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43 Oh Dios, hazme justicia;
¡ponte de mi parte contra esta gente pagana!
¡Ponme a salvo del mentiroso y del malvado,
porque tú eres mi Dios y protector!
¿Por qué me has alejado de ti?
¿Por qué tengo que andar triste
y oprimido por mis enemigos?
Envía tu luz y tu verdad,
para que ellas me enseñen el camino
que lleva a tu santo monte,
al lugar donde tú vives.
Llegaré entonces a tu altar, oh Dios,
y allí te alabaré al son del arpa,
pues tú, mi Dios, llenas mi vida de alegría.

    ¿Por qué voy a desanimarme?
    ¿Por qué voy a estar preocupado?
    Mi esperanza he puesto en Dios,
    a quien todavía seguiré alabando.
    ¡Él es mi Dios y Salvador!

Oración pidiendo la ayuda de Dios

(1) Del maestro de coro. Poema de los hijos de Coré.

44 (2) Oh Dios,
hemos oído con nuestros oídos,
y nuestros padres nos han contado
lo que tú hiciste en sus días,
en aquellos tiempos pasados:
(3) con tu propia mano
echaste fuera a los paganos,
castigaste a las naciones
y estableciste allí a nuestros padres.
(4) Pues no fue su brazo ni su espada
lo que les dio la victoria;
ellos no conquistaron la tierra.
¡Fue tu poder y tu fuerza!
¡Fue el resplandor de tu presencia,
porque tú los amabas!

(5) ¡Mi Rey! ¡Mi Dios!
Tú diste las victorias a tu pueblo;
(6) por ti vencimos a nuestros enemigos;
¡en tu nombre aplastamos a los que nos atacaban!
(7) Porque no confiaría yo en mi arco,
ni mi espada podría darme la victoria;
(8) fuiste tú quien nos hizo vencer a nuestros enemigos,
quien puso en ridículo a los que nos odiaban.
(9) ¡Siempre estaremos orgullosos de ti, oh Dios,
y siempre alabaremos tu nombre!

(10) Pero nos has rechazado;
nos has cubierto de vergüenza.
Ya no sales con nuestros ejércitos.
10 (11) Nos has hecho dar la espalda a nuestros enemigos;
los que nos odian nos roban
y se llevan lo que quieren.
11 (12) Nos has entregado
cual si fuéramos ovejas para el matadero;
nos has dispersado entre los paganos;
12 (13) has vendido a tu pueblo muy barato,
y nada has ganado con venderlo.
13 (14) Nos has convertido en objeto de insultos;
nuestros vecinos nos ofenden y ridiculizan.
14 (15) Has hecho que los paganos se burlen de nosotros;
al vernos, mueven burlones la cabeza.
15 (16) No hay momento en que no me vea humillado;
se me cae la cara de vergüenza
16 (17) por culpa del enemigo, que trata de vengarse
y que me ofende y ultraja.

17 (18) Esto que nos ha pasado
no fue por haberte olvidado.
¡No hemos faltado a tu alianza!
18 (19) No hemos pensado abandonarte
ni hemos dejado tus caminos.
19 (20) Sin embargo, tú nos has aplastado
en lugares de miseria.
¡Nos has cubierto de terrible oscuridad!
20 (21) Si te hubiéramos olvidado, oh Dios,
y adorado en tu lugar a un dios extraño,
21 (22) tú te habrías dado cuenta,
pues conoces los más íntimos secretos.
22 (23) Pero por causa tuya estamos siempre
expuestos a la muerte;
nos tratan como a ovejas para el matadero.

23 (24) ¿Por qué duermes, Señor?
¡Despierta, despierta!
¡No nos rechaces para siempre!
24 (25) ¿Por qué te escondes?
¿Por qué te olvidas de nosotros,
que sufrimos tanto, tanto?
25 (26) Estamos rendidos y humillados,
arrastrando nuestros cuerpos por el suelo.
26 (27) ¡Levántate,
ven a ayudarnos
y sálvanos por tu gran amor!

Poema para las bodas del rey

(1) Del maestro de coro, según la melodía de «Los lirios». Poema de los hijos de Coré. Canto de amor.

45 (2) Palabras hermosas bullen en mi mente;
mi lengua es como la pluma de un buen escritor.
¡Voy a recitar mi poesía ante el rey!

(3) ¡Eres el más hermoso de los hombres!
¡El encanto brota de tus labios!
Por eso Dios te bendijo para siempre.
(4) ¡Ponte la espada a la cintura, valiente!
¡Ella es tu adorno esplendoroso!

(5) Tu gloria consiste en avanzar triunfante,
luchando en favor de la verdad
y haciendo justicia a los humildes.
¡Tu mano derecha realiza grandes proezas!
(6) Los pueblos caen a tus pies, oh rey;
tus flechas son agudas y se clavan
en el corazón de tus enemigos.

(7) Tu reinado, oh Dios, es eterno,
y es un reinado de justicia.
(8) Amas el bien y odias el mal.
Por eso te ha escogido Dios, tu Dios,
y te ha colmado de alegría
más que a tus compañeros.
(9) Toda tu ropa es perfume de mirra, áloe y canela;
con música de instrumentos de cuerda
te alegran en los palacios de marfil.
(10) Entre las damas de tu corte hay princesas;
a la derecha de tu trono está la reina,
adornada con el oro más fino.

10 (11) Escucha, hijita;
fíjate bien en lo que voy a decirte:
Olvídate de tu familia y de tu gente,
11 (12) pues el rey desea tu belleza;
él es tu señor, y debes obedecerlo.
12 (13) Princesa de Tiro,
los más ricos del pueblo
procuran con regalos ganarse tu favor.

13 (14) ¡Aquí entra la princesa, en toda su hermosura!
¡Su vestido es de brocado de oro!
14 (15) Espléndidamente vestida la llevan ante el rey,
seguida de sus damas de honor,
del cortejo de sus amigas.
15 (16) Avanzan con gran alegría;
alegres entran en el palacio del rey.

16 (17) Tus hijos, oh rey,
ocuparán el trono de tus antepasados,
y harás que gobiernen en todo el país.
17 (18) Yo haré que tu nombre se recuerde
en cada nueva generación,
y que los pueblos te alaben por siempre.