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¿Por qué están tan enojadas las naciones?
    ¿Por qué pierden el tiempo en planes inútiles?
Los reyes de la tierra se preparan para la batalla;
    los gobernantes conspiran juntos
en contra del Señor
    y en contra de su ungido.
«¡Rompamos las cadenas!—gritan—,
    ¡y liberémonos de ser esclavos de Dios!».

Pero el que gobierna en el cielo se ríe;
    el Señor se burla de ellos.
Después los reprende con enojo;
    los aterroriza con su intensa furia.
Pues el Señor declara: «He puesto a mi rey elegido en el trono
    de Jerusalén,[a] en mi monte santo».

El rey proclama el decreto del Señor:
«El Señor me dijo: “Tú eres mi hijo.[b]
    Hoy he llegado a ser tu Padre.[c]
Tan solo pídelo, y te daré como herencia las naciones,
    toda la tierra como posesión tuya.
Las quebrarás[d] con vara de hierro
    y las harás pedazos como si fueran ollas de barro”».

10 Ahora bien, ustedes reyes, ¡actúen con sabiduría!
    ¡Quedan advertidos, ustedes gobernantes de la tierra!
11 Sirvan al Señor con temor reverente
    y alégrense con temblor.
12 Sométanse al hijo de Dios,[e] no sea que se enoje
    y sean destruidos en plena actividad,
porque su ira se enciende en un instante.
    ¡Pero qué alegría para todos los que se refugian en él!

Footnotes

  1. 2:6 En hebreo de Sion.
  2. 2:7a O Hijo; también en 2:12.
  3. 2:7b U Hoy te doy a conocer como mi hijo.
  4. 2:9 La versión griega dice gobernarás. Comparar Ap 2:27.
  5. 2:12 El significado del hebreo es incierto.

Dios y su rey

1-2 ¿Por qué se rebelan contra Dios
las naciones y los pueblos?
¿Por qué estudian la manera
de luchar contra él y contra su rey?
¡Inútiles son los planes
de los reyes de este mundo!
¡Quieren acabar con su poder!
¡Quieren librarse de su dominio!

Pero Dios desde su trono
se ríe y se burla de ellos.
Luego se enoja y los reprende,
se enfurece y los asusta.
Los amenaza diciendo:
«Ya elegí al rey
que gobernará desde el monte Sión,
que es mi montaña santa».

Voy a dar a conocer
lo que Dios ha decidido.
Él me dijo:
«Tú eres mi hijo;
desde hoy soy tu padre.
¡Pídeme lo que quieras!
Te daré como herencia las naciones;
¡todo el mundo será tuyo!
Gobernarás a las naciones
con mano de hierro;
¡las destrozarás
como a ollas de barro!»

10 Ustedes los reyes,
pónganse a pensar;
déjense enseñar,
gobernantes de la tierra.
11 Adoren a Dios con reverencia;
y con alegría ríndanle culto.
12 Adoren a Dios,
para que no se enoje,
pues fácilmente se enfurece,
y podría quitarles la vida.

¡Dios bendice
a todos los que en él confían!