Juan 20:1-18
Reina-Valera 1995
La resurrección(A)
20 El primer día de la semana, María Magdalena fue de mañana, siendo aún oscuro, al sepulcro, y vio quitada la piedra del sepulcro. 2 Entonces corrió y fue a Simón Pedro y al otro discípulo, aquel a quien amaba Jesús, y les dijo:
—Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto.
3 Salieron Pedro y el otro discípulo y fueron al sepulcro. 4 Corrían los dos juntos, pero el otro discípulo corrió más aprisa que Pedro y llegó primero al sepulcro. 5 Y, asomándose, vio los lienzos puestos allí, pero no entró. 6 Luego llegó Simón Pedro tras él, entró en el sepulcro y vio los lienzos puestos allí, 7 y el sudario, que había estado sobre la cabeza de Jesús, no puesto con los lienzos, sino enrollado en un lugar aparte. 8 Entonces entró también el otro discípulo que había venido primero al sepulcro; y vio, y creyó, 9 pues aún no habían entendido la Escritura: que era necesario que él resucitara de los muertos. 10 Y volvieron los discípulos a los suyos.
Jesús se aparece a María Magdalena(B)
11 Pero María estaba fuera llorando junto al sepulcro; mientras lloraba, se inclinó para mirar dentro del sepulcro, 12 y vio a dos ángeles con vestiduras blancas, que estaban sentados el uno a la cabecera y el otro a los pies, donde el cuerpo de Jesús había sido puesto. 13 Y le dijeron:
—Mujer, ¿por qué lloras?
Les dijo:
—Porque se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo han puesto.
14 Dicho esto, se volvió y vio a Jesús que estaba allí; pero no sabía que era Jesús. 15 Jesús le dijo:
—Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas?
Ella, pensando que era el jardinero, le dijo:
—Señor, si tú lo has llevado, dime dónde lo has puesto y yo lo llevaré.
16 Jesús le dijo:
—¡María!
Volviéndose ella, le dijo:
—¡Raboni! —que significa: «Maestro».
17 Jesús le dijo:
—¡Suéltame!, porque aún no he subido a mi Padre; pero ve a mis hermanos y diles: “Subo a mi Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios.”
18 Fue entonces María Magdalena para dar a los discípulos la noticia de que había visto al Señor, y que él le había dicho estas cosas.
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Marcos 16:1-8
Reina-Valera 1995
La resurrección(A)
16 Cuando pasó el sábado, María Magdalena, María la madre de Jacobo, y Salomé, compraron especias aromáticas para ir a ungirlo. 2 Muy de mañana, el primer día de la semana, vinieron al sepulcro, recién salido el sol. 3 Pero decían entre sí:
—¿Quién nos removerá la piedra de la entrada del sepulcro?
4 Pero cuando miraron, vieron removida la piedra, aunque era muy grande. 5 Y cuando entraron en el sepulcro, vieron a un joven sentado al lado derecho, cubierto de una larga ropa blanca, y se asustaron. 6 Pero él les dijo:
—No os asustéis; buscáis a Jesús nazareno, el que fue crucificado. Ha resucitado, no está aquí; mirad el lugar en donde lo pusieron. 7 Pero id, decid a sus discípulos, y a Pedro, que él va delante de vosotros a Galilea; allí lo veréis, como os dijo.
8 Ellas salieron huyendo del sepulcro, porque les había entrado temblor y espanto; y no dijeron nada a nadie, porque tenían miedo.
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Hechos 10:34-43
Reina-Valera 1995
Discurso de Pedro en casa de Cornelio
34 Entonces Pedro, abriendo la boca, dijo:
—En verdad comprendo que Dios no hace acepción de personas, 35 sino que en toda nación se agrada del que lo teme y hace justicia. 36 Dios envió mensaje a los hijos de Israel, anunciando el evangelio de la paz por medio de Jesucristo; éste es Señor de todos. 37 Vosotros sabéis lo que se divulgó por toda Judea, comenzando desde Galilea, después del bautismo que predicó Juan: 38 cómo Dios ungió con el Espíritu Santo y con poder a Jesús de Nazaret, y cómo éste anduvo haciendo bienes y sanando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él. 39 Nosotros somos testigos de todas las cosas que Jesús, a quien mataron colgándolo en un madero, hizo en la tierra de Judea y en Jerusalén. 40 A éste levantó Dios al tercer día e hizo que apareciera, 41 no a todo el pueblo, sino a los testigos que Dios había ordenado de antemano, a nosotros que comimos y bebimos con él después que resucitó de los muertos. 42 Y nos mandó que predicáramos al pueblo y testificáramos que él es el que Dios ha puesto por Juez de vivos y muertos. 43 De éste dan testimonio todos los profetas, que todos los que en él crean recibirán perdón de pecados por su nombre.
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Salmos 118:1-2
Reina-Valera 1995
Acción de gracias por la salvación recibida de Jehová
118 Alabad a Jehová, porque él es bueno,
porque para siempre es su misericordia.
2 Diga ahora Israel
que para siempre es su misericordia.
Salmos 118:14-24
Reina-Valera 1995
14 Mi fortaleza y mi cántico es Jah,
y él me ha sido por salvación.
15 Voz de júbilo y de salvación
hay en las tiendas de los justos;
la diestra de Jehová hace proezas.
16 La diestra de Jehová es sublime;
la diestra de Jehová hace valentías.
17 ¡No moriré, sino que viviré
y contaré las obras de Jah!
18 Me castigó gravemente Jah,
pero no me entregó a la muerte.
19 ¡Abridme las puertas de la justicia;
entraré por ellas, alabaré a Jah;
20 ésta es la puerta de Jehová;
por ella entrarán los justos!
21 Te alabaré porque me has oído
y me fuiste por salvación.
22 La piedra que desecharon los edificadores
ha venido a ser la cabeza del ángulo.
23 De parte de Jehová es esto
y es cosa maravillosa a nuestros ojos.
24 Éste es el día que hizo Jehová;
¡nos gozaremos y alegraremos en él!
1 Corintios 15:1-11
Reina-Valera 1995
15 Además os declaro, hermanos, el evangelio que os he predicado, el cual también recibisteis, en el cual también perseveráis; 2 por el cual asimismo, si retenéis la palabra que os he predicado, sois salvos, si no creísteis en vano.
3 Primeramente os he enseñado lo que asimismo recibí: Que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras; 4 que fue sepultado y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras; 5 y que apareció a Cefas, y después a los doce. 6 Después apareció a más de quinientos hermanos a la vez, de los cuales muchos viven aún y otros ya han muerto. 7 Después apareció a Jacobo y después a todos los apóstoles. 8 Por último, como a un abortivo, se me apareció a mí.
9 Yo soy el más pequeño de los apóstoles, y no soy digno de ser llamado apóstol, porque perseguí a la iglesia de Dios. 10 Pero por la gracia de Dios soy lo que soy; y su gracia no ha sido en vano para conmigo, antes he trabajado más que todos ellos; aunque no yo, sino la gracia de Dios que está conmigo. 11 Sea yo o sean ellos, así predicamos y así habéis creído.
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