1 Samuel 11-12
Reina Valera Contemporánea
Saúl derrota a los amonitas
11 Un día, Najás el amonita se dirigió a Jabés de Galaad y la sitió, pero los habitantes de Jabés le propusieron a Najás que, si se aliaba con ellos, se comprometían a servirle. 2 Najás les respondió:
«Haré alianza con ustedes, con la condición de que cada uno de ustedes se deje sacar el ojo derecho. Así el pueblo de Israel quedará en vergüenza.»
3 Los ancianos de Jabés le dijeron:
«Danos siete días para que enviemos mensajeros por todo nuestro territorio. Si nadie sale en nuestra defensa, nos rendiremos a ti.»
4 Cuando los mensajeros llegaron a Gabaa de Saúl y le dijeron al pueblo las condiciones de Najás, todos lo lamentaron y se pusieron a llorar. 5 Saúl volvía del campo arreando los bueyes, y preguntó:
«¿Qué le pasa al pueblo? ¿Por qué llora?»
Entonces le dieron el mensaje de los hombres de Jabés. 6 En cuanto Saúl lo oyó, el espíritu de Dios vino sobre él con poder, y él se llenó de ira. 7 Tomó entonces un par de bueyes, los descuartizó y envió los pedazos por todo el territorio de Israel, con la orden de que los mensajeros dijeran: «Así haremos con los bueyes de los que no sigan a Saúl y a Samuel.»
Fue tal el temor que el Señor infundió en el pueblo, que se unieron como un solo hombre. 8 Cuando Saúl les pasó revista en Bezec, los israelitas eran trescientos mil, y los de Judá eran treinta mil, 9 los cuales dijeron a los mensajeros que habían llevado la noticia: «Digan a los de Jabés de Galaad que mañana, cuando el sol comience a calentar, serán liberados.»
Cuando los mensajeros anunciaron esto, los habitantes de Jabés se alegraron mucho 10 y les dijeron a sus enemigos: «Mañana estaremos aquí, para que hagan con nosotros lo que les parezca mejor.» 11 Pero al día siguiente Saúl distribuyó a los soldados en tres batallones que, antes de que amaneciera, cayeron sobre el campamento y, tomando por sorpresa a los amonitas, los hirieron de muerte hasta bien entrado el día. Los pocos que sobrevivieron se dispersaron, sin que siquiera dos de ellos se vieran juntos.
12 Entonces el pueblo le dijo a Samuel:
«¿Dónde están los que dudaban que Saúl sería nuestro rey? ¡Queremos que nos los entreguen, para matarlos!»
13 Pero Saúl dijo:
«Nadie va a morir hoy, porque el Señor ha traído la salvación a Israel.»
14 Por su parte, Samuel dijo al pueblo:
«Vengan todos, vamos a Gilgal, para renovar el reino.»
15 Y todo el pueblo fue a Gilgal, y allí, ante el Señor, confirmaron a Saúl como rey. Luego ofrecieron al Señor sacrificios y ofrendas de paz, y Saúl y todo el pueblo de Israel hicieron fiesta.
Discurso de Samuel al pueblo
12 Samuel reunió a todos los israelitas, y les dijo:
«He oído atentamente todo lo que me han dicho, y les he puesto un rey. 2 Aquí lo tienen, ante su ojos. Yo ya estoy viejo y lleno de canas, y he convivido entre ustedes desde mi juventud. Pero mis hijos viven entre ustedes. 3 Aquí me tienen. Acúsenme de algo ante el Señor y ante su rey; díganme si acaso he robado el buey o el asno de alguien, o si he hablado mal de alguien, si lo he ofendido, o si alguien me ha sobornado para cometer injusticia a su favor. Hablen, y yo haré la restitución.»
4 Todos dijeron:
«Nunca nos has calumniado ni ofendido; tampoco has robado nada de nadie.»
5 Y Samuel respondió:
«El Señor y su ungido son testigos de que han declarado no haber hallado en mí ninguna falta.»
Y ellos respondieron:
«Somos testigos de eso.»
6 Entonces Samuel dijo al pueblo:
«Testigo es también el Señor, quien eligió a Moisés y a Aarón,(A) y que sacó de Egipto a los antepasados de ustedes. 7 Ahora, les pido que me escuchen con atención, porque les voy a relatar lo que el Señor ha hecho para librarlos a ustedes y a sus padres de todos los peligros. 8 Después de que Jacob entró en Egipto, los antepasados de ustedes eran oprimidos y clamaron al Señor,(B) y él les envió a Moisés y a Aarón, y ellos los sacaron de Egipto y los hicieron habitar en este lugar. 9 Pero ellos se olvidaron del Señor su Dios, y él los dejó caer en manos de Sísara,(C) jefe del ejército de Jazor, y en manos de los filisteos(D) y del rey de Moab.(E) Todos ellos pelearon contra los israelitas. 10 Pero ellos se arrepintieron y clamaron al Señor. Le dijeron: “Señor, hemos pecado. Perdónanos, pues te hemos dejado por servir a los baales y a Astarot. Ahora, líbranos del poder de nuestros enemigos, y te serviremos.”(F) 11 Entonces el Señor envió a Yerubaal,(G) a Barac,(H) a Jefté(I) y a mí, Samuel,(J) y los libró del poder de todos los enemigos que los rodeaban, para que vivieran tranquilos. 12 Pero cuando ustedes vieron que Najás, el rey de los amonitas, venía a pelear contra ustedes, me dijeron: “Queremos que nos gobierne un rey”,(K) cuando en realidad el rey de ustedes es Dios el Señor. 13 Pero aquí está el rey que han elegido; el rey que ustedes pidieron. El Señor les ha puesto un rey. 14 Si ustedes aman y obedecen al Señor, y le sirven; si no son rebeldes a su palabra, y si tanto ustedes como su rey sirven al Señor su Dios, harán bien. 15 Pero si no lo obedecen, sino que son rebeldes a las palabras del Señor, él se pondrá en contra de ustedes, como se volvió en contra de sus padres. 16 Esperen un poco y podrán ver las grandes cosas que el Señor hará entre ustedes. 17 Estamos en el tiempo de la cosecha, cuando no llueve. Pero yo clamaré al Señor, y él enviará truenos y lluvias, para que vean y comprueben la gran maldad que han cometido a los ojos del Señor, al pedir un rey.»
18 Y ese mismo día Samuel clamó al Señor, y el Señor envió truenos y lluvias, y todo el pueblo sintió temor ante el Señor y ante Samuel. 19 Entonces todo el pueblo le dijo a Samuel:
«Ruega al Señor tu Dios por nosotros, tus siervos, para que no muramos. Reconocemos que a todos los pecados que hemos cometido, hemos añadido este otro de pedir que un rey nos gobierne».
20 Y Samuel respondió al pueblo:
«No tengan miedo. Es verdad que ya cometieron esta maldad. Pero a pesar de eso, no se aparten del Señor, sino síganlo y sírvanle de todo corazón. 21 No vayan tras los dioses falsos, porque no les servirán de nada ni podrán salvarlos, porque no son nada. 22 El Señor no desamparará a su pueblo, porque grande es su nombre, y él los escogió para que fueran su pueblo. 23 Lejos estará de mí pecar contra el Señor dejando de rogar por ustedes; al contrario, me comprometo a instruirlos en el camino bueno y recto, 24 con tal de que ustedes teman al Señor y en verdad le sirvan de todo corazón. Recuerden todo lo que él ha hecho en favor de ustedes. 25 Pero si insisten en hacer lo malo, tanto ustedes como su rey perecerán.»
1 Crónicas 1
Reina Valera Contemporánea
Descendientes de Adán(A)
1 Adán, Set, Enós, 2 Cainán, Malalel, Yared, 3 Enoc, Matusalén, Lamec, 4 Noé, Sem, Cam y Jafet.
Descendientes de los hijos de Noé(B)
5 Los hijos de Jafet fueron Gomer, Magog, Maday, Javán, Tubal, Mesec y Tiras.
6 Los hijos de Gomer fueron Askenaz, Rifat y Togarmá.
7 Los hijos de Javán fueron Elisa, Tarsis, Quitín y Rodanín.
8 Los hijos de Cam fueron Cus, Misrayin, Fut y Canaán.
9 Los hijos de Cus fueron Sebá, Javilá, Sabta, Ragama y Sabteca.
Los hijos de Ragama fueron Sebá y Dedán.
10 Cus fue el padre de Nimrod, y éste llegó a ser poderoso en la tierra.
11 Misrayin fue el padre de Ludim, Anamim, Lehabim, Naftuhim, 12 Patrusim y Casluhim. De éstos salieron los filisteos y los caftoreos.
13 Canaán fue el padre de Sidón, su primogénito, a Jet, 14 a los jebuseos, amorreos, gergeseos, 15 jivitas, araceos, sineos, 16 arvadeos, semareos y jamatitas.
17 Los hijos de Sem fueron Elam, Asur, Arfaxad, Lud, Aram, Uz, Jul, Geter y Mesec.
18 Arfaxad fue el padre de Sela, y Sela fue el padre de Éber.
19 Éber tuvo dos hijos. Uno de ellos se llamó Peleg, porque durante sus días se dividió la tierra. Su hermano se llamó Joctán.
20 Joctán fue el padre de Almodad, Selef, Jasar Mávet, Yera, 21 Hadorán, Uzal, Diclá, 22 Ebal, Abimael, Sebá, 23 Ofir, Javilá y Jobab. Todos ellos fueron hijos de Joctán.
Descendientes de Sem(C)
24 Sem, Arfaxad, Sela, 25 Éber, Peleg, Reu, 26 Serug, Najor, Téraj, 27 y Abrán, también llamado Abrahán.
Descendientes de Ismael y de Cetura(D)
28 Los hijos de Abrahán fueron Isaac e Ismael. 29 Éstos fueron sus descendientes: Nebayot, primogénito de Ismael; seguido de Cedar, Adbel, Mibsán, 30 Misma, Duma, Massa, Hadad, Tema, 31 Jetur, Nafís y Quedemá. Éstos fueron los hijos de Ismael.
32 Cetura, la concubina de Abrahán, dio a luz a Zimram, Jocsán, Medán, Madián, Isbac y Súaj.
Los hijos de Jocsán fueron Sebá y Dedán.
33 Los hijos de Madián fueron Efa, Efer, Janoc, Abidá y Eldá. Todos ellos fueron hijos de Cetura.
Descendientes de Esaú(E)
34 Abrahán fue el padre de Isaac.
Los hijos de Isaac fueron Esaú e Israel.
35 Los hijos de Esaú fueron Elifaz, Reuel, Jeús, Jalán y Coré.
36 Los hijos de Elifaz fueron Temán, Omar, Sefó, Gatán, Cenaz, Timna y Amalec.
37 Los hijos de Reuel fueron Najat, Zeraj, Samá y Miza.
38 Los hijos de Seir fueron Lotán, Sobal, Sibón, Aná, Disón, Eser y Disán.
39 Los hijos de Lotán fueron Jorí y Hemán. Timna fue hermana de Lotán.
40 Los hijos de Sobal fueron Alván, Manajat, Ebal, Sefo y Onam.
Los hijos de Sibón fueron Ayá y Aná.
41 Disón fue hijo de Aná.
Los hijos de Disón fueron Amirán, Esbán, Itrán y Querán.
42 Los hijos de Eser fueron Bilán, Zaván y Yacán.
Los hijos de Disán fueron Uz y Arán.
43 Éstos son los reyes que reinaron en la tierra de Edom, antes de que los hijos de Israel tuvieran un rey:
Bela hijo de Beor. El nombre de su ciudad fue Dinaba.
44 A la muerte de Bela reinó en su lugar Jobab hijo de Zeraj, de Bosra.
45 A la muerte de Jobab reinó en su lugar Jusán, de la tierra de los temanitas.
46 A la muerte de Jusán reinó en su lugar Hadad hijo de Bedad, que derrotó a Madián en el campo de Moab. El nombre de su ciudad fue Avit.
47 A la muerte de Hadad reinó en su lugar Samla de Masreca.
48 A la muerte de Samla reinó en su lugar Saúl de Rejobot, la ciudad que está junto al río Éufrates.
49 A la muerte de Saúl reinó en su lugar Baal Janán hijo de Acbor.
50 A la muerte de Baal Janán reinó en su lugar Hadad. El nombre de su ciudad fue Pay, y el nombre de su mujer fue Mehitabel hija de Matred, hija de Mezab.
51 A la muerte de Hadad, los jefes de Edom fueron Timna, Alva, Jetet, 52 Aholibama, Elá, Pinón, 53 Cenaz, Temán, Mibsar, 54 Magdiel e Iram. Éstos fueron los jefes de Edom.
2 Corintios 11
Reina Valera Contemporánea
11 ¡Cómo quisiera yo que me toleraran un poco de locura! ¡Sí, tolérenmela! 2 El celo que muestro por ustedes proviene de Dios; ustedes son como una doncella pura, a la que he comprometido en matrimonio con un solo esposo, que es Cristo. 3 Pero me temo que, así como la serpiente engañó a Eva con su astucia,(A) así también los sentidos de ustedes sean de alguna manera apartados de la sincera fidelidad a Cristo; 4 porque si alguno llega predicando a un Jesús diferente del que les hemos predicado, o si ustedes reciben a otro espíritu diferente del que han recibido, u otro evangelio diferente del que han aceptado, ustedes lo toleran bien. 5 Pero yo considero que en nada he sido inferior a esos grandes apóstoles. 6 Tal vez sea yo torpe al hablar, pero no lo soy en cuanto al conocimiento; de esto les hemos dado muestra en todo y por todo. 7 ¿Acaso cometí un pecado al humillarme a mí mismo y al predicarles el evangelio de Dios gratuitamente, para que ustedes fueran enaltecidos? 8 He despojado a otras iglesias, al recibir un salario para servirles a ustedes. 9 Y cuando estaba entre ustedes y tuve necesidad, no fui una carga para nadie, pues lo que me faltaba lo suplieron los hermanos que vinieron de Macedonia.(B) Procuré entonces no ser una carga para ustedes, y seguiré haciéndolo así. 10 Por la verdad de Cristo que está en mí, no se me impedirá tener este motivo de orgullo en las regiones de Acaya. 11 ¿Y por qué? ¿Acaso porque no los amo? ¡Dios sabe que sí!
12 Pero seguiré haciendo lo que hago, para que los que quieren vanagloriarse no tengan ningún pretexto para hacerse semejantes a nosotros. 13 Porque ellos son falsos apóstoles, obreros fraudulentos que se disfrazan de apóstoles de Cristo. 14 Y esto no debe sorprendernos, porque hasta Satanás mismo se disfraza de ángel de luz. 15 Así que, tampoco es una sorpresa que sus ministros se disfracen de administradores de justicia, pero como sus obras será su fin.
Sufrimientos de Pablo como apóstol
16 Vuelvo a decirlo: Que nadie crea que estoy loco, pero si es así, recíbanme entonces como a un loco, para que yo también me vanaglorie un poco. 17 Al decir esto, no lo digo en conformidad con el Señor, sino como una locura mía, confiado en mi vanagloria. 18 Puesto que muchos se vanaglorian según los criterios humanos, también yo puedo vanagloriarme. 19 Ustedes, aunque cuerdos, toleran de buena gana a los necios. 20 Toleran a quienes los esclavizan, a quienes los devoran, a quienes les quitan lo suyo, a quienes se sienten importantes, a quienes les dan de bofetadas. 21 Lo digo para vergüenza mía: ¡para eso fuimos demasiado débiles!
Pero si otros tienen el descaro de vanagloriarse (hablo como un loco), también yo puedo hacerlo. 22 ¿Son hebreos? Yo también. ¿Son israelitas? Yo también. ¿Son descendientes de Abrahán? Yo también. 23 ¿Son ministros de Cristo? (Hablo como si estuviera loco.) Yo lo soy más. Mis trabajos son más abundantes; mis azotes, innumerables; mis encarcelamientos,(C) muchos más; muchas veces he estado en peligro de muerte. 24 Cinco veces he recibido de los judíos treinta y nueve azotes;(D) 25 Tres veces he sido azotado con varas;(E) una vez he sido apedreado;(F) tres veces he padecido naufragio; una noche y un día he estado como náufrago en alta mar. 26 Son muchas las veces que he estado de viaje corriendo peligros de ríos, peligros de ladrones, peligros de mi propia gente,(G) peligros de los no judíos,(H) peligros en la ciudad, peligros en el desierto, peligros en el mar, peligros entre falsos hermanos. 27 He pasado por muchos trabajos y fatigas; muchas veces me he quedado sin dormir; he sufrido de hambre y de sed; muchas veces no he comido, y he pasado frío y desnudez. 28 Además de todo esto, lo que cada día pesa sobre mí es la preocupación por todas las iglesias. 29 ¿Quién enferma, y yo no enfermo? ¿A quién se le hace tropezar, y yo no me indigno?
30 Si es necesario vanagloriarse, lo haré en aquello que demuestre mi debilidad. 31 El Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, ¡bendito sea por siempre!, sabe que no miento. 32 En Damasco, el gobernador de la provincia del rey Aretas vigilaba la ciudad de los damascenos para arrestarme, 33 pero fui descolgado en un canasto por una ventana de la muralla, y así me libré de caer en sus manos.(I)
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