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El rey de Egipto conquista Judá (1 R 14.21-31)

12 1-9 En cuanto Roboam se dio cuenta de que su reino era firme y poderoso, él y todo el pueblo de Israel dejaron de obedecer la ley de Dios. Por esa razón, cuando Roboam cumplió cinco años en el reinado, Dios permitió que Sisac, rey de Egipto, conquistara a los israelitas.

Sisac tenía un ejército de mil doscientos carros de combate y sesenta mil jinetes; además, venían con él soldados libios, suquienos y etíopes, en tal cantidad que no se podían contar.

El rey de Egipto fue conquistando, una tras otra, las ciudades y fortalezas de Judá, y finalmente llegó hasta Jerusalén. Los principales jefes de Judá se habían reunido allí con Roboam, y fue entonces cuando el profeta Semaías les dijo: «Éste es el mensaje de Dios para ustedes: “Como se olvidaron de mí, ahora yo los abandono y los dejo bajo el poder de Sisac”».

Entonces los jefes y el rey reconocieron con humildad su maldad y confesaron: «¡El castigo de Dios es justo!»

Cuando Dios se dio cuenta de que habían reconocido con humildad su pecado, les mandó este mensaje por medio de Semaías:

«Ustedes han sido humildes al reconocer su pecado, y por eso no dejaré que Sisac destruya por completo Jerusalén. En poco tiempo los liberaré de su poder. Sin embargo, para que sepan cuán diferente es servirme a mí, que servir a los reyes de este mundo, serán servidores del rey de Egipto».

Entonces Sisac atacó y conquistó a Jerusalén. Se llevó todos los tesoros del templo de Dios y del palacio real, incluyendo los escudos de oro que había hecho Salomón. 10 Luego Roboam hizo escudos de bronce en lugar de los de oro, y los puso al cuidado de los oficiales que vigilaban la entrada de su palacio. 11 Cada vez que el rey iba al templo, los vigilantes llevaban los escudos. Cuando regresaban, los ponían de nuevo en el cuartel.

12 Sin embargo, como Roboam se había humillado, Dios no permitió que Jerusalén fuera totalmente destruida, pues aún había algo bueno en Judá. 13 De hecho, Roboam recuperó su poder y siguió reinando en Jerusalén, que era la ciudad que Dios había elegido de entre todas las tribus de Israel, para vivir en ella.

Roboam tenía cuarenta y un años de edad cuando comenzó a reinar, y su reinado duró diecisiete años. Su madre se llamaba Naamá, y era amonita. 14 Pero su conducta fue mala, pues no obedeció a Dios con sinceridad.

Muerte de Roboam

15-16 Roboam y Jeroboam siempre estuvieron en guerra. La historia de Roboam, de principio a fin, está escrita en estos libros: «Las historias del profeta Semaías» y «Los mensajes del profeta Iddo».

17 Cuando Roboam murió, lo enterraron en la Ciudad de David, en la tumba de sus antepasados. Su hijo Abiam reinó en su lugar.

12 And it came to pass, when the kingdom of Rehoboam was established, and he was strong, that he forsook the law of Jehovah, and all Israel with him. And it came to pass in the fifth year of king Rehoboam, that Shishak king of Egypt came up against Jerusalem, because they had trespassed against Jehovah, with twelve hundred chariots, and threescore thousand horsemen. And the people were without number that came with him out of Egypt: the Lubim, the Sukkiim, and the Ethiopians. And he took the fortified cities which pertained to Judah, and came unto Jerusalem. Now Shemaiah the prophet came to Rehoboam, and to the princes of Judah, that were gathered together to Jerusalem because of Shishak, and said unto them, Thus saith Jehovah, Ye have forsaken me, therefore have I also left you in the hand of Shishak. Then the princes of Israel and the king humbled themselves; and they said, Jehovah is righteous. And when Jehovah saw that they humbled themselves, the word of Jehovah came to Shemaiah, saying, They have humbled themselves: I will not destroy them; but I will grant them [a]some deliverance, and my wrath shall not be poured out upon Jerusalem by the hand of Shishak. Nevertheless they shall be his servants, that they may know my service, and the service of the kingdoms of the countries.

So Shishak king of Egypt came up against Jerusalem, and took away the treasures of the house of Jehovah, and the treasures of the king’s house: he took all away: he took away also the shields of gold which Solomon had made. 10 And king Rehoboam made in their stead shields of brass, and committed them to the hands of the captains of the [b]guard, that kept the door of the king’s house. 11 And it was so, that, as oft as the king entered into the house of Jehovah, the guard came and bare them, and brought them back into the guard-chamber. 12 And when he humbled himself, the wrath of Jehovah turned from him, so as not to destroy him altogether: and moreover in Judah there were good things found.

13 So king Rehoboam strengthened himself in Jerusalem, and reigned: for Rehoboam was forty and one years old when he began to reign, and he reigned seventeen years in Jerusalem, the city which Jehovah had chosen out of all the tribes of Israel, to put his name there: and his mother’s name was Naamah the Ammonitess. 14 And he did that which was evil, because he set not his heart to seek Jehovah.

15 Now the acts of Rehoboam, first and last, are they not written in the [c]histories of Shemaiah the prophet and of Iddo the seer, [d]after the manner of genealogies? And there were wars between Rehoboam and Jeroboam continually. 16 And Rehoboam slept with his fathers, and was buried in the city of David: and Abijah his son reigned in his stead.

Footnotes

  1. 2 Chronicles 12:7 Or, deliverance within a little while. Or, a few that shall escape
  2. 2 Chronicles 12:10 Hebrew runners.
  3. 2 Chronicles 12:15 Hebrew words.
  4. 2 Chronicles 12:15 Or, in reckoning the genealogies

12 Y COMO Roboam hubo confirmado el reino, dejó la ley de Jehová, y con él todo Israel.

Y en el quinto año del rey Roboam subió Sisac rey de Egipto contra Jerusalem, (por cuanto se habían rebelado contra Jehová,)

Con mil y doscientos carros, y con sesenta mil hombres de á caballo: mas el pueblo que venía con él de Egipto, no tenía número; á saber, de Libios, Sukienos, y Etiopes.

Y tomó las ciudades fuertes de Judá, y llegó hasta Jerusalem.

Entonces vino Semeías profeta á Roboam y á los príncipes de Judá, que estaban reunidos en Jerusalem por causa de Sisac, y díjoles: Así ha dicho Jehová: Vosotros me habéis dejado, y yo también os he dejado en manos de Sisac.

Y los príncipes de Israel y el rey se humillaron, y dijeron: Justo es Jehová.

Y como vió Jehová que se habían humillado, fué palabra de Jehová á Semeías, diciendo: Hanse humillado; no los destruiré; antes los salvare en breve, y no se derramará mi ira contra Jerusalem por mano de Sisac.

Empero serán sus siervos; para que sepan qué es servirme á mí, y servir á los reinos de las naciones.

Subió pues Sisac rey de Egipto á Jerusalem, y tomó los tesoros de la casa de Jehová, y los tesoros de la casa del rey; todo lo llevó: y tomó los paveses de oro que Salomón había hecho.

10 Y en lugar de ellos hizo el rey Roboam paveses de metal, y entrególos en manos de los jefes de la guardia, los cuales custodiaban la entrada de la casa del rey.

11 Y cuando el rey iba á la casa de Jehová, venían los de la guardia, y traíanlos, y después los volvían á la cámara de la guardia.

12 Y como él se humilló, la ira de Jehová se apartó de él, para no destruirlo del todo: y también en Judá las cosas fueron bien.

13 Fortificado pues Roboam, reinó en Jerusalem: y era Roboam de cuarenta y un años cuando comenzó á reinar, y diecisiete años reinó en Jerusalem, ciudad que escogió Jehová de todas las tribus de Israel, para poner en ella su nombre. Y el nombre de su madre fué Naama Ammonita.

14 E hizo lo malo, porque no apercibió su corazón para buscar á Jehová.

15 Y las cosas de Roboam, primeras y postreras, ¿no están escritas en los libros de Semeías profeta y de Iddo vidente, en la cuenta de los linajes? Y entre Roboam y Jeroboam hubo perpetua guerra.

16 Y durmió Roboam con sus padres, y fué sepultado en la ciudad de David: y reinó en su lugar Abías su hijo.