路加福音 8
Chinese Union Version Modern Punctuation (Simplified)
8 过了不多日,耶稣周游各城各乡传道,宣讲神国的福音。和他同去的有十二个门徒, 2 还有被恶鬼所附、被疾病所累已经治好的几个妇女,内中有称为抹大拉的马利亚,曾有七个鬼从她身上赶出来, 3 又有希律的家宰苦撒的妻子约亚拿,并苏撒拿和好些别的妇女,都是用自己的财物供给耶稣和门徒。
撒种的比喻
4 当许多人聚集,又有人从各城里出来见耶稣的时候,耶稣就用比喻说: 5 “有一个撒种的出去撒种。撒的时候,有落在路旁的,被人践踏,天上的飞鸟又来吃尽了。 6 有落在磐石上的,一出来就枯干了,因为得不着滋润。 7 有落在荆棘里的,荆棘一同生长,把它挤住了。 8 又有落在好土里的,生长起来,结实百倍。”耶稣说了这些话,就大声说:“有耳可听的,就应当听!”
解明撒种的比喻
9 门徒问耶稣说:“这比喻是什么意思呢?” 10 他说:“神国的奥秘只叫你们知道,至于别人,就用比喻,叫他们‘看也看不见,听也听不明’。 11 这比喻乃是这样:种子就是神的道。 12 那些在路旁的,就是人听了道,随后魔鬼来,从他们心里把道夺去,恐怕他们信了得救。 13 那些在磐石上的,就是人听道,欢喜领受,但心中没有根,不过暂时相信,及至遇见试炼就退后了。 14 那落在荆棘里的,就是人听了道,走开以后,被今生的思虑、钱财、宴乐挤住了,便结不出成熟的子粒来。 15 那落在好土里的,就是人听了道,持守在诚实善良的心里,并且忍耐着结实。
16 “没有人点灯用器皿盖上或放在床底下,乃是放在灯台上,叫进来的人看见亮光。 17 因为掩藏的事没有不显出来的,隐瞒的事没有不露出来被人知道的。 18 所以,你们应当小心怎样听。因为凡有的,还要加给他;凡没有的,连他自以为有的也要夺去。”
信者皆为亲属
19 耶稣的母亲和他弟兄来了,因为人多,不得到他跟前。 20 有人告诉他说:“你母亲和你弟兄站在外边,要见你。” 21 耶稣回答说:“听了神之道而遵行的人,就是我的母亲、我的弟兄了。”
平静风和海
22 有一天,耶稣和门徒上了船,对门徒说:“我们可以渡到湖那边去。”他们就开了船。 23 正行的时候,耶稣睡着了。湖上忽然起了暴风,船将满了水,甚是危险。 24 门徒来叫醒了他,说:“夫子!夫子!我们丧命啦!”耶稣醒了,斥责那狂风大浪,风浪就止住,平静了。 25 耶稣对他们说:“你们的信心在哪里呢?”他们又惧怕又稀奇,彼此说:“这到底是谁?他吩咐风和水,连风和水也听从他了!”
鬼入猪群
26 他们到了格拉森[a]人的地方,就是加利利的对面。 27 耶稣上了岸,就有城里一个被鬼附着的人迎面而来。这个人许久不穿衣服,不住房子,只住在坟茔里。 28 他见了耶稣,就俯伏在他面前,大声喊叫说:“至高神的儿子耶稣,我与你有什么相干?求你不要叫我受苦!” 29 是因耶稣曾吩咐污鬼从那人身上出来。原来这鬼屡次抓住他;他常被人看守,又被铁链和脚镣捆锁,他竟把锁链挣断,被鬼赶到旷野去。 30 耶稣问他说:“你名叫什么?”他说:“我名叫‘群’。”这是因为附着他的鬼多。 31 鬼就央求耶稣,不要吩咐他们到无底坑里去。 32 那里有一大群猪在山上吃食。鬼央求耶稣准他们进入猪里去,耶稣准了他们。 33 鬼就从那人出来,进入猪里去。于是那群猪闯下山崖,投在湖里淹死了。 34 放猪的看见这事就逃跑了,去告诉城里和乡下的人。 35 众人出来要看是什么事,到了耶稣那里,看见鬼所离开的那人坐在耶稣脚前,穿着衣服,心里明白过来,他们就害怕。 36 看见这事的,便将被鬼附着的人怎么得救告诉他们。 37 格拉森四围的人因为害怕得很,都求耶稣离开他们,耶稣就上船回去了。 38 鬼所离开的那人恳求和耶稣同在,耶稣却打发他回去,说: 39 “你回家去,传说神为你做了何等大的事。”他就去,满城里传扬耶稣为他做了何等大的事。
40 耶稣回来的时候,众人迎接他,因为他们都等候他。 41 有一个管会堂的,名叫睚鲁,来俯伏在耶稣脚前,求耶稣到他家里去, 42 因他有一个独生女儿,约有十二岁,快要死了。耶稣去的时候,众人拥挤他。
医患血漏的女人
43 有一个女人患了十二年的血漏,在医生手里花尽了她一切养生的,并没有一人能医好她。 44 她来到耶稣背后,摸他的衣裳穗子,血漏立刻就止住了。 45 耶稣说:“摸我的是谁?”众人都不承认。彼得和同行的人都说:“夫子,众人拥拥挤挤紧靠着你[b]。” 46 耶稣说:“总有人摸我,因我觉得有能力从我身上出去。” 47 那女人知道不能隐藏,就战战兢兢地来俯伏在耶稣脚前,把摸他的缘故和怎样立刻得好了,当着众人都说出来。 48 耶稣对她说:“女儿,你的信救了你,平平安安地去吧!”
耶稣叫睚鲁的女儿复活
49 还说话的时候,有人从管会堂的家里来,说:“你的女儿死了,不要劳动夫子。” 50 耶稣听见就对他说:“不要怕,只要信!你的女儿就必得救。” 51 耶稣到了他的家,除了彼得、约翰、雅各和女儿的父母,不许别人同他进去。 52 众人都为这女儿哀哭捶胸。耶稣说:“不要哭,她不是死了,是睡着了。” 53 他们晓得女儿已经死了,就嗤笑耶稣。 54 耶稣拉着她的手,呼叫说:“女儿,起来吧!” 55 她的灵魂便回来,她就立刻起来了。耶稣吩咐给她东西吃。 56 她的父母惊奇得很。耶稣嘱咐他们,不要把所做的事告诉人。
Lucas 8
Reina-Valera 1960
Mujeres que sirven a Jesús
8 Aconteció después, que Jesús iba por todas las ciudades y aldeas, predicando y anunciando el evangelio del reino de Dios, y los doce con él, 2 y algunas mujeres que habían sido sanadas de espíritus malos y de enfermedades: María, que se llamaba Magdalena, de la que habían salido siete demonios, 3 Juana, mujer de Chuza intendente de Herodes, y Susana, y otras muchas que le servían de sus bienes.(A)
Parábola del sembrador
(Mt. 13.1-15,18-23; Mr. 4.1-20)
4 Juntándose una gran multitud, y los que de cada ciudad venían a él, les dijo por parábola: 5 El sembrador salió a sembrar su semilla; y mientras sembraba, una parte cayó junto al camino, y fue hollada, y las aves del cielo la comieron. 6 Otra parte cayó sobre la piedra; y nacida, se secó, porque no tenía humedad. 7 Otra parte cayó entre espinos, y los espinos que nacieron juntamente con ella, la ahogaron. 8 Y otra parte cayó en buena tierra, y nació y llevó fruto a ciento por uno. Hablando estas cosas, decía a gran voz: El que tiene oídos para oír, oiga.
9 Y sus discípulos le preguntaron, diciendo: ¿Qué significa esta parábola? 10 Y él dijo: A vosotros os es dado conocer los misterios del reino de Dios; pero a los otros por parábolas, para que viendo no vean, y oyendo no entiendan.(B) 11 Esta es, pues, la parábola: La semilla es la palabra de Dios. 12 Y los de junto al camino son los que oyen, y luego viene el diablo y quita de su corazón la palabra, para que no crean y se salven. 13 Los de sobre la piedra son los que habiendo oído, reciben la palabra con gozo; pero estos no tienen raíces; creen por algún tiempo, y en el tiempo de la prueba se apartan. 14 La que cayó entre espinos, estos son los que oyen, pero yéndose, son ahogados por los afanes y las riquezas y los placeres de la vida, y no llevan fruto. 15 Mas la que cayó en buena tierra, estos son los que con corazón bueno y recto retienen la palabra oída, y dan fruto con perseverancia.
Nada oculto que no haya de ser manifestado
(Mr. 4.21-25)
16 Nadie que enciende una luz la cubre con una vasija, ni la pone debajo de la cama, sino que la pone en un candelero(C) para que los que entran vean la luz. 17 Porque nada hay oculto, que no haya de ser manifestado; ni escondido, que no haya de ser conocido, y de salir a luz.(D) 18 Mirad, pues, cómo oís; porque a todo el que tiene, se le dará; y a todo el que no tiene, aun lo que piensa tener se le quitará.(E)
La madre y los hermanos de Jesús
(Mt. 12.46-50; Mr. 3.31-35)
19 Entonces su madre y sus hermanos vinieron a él; pero no podían llegar hasta él por causa de la multitud. 20 Y se le avisó, diciendo: Tu madre y tus hermanos están fuera y quieren verte. 21 Él entonces respondiendo, les dijo: Mi madre y mis hermanos son los que oyen la palabra de Dios, y la hacen.
Jesús calma la tempestad
(Mt. 8.23-27; Mr. 4.35-41)
22 Aconteció un día, que entró en una barca con sus discípulos, y les dijo: Pasemos al otro lado del lago. Y partieron. 23 Pero mientras navegaban, él se durmió. Y se desencadenó una tempestad de viento en el lago; y se anegaban y peligraban. 24 Y vinieron a él y le despertaron, diciendo: ¡Maestro, Maestro, que perecemos! Despertando él, reprendió al viento y a las olas; y cesaron, y se hizo bonanza. 25 Y les dijo: ¿Dónde está vuestra fe? Y atemorizados, se maravillaban, y se decían unos a otros: ¿Quién es este, que aun a los vientos y a las aguas manda, y le obedecen?
El endemoniado gadareno
(Mt. 8.28-34; Mr. 5.1-20)
26 Y arribaron a la tierra de los gadarenos, que está en la ribera opuesta a Galilea. 27 Al llegar él a tierra, vino a su encuentro un hombre de la ciudad, endemoniado desde hacía mucho tiempo; y no vestía ropa, ni moraba en casa, sino en los sepulcros. 28 Este, al ver a Jesús, lanzó un gran grito, y postrándose a sus pies exclamó a gran voz: ¿Qué tienes conmigo, Jesús, Hijo del Dios Altísimo? Te ruego que no me atormentes. 29 (Porque mandaba al espíritu inmundo que saliese del hombre, pues hacía mucho tiempo que se había apoderado de él; y le ataban con cadenas y grillos, pero rompiendo las cadenas, era impelido por el demonio a los desiertos.) 30 Y le preguntó Jesús, diciendo: ¿Cómo te llamas? Y él dijo: Legión. Porque muchos demonios habían entrado en él. 31 Y le rogaban que no los mandase ir al abismo. 32 Había allí un hato de muchos cerdos que pacían en el monte; y le rogaron que los dejase entrar en ellos; y les dio permiso. 33 Y los demonios, salidos del hombre, entraron en los cerdos; y el hato se precipitó por un despeñadero al lago, y se ahogó.
34 Y los que apacentaban los cerdos, cuando vieron lo que había acontecido, huyeron, y yendo dieron aviso en la ciudad y por los campos. 35 Y salieron a ver lo que había sucedido; y vinieron a Jesús, y hallaron al hombre de quien habían salido los demonios, sentado a los pies de Jesús, vestido, y en su cabal juicio; y tuvieron miedo. 36 Y los que lo habían visto, les contaron cómo había sido salvado el endemoniado. 37 Entonces toda la multitud de la región alrededor de los gadarenos le rogó que se marchase de ellos, pues tenían gran temor. Y Jesús, entrando en la barca, se volvió. 38 Y el hombre de quien habían salido los demonios le rogaba que le dejase estar con él; pero Jesús le despidió, diciendo: 39 Vuélvete a tu casa, y cuenta cuán grandes cosas ha hecho Dios contigo. Y él se fue, publicando por toda la ciudad cuán grandes cosas había hecho Jesús con él.
La hija de Jairo, y la mujer que tocó el manto de Jesús
(Mt. 9.18-26; Mr. 5.21-43)
40 Cuando volvió Jesús, le recibió la multitud con gozo; porque todos le esperaban. 41 Entonces vino un varón llamado Jairo, que era principal de la sinagoga, y postrándose a los pies de Jesús, le rogaba que entrase en su casa; 42 porque tenía una hija única, como de doce años, que se estaba muriendo.
Y mientras iba, la multitud le oprimía. 43 Pero una mujer que padecía de flujo de sangre desde hacía doce años, y que había gastado en médicos todo cuanto tenía, y por ninguno había podido ser curada, 44 se le acercó por detrás y tocó el borde de su manto; y al instante se detuvo el flujo de su sangre. 45 Entonces Jesús dijo: ¿Quién es el que me ha tocado? Y negando todos, dijo Pedro y los que con él estaban: Maestro, la multitud te aprieta y oprime, y dices: ¿Quién es el que me ha tocado? 46 Pero Jesús dijo: Alguien me ha tocado; porque yo he conocido que ha salido poder de mí. 47 Entonces, cuando la mujer vio que no había quedado oculta, vino temblando, y postrándose a sus pies, le declaró delante de todo el pueblo por qué causa le había tocado, y cómo al instante había sido sanada. 48 Y él le dijo: Hija, tu fe te ha salvado; ve en paz.
49 Estaba hablando aún, cuando vino uno de casa del principal de la sinagoga a decirle: Tu hija ha muerto; no molestes más al Maestro. 50 Oyéndolo Jesús, le respondió: No temas; cree solamente, y será salva. 51 Entrando en la casa, no dejó entrar a nadie consigo, sino a Pedro, a Jacobo, a Juan, y al padre y a la madre de la niña. 52 Y lloraban todos y hacían lamentación por ella. Pero él dijo: No lloréis; no está muerta, sino que duerme. 53 Y se burlaban de él, sabiendo que estaba muerta. 54 Mas él, tomándola de la mano, clamó diciendo: Muchacha, levántate. 55 Entonces su espíritu volvió, e inmediatamente se levantó; y él mandó que se le diese de comer. 56 Y sus padres estaban atónitos; pero Jesús les mandó que a nadie dijesen lo que había sucedido.
Lucas 8
Nueva Versión Internacional
Parábola del sembrador(A)
8 Después de esto, Jesús estuvo recorriendo los pueblos y las aldeas, proclamando las buenas noticias del reino de Dios. Lo acompañaban los doce 2 y también algunas mujeres que habían sido sanadas de espíritus malignos y de enfermedades: María, a la que llamaban Magdalena y de la que habían salido siete demonios; 3 Juana, esposa de Cuza, el administrador de Herodes; Susana y muchas más que los ayudaban con sus propios recursos.
4 De cada pueblo salía gente para ver a Jesús y cuando se reunió una gran multitud, él contó esta parábola: 5 «Un sembrador salió a sembrar. Al esparcir las semillas, una parte cayó junto al camino; fue pisoteada y los pájaros se la comieron. 6 Otra parte cayó sobre las piedras y cuando brotó, las plantas se secaron por falta de humedad. 7 Otra parte cayó entre espinos que, al crecer junto con las semillas, ahogaron las plantas. 8 Pero otra parte cayó en buen terreno; así que brotó y produjo una cosecha del ciento por uno».
Dicho esto, exclamó: «El que tenga oídos para oír, que oiga».
9 Sus discípulos preguntaron cuál era el significado de esta parábola. 10 Jesús respondió:
«A ustedes se les ha concedido conocer los misterios del reino de Dios; pero a los demás se les habla por medio de parábolas para que
»“aunque miren, no vean;
aunque oigan, no entiendan”.[a]
11 »Este es el significado de la parábola: La semilla es la palabra de Dios. 12 Los que están junto al camino son los que oyen, pero luego viene el diablo y les quita la palabra del corazón, no sea que crean y se salven. 13 Los que están sobre las piedras son los que reciben la palabra con alegría cuando la oyen, pero no tienen raíz. Estos creen por algún tiempo, pero se apartan cuando llega la prueba. 14 La parte que cayó entre espinos son los que oyen, pero los ahogan las preocupaciones, las riquezas y los placeres de esta vida, y no maduran. 15 Pero la parte que cayó en buen terreno son los que oyen la palabra con corazón noble y bueno, la retienen y, como perseveran, producen una buena cosecha.
Una lámpara en una repisa
16 »Nadie enciende una lámpara para después cubrirla con una vasija o ponerla debajo de la cama, sino para ponerla en un candelero, a fin de que los que entren tengan luz. 17 Porque no hay nada escondido que no llegue a descubrirse ni nada oculto que no llegue a conocerse públicamente. 18 Por lo tanto, pongan mucha atención. Al que tiene se le dará más; al que no tiene hasta lo que cree tener se le quitará».
La madre y los hermanos de Jesús(B)
19 La madre y los hermanos de Jesús fueron a verlo, pero, como había mucha gente, no lograban acercársele.
20 —Tu madre y tus hermanos están afuera y quieren verte —le avisaron.
21 Pero él contestó:
—Mi madre y mis hermanos son los que oyen la palabra de Dios y la ponen en práctica.
Jesús calma la tormenta(C)
22 Un día subió Jesús con sus discípulos a una barca.
—Crucemos al otro lado del lago —dijo.
Así que partieron, 23 y mientras navegaban, él se durmió. Entonces se desató una tormenta sobre el lago, de modo que la barca comenzó a inundarse y corrían gran peligro.
24 Los discípulos fueron a despertarlo.
—¡Maestro, Maestro, nos vamos a ahogar! —gritaron.
Él se levantó y reprendió al viento y a las olas; la tormenta se apaciguó y todo quedó tranquilo.
25 —¿Dónde está la fe de ustedes? —preguntó a sus discípulos.
Con temor y asombro ellos se decían unos a otros: «¿Quién es este que manda aun a los vientos y al agua, y le obedecen?».
Liberación de un endemoniado(D)(E)
26 Navegaron hasta la región de los gerasenos,[b] que está al otro lado del lago, frente a Galilea. 27 Al desembarcar Jesús, un endemoniado que venía del pueblo salió a su encuentro. Hacía mucho tiempo que este hombre no se vestía; tampoco vivía en una casa, sino en los sepulcros. 28 Cuando vio a Jesús, dio un grito y se arrojó a sus pies. Entonces exclamó con fuerza:
—¿Por qué te entrometes, Jesús, Hijo del Dios Altísimo? ¡Te ruego que no me atormentes!
29 Es que Jesús había ordenado al espíritu maligno que saliera del hombre. Se había apoderado de él muchas veces y, aunque le sujetaban los pies y las manos con cadenas y lo mantenían bajo custodia, rompía las cadenas y el demonio lo arrastraba a lugares solitarios.
30 —¿Cómo te llamas? —le preguntó Jesús.
—Legión —respondió, ya que habían entrado en él muchos demonios.
31 Y estos suplicaban a Jesús que no los mandara al abismo. 32 En una colina estaba alimentándose una manada de muchos cerdos. Entonces los demonios rogaron a Jesús que los dejara entrar en ellos. Así que él les dio permiso. 33 Cuando los demonios salieron del hombre, entraron en los cerdos; entonces la manada se precipitó al lago por el despeñadero y se ahogó.
34 Al ver lo sucedido, los que cuidaban los cerdos huyeron y avisaron en el pueblo y por los campos, 35 por lo que la gente salió a ver lo que había pasado. Llegaron adonde estaba Jesús y encontraron, sentado a sus pies, al hombre de quien habían salido los demonios. Cuando lo vieron vestido y en su sano juicio, tuvieron miedo. 36 Los que habían presenciado estas cosas contaron a la gente cómo el endemoniado había sido sanado. 37 Entonces toda la gente de la región de los gerasenos pidió a Jesús que se fuera de allí, porque les había entrado mucho miedo. Así que él subió a la barca para irse.
38 Ahora bien, el hombre de quien habían salido los demonios rogaba que le permitiera acompañarlo, pero Jesús lo despidió y dijo:
39 —Vuelve a tu casa y cuenta todo lo que Dios ha hecho por ti.
Así que el hombre se fue y proclamó por todo el pueblo lo mucho que Jesús había hecho por él.
Una niña muerta y una mujer enferma(F)
40 Cuando Jesús regresó, la multitud se alegró de verlo, pues todos estaban esperándolo. 41 En esto llegó un hombre llamado Jairo, que era jefe de la sinagoga. Se arrojó a los pies de Jesús y le suplicó que fuera a su casa 42 porque su única hija, de unos doce años, estaba muriendo.
Jesús se puso en camino y las multitudes se agolpaban sobre él. 43 Había entre la gente una mujer que hacía doce años padecía de hemorragias,[c] sin que nadie pudiera sanarla. Había gastado todo lo que tenía en médicos. 44 Ella se le acercó por detrás, tocó el borde de su manto y al instante cesó su hemorragia.
45 —¿Quién me ha tocado? —preguntó Jesús.
Como todos negaban haberlo tocado, Pedro le dijo:
—Maestro, son multitudes las que te aprietan y te oprimen.
46 —No, alguien me ha tocado —respondió Jesús—; yo sé que de mí ha salido poder.
47 La mujer, al ver que no podía pasar inadvertida, se acercó temblando y se arrojó a sus pies. En presencia de toda la gente, contó por qué lo había tocado y cómo había sido sanada al instante.
48 —¡Hija, tu fe te ha sanado! —dijo Jesús—. Vete en paz.
49 Todavía estaba hablando Jesús cuando alguien llegó de la casa de Jairo, jefe de la sinagoga, para decirle:
—Tu hija ha muerto. No molestes más al Maestro.
50 Al oír esto, Jesús dijo a Jairo:
—No tengas miedo; nada más cree y ella será sanada.
51 Cuando llegó a la casa de Jairo, no dejó que nadie entrara con él, excepto Pedro, Juan y Santiago, y también el padre y la madre de la niña. 52 Todos estaban llorando muy afligidos por ella.
—Dejen de llorar —dijo Jesús—. No está muerta, sino dormida.
53 Entonces ellos empezaron a burlarse de él porque sabían que estaba muerta. 54 Pero él la tomó de la mano y dijo:
—¡Niña, levántate!
55 Ella recobró la vida[d] y al instante se levantó. Jesús mandó a darle de comer. 56 Los padres se quedaron atónitos, pero él les advirtió que no contaran a nadie lo que había sucedido.
Lucas 8
Dios Habla Hoy
Mujeres que ayudaban a Jesús
8 Después de esto, Jesús anduvo por muchos pueblos y aldeas, anunciando la buena noticia del reino de Dios. Los doce apóstoles lo acompañaban, 2 como también algunas mujeres que él había curado de espíritus malignos y enfermedades. Entre ellas iba María, la llamada Magdalena, de la que habían salido siete demonios; 3 también Juana, esposa de Cuza, el que era administrador de Herodes; y Susana; y muchas otras que los ayudaban con lo que tenían.
La parábola del sembrador(A)
4 Muchos salieron de los pueblos para ver a Jesús, de manera que se reunió mucha gente. Entonces les contó esta parábola: 5 «Un sembrador salió a sembrar su semilla. Y al sembrar, una parte de la semilla cayó en el camino, y fue pisoteada, y las aves se la comieron. 6 Otra parte cayó entre las piedras; y cuando esa semilla brotó, se secó por falta de humedad. 7 Otra parte de la semilla cayó entre espinos; y al nacer juntamente, los espinos la ahogaron. 8 Pero otra parte cayó en buena tierra; y creció, y dio una buena cosecha, hasta de cien granos por semilla.»
Esto dijo Jesús, y añadió con voz muy fuerte: «¡Los que tienen oídos, oigan!»
El porqué de las parábolas(B)
9 Los discípulos le preguntaron a Jesús qué quería decir aquella parábola. 10 Les dijo: «A ustedes Dios les da a conocer los secretos de su reino; pero a los otros les hablo por medio de parábolas, para que por más que miren no vean, y por más que oigan no entiendan.
Jesús explica la parábola del sembrador(C)
11 »Esto es lo que quiere decir la parábola: La semilla representa el mensaje de Dios; 12 y la parte que cayó por el camino representa a los que oyen el mensaje, pero viene el diablo y se lo quita del corazón, para que no crean y se salven. 13 La semilla que cayó entre las piedras representa a los que oyen el mensaje y lo reciben con gusto, pero no tienen suficiente raíz; creen por algún tiempo, pero a la hora de la prueba fallan. 14 La semilla que cayó entre espinos representa a los que escuchan, pero poco a poco se dejan ahogar por las preocupaciones, las riquezas y los placeres de la vida, de modo que no llegan a dar fruto. 15 Pero la semilla que cayó en buena tierra, son las personas que con corazón bueno y dispuesto escuchan y hacen caso del mensaje y, permaneciendo firmes, dan una buena cosecha.
La parábola de la lámpara(D)
16 »Nadie enciende una lámpara para después taparla con algo o ponerla debajo de la cama, sino que la pone en alto, para que tengan luz los que entran. 17 De la misma manera, no hay nada escondido que no llegue a descubrirse, ni nada secreto que no llegue a conocerse y ponerse en claro.
18 »Así pues, oigan bien, pues al que tiene se le dará más; pero al que no tiene, hasta lo que cree tener se le quitará.»
La madre y los hermanos de Jesús(E)
19 La madre y los hermanos de Jesús se presentaron donde él estaba, pero no pudieron acercarse a él porque había mucha gente. 20 Alguien avisó a Jesús:
—Tu madre y tus hermanos están ahí fuera, y quieren verte.
21 Él contestó:
—Los que oyen el mensaje de Dios y lo ponen en práctica, ésos son mi madre y mis hermanos.
Jesús calma la tormenta(F)
22 Un día, Jesús entró en una barca con sus discípulos, y les dijo:
—Vamos al otro lado del lago.
Partieron, pues, 23 y mientras cruzaban el lago, Jesús se durmió. En esto se desató una fuerte tormenta sobre el lago, y la barca empezó a llenarse de agua y corrían peligro de hundirse. 24 Entonces fueron a despertar a Jesús, diciéndole:
—¡Maestro! ¡Maestro! ¡Nos estamos hundiendo!
Jesús se levantó y dio una orden al viento y a las olas, y todo se calmó y quedó tranquilo. 25 Después dijo a los discípulos:
—¿Qué pasó con su fe?
Pero ellos, asustados y admirados, se preguntaban unos a otros:
—¿Quién será éste, que da órdenes al viento y al agua, y lo obedecen?
El endemoniado de Gerasa(G)
26 Por fin llegaron a la tierra de Gerasa, que está al otro lado del lago, frente a Galilea. 27 Al bajar Jesús a tierra, salió del pueblo un hombre que estaba endemoniado, y se le acercó. Hacía mucho tiempo que no se ponía ropa ni vivía en una casa, sino entre las tumbas. 28 Cuando vio a Jesús, cayó de rodillas delante de él, gritando:
—¡No te metas conmigo, Jesús, Hijo del Dios altísimo! ¡Te ruego que no me atormentes!
29 Dijo esto porque Jesús había ordenado al espíritu impuro que saliera de él. Muchas veces el demonio se había apoderado de él; y aunque la gente le sujetaba las manos y los pies con cadenas para tenerlo seguro, él las rompía y el demonio lo hacía huir a lugares desiertos. 30 Jesús le preguntó:
—¿Cómo te llamas?
Y él contestó:
—Me llamo Legión.
Dijo esto porque eran muchos los demonios que habían entrado en él, 31 los cuales pidieron a Jesús que no los mandara al abismo. 32 Como había muchos cerdos comiendo en el cerro, los espíritus le rogaron que los dejara entrar en ellos; y Jesús les dio permiso. 33 Los demonios salieron entonces del hombre y entraron en los cerdos, y éstos echaron a correr pendiente abajo hasta el lago, y allí se ahogaron.
34 Los que cuidaban de los cerdos, cuando vieron lo sucedido, salieron huyendo y fueron a contarlo en el pueblo y por el campo. 35 La gente salió a ver lo que había pasado. Y cuando llegaron a donde estaba Jesús, encontraron sentado a sus pies al hombre de quien habían salido los demonios, vestido y en su cabal juicio; y tuvieron miedo. 36 Y los que habían visto lo sucedido, les contaron cómo había sido sanado aquel endemoniado. 37 Toda la gente de la región de Gerasa comenzó entonces a rogar a Jesús que se fuera de allí, porque tenían mucho miedo. Así que Jesús entró en la barca y se fue. 38 El hombre de quien habían salido los demonios le rogó que le permitiera ir con él, pero Jesús le ordenó que se quedara, y le dijo:
39 —Vuelve a tu casa y cuenta todo lo que Dios ha hecho por ti.
El hombre se fue y contó por todo el pueblo lo que Jesús había hecho por él.
La mujer enferma y la hija de Jairo(H)
40 Cuando Jesús regresó al otro lado del lago, la gente lo recibió con alegría, porque todos lo estaban esperando. 41 En esto llegó uno llamado Jairo, que era jefe de la sinagoga. Este hombre se postró a los pies de Jesús y le rogó que fuera a su casa, 42 porque tenía una sola hija, de unos doce años, que estaba a punto de morir.
Mientras Jesús iba, se sentía apretujado por la multitud que lo seguía. 43 Entre la gente había una mujer que desde hacía doce años estaba enferma, con derrames de sangre, y que había gastado en médicos todo lo que tenía, sin que ninguno la hubiera podido sanar. 44 Esta mujer se acercó a Jesús por detrás y tocó el borde de su capa, y en el mismo momento el derrame de sangre se detuvo. 45 Entonces Jesús preguntó:
—¿Quién me ha tocado?
Como todos negaban haberlo tocado, Pedro dijo:
—Maestro, la gente te oprime y empuja por todos lados.
46 Pero Jesús insistió:
—Alguien me ha tocado, porque me he dado cuenta de que de mí ha salido poder.
47 La mujer, al ver que no podía esconderse, fue temblando a arrodillarse a los pies de Jesús. Le confesó delante de todos por qué razón lo había tocado, y cómo había sido sanada en el acto. 48 Jesús le dijo:
—Hija, por tu fe has sido sanada. Vete tranquila.
49 Todavía estaba hablando Jesús, cuando llegó un mensajero y le dijo al jefe de la sinagoga:
—Tu hija ha muerto; no molestes más al Maestro.
50 Pero Jesús lo oyó y le dijo:
—No tengas miedo; solamente cree, y tu hija se salvará.
51 Al llegar a la casa, no dejó entrar con él a nadie más que a Pedro, a Santiago y a Juan, junto con el padre y la madre de la niña. 52 Todos estaban llorando y lamentándose por ella, pero Jesús les dijo:
—No lloren; la niña no está muerta, sino dormida.
53 Todos se rieron de él, porque sabían que estaba muerta. 54 Entonces Jesús la tomó de la mano y dijo con voz fuerte:
—¡Niña, levántate!
55 Y ella volvió a la vida; al momento se levantó, y Jesús mandó que le dieran de comer. 56 Sus padres estaban muy admirados; pero Jesús les ordenó que no contaran a nadie lo que había pasado.
Luke 8
New International Version
The Parable of the Sower(A)
8 After this, Jesus traveled about from one town and village to another, proclaiming the good news of the kingdom of God.(B) The Twelve were with him, 2 and also some women who had been cured of evil spirits and diseases: Mary (called Magdalene)(C) from whom seven demons had come out; 3 Joanna the wife of Chuza, the manager of Herod’s(D) household; Susanna; and many others. These women were helping to support them out of their own means.
4 While a large crowd was gathering and people were coming to Jesus from town after town, he told this parable: 5 “A farmer went out to sow his seed. As he was scattering the seed, some fell along the path; it was trampled on, and the birds ate it up. 6 Some fell on rocky ground, and when it came up, the plants withered because they had no moisture. 7 Other seed fell among thorns, which grew up with it and choked the plants. 8 Still other seed fell on good soil. It came up and yielded a crop, a hundred times more than was sown.”
When he said this, he called out, “Whoever has ears to hear, let them hear.”(E)
9 His disciples asked him what this parable meant. 10 He said, “The knowledge of the secrets of the kingdom of God has been given to you,(F) but to others I speak in parables, so that,
11 “This is the meaning of the parable: The seed is the word of God.(H) 12 Those along the path are the ones who hear, and then the devil comes and takes away the word from their hearts, so that they may not believe and be saved. 13 Those on the rocky ground are the ones who receive the word with joy when they hear it, but they have no root. They believe for a while, but in the time of testing they fall away.(I) 14 The seed that fell among thorns stands for those who hear, but as they go on their way they are choked by life’s worries, riches(J) and pleasures, and they do not mature. 15 But the seed on good soil stands for those with a noble and good heart, who hear the word, retain it, and by persevering produce a crop.
A Lamp on a Stand
16 “No one lights a lamp and hides it in a clay jar or puts it under a bed. Instead, they put it on a stand, so that those who come in can see the light.(K) 17 For there is nothing hidden that will not be disclosed, and nothing concealed that will not be known or brought out into the open.(L) 18 Therefore consider carefully how you listen. Whoever has will be given more; whoever does not have, even what they think they have will be taken from them.”(M)
Jesus’ Mother and Brothers(N)
19 Now Jesus’ mother and brothers came to see him, but they were not able to get near him because of the crowd. 20 Someone told him, “Your mother and brothers(O) are standing outside, wanting to see you.”
21 He replied, “My mother and brothers are those who hear God’s word and put it into practice.”(P)
Jesus Calms the Storm(Q)(R)
22 One day Jesus said to his disciples, “Let us go over to the other side of the lake.” So they got into a boat and set out. 23 As they sailed, he fell asleep. A squall came down on the lake, so that the boat was being swamped, and they were in great danger.
24 The disciples went and woke him, saying, “Master, Master,(S) we’re going to drown!”
He got up and rebuked(T) the wind and the raging waters; the storm subsided, and all was calm.(U) 25 “Where is your faith?” he asked his disciples.
In fear and amazement they asked one another, “Who is this? He commands even the winds and the water, and they obey him.”
Jesus Restores a Demon-Possessed Man(V)(W)
26 They sailed to the region of the Gerasenes,[b] which is across the lake from Galilee. 27 When Jesus stepped ashore, he was met by a demon-possessed man from the town. For a long time this man had not worn clothes or lived in a house, but had lived in the tombs. 28 When he saw Jesus, he cried out and fell at his feet, shouting at the top of his voice, “What do you want with me,(X) Jesus, Son of the Most High God?(Y) I beg you, don’t torture me!” 29 For Jesus had commanded the impure spirit to come out of the man. Many times it had seized him, and though he was chained hand and foot and kept under guard, he had broken his chains and had been driven by the demon into solitary places.
30 Jesus asked him, “What is your name?”
“Legion,” he replied, because many demons had gone into him. 31 And they begged Jesus repeatedly not to order them to go into the Abyss.(Z)
32 A large herd of pigs was feeding there on the hillside. The demons begged Jesus to let them go into the pigs, and he gave them permission. 33 When the demons came out of the man, they went into the pigs, and the herd rushed down the steep bank into the lake(AA) and was drowned.
34 When those tending the pigs saw what had happened, they ran off and reported this in the town and countryside, 35 and the people went out to see what had happened. When they came to Jesus, they found the man from whom the demons had gone out, sitting at Jesus’ feet,(AB) dressed and in his right mind; and they were afraid. 36 Those who had seen it told the people how the demon-possessed(AC) man had been cured. 37 Then all the people of the region of the Gerasenes asked Jesus to leave them,(AD) because they were overcome with fear. So he got into the boat and left.
38 The man from whom the demons had gone out begged to go with him, but Jesus sent him away, saying, 39 “Return home and tell how much God has done for you.” So the man went away and told all over town how much Jesus had done for him.
Jesus Raises a Dead Girl and Heals a Sick Woman(AE)
40 Now when Jesus returned, a crowd welcomed him, for they were all expecting him. 41 Then a man named Jairus, a synagogue leader,(AF) came and fell at Jesus’ feet, pleading with him to come to his house 42 because his only daughter, a girl of about twelve, was dying.
As Jesus was on his way, the crowds almost crushed him. 43 And a woman was there who had been subject to bleeding(AG) for twelve years,[c] but no one could heal her. 44 She came up behind him and touched the edge of his cloak,(AH) and immediately her bleeding stopped.
45 “Who touched me?” Jesus asked.
When they all denied it, Peter said, “Master,(AI) the people are crowding and pressing against you.”
46 But Jesus said, “Someone touched me;(AJ) I know that power has gone out from me.”(AK)
47 Then the woman, seeing that she could not go unnoticed, came trembling and fell at his feet. In the presence of all the people, she told why she had touched him and how she had been instantly healed. 48 Then he said to her, “Daughter, your faith has healed you.(AL) Go in peace.”(AM)
49 While Jesus was still speaking, someone came from the house of Jairus, the synagogue leader.(AN) “Your daughter is dead,” he said. “Don’t bother the teacher anymore.”
50 Hearing this, Jesus said to Jairus, “Don’t be afraid; just believe, and she will be healed.”
51 When he arrived at the house of Jairus, he did not let anyone go in with him except Peter, John and James,(AO) and the child’s father and mother. 52 Meanwhile, all the people were wailing and mourning(AP) for her. “Stop wailing,” Jesus said. “She is not dead but asleep.”(AQ)
53 They laughed at him, knowing that she was dead. 54 But he took her by the hand and said, “My child, get up!”(AR) 55 Her spirit returned, and at once she stood up. Then Jesus told them to give her something to eat. 56 Her parents were astonished, but he ordered them not to tell anyone what had happened.(AS)
路加福音 8
Chinese Union Version Modern Punctuation (Simplified)
8 过了不多日,耶稣周游各城各乡传道,宣讲神国的福音。和他同去的有十二个门徒, 2 还有被恶鬼所附、被疾病所累已经治好的几个妇女,内中有称为抹大拉的马利亚,曾有七个鬼从她身上赶出来, 3 又有希律的家宰苦撒的妻子约亚拿,并苏撒拿和好些别的妇女,都是用自己的财物供给耶稣和门徒。
撒种的比喻
4 当许多人聚集,又有人从各城里出来见耶稣的时候,耶稣就用比喻说: 5 “有一个撒种的出去撒种。撒的时候,有落在路旁的,被人践踏,天上的飞鸟又来吃尽了。 6 有落在磐石上的,一出来就枯干了,因为得不着滋润。 7 有落在荆棘里的,荆棘一同生长,把它挤住了。 8 又有落在好土里的,生长起来,结实百倍。”耶稣说了这些话,就大声说:“有耳可听的,就应当听!”
解明撒种的比喻
9 门徒问耶稣说:“这比喻是什么意思呢?” 10 他说:“神国的奥秘只叫你们知道,至于别人,就用比喻,叫他们‘看也看不见,听也听不明’。 11 这比喻乃是这样:种子就是神的道。 12 那些在路旁的,就是人听了道,随后魔鬼来,从他们心里把道夺去,恐怕他们信了得救。 13 那些在磐石上的,就是人听道,欢喜领受,但心中没有根,不过暂时相信,及至遇见试炼就退后了。 14 那落在荆棘里的,就是人听了道,走开以后,被今生的思虑、钱财、宴乐挤住了,便结不出成熟的子粒来。 15 那落在好土里的,就是人听了道,持守在诚实善良的心里,并且忍耐着结实。
16 “没有人点灯用器皿盖上或放在床底下,乃是放在灯台上,叫进来的人看见亮光。 17 因为掩藏的事没有不显出来的,隐瞒的事没有不露出来被人知道的。 18 所以,你们应当小心怎样听。因为凡有的,还要加给他;凡没有的,连他自以为有的也要夺去。”
信者皆为亲属
19 耶稣的母亲和他弟兄来了,因为人多,不得到他跟前。 20 有人告诉他说:“你母亲和你弟兄站在外边,要见你。” 21 耶稣回答说:“听了神之道而遵行的人,就是我的母亲、我的弟兄了。”
平静风和海
22 有一天,耶稣和门徒上了船,对门徒说:“我们可以渡到湖那边去。”他们就开了船。 23 正行的时候,耶稣睡着了。湖上忽然起了暴风,船将满了水,甚是危险。 24 门徒来叫醒了他,说:“夫子!夫子!我们丧命啦!”耶稣醒了,斥责那狂风大浪,风浪就止住,平静了。 25 耶稣对他们说:“你们的信心在哪里呢?”他们又惧怕又稀奇,彼此说:“这到底是谁?他吩咐风和水,连风和水也听从他了!”
鬼入猪群
26 他们到了格拉森[a]人的地方,就是加利利的对面。 27 耶稣上了岸,就有城里一个被鬼附着的人迎面而来。这个人许久不穿衣服,不住房子,只住在坟茔里。 28 他见了耶稣,就俯伏在他面前,大声喊叫说:“至高神的儿子耶稣,我与你有什么相干?求你不要叫我受苦!” 29 是因耶稣曾吩咐污鬼从那人身上出来。原来这鬼屡次抓住他;他常被人看守,又被铁链和脚镣捆锁,他竟把锁链挣断,被鬼赶到旷野去。 30 耶稣问他说:“你名叫什么?”他说:“我名叫‘群’。”这是因为附着他的鬼多。 31 鬼就央求耶稣,不要吩咐他们到无底坑里去。 32 那里有一大群猪在山上吃食。鬼央求耶稣准他们进入猪里去,耶稣准了他们。 33 鬼就从那人出来,进入猪里去。于是那群猪闯下山崖,投在湖里淹死了。 34 放猪的看见这事就逃跑了,去告诉城里和乡下的人。 35 众人出来要看是什么事,到了耶稣那里,看见鬼所离开的那人坐在耶稣脚前,穿着衣服,心里明白过来,他们就害怕。 36 看见这事的,便将被鬼附着的人怎么得救告诉他们。 37 格拉森四围的人因为害怕得很,都求耶稣离开他们,耶稣就上船回去了。 38 鬼所离开的那人恳求和耶稣同在,耶稣却打发他回去,说: 39 “你回家去,传说神为你做了何等大的事。”他就去,满城里传扬耶稣为他做了何等大的事。
40 耶稣回来的时候,众人迎接他,因为他们都等候他。 41 有一个管会堂的,名叫睚鲁,来俯伏在耶稣脚前,求耶稣到他家里去, 42 因他有一个独生女儿,约有十二岁,快要死了。耶稣去的时候,众人拥挤他。
医患血漏的女人
43 有一个女人患了十二年的血漏,在医生手里花尽了她一切养生的,并没有一人能医好她。 44 她来到耶稣背后,摸他的衣裳穗子,血漏立刻就止住了。 45 耶稣说:“摸我的是谁?”众人都不承认。彼得和同行的人都说:“夫子,众人拥拥挤挤紧靠着你[b]。” 46 耶稣说:“总有人摸我,因我觉得有能力从我身上出去。” 47 那女人知道不能隐藏,就战战兢兢地来俯伏在耶稣脚前,把摸他的缘故和怎样立刻得好了,当着众人都说出来。 48 耶稣对她说:“女儿,你的信救了你,平平安安地去吧!”
耶稣叫睚鲁的女儿复活
49 还说话的时候,有人从管会堂的家里来,说:“你的女儿死了,不要劳动夫子。” 50 耶稣听见就对他说:“不要怕,只要信!你的女儿就必得救。” 51 耶稣到了他的家,除了彼得、约翰、雅各和女儿的父母,不许别人同他进去。 52 众人都为这女儿哀哭捶胸。耶稣说:“不要哭,她不是死了,是睡着了。” 53 他们晓得女儿已经死了,就嗤笑耶稣。 54 耶稣拉着她的手,呼叫说:“女儿,起来吧!” 55 她的灵魂便回来,她就立刻起来了。耶稣吩咐给她东西吃。 56 她的父母惊奇得很。耶稣嘱咐他们,不要把所做的事告诉人。
Lucas 8
Reina-Valera 1960
Mujeres que sirven a Jesús
8 Aconteció después, que Jesús iba por todas las ciudades y aldeas, predicando y anunciando el evangelio del reino de Dios, y los doce con él, 2 y algunas mujeres que habían sido sanadas de espíritus malos y de enfermedades: María, que se llamaba Magdalena, de la que habían salido siete demonios, 3 Juana, mujer de Chuza intendente de Herodes, y Susana, y otras muchas que le servían de sus bienes.(A)
Parábola del sembrador
(Mt. 13.1-15,18-23; Mr. 4.1-20)
4 Juntándose una gran multitud, y los que de cada ciudad venían a él, les dijo por parábola: 5 El sembrador salió a sembrar su semilla; y mientras sembraba, una parte cayó junto al camino, y fue hollada, y las aves del cielo la comieron. 6 Otra parte cayó sobre la piedra; y nacida, se secó, porque no tenía humedad. 7 Otra parte cayó entre espinos, y los espinos que nacieron juntamente con ella, la ahogaron. 8 Y otra parte cayó en buena tierra, y nació y llevó fruto a ciento por uno. Hablando estas cosas, decía a gran voz: El que tiene oídos para oír, oiga.
9 Y sus discípulos le preguntaron, diciendo: ¿Qué significa esta parábola? 10 Y él dijo: A vosotros os es dado conocer los misterios del reino de Dios; pero a los otros por parábolas, para que viendo no vean, y oyendo no entiendan.(B) 11 Esta es, pues, la parábola: La semilla es la palabra de Dios. 12 Y los de junto al camino son los que oyen, y luego viene el diablo y quita de su corazón la palabra, para que no crean y se salven. 13 Los de sobre la piedra son los que habiendo oído, reciben la palabra con gozo; pero estos no tienen raíces; creen por algún tiempo, y en el tiempo de la prueba se apartan. 14 La que cayó entre espinos, estos son los que oyen, pero yéndose, son ahogados por los afanes y las riquezas y los placeres de la vida, y no llevan fruto. 15 Mas la que cayó en buena tierra, estos son los que con corazón bueno y recto retienen la palabra oída, y dan fruto con perseverancia.
Nada oculto que no haya de ser manifestado
(Mr. 4.21-25)
16 Nadie que enciende una luz la cubre con una vasija, ni la pone debajo de la cama, sino que la pone en un candelero(C) para que los que entran vean la luz. 17 Porque nada hay oculto, que no haya de ser manifestado; ni escondido, que no haya de ser conocido, y de salir a luz.(D) 18 Mirad, pues, cómo oís; porque a todo el que tiene, se le dará; y a todo el que no tiene, aun lo que piensa tener se le quitará.(E)
La madre y los hermanos de Jesús
(Mt. 12.46-50; Mr. 3.31-35)
19 Entonces su madre y sus hermanos vinieron a él; pero no podían llegar hasta él por causa de la multitud. 20 Y se le avisó, diciendo: Tu madre y tus hermanos están fuera y quieren verte. 21 Él entonces respondiendo, les dijo: Mi madre y mis hermanos son los que oyen la palabra de Dios, y la hacen.
Jesús calma la tempestad
(Mt. 8.23-27; Mr. 4.35-41)
22 Aconteció un día, que entró en una barca con sus discípulos, y les dijo: Pasemos al otro lado del lago. Y partieron. 23 Pero mientras navegaban, él se durmió. Y se desencadenó una tempestad de viento en el lago; y se anegaban y peligraban. 24 Y vinieron a él y le despertaron, diciendo: ¡Maestro, Maestro, que perecemos! Despertando él, reprendió al viento y a las olas; y cesaron, y se hizo bonanza. 25 Y les dijo: ¿Dónde está vuestra fe? Y atemorizados, se maravillaban, y se decían unos a otros: ¿Quién es este, que aun a los vientos y a las aguas manda, y le obedecen?
El endemoniado gadareno
(Mt. 8.28-34; Mr. 5.1-20)
26 Y arribaron a la tierra de los gadarenos, que está en la ribera opuesta a Galilea. 27 Al llegar él a tierra, vino a su encuentro un hombre de la ciudad, endemoniado desde hacía mucho tiempo; y no vestía ropa, ni moraba en casa, sino en los sepulcros. 28 Este, al ver a Jesús, lanzó un gran grito, y postrándose a sus pies exclamó a gran voz: ¿Qué tienes conmigo, Jesús, Hijo del Dios Altísimo? Te ruego que no me atormentes. 29 (Porque mandaba al espíritu inmundo que saliese del hombre, pues hacía mucho tiempo que se había apoderado de él; y le ataban con cadenas y grillos, pero rompiendo las cadenas, era impelido por el demonio a los desiertos.) 30 Y le preguntó Jesús, diciendo: ¿Cómo te llamas? Y él dijo: Legión. Porque muchos demonios habían entrado en él. 31 Y le rogaban que no los mandase ir al abismo. 32 Había allí un hato de muchos cerdos que pacían en el monte; y le rogaron que los dejase entrar en ellos; y les dio permiso. 33 Y los demonios, salidos del hombre, entraron en los cerdos; y el hato se precipitó por un despeñadero al lago, y se ahogó.
34 Y los que apacentaban los cerdos, cuando vieron lo que había acontecido, huyeron, y yendo dieron aviso en la ciudad y por los campos. 35 Y salieron a ver lo que había sucedido; y vinieron a Jesús, y hallaron al hombre de quien habían salido los demonios, sentado a los pies de Jesús, vestido, y en su cabal juicio; y tuvieron miedo. 36 Y los que lo habían visto, les contaron cómo había sido salvado el endemoniado. 37 Entonces toda la multitud de la región alrededor de los gadarenos le rogó que se marchase de ellos, pues tenían gran temor. Y Jesús, entrando en la barca, se volvió. 38 Y el hombre de quien habían salido los demonios le rogaba que le dejase estar con él; pero Jesús le despidió, diciendo: 39 Vuélvete a tu casa, y cuenta cuán grandes cosas ha hecho Dios contigo. Y él se fue, publicando por toda la ciudad cuán grandes cosas había hecho Jesús con él.
La hija de Jairo, y la mujer que tocó el manto de Jesús
(Mt. 9.18-26; Mr. 5.21-43)
40 Cuando volvió Jesús, le recibió la multitud con gozo; porque todos le esperaban. 41 Entonces vino un varón llamado Jairo, que era principal de la sinagoga, y postrándose a los pies de Jesús, le rogaba que entrase en su casa; 42 porque tenía una hija única, como de doce años, que se estaba muriendo.
Y mientras iba, la multitud le oprimía. 43 Pero una mujer que padecía de flujo de sangre desde hacía doce años, y que había gastado en médicos todo cuanto tenía, y por ninguno había podido ser curada, 44 se le acercó por detrás y tocó el borde de su manto; y al instante se detuvo el flujo de su sangre. 45 Entonces Jesús dijo: ¿Quién es el que me ha tocado? Y negando todos, dijo Pedro y los que con él estaban: Maestro, la multitud te aprieta y oprime, y dices: ¿Quién es el que me ha tocado? 46 Pero Jesús dijo: Alguien me ha tocado; porque yo he conocido que ha salido poder de mí. 47 Entonces, cuando la mujer vio que no había quedado oculta, vino temblando, y postrándose a sus pies, le declaró delante de todo el pueblo por qué causa le había tocado, y cómo al instante había sido sanada. 48 Y él le dijo: Hija, tu fe te ha salvado; ve en paz.
49 Estaba hablando aún, cuando vino uno de casa del principal de la sinagoga a decirle: Tu hija ha muerto; no molestes más al Maestro. 50 Oyéndolo Jesús, le respondió: No temas; cree solamente, y será salva. 51 Entrando en la casa, no dejó entrar a nadie consigo, sino a Pedro, a Jacobo, a Juan, y al padre y a la madre de la niña. 52 Y lloraban todos y hacían lamentación por ella. Pero él dijo: No lloréis; no está muerta, sino que duerme. 53 Y se burlaban de él, sabiendo que estaba muerta. 54 Mas él, tomándola de la mano, clamó diciendo: Muchacha, levántate. 55 Entonces su espíritu volvió, e inmediatamente se levantó; y él mandó que se le diese de comer. 56 Y sus padres estaban atónitos; pero Jesús les mandó que a nadie dijesen lo que había sucedido.
Lucas 8
Nueva Versión Internacional
Parábola del sembrador(A)
8 Después de esto, Jesús estuvo recorriendo los pueblos y las aldeas, proclamando las buenas noticias del reino de Dios. Lo acompañaban los doce 2 y también algunas mujeres que habían sido sanadas de espíritus malignos y de enfermedades: María, a la que llamaban Magdalena y de la que habían salido siete demonios; 3 Juana, esposa de Cuza, el administrador de Herodes; Susana y muchas más que los ayudaban con sus propios recursos.
4 De cada pueblo salía gente para ver a Jesús y cuando se reunió una gran multitud, él contó esta parábola: 5 «Un sembrador salió a sembrar. Al esparcir las semillas, una parte cayó junto al camino; fue pisoteada y los pájaros se la comieron. 6 Otra parte cayó sobre las piedras y cuando brotó, las plantas se secaron por falta de humedad. 7 Otra parte cayó entre espinos que, al crecer junto con las semillas, ahogaron las plantas. 8 Pero otra parte cayó en buen terreno; así que brotó y produjo una cosecha del ciento por uno».
Dicho esto, exclamó: «El que tenga oídos para oír, que oiga».
9 Sus discípulos preguntaron cuál era el significado de esta parábola. 10 Jesús respondió:
«A ustedes se les ha concedido conocer los misterios del reino de Dios; pero a los demás se les habla por medio de parábolas para que
»“aunque miren, no vean;
aunque oigan, no entiendan”.[a]
11 »Este es el significado de la parábola: La semilla es la palabra de Dios. 12 Los que están junto al camino son los que oyen, pero luego viene el diablo y les quita la palabra del corazón, no sea que crean y se salven. 13 Los que están sobre las piedras son los que reciben la palabra con alegría cuando la oyen, pero no tienen raíz. Estos creen por algún tiempo, pero se apartan cuando llega la prueba. 14 La parte que cayó entre espinos son los que oyen, pero los ahogan las preocupaciones, las riquezas y los placeres de esta vida, y no maduran. 15 Pero la parte que cayó en buen terreno son los que oyen la palabra con corazón noble y bueno, la retienen y, como perseveran, producen una buena cosecha.
Una lámpara en una repisa
16 »Nadie enciende una lámpara para después cubrirla con una vasija o ponerla debajo de la cama, sino para ponerla en un candelero, a fin de que los que entren tengan luz. 17 Porque no hay nada escondido que no llegue a descubrirse ni nada oculto que no llegue a conocerse públicamente. 18 Por lo tanto, pongan mucha atención. Al que tiene se le dará más; al que no tiene hasta lo que cree tener se le quitará».
La madre y los hermanos de Jesús(B)
19 La madre y los hermanos de Jesús fueron a verlo, pero, como había mucha gente, no lograban acercársele.
20 —Tu madre y tus hermanos están afuera y quieren verte —le avisaron.
21 Pero él contestó:
—Mi madre y mis hermanos son los que oyen la palabra de Dios y la ponen en práctica.
Jesús calma la tormenta(C)
22 Un día subió Jesús con sus discípulos a una barca.
—Crucemos al otro lado del lago —dijo.
Así que partieron, 23 y mientras navegaban, él se durmió. Entonces se desató una tormenta sobre el lago, de modo que la barca comenzó a inundarse y corrían gran peligro.
24 Los discípulos fueron a despertarlo.
—¡Maestro, Maestro, nos vamos a ahogar! —gritaron.
Él se levantó y reprendió al viento y a las olas; la tormenta se apaciguó y todo quedó tranquilo.
25 —¿Dónde está la fe de ustedes? —preguntó a sus discípulos.
Con temor y asombro ellos se decían unos a otros: «¿Quién es este que manda aun a los vientos y al agua, y le obedecen?».
Liberación de un endemoniado(D)(E)
26 Navegaron hasta la región de los gerasenos,[b] que está al otro lado del lago, frente a Galilea. 27 Al desembarcar Jesús, un endemoniado que venía del pueblo salió a su encuentro. Hacía mucho tiempo que este hombre no se vestía; tampoco vivía en una casa, sino en los sepulcros. 28 Cuando vio a Jesús, dio un grito y se arrojó a sus pies. Entonces exclamó con fuerza:
—¿Por qué te entrometes, Jesús, Hijo del Dios Altísimo? ¡Te ruego que no me atormentes!
29 Es que Jesús había ordenado al espíritu maligno que saliera del hombre. Se había apoderado de él muchas veces y, aunque le sujetaban los pies y las manos con cadenas y lo mantenían bajo custodia, rompía las cadenas y el demonio lo arrastraba a lugares solitarios.
30 —¿Cómo te llamas? —le preguntó Jesús.
—Legión —respondió, ya que habían entrado en él muchos demonios.
31 Y estos suplicaban a Jesús que no los mandara al abismo. 32 En una colina estaba alimentándose una manada de muchos cerdos. Entonces los demonios rogaron a Jesús que los dejara entrar en ellos. Así que él les dio permiso. 33 Cuando los demonios salieron del hombre, entraron en los cerdos; entonces la manada se precipitó al lago por el despeñadero y se ahogó.
34 Al ver lo sucedido, los que cuidaban los cerdos huyeron y avisaron en el pueblo y por los campos, 35 por lo que la gente salió a ver lo que había pasado. Llegaron adonde estaba Jesús y encontraron, sentado a sus pies, al hombre de quien habían salido los demonios. Cuando lo vieron vestido y en su sano juicio, tuvieron miedo. 36 Los que habían presenciado estas cosas contaron a la gente cómo el endemoniado había sido sanado. 37 Entonces toda la gente de la región de los gerasenos pidió a Jesús que se fuera de allí, porque les había entrado mucho miedo. Así que él subió a la barca para irse.
38 Ahora bien, el hombre de quien habían salido los demonios rogaba que le permitiera acompañarlo, pero Jesús lo despidió y dijo:
39 —Vuelve a tu casa y cuenta todo lo que Dios ha hecho por ti.
Así que el hombre se fue y proclamó por todo el pueblo lo mucho que Jesús había hecho por él.
Una niña muerta y una mujer enferma(F)
40 Cuando Jesús regresó, la multitud se alegró de verlo, pues todos estaban esperándolo. 41 En esto llegó un hombre llamado Jairo, que era jefe de la sinagoga. Se arrojó a los pies de Jesús y le suplicó que fuera a su casa 42 porque su única hija, de unos doce años, estaba muriendo.
Jesús se puso en camino y las multitudes se agolpaban sobre él. 43 Había entre la gente una mujer que hacía doce años padecía de hemorragias,[c] sin que nadie pudiera sanarla. Había gastado todo lo que tenía en médicos. 44 Ella se le acercó por detrás, tocó el borde de su manto y al instante cesó su hemorragia.
45 —¿Quién me ha tocado? —preguntó Jesús.
Como todos negaban haberlo tocado, Pedro le dijo:
—Maestro, son multitudes las que te aprietan y te oprimen.
46 —No, alguien me ha tocado —respondió Jesús—; yo sé que de mí ha salido poder.
47 La mujer, al ver que no podía pasar inadvertida, se acercó temblando y se arrojó a sus pies. En presencia de toda la gente, contó por qué lo había tocado y cómo había sido sanada al instante.
48 —¡Hija, tu fe te ha sanado! —dijo Jesús—. Vete en paz.
49 Todavía estaba hablando Jesús cuando alguien llegó de la casa de Jairo, jefe de la sinagoga, para decirle:
—Tu hija ha muerto. No molestes más al Maestro.
50 Al oír esto, Jesús dijo a Jairo:
—No tengas miedo; nada más cree y ella será sanada.
51 Cuando llegó a la casa de Jairo, no dejó que nadie entrara con él, excepto Pedro, Juan y Santiago, y también el padre y la madre de la niña. 52 Todos estaban llorando muy afligidos por ella.
—Dejen de llorar —dijo Jesús—. No está muerta, sino dormida.
53 Entonces ellos empezaron a burlarse de él porque sabían que estaba muerta. 54 Pero él la tomó de la mano y dijo:
—¡Niña, levántate!
55 Ella recobró la vida[d] y al instante se levantó. Jesús mandó a darle de comer. 56 Los padres se quedaron atónitos, pero él les advirtió que no contaran a nadie lo que había sucedido.
Lucas 8
Dios Habla Hoy
Mujeres que ayudaban a Jesús
8 Después de esto, Jesús anduvo por muchos pueblos y aldeas, anunciando la buena noticia del reino de Dios. Los doce apóstoles lo acompañaban, 2 como también algunas mujeres que él había curado de espíritus malignos y enfermedades. Entre ellas iba María, la llamada Magdalena, de la que habían salido siete demonios; 3 también Juana, esposa de Cuza, el que era administrador de Herodes; y Susana; y muchas otras que los ayudaban con lo que tenían.
La parábola del sembrador(A)
4 Muchos salieron de los pueblos para ver a Jesús, de manera que se reunió mucha gente. Entonces les contó esta parábola: 5 «Un sembrador salió a sembrar su semilla. Y al sembrar, una parte de la semilla cayó en el camino, y fue pisoteada, y las aves se la comieron. 6 Otra parte cayó entre las piedras; y cuando esa semilla brotó, se secó por falta de humedad. 7 Otra parte de la semilla cayó entre espinos; y al nacer juntamente, los espinos la ahogaron. 8 Pero otra parte cayó en buena tierra; y creció, y dio una buena cosecha, hasta de cien granos por semilla.»
Esto dijo Jesús, y añadió con voz muy fuerte: «¡Los que tienen oídos, oigan!»
El porqué de las parábolas(B)
9 Los discípulos le preguntaron a Jesús qué quería decir aquella parábola. 10 Les dijo: «A ustedes Dios les da a conocer los secretos de su reino; pero a los otros les hablo por medio de parábolas, para que por más que miren no vean, y por más que oigan no entiendan.
Jesús explica la parábola del sembrador(C)
11 »Esto es lo que quiere decir la parábola: La semilla representa el mensaje de Dios; 12 y la parte que cayó por el camino representa a los que oyen el mensaje, pero viene el diablo y se lo quita del corazón, para que no crean y se salven. 13 La semilla que cayó entre las piedras representa a los que oyen el mensaje y lo reciben con gusto, pero no tienen suficiente raíz; creen por algún tiempo, pero a la hora de la prueba fallan. 14 La semilla que cayó entre espinos representa a los que escuchan, pero poco a poco se dejan ahogar por las preocupaciones, las riquezas y los placeres de la vida, de modo que no llegan a dar fruto. 15 Pero la semilla que cayó en buena tierra, son las personas que con corazón bueno y dispuesto escuchan y hacen caso del mensaje y, permaneciendo firmes, dan una buena cosecha.
La parábola de la lámpara(D)
16 »Nadie enciende una lámpara para después taparla con algo o ponerla debajo de la cama, sino que la pone en alto, para que tengan luz los que entran. 17 De la misma manera, no hay nada escondido que no llegue a descubrirse, ni nada secreto que no llegue a conocerse y ponerse en claro.
18 »Así pues, oigan bien, pues al que tiene se le dará más; pero al que no tiene, hasta lo que cree tener se le quitará.»
La madre y los hermanos de Jesús(E)
19 La madre y los hermanos de Jesús se presentaron donde él estaba, pero no pudieron acercarse a él porque había mucha gente. 20 Alguien avisó a Jesús:
—Tu madre y tus hermanos están ahí fuera, y quieren verte.
21 Él contestó:
—Los que oyen el mensaje de Dios y lo ponen en práctica, ésos son mi madre y mis hermanos.
Jesús calma la tormenta(F)
22 Un día, Jesús entró en una barca con sus discípulos, y les dijo:
—Vamos al otro lado del lago.
Partieron, pues, 23 y mientras cruzaban el lago, Jesús se durmió. En esto se desató una fuerte tormenta sobre el lago, y la barca empezó a llenarse de agua y corrían peligro de hundirse. 24 Entonces fueron a despertar a Jesús, diciéndole:
—¡Maestro! ¡Maestro! ¡Nos estamos hundiendo!
Jesús se levantó y dio una orden al viento y a las olas, y todo se calmó y quedó tranquilo. 25 Después dijo a los discípulos:
—¿Qué pasó con su fe?
Pero ellos, asustados y admirados, se preguntaban unos a otros:
—¿Quién será éste, que da órdenes al viento y al agua, y lo obedecen?
El endemoniado de Gerasa(G)
26 Por fin llegaron a la tierra de Gerasa, que está al otro lado del lago, frente a Galilea. 27 Al bajar Jesús a tierra, salió del pueblo un hombre que estaba endemoniado, y se le acercó. Hacía mucho tiempo que no se ponía ropa ni vivía en una casa, sino entre las tumbas. 28 Cuando vio a Jesús, cayó de rodillas delante de él, gritando:
—¡No te metas conmigo, Jesús, Hijo del Dios altísimo! ¡Te ruego que no me atormentes!
29 Dijo esto porque Jesús había ordenado al espíritu impuro que saliera de él. Muchas veces el demonio se había apoderado de él; y aunque la gente le sujetaba las manos y los pies con cadenas para tenerlo seguro, él las rompía y el demonio lo hacía huir a lugares desiertos. 30 Jesús le preguntó:
—¿Cómo te llamas?
Y él contestó:
—Me llamo Legión.
Dijo esto porque eran muchos los demonios que habían entrado en él, 31 los cuales pidieron a Jesús que no los mandara al abismo. 32 Como había muchos cerdos comiendo en el cerro, los espíritus le rogaron que los dejara entrar en ellos; y Jesús les dio permiso. 33 Los demonios salieron entonces del hombre y entraron en los cerdos, y éstos echaron a correr pendiente abajo hasta el lago, y allí se ahogaron.
34 Los que cuidaban de los cerdos, cuando vieron lo sucedido, salieron huyendo y fueron a contarlo en el pueblo y por el campo. 35 La gente salió a ver lo que había pasado. Y cuando llegaron a donde estaba Jesús, encontraron sentado a sus pies al hombre de quien habían salido los demonios, vestido y en su cabal juicio; y tuvieron miedo. 36 Y los que habían visto lo sucedido, les contaron cómo había sido sanado aquel endemoniado. 37 Toda la gente de la región de Gerasa comenzó entonces a rogar a Jesús que se fuera de allí, porque tenían mucho miedo. Así que Jesús entró en la barca y se fue. 38 El hombre de quien habían salido los demonios le rogó que le permitiera ir con él, pero Jesús le ordenó que se quedara, y le dijo:
39 —Vuelve a tu casa y cuenta todo lo que Dios ha hecho por ti.
El hombre se fue y contó por todo el pueblo lo que Jesús había hecho por él.
La mujer enferma y la hija de Jairo(H)
40 Cuando Jesús regresó al otro lado del lago, la gente lo recibió con alegría, porque todos lo estaban esperando. 41 En esto llegó uno llamado Jairo, que era jefe de la sinagoga. Este hombre se postró a los pies de Jesús y le rogó que fuera a su casa, 42 porque tenía una sola hija, de unos doce años, que estaba a punto de morir.
Mientras Jesús iba, se sentía apretujado por la multitud que lo seguía. 43 Entre la gente había una mujer que desde hacía doce años estaba enferma, con derrames de sangre, y que había gastado en médicos todo lo que tenía, sin que ninguno la hubiera podido sanar. 44 Esta mujer se acercó a Jesús por detrás y tocó el borde de su capa, y en el mismo momento el derrame de sangre se detuvo. 45 Entonces Jesús preguntó:
—¿Quién me ha tocado?
Como todos negaban haberlo tocado, Pedro dijo:
—Maestro, la gente te oprime y empuja por todos lados.
46 Pero Jesús insistió:
—Alguien me ha tocado, porque me he dado cuenta de que de mí ha salido poder.
47 La mujer, al ver que no podía esconderse, fue temblando a arrodillarse a los pies de Jesús. Le confesó delante de todos por qué razón lo había tocado, y cómo había sido sanada en el acto. 48 Jesús le dijo:
—Hija, por tu fe has sido sanada. Vete tranquila.
49 Todavía estaba hablando Jesús, cuando llegó un mensajero y le dijo al jefe de la sinagoga:
—Tu hija ha muerto; no molestes más al Maestro.
50 Pero Jesús lo oyó y le dijo:
—No tengas miedo; solamente cree, y tu hija se salvará.
51 Al llegar a la casa, no dejó entrar con él a nadie más que a Pedro, a Santiago y a Juan, junto con el padre y la madre de la niña. 52 Todos estaban llorando y lamentándose por ella, pero Jesús les dijo:
—No lloren; la niña no está muerta, sino dormida.
53 Todos se rieron de él, porque sabían que estaba muerta. 54 Entonces Jesús la tomó de la mano y dijo con voz fuerte:
—¡Niña, levántate!
55 Y ella volvió a la vida; al momento se levantó, y Jesús mandó que le dieran de comer. 56 Sus padres estaban muy admirados; pero Jesús les ordenó que no contaran a nadie lo que había pasado.
Luke 8
New International Version
The Parable of the Sower(A)
8 After this, Jesus traveled about from one town and village to another, proclaiming the good news of the kingdom of God.(B) The Twelve were with him, 2 and also some women who had been cured of evil spirits and diseases: Mary (called Magdalene)(C) from whom seven demons had come out; 3 Joanna the wife of Chuza, the manager of Herod’s(D) household; Susanna; and many others. These women were helping to support them out of their own means.
4 While a large crowd was gathering and people were coming to Jesus from town after town, he told this parable: 5 “A farmer went out to sow his seed. As he was scattering the seed, some fell along the path; it was trampled on, and the birds ate it up. 6 Some fell on rocky ground, and when it came up, the plants withered because they had no moisture. 7 Other seed fell among thorns, which grew up with it and choked the plants. 8 Still other seed fell on good soil. It came up and yielded a crop, a hundred times more than was sown.”
When he said this, he called out, “Whoever has ears to hear, let them hear.”(E)
9 His disciples asked him what this parable meant. 10 He said, “The knowledge of the secrets of the kingdom of God has been given to you,(F) but to others I speak in parables, so that,
11 “This is the meaning of the parable: The seed is the word of God.(H) 12 Those along the path are the ones who hear, and then the devil comes and takes away the word from their hearts, so that they may not believe and be saved. 13 Those on the rocky ground are the ones who receive the word with joy when they hear it, but they have no root. They believe for a while, but in the time of testing they fall away.(I) 14 The seed that fell among thorns stands for those who hear, but as they go on their way they are choked by life’s worries, riches(J) and pleasures, and they do not mature. 15 But the seed on good soil stands for those with a noble and good heart, who hear the word, retain it, and by persevering produce a crop.
A Lamp on a Stand
16 “No one lights a lamp and hides it in a clay jar or puts it under a bed. Instead, they put it on a stand, so that those who come in can see the light.(K) 17 For there is nothing hidden that will not be disclosed, and nothing concealed that will not be known or brought out into the open.(L) 18 Therefore consider carefully how you listen. Whoever has will be given more; whoever does not have, even what they think they have will be taken from them.”(M)
Jesus’ Mother and Brothers(N)
19 Now Jesus’ mother and brothers came to see him, but they were not able to get near him because of the crowd. 20 Someone told him, “Your mother and brothers(O) are standing outside, wanting to see you.”
21 He replied, “My mother and brothers are those who hear God’s word and put it into practice.”(P)
Jesus Calms the Storm(Q)(R)
22 One day Jesus said to his disciples, “Let us go over to the other side of the lake.” So they got into a boat and set out. 23 As they sailed, he fell asleep. A squall came down on the lake, so that the boat was being swamped, and they were in great danger.
24 The disciples went and woke him, saying, “Master, Master,(S) we’re going to drown!”
He got up and rebuked(T) the wind and the raging waters; the storm subsided, and all was calm.(U) 25 “Where is your faith?” he asked his disciples.
In fear and amazement they asked one another, “Who is this? He commands even the winds and the water, and they obey him.”
Jesus Restores a Demon-Possessed Man(V)(W)
26 They sailed to the region of the Gerasenes,[b] which is across the lake from Galilee. 27 When Jesus stepped ashore, he was met by a demon-possessed man from the town. For a long time this man had not worn clothes or lived in a house, but had lived in the tombs. 28 When he saw Jesus, he cried out and fell at his feet, shouting at the top of his voice, “What do you want with me,(X) Jesus, Son of the Most High God?(Y) I beg you, don’t torture me!” 29 For Jesus had commanded the impure spirit to come out of the man. Many times it had seized him, and though he was chained hand and foot and kept under guard, he had broken his chains and had been driven by the demon into solitary places.
30 Jesus asked him, “What is your name?”
“Legion,” he replied, because many demons had gone into him. 31 And they begged Jesus repeatedly not to order them to go into the Abyss.(Z)
32 A large herd of pigs was feeding there on the hillside. The demons begged Jesus to let them go into the pigs, and he gave them permission. 33 When the demons came out of the man, they went into the pigs, and the herd rushed down the steep bank into the lake(AA) and was drowned.
34 When those tending the pigs saw what had happened, they ran off and reported this in the town and countryside, 35 and the people went out to see what had happened. When they came to Jesus, they found the man from whom the demons had gone out, sitting at Jesus’ feet,(AB) dressed and in his right mind; and they were afraid. 36 Those who had seen it told the people how the demon-possessed(AC) man had been cured. 37 Then all the people of the region of the Gerasenes asked Jesus to leave them,(AD) because they were overcome with fear. So he got into the boat and left.
38 The man from whom the demons had gone out begged to go with him, but Jesus sent him away, saying, 39 “Return home and tell how much God has done for you.” So the man went away and told all over town how much Jesus had done for him.
Jesus Raises a Dead Girl and Heals a Sick Woman(AE)
40 Now when Jesus returned, a crowd welcomed him, for they were all expecting him. 41 Then a man named Jairus, a synagogue leader,(AF) came and fell at Jesus’ feet, pleading with him to come to his house 42 because his only daughter, a girl of about twelve, was dying.
As Jesus was on his way, the crowds almost crushed him. 43 And a woman was there who had been subject to bleeding(AG) for twelve years,[c] but no one could heal her. 44 She came up behind him and touched the edge of his cloak,(AH) and immediately her bleeding stopped.
45 “Who touched me?” Jesus asked.
When they all denied it, Peter said, “Master,(AI) the people are crowding and pressing against you.”
46 But Jesus said, “Someone touched me;(AJ) I know that power has gone out from me.”(AK)
47 Then the woman, seeing that she could not go unnoticed, came trembling and fell at his feet. In the presence of all the people, she told why she had touched him and how she had been instantly healed. 48 Then he said to her, “Daughter, your faith has healed you.(AL) Go in peace.”(AM)
49 While Jesus was still speaking, someone came from the house of Jairus, the synagogue leader.(AN) “Your daughter is dead,” he said. “Don’t bother the teacher anymore.”
50 Hearing this, Jesus said to Jairus, “Don’t be afraid; just believe, and she will be healed.”
51 When he arrived at the house of Jairus, he did not let anyone go in with him except Peter, John and James,(AO) and the child’s father and mother. 52 Meanwhile, all the people were wailing and mourning(AP) for her. “Stop wailing,” Jesus said. “She is not dead but asleep.”(AQ)
53 They laughed at him, knowing that she was dead. 54 But he took her by the hand and said, “My child, get up!”(AR) 55 Her spirit returned, and at once she stood up. Then Jesus told them to give her something to eat. 56 Her parents were astonished, but he ordered them not to tell anyone what had happened.(AS)
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