹ de que la creación^[x] misma será también liberada de la esclavitud de la corrupción a la libertad de la gloria de los hijos de Dios^(BW). ²² Pues sabemos que la creación entera a una gime y sufre^(BX) dolores de parto hasta ahora. ²³ Y no solo ella^(BY), sino que también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu^(BZ), aun nosotros mismos gemimos en nuestro interior, aguardando ansiosamente^(CA) la adopción como hijos, la redención de nuestro cuerpo^(CB). ²⁴ Porque en esperanza hemos sido salvos^(CC), pero la esperanza que se ve no es esperanza, pues, ¿por qué esperar lo que uno ve?^{[y](CD) 25} Pero si esperamos lo que no vemos, con paciencia^[z] lo aguardamos^(CE).

Victoriosos en Cristo

²⁶ Y de la misma manera, también el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; porque no sabemos orar como debiéramos^(CF), pero el Espíritu mismo intercede por nosotros^(CG) con gemidos indecibles; ²⁷ y aquel que escudriña los corazones^(CH) sabe cuál es el sentir^[aa] del Espíritu^(CI), porque Él intercede por los santos^(CJ) conforme a la voluntad de Dios. ²⁸ Y sabemos que para los que aman a Dios, todas las cosas^(CK) cooperan para bien^[ab], esto es, para los que son llamados^(CL) conforme a su propósito. ²⁹ Porque a los que de antemano conoció^(CM), también los predestinó^(CN) a ser hechos conforme a la imagen de su Hijo^(CO), para que Él sea el primogénito^(CP) entre muchos hermanos; ³⁰ y a los que predestinó^(CQ), a esos también llamó^(CR); y a los que llamó, a esos también justificó^(CS); y a los que justificó, a esos también glorificó^(CT).

³¹ Entonces, ¿qué diremos^(CU) a esto? Si Dios está por nosotros, ¿quién estará contra nosotros^(CV)? ³² El que no eximió ni a su propio Hijo^(CW), sino que lo entregó por todos nosotros^(CX), ¿cómo no nos concederá también con Él todas las cosas? ³³ ¿Quién acusará a los escogidos de Dios^(CY)? Dios es el que justifica^(CZ). ³⁴ ¿Quién es el que condena^(DA)? Cristo Jesús es el que murió^(DB), sí, más aún, el que resucitó^[ac](DC), el que además está a la diestra de Dios^(DD), el que también intercede por nosotros^(DE). ³⁵ ¿Quién nos separará del amor de Cristo^[ad](DF)? ¿Tribulación, o angustia^(DG), o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada^(DH)? ³⁶ Tal como está escrito:

³⁷ Pero en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó^(DJ). ³⁸ Porque estoy convencido de que ni la muerte, ni la vida^(DK), ni ángeles, ni principados, ni lo presente, ni lo por venir, ni los poderes^[ae](DL), ³⁹ ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios^(DM) que es en Cristo Jesús Señor nuestro^(DN).

La elección de Israel

9 Digo la verdad en Cristo, no miento, dándome testimonio mi conciencia^(DO) en el Espíritu Santo, ² de que tengo gran tristeza y continuo dolor en mi corazón. ³ Porque desearía^[af] yo mismo ser anatema^[ag](DP), separado de Cristo^(DQ) por amor a mis hermanos, mis parientes^[ah] según la carne^(DR), ⁴ que son israelitas^(DS), a quienes pertenece la adopción como hijos^(DT), y la gloria^(DU), los pactos^(DV), la promulgación de la ley^(DW), el culto^(DX) y las promesas^(DY), ⁵ de quienes son los patriarcas^(DZ), y de quienes, según la carne, procede el Cristo^[ai](EA), el cual está sobre todas las cosas^(EB), Dios^(EC) bendito por los siglos^(ED). Amén.

⁶ Pero no es que la palabra de Dios haya fallado^(EE). Porque no todos los descendientes de Israel son Israel^(EF); ⁷ ni son todos hijos por ser descendientes^[aj] de Abraham^(EG), sino que por Isaac será llamada tu descendencia^[ak](EH). ⁸ Esto es, no son los hijos de la carne los que son hijos de Dios^(EI), sino que los hijos de la promesa son considerados como descendientes^[al](EJ). ⁹ Porque esta es una palabra de promesa: Por este tiempo volveré, y Sara tendrá un hijo^(EK). ¹⁰ Y no solo esto^(EL), sino que también Rebeca, cuando concibió mellizos de uno, nuestro padre Isaac^{(EM) 11} (porque cuando aún los mellizos no habían nacido, y no habían hecho nada, ni bueno ni malo, para que el propósito de Dios conforme a su elección permaneciera, no por las obras, sino por aquel que llama^(EN)), ¹² se le dijo a ella: El mayor servirá al menor^(EO). ¹³ Tal como está escrito: A Jacob amé, pero a Esaú aborrecí^(EP).

Dios no es injusto

¹⁴ ¿Qué diremos entonces^(EQ)? ¿Que hay injusticia en Dios^(ER)? ¡De ningún modo^(ES)! ¹⁵ Porque Él dice a Moisés: Tendré misericordia del que yo tenga misericordia, y tendré compasión del que yo tenga compasión^(ET). ¹⁶ Así que no depende del que quiere ni del que corre^(EU), sino de Dios que tiene misericordia^(EV). ¹⁷ Porque la Escritura dice a Faraón: Para esto mismo te he levantado, para demostrar mi poder en ti, y para que mi nombre sea proclamado por^[am] toda la tierra^(EW). ¹⁸ Así que del que quiere tiene misericordia, y al que quiere endurece^(EX).

¹⁹ Me dirás entonces^(EY): ¿Por qué, pues, todavía reprocha^[an] Dios^(EZ)? Porque ¿quién resiste a su voluntad^(FA)? ²⁰ Al contrario, ¿quién eres tú, oh hombre, que le contestas a Dios^(FB)? ¿Dirá acaso el objeto modelado al que lo modela: Por qué me hiciste así^(FC)? ²¹ ¿O no tiene el alfarero derecho sobre el barro de hacer de la misma masa un vaso para uso honorable^[ao] y otro para uso ordinario^[ap]? ²² ¿Y qué, si Dios, aunque dispuesto a demostrar su ira y hacer notorio su poder, soportó con mucha paciencia^(FD) a los vasos de ira preparados para destrucción^(FE)? ²³ Lo hizo para dar a conocer las riquezas de su gloria^(FF) sobre los vasos de misericordia^(FG), que de antemano Él preparó para gloria^(FH), ²⁴ es decir, nosotros, a quienes también llamó^(FI), no solo de entre los judíos, sino también de entre los gentiles^(FJ). ²⁵ Como también dice en Oseas:

²⁷ Isaías también exclama en cuanto a Israel: Aunque el número de los hijos de Israel sea como la arena del mar, solo el remanente^(FM) será salvo^(FN); ²⁸ porque el Señor ejecutará su palabra sobre la tierra cabalmente^[aq] y con brevedad^[ar](FO). ²⁹ Y como Isaías predijo:

Razón del tropiezo de Israel

³⁰ ¿Qué diremos entonces^(FR)? Que los gentiles, que no iban tras la justicia, alcanzaron justicia, es decir, la justicia que es por^[at] fe^(FS); ³¹ pero Israel, que iba tras una ley de justicia^(FT), no alcanzó esa ley^(FU). ³² ¿Por qué? Porque no iban tras ella por^[au] fe, sino como por^[av] obras. Tropezaron en la piedra de tropiezo^(FV), ³³ tal como está escrito: