Job 3
La Palabra (España)
II.— DIÁLOGO ENTRE JOB Y SUS AMIGOS (3—31)
Primer ciclo de discursos (3—14)
Rechazo de la vida
3 Job habló por fin y maldijo así su día:
3 ¡Muera el día en que nací
y la noche que anunció:
“Se ha concebido un varón”!
4 Que ese día se vuelva tinieblas,
que en lo alto Dios prescinda de él,
que la luz no lo ilumine.
5 Que sombrías tinieblas lo reclamen,
que se ciernan sobre él nubarrones,
que un eclipse lo llene de espanto.
6 Que la oscuridad se apodere de esa noche,
que no se sume a los días del año,
que no entre en el cómputo de los meses.
7 Que esa noche quede estéril,
que no se oigan los gritos de júbilo;
8 que la maldigan los que maldicen al Océano,
los que saben conjurar a Leviatán.
9 Que se ofusquen las estrellas de su aurora,
que espere en vano la luz,
que no vea el parpadeo del alba.
10 ¿Por qué no se me cerró la salida del vientre
y se me evitó contemplar tanto dolor?
11 ¿Por qué no morí dentro de las entrañas
y perecí antes de salir del vientre?
12 ¿Por qué me recibió un regazo
y unos pechos me dieron de mamar?
13 Ahora descansaría en paz,
ahora dormiría tranquilo
14 con esos reyes y consejeros de la tierra
que se hacen construir mausoleos,
15 o con los nobles que abundan en oro,
que acumulan plata en sus palacios.
16 Como aborto ignorado, no existiría;
como criatura que no llega a ver la luz.
17 Allí acaba la agitación de los canallas,
allí descansan los que están exhaustos.
18 Con ellos reposan los prisioneros,
sin oír las órdenes del capataz;
19 se confunden pequeños y grandes
y el esclavo se libra de su dueño.
20 ¿Por qué iluminó a un desgraciado
y dio vida a los que viven amargados,
21 esos que ansían la muerte y no aparece,
que la buscan como se busca un tesoro,
22 que disfrutarían al ver el túmulo
y se alegrarían al encontrar la tumba,
23 a quien no encuentra su camino
porque Dios le ha cerrado la salida?
24 Por pan tengo mis sollozos,
los gemidos se me escapan como agua.
25 Lo que más temía me sale al paso,
lo que más me aterraba me acontece.
26 Ya no tengo paz ni sosiego,
temo intranquilo un sobresalto.
Job 3
Dios Habla Hoy
Job se queja de su desdicha
3 Por fin Job rompió el silencio, y maldijo el día en que había nacido.
Job
3 ¡Maldita sea la noche en que fui concebido!
¡Maldito sea el día en que nací!
4 ¡Ojalá aquel día se hubiera convertido en noche,
y Dios lo hubiera pasado por alto
y no hubiera amanecido!
5 ¡Ojalá una sombra espesa lo hubiera oscurecido,
o una nube negra lo hubiera envuelto,
o un eclipse lo hubiera llenado de terror!
6 ¡Ojalá aquella noche se hubiera perdido en las tinieblas
y aquel día no se hubiera contado
entre los días del mes y del año!
7 ¡Ojalá hubiera sido una noche estéril,
en que faltaran los gritos de alegría!
8 ¡Ojalá la hubieran maldecido los hechiceros,
que tienen poder sobre Leviatán!
9 ¡Ojalá aquella mañana no hubieran brillado los luceros,
ni hubiera llegado la luz tan esperada,
ni se hubiera visto parpadear la aurora!
10 ¡Maldita sea aquella noche, que me dejó nacer
y no me ahorró ver tanta miseria!
11 ¿Por qué no habré muerto en el vientre de mi madre,
o en el momento mismo de nacer?
12 ¿Por qué hubo rodillas que me recibieran
y pechos que me alimentaran?
13 Si yo hubiera muerto entonces,
ahora estaría durmiendo tranquilo,
descansando en paz,
14 con los reyes y ministros
que se construyen grandes pirámides,
15 o con los gobernantes
que llenan sus palacios de oro y plata.
16 ¿Por qué no me enterraron como a los abortos,
como a los niños muertos antes de nacer?
17 En la tumba tiene fin la agitación de los malvados,
y los cansados alcanzan su reposo;
18 allí encuentran paz los prisioneros,
y dejan de escuchar los gritos del capataz;
19 allí están grandes y pequeños por igual,
y el esclavo se ve libre de su amo.
20 ¿Por qué deja Dios ver la luz al que sufre?
¿Por qué le da vida al que está lleno de amargura,
21 al que espera la muerte y no le llega,
aunque la busque más que a un tesoro escondido?
22 La alegría de ese hombre llega
cuando por fin baja a la tumba.
23 Dios lo hace caminar a ciegas,
le cierra el paso por todos lados.
24 Los gemidos son mi alimento;
mi bebida, las quejas de dolor.
25 Todo lo que yo temía,
lo que más miedo me causaba,
ha caído sobre mí.
26 No tengo descanso ni sosiego;
no encuentro paz, sino inquietud.
Job 3
Nueva Versión Internacional
Primer discurso de Job
3 Después de esto, Job rompió el silencio para maldecir el día en que había nacido. 2 Dijo así:
3 «Que perezca el día en que yo nací
    y la noche en que se anunció: “¡Un niño ha sido concebido!”.
4 Que ese día se vuelva oscuridad;
    que Dios en lo alto no lo tome en cuenta;
    que no brille en él ninguna luz.
5 Que las tinieblas y la densa oscuridad vuelvan a reclamarlo;
Que una nube lo cubra con su sombra;
    que la oscuridad domine su esplendor.
6 Que densas tinieblas caigan sobre esa noche;
    que no sea contada entre los días del año,
    ni registrada en ninguno de los meses.
7 Que esa noche permanezca estéril;
    que no haya en ella gritos de alegría.
8 Que maldigan ese día los que profieren maldiciones,
    los expertos en provocar a Leviatán.
9 Que se oscurezcan sus estrellas matutinas;
    que en vano esperen la luz del día
    y que no vean los primeros rayos de la aurora.
10 Pues no cerró el vientre de mi madre
    ni evitó que mis ojos vieran tanta miseria.
11 »¿Por qué no perecí al momento de nacer?
    ¿Por qué no morí cuando salí del vientre?
12 ¿Por qué hubo rodillas que me recibieran
    y pechos que me amamantaran?
13 Ahora estaría yo descansando en paz;
    estaría durmiendo tranquilo
14 entre reyes y consejeros de este mundo,
    que se construyeron monumentos que ahora yacen en ruinas;
15 entre príncipes que poseyeron mucho oro
    y que llenaron de plata sus mansiones.
16 ¿Por qué no me desecharon como a un abortivo,
    como a esos niños que jamás vieron la luz?
17 ¡Allí cesa el afán de los malvados!
    ¡Allí descansan los que no tienen fuerzas!
18 También los cautivos disfrutan del reposo,
    pues ya no escuchan los gritos del capataz.
19 Allí el pequeño se codea con el grande
    y el esclavo se libera de su amo.
20 »¿Por qué permite Dios que los sufridos vean la luz?
    ¿Por qué se les da vida a los amargados?
21 Anhelan estos una muerte que no llega,
    aunque la buscan más que a tesoro escondido;
22 ¡se llenarían de gran regocijo,
    se alegrarían si llegaran al sepulcro!
23 ¿Por qué arrincona Dios
    al hombre que desconoce su destino?
24 Antes que el pan, me llegan los suspiros;
    mis quejidos se derraman como el agua.
25 Lo que más temía me sobrevino;
    lo que más me asustaba me sucedió.
26 No encuentro paz ni sosiego;
    no hallo reposo, sino solo agitación».
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