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La mujer infiel te engaña
con palabras suaves y dulces,
que al fin de cuentas
resultan más amargas que la hiel
y más peligrosas que una espada.
Quien se enreda con ella,
¡va derecho a la tumba!
A ella no le importa
lo que digan de su conducta;
lleva una vida sin control,
pero no lo reconoce.

Querido jovencito, escúchame:
¡no desprecies mis consejos!
Apártate de esa mujer
y no te acerques a su casa,
o acabarás entregando tu salud
y los mejores años de tu vida
a gente cruel y peligrosa;
10 ¡todo tu salario, y el dinero
que con tanto esfuerzo te ganaste,
irá a parar en otras manos!
11-12 Cuando te hayas quedado pobre,
dirás entre llantos y lamentos:
«¡Pobre de mí, pobre de mí!
¡Nunca acepté ningún consejo!
13 Jamás les hice caso a mis maestros,
ni obedecí a los que me orientaban.
14 ¡Ahora estoy casi en la desgracia
ante toda la comunidad!»

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