A la iglesia de Sardis

»Escribe al ángel[a] de la iglesia de Sardis:

»Esto dice el que tiene los siete espíritus de Dios[b] y las siete estrellas:

»Conozco tus obras; tienes fama de estar vivo, pero en realidad estás muerto. ¡Despierta! Reaviva lo que aún es rescatable,[c] pues no he encontrado que tus obras sean completas delante de mi Dios. Así que recuerda lo que has recibido y oído; obedécelo y arrepiéntete. Si no te mantienes despierto, cuando menos lo esperes caeré sobre ti como un ladrón.

»Sin embargo, tienes en Sardis a unos cuantos que no se han manchado la ropa. Ellos, por ser dignos, andarán conmigo vestidos de blanco. El que salga vencedor se vestirá de blanco. Jamás borraré su nombre del libro de la vida, sino que reconoceré su nombre delante de mi Padre y delante de sus ángeles. El que tenga oídos, que oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias.

A la iglesia de Filadelfia

»Escribe al ángel de la iglesia de Filadelfia:

»Esto dice el Santo, el Verdadero, el que tiene la llave de David, el que abre y nadie puede cerrar, el que cierra y nadie puede abrir:

»Conozco tus obras. Mira que delante de ti he dejado abierta una puerta que nadie puede cerrar. Ya sé que tus fuerzas son pocas, pero has obedecido mi palabra y no has renegado de mi nombre. Voy a hacer que los de la sinagoga de Satanás, esos que se autodenominan judíos y no lo son porque mienten, vayan a postrarse a tus pies y reconozcan que yo te he amado. 10 Ya que has guardado mi mandato de ser constante, yo por mi parte te guardaré de la hora de prueba, que vendrá sobre el mundo entero para poner a prueba a los que viven en la tierra.

11 »Vengo pronto. Aférrate a lo que tienes, para que nadie te quite la corona. 12 Al que salga vencedor lo haré columna del templo de mi Dios y ya no saldrá jamás de allí. Sobre él escribiré el nombre de mi Dios y el nombre de la nueva Jerusalén, ciudad de mi Dios, la que baja del cielo de parte de mi Dios; también grabaré sobre él mi nombre nuevo. 13 El que tenga oídos, que oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias.

A la iglesia de Laodicea

14 »Escribe al ángel de la iglesia de Laodicea:

»Esto dice el Amén, el testigo fiel y verdadero, el soberano[d] de la creación de Dios:

15 »Conozco tus obras; sé que no eres ni frío ni caliente. ¡Ojalá fueras lo uno o lo otro! 16 Por tanto, como no eres ni frío ni caliente, sino tibio, estoy por vomitarte de mi boca. 17 Dices: “Soy rico, me he enriquecido y no me hace falta nada”; pero no te das cuenta de cuán infeliz y miserable, pobre, ciego y desnudo eres tú. 18 Por eso te aconsejo que de mí compres oro refinado por el fuego, para que te hagas rico; ropas blancas para que te vistas y cubras tu vergonzosa desnudez; además, colirio para que te lo pongas en los ojos y recobres la vista.

19 »Yo reprendo y disciplino a todos los que amo. Por lo tanto, sé fervoroso y arrepiéntete. 20 Mira que estoy a la puerta y llamo. Si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré, cenaré con él y él conmigo.

21 »Al que salga vencedor le daré el derecho de sentarse conmigo en mi trono, como también yo vencí y me senté con mi Padre en su trono. 22 El que tenga oídos, que oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias».

El trono en el cielo

Después de esto miré y allí en el cielo había una puerta abierta. Y la voz que me había hablado antes con sonido como de trompeta me dijo: «Sube acá: voy a mostrarte lo que tiene que suceder después de esto». Al instante vino sobre mí el Espíritu y vi un trono en el cielo y a alguien sentado en el trono. El que estaba sentado tenía un aspecto semejante a una piedra de jaspe y de cornalina. Alrededor del trono había un arcoíris que se asemejaba a una esmeralda. Rodeaban al trono otros veinticuatro tronos en los que estaban sentados veinticuatro ancianos vestidos de blanco y con una corona de oro en la cabeza. Del trono salían relámpagos, estruendos y truenos. Delante del trono ardían siete antorchas de fuego, que son los siete espíritus[e] de Dios, y había algo parecido a un mar de vidrio, como de cristal transparente.

En el centro, alrededor del trono, había cuatro seres vivientes cubiertos de ojos por delante y por detrás. El primero de los seres vivientes era semejante a un león; el segundo, a un becerro; el tercero tenía rostro como de hombre; el cuarto era semejante a un águila en vuelo. Cada uno de ellos tenía seis alas y estaba cubierto de ojos, por encima y por debajo de las alas. De día y de noche repetían sin cesar:

«Santo, santo, santo
es el Señor Dios Todopoderoso,
el que era y que es y que ha de venir».

Cada vez que estos seres vivientes daban gloria, honra y acción de gracias al que estaba sentado en el trono, al que vive por los siglos de los siglos, 10 los veinticuatro ancianos se postraban ante él y adoraban al que vive por los siglos de los siglos. Y deponían sus coronas delante del trono exclamando:

11 «Digno eres, Señor y Dios nuestro,
    de recibir la gloria, la honra y el poder,
porque tú creaste todas las cosas;
    por tu voluntad existen
    y fueron creadas».

El rollo escrito y el Cordero

En la mano derecha del que estaba sentado en el trono vi un rollo escrito por ambos lados y sellado con siete sellos. También vi a un ángel poderoso que proclamaba a gran voz: «¿Quién es digno de romper los sellos y de abrir el rollo?». Pero ni en el cielo ni en la tierra, ni debajo de la tierra, hubo nadie capaz de abrirlo ni de examinar su contenido. Y yo lloraba mucho porque no se había encontrado a nadie que fuera digno de abrir el rollo ni de examinar su contenido. Uno de los ancianos me dijo: «¡Deja de llorar que ya el León de la tribu de Judá, la Raíz de David, ha vencido! Él sí puede abrir el rollo y sus siete sellos».

Entonces vi en medio de los cuatro seres vivientes, del trono y los ancianos, a un Cordero que estaba de pie y parecía haber sido sacrificado. Tenía siete cuernos y siete ojos, que son los siete espíritus[f] de Dios enviados por toda la tierra. Se acercó y recibió el rollo de la mano derecha del que estaba sentado en el trono. Cuando lo tomó, los cuatro seres vivientes y los veinticuatro ancianos se postraron delante del Cordero. Cada uno tenía un arpa y copas de oro llenas de incienso, que son las oraciones del pueblo de Dios. Y entonaban este nuevo cántico:

«Digno eres de recibir el rollo escrito
    y de romper sus sellos,
porque fuiste sacrificado,
    y con tu sangre compraste para Dios
    gente de toda tribu, lengua, pueblo y nación.
10 De ellos hiciste un reino;
    los hiciste sacerdotes al servicio de nuestro Dios,
    y reinarán[g] sobre la tierra».

11 Luego miré y oí la voz de muchos ángeles que estaban alrededor del trono, de los seres vivientes y de los ancianos. El número de ellos era millares de millares y millones de millones. 12 Cantaban con todas sus fuerzas:

«¡Digno es el Cordero, que ha sido sacrificado,
    de recibir el poder,
    la riqueza y la sabiduría,
    la fortaleza y la honra,
    la gloria y la alabanza!».

13 Y oí a cuanta criatura hay en el cielo, en la tierra, debajo de la tierra y en el mar, a todos en la creación, que cantaban:

«¡Al que está sentado en el trono y al Cordero,
    sean la alabanza y la honra, la gloria y el poder,
por los siglos de los siglos!».

14 Los cuatro seres vivientes exclamaron: «¡Amén!», mientras los ancianos se postraron y adoraron.

Footnotes

  1. 3:1 ángel. Alt. mensajero; también en 7 y 14.
  2. 3:1 Alt. espíritu séptuple, frase que simboliza al Espíritu de Dios en sus múltiples manifestaciones.
  3. 3:2 Reaviva … rescatable. Lit. Fortalece las otras cosas que están por morir.
  4. 3:14 soberano. Lit. comienzo u origen.
  5. 4:5 O Espíritu séptuple, frase que simboliza al Espíritu de Dios en sus múltiples manifestaciones.
  6. 5:6 O Espíritu séptuple, frase que simboliza al Espíritu de Dios en sus múltiples manifestaciones.
  7. 5:10 Algunos manuscritos dicen ellos reinan.

Mensaje a la iglesia de Sardis

Y escribe al ángel de la iglesia en Sardis(A):

«El que tiene los siete Espíritus de Dios(B) y las siete estrellas(C), dice esto: “Yo conozco tus obras(D), que tienes nombre de que vives, pero estás muerto(E). Ponte en vela y afirma las cosas que quedan, que estaban a punto de morir, porque no he hallado completas tus obras delante de mi Dios. Acuérdate(F), pues, de lo que[a] has recibido y oído; guárdalo y arrepiéntete(G). Por tanto, si no velas, vendré(H) como ladrón(I), y no sabrás a qué hora vendré sobre ti(J). Pero tienes unos pocos[b](K) en Sardis(L) que no han manchado sus vestiduras(M), y andarán conmigo vestidos de blanco(N), porque son dignos. Así el vencedor[c](O) será vestido de[d] vestiduras(P) blancas y no borraré su nombre del libro de la vida(Q), y reconoceré su nombre delante de mi Padre(R) y delante de sus ángeles. El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias(S)”».

Mensaje a la iglesia de Filadelfia

Y escribe al ángel de la iglesia en Filadelfia(T):

«El Santo(U), el Verdadero(V), el que tiene la llave de David(W), el que abre y nadie cierra[e], y cierra y nadie abre, dice esto: “Yo conozco tus obras(X). Mira, he puesto delante de ti una puerta abierta que nadie puede cerrar(Y), porque tienes un poco de poder, has guardado mi palabra y no has negado mi nombre(Z). He aquí, yo entregaré[f] a aquellos de la sinagoga de Satanás(AA) que se dicen ser judíos y no lo son, sino que mienten; he aquí, yo haré que vengan y se postren a[g] tus pies(AB), y sepan que yo te he amado(AC). 10 Porque has guardado la palabra(AD) de mi perseverancia(AE), yo también te guardaré(AF) de la hora de la prueba[h](AG), esa hora que está por venir sobre todo el mundo[i](AH) para poner a prueba[j] a los que habitan sobre la tierra(AI). 11 Vengo pronto(AJ); retén firme lo que tienes(AK), para que nadie tome tu corona(AL). 12 Al vencedor[k](AM) le haré una columna en el templo de mi Dios(AN), y nunca más saldrá de allí[l]; escribiré sobre él el nombre de mi Dios(AO), y el nombre de la ciudad de mi Dios(AP), la nueva Jerusalén(AQ), que desciende del cielo de mi Dios, y mi nombre nuevo(AR). 13 El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias(AS)”».

Mensaje a la iglesia de Laodicea

14 Y escribe al ángel de la iglesia en Laodicea(AT):

«El Amén(AU), el Testigo fiel y verdadero(AV), el Principio[m] de la creación de Dios(AW), dice esto: 15 “Yo conozco tus obras(AX), que ni eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueras frío o caliente(AY)! 16 Así, puesto que eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca. 17 Porque dices: ‘Soy rico, me he enriquecido y de nada tengo necesidad’; y no sabes que eres un miserable y digno de lástima, y pobre, ciego y desnudo(AZ), 18 te aconsejo que de mí compres(BA) oro refinado por fuego(BB) para que te hagas rico, y vestiduras blancas(BC) para que te vistas y no se manifieste la vergüenza de tu desnudez(BD), y colirio para ungir tus ojos para que puedas ver. 19 Yo reprendo y disciplino a todos los que amo(BE); sé, pues, celoso y arrepiéntete(BF). 20 He aquí, yo estoy a la puerta(BG) y llamo(BH); si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él y él conmigo(BI). 21 Al vencedor[n](BJ), le concederé sentarse conmigo en mi trono(BK), como yo también vencí y me senté con mi Padre en su trono(BL). 22 El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias(BM)”».

Visión del trono de Dios

Después de esto miré(BN), y vi[o] una puerta abierta en el cielo(BO); y la primera voz que yo había oído, como sonido de trompeta(BP) que hablaba conmigo, decía: Sube(BQ) acá y te mostraré las cosas que deben suceder después de estas(BR). Al instante estaba yo en el Espíritu[p](BS), y vi[q] un trono colocado en el cielo(BT), y a uno sentado en el trono(BU). Y el que estaba sentado era de aspecto semejante a una piedra de jaspe(BV) y sardio[r](BW), y alrededor del trono había un arco iris[s](BX), de aspecto semejante a la esmeralda(BY). Y alrededor del trono(BZ) había veinticuatro tronos(CA); y sentados(CB) en los tronos, veinticuatro ancianos(CC) vestidos de ropas blancas(CD), con coronas de oro en la cabeza(CE). Del trono salían relámpagos(CF), voces[t] y truenos; y delante del trono había siete lámparas(CG) de fuego ardiendo, que son los siete Espíritus de Dios(CH). Delante del trono había como un mar transparente semejante al cristal(CI); y en medio del trono y alrededor del trono(CJ), cuatro seres vivientes(CK) llenos de ojos por delante y por detrás(CL). El primer ser viviente era semejante a un león; el segundo ser era semejante a un becerro; el tercer ser tenía el rostro como el de un hombre, y el cuarto ser era semejante a un águila volando(CM). Y los cuatro seres vivientes(CN), cada uno de ellos con[u] seis alas(CO), estaban llenos de ojos alrededor y por dentro(CP), y día y noche(CQ) no cesaban de decir[v]:

Santo, Santo, Santo, es el Señor(CR) Dios,

el Todopoderoso(CS), el que era, el que es y el que ha de venir(CT).

Y cada vez que[w] los seres vivientes dan gloria, honor y acción de gracias al que está sentado en el trono(CU), al que vive por los siglos de los siglos(CV), 10 los veinticuatro ancianos(CW) se postran[x] delante del(CX) que está sentado en el trono(CY), y adoran[y] al que vive por los siglos de los siglos(CZ), y echan[z] sus coronas delante del trono(DA), diciendo:

11 Digno eres, Señor y Dios nuestro, de recibir la gloria y el honor y el poder(DB), porque tú creaste todas las cosas(DC), y por tu voluntad existen[aa] y fueron creadas.

El Cordero y el libro de los siete sellos

Y vi en la mano derecha del que estaba sentado en el trono(DD) un libro[ab] escrito por dentro y por fuera[ac](DE), sellado con siete sellos(DF). Y vi a un ángel poderoso[ad](DG) que pregonaba a gran voz: ¿Quién es digno de abrir el libro y de desatar sus sellos? Y nadie, ni en el cielo ni en la tierra ni debajo de la tierra(DH), podía abrir el libro ni mirar su contenido[ae]. Y yo lloraba mucho, porque nadie había sido hallado digno de abrir el libro ni de mirar su contenido[af]. Entonces uno de los ancianos me dijo*: No llores; mira, el León(DI) de la tribu de Judá(DJ), la Raíz de David(DK), ha vencido para abrir el libro y sus siete sellos. Miré, y vi entre el trono (con los cuatro seres vivientes) y los ancianos[ag](DL), a un Cordero(DM), de pie, como inmolado(DN), que tenía siete cuernos(DO) y siete ojos(DP), que son los siete Espíritus de Dios(DQ) enviados por toda la tierra. Y vino, y tomó el libro de la mano derecha(DR) del que estaba sentado en el trono(DS). Cuando tomó el libro, los cuatro seres vivientes(DT) y los veinticuatro ancianos(DU) se postraron(DV) delante del Cordero(DW); cada uno tenía un arpa(DX) y copas[ah] de oro(DY) llenas de incienso, que son las oraciones de los santos(DZ). Y cantaban* un cántico nuevo(EA), diciendo:

Digno eres de tomar el libro(EB) y de abrir sus sellos, porque tú fuiste inmolado(EC), y con tu sangre compraste[ai] para Dios(ED) a gente de toda tribu(EE), lengua, pueblo y nación.

10 Y los has hecho[aj] un reino(EF) y sacerdotes(EG) para nuestro Dios; y reinarán[ak] sobre la tierra(EH).

11 Y miré, y oí la voz de muchos ángeles alrededor del trono(EI) y de los seres vivientes(EJ) y de los ancianos(EK); y el número de ellos era miríadas de miríadas, y millares de millares(EL), 12 que decían a gran voz:

El Cordero(EM) que fue inmolado(EN) digno es de recibir el poder, las riquezas, la sabiduría, la fortaleza, el honor, la gloria y la alabanza.

13 Y a toda cosa creada que está en el cielo, sobre la tierra, debajo de la tierra y en el mar, y a todas las cosas que en ellos hay(EO), oí decir:

Al que está sentado en el trono(EP), y al Cordero(EQ), sea la alabanza, la honra, la gloria y el dominio por los siglos de los siglos(ER).

14 Y los cuatro seres vivientes(ES) decían: Amén(ET). Y los ancianos(EU) se postraron y adoraron[al](EV).

Footnotes

  1. Apocalipsis 3:3 Lit., cómo
  2. Apocalipsis 3:4 Lit., unos pocos nombres
  3. Apocalipsis 3:5 O, el que venza
  4. Apocalipsis 3:5 Lit., envuelto en
  5. Apocalipsis 3:7 O, cerrará
  6. Apocalipsis 3:9 Lit., doy
  7. Apocalipsis 3:9 Lit., delante de
  8. Apocalipsis 3:10 O, tentación
  9. Apocalipsis 3:10 Lit., la tierra habitada
  10. Apocalipsis 3:10 O, tentar
  11. Apocalipsis 3:12 O, Al que venza
  12. Apocalipsis 3:12 Lit., fuera
  13. Apocalipsis 3:14 I.e., el origen o la fuente
  14. Apocalipsis 3:21 O, Al que venza
  15. Apocalipsis 4:1 Lit., he aquí
  16. Apocalipsis 4:2 O, en espíritu
  17. Apocalipsis 4:2 Lit., he aquí
  18. Apocalipsis 4:3 O, cornalina
  19. Apocalipsis 4:3 O, una aureola
  20. Apocalipsis 4:5 O, ruidos
  21. Apocalipsis 4:8 Lit., teniendo
  22. Apocalipsis 4:8 Lit., no tienen descanso, diciendo:
  23. Apocalipsis 4:9 Lit., Y cuando
  24. Apocalipsis 4:10 Lit., se postrarán
  25. Apocalipsis 4:10 Lit., adorarán
  26. Apocalipsis 4:10 Lit., echarán
  27. Apocalipsis 4:11 O, eran
  28. Apocalipsis 5:1 O, rollo y así en el resto del cap.
  29. Apocalipsis 5:1 O, el anverso y el reverso
  30. Apocalipsis 5:2 O, fuerte
  31. Apocalipsis 5:3 Lit., ni mirarlo
  32. Apocalipsis 5:4 Lit., ni mirarlo
  33. Apocalipsis 5:6 Lit., Y vi en medio del trono, y de los cuatro seres vivientes, y en medio de los ancianos
  34. Apocalipsis 5:8 O, tazones
  35. Apocalipsis 5:9 O, redimiste; algunos mss. dicen: nos ha comprado
  36. Apocalipsis 5:10 Algunos mss. posteriores dicen: nos has hecho
  37. Apocalipsis 5:10 Algunas versiones dicen: reinaremos
  38. Apocalipsis 5:14 Algunas versiones agregan: al que vive por los siglos de los siglos

Mensaje a la iglesia de Sardis

»Escribe al ángel de la iglesia en Sardis: Así dice el que tiene los siete espíritus de Dios, y las siete estrellas:

»Yo sé todo lo que haces, y sé que estás muerto, aunque parezcas estar vivo. Manténte vigilante y afirma todo aquello que está a punto de morir, pues he encontrado que tus obras no son perfectas ante mi Dios. Haz memoria de lo que has recibido y oído, y ponlo en práctica y arrepiéntete. Si no te mantienes vigilante, cuando menos lo esperes vendré sobre ti como un ladrón.(A) Pero cuentas en Sardis con unos cuantos que no han manchado sus vestiduras; ellos son dignos de andar conmigo vestidos de blanco. El que salga vencedor será vestido de blanco, y jamás borraré su nombre del libro de la vida,(B) sino que lo reconoceré delante de mi Padre y de sus ángeles.(C) El que tenga oídos, que oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias.

Mensaje a la iglesia de Filadelfia

»Escribe al ángel de la iglesia en Filadelfia: Así dice el Santo y Verdadero, el que tiene la llave de David, el que abre y nadie puede cerrar, y cierra y nadie puede abrir:(D)

Yo sé todo lo que haces. Delante de ti he puesto una puerta abierta, la cual nadie puede cerrar. Aunque son pocas tus fuerzas, has obedecido mi palabra y no has negado mi nombre. Yo haré que esos que en la sinagoga de Satanás dicen ser judíos y no lo son, sino que mienten, vayan y se arrodillen ante ti,(E) y reconozcan que yo te he amado. 10 Por cuanto has obedecido mi mandamiento de ser perseverante, yo también te protegeré a la hora de la prueba, la cual vendrá sobre el mundo entero para poner a prueba a cuantos habitan en la tierra. 11 Ya pronto vengo. Lo que tienes, no lo sueltes, y nadie te quitará tu corona. 12 Al que salga vencedor lo convertiré en columna del templo de mi Dios, y nunca más saldrá de allí. Sobre él escribiré el nombre de mi Dios y el de su ciudad, es decir, de la nueva Jerusalén que desciende del cielo(F) de mi Dios, y también mi nuevo nombre. 13 El que tenga oídos, que oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias.

Mensaje a la iglesia de Laodicea

14 »Escribe al ángel de la iglesia en Laodicea: Así dice el Amén, el testigo fiel y verdadero, el principio de la creación de Dios:(G)

15 »“Yo sé todo lo que haces, y sé que no eres frío ni caliente. ¡Cómo quisiera que fueras frío o caliente! 16 Pero como eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca.” 17 Tú dices: “Yo soy rico; he llegado a tener muchas riquezas. No carezco de nada.” Pero no sabes que eres un desventurado, un miserable, y que estás pobre, ciego y desnudo. 18 Para que seas realmente rico, yo te aconsejo que compres de mí oro refinado en el fuego, y vestiduras blancas, para que te vistas y no se descubra la vergüenza de tu desnudez. Unge tus ojos con colirio, y podrás ver. 19 A todos los que amo, yo los reprendo y los castigo;(H) así que muestra tu fervor y arrepiéntete. 20 ¡Mira! Ya estoy a la puerta, y llamo. Si alguno oye mi voz y abre la puerta, yo entraré en su casa, y cenaré con él, y él cenará conmigo. 21 Al que salga vencedor, le concederé el derecho de sentarse a mi lado en mi trono, así como yo he vencido y me he sentado al lado de mi Padre en su trono. 22 El que tenga oídos, que oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias.»

La adoración celestial

Después de esto, miré y vi que en el cielo había una puerta abierta. Entonces la voz que antes había escuchado, y que era como el sonido de una trompeta, me dijo: «Sube acá y te mostraré lo que va a suceder después de esto.» Al instante quedé bajo el poder del Espíritu y vi que en el cielo había un trono, y que alguien estaba sentado en él. El que estaba sentado en el trono tenía el aspecto de una piedra de jaspe y de cornalina. Alrededor del trono había un arco iris, semejante a la esmeralda.(I) Alrededor del trono había veinticuatro tronos, y en ellos estaban sentados veinticuatro ancianos, vestidos de ropas blancas y con sendas coronas de oro en la cabeza. Del trono salían voces, relámpagos y truenos;(J) y delante del trono ardían siete antorchas de fuego,(K) que son los siete espíritus de Dios.(L)

Delante del trono había algo que parecía un mar de vidrio semejante al cristal,(M) y en el centro, alrededor del trono, había cuatro seres vivientes que tenían ojos por delante y por detrás. El primer ser viviente parecía un león, el segundo parecía un becerro, el rostro del tercero era semejante al de un hombre, y el cuarto parecía un águila en vuelo.(N) Cada uno de los cuatro seres vivientes tenía seis alas, y estaba lleno de ojos por fuera y por dentro.(O) Día y noche no cesaban de decir: «Santo, santo, santo es el Señor Dios Todopoderoso,(P) el que era, el que es, y el que ha de venir.» Cada vez que aquellos seres vivientes daban gloria, honra y acción de gracias al que estaba sentado en el trono y que vive por los siglos de los siglos, 10 los veinticuatro ancianos se postraban delante de él y lo adoraban, y mientras ponían sus coronas delante del trono del que vive por los siglos de los siglos, decían: 11 «Digno eres, Señor, de recibir la gloria, la honra y el poder; porque tú creaste todas las cosas, y por tu voluntad existen y fueron creadas.»

El rollo y el Cordero

Vi entonces que el que estaba sentado en el trono tenía en la mano derecha un libro, el cual estaba escrito por dentro y por fuera.(Q) El libro estaba sellado con siete sellos. Vi también a un ángel poderoso, que a gran voz proclamaba: «¿Quién es digno de abrir el libro y de quitarle los sellos?» Pero no había nadie en el cielo, ni en la tierra ni debajo de la tierra, que pudiera abrir el libro, y ni siquiera mirarlo. Yo lloraba mucho al ver que no había nadie digno de abrir el libro, ni de leerlo, ni de mirarlo. Y uno de los ancianos me dijo: «No llores, pues el León de la tribu de Judá,(R) la raíz de David,(S) ha vencido y puede abrir el libro y quitarle sus siete sellos.»

En ese momento vi un Cordero en medio del trono y de los cuatro seres vivientes, y en medio de los ancianos. Estaba de pie, y parecía haber sido inmolado.(T) Tenía siete cuernos, y siete ojos,(U) que son los siete espíritus que Dios ha enviado por toda la tierra. El Cordero se acercó al que estaba sentado en el trono, y de su mano derecha tomó el libro. Tan pronto como lo tomó, los cuatro seres vivientes y los veinticuatro ancianos se arrodillaron ante el Cordero. Todos llevaban arpas, y también copas de oro llenas de incienso, que son las oraciones de los santos,(V) y entonaban un cántico nuevo, que decía:

«Digno eres de tomar el libro
y de abrir sus sellos,
porque fuiste inmolado.
Con tu sangre redimiste para Dios
gente de toda raza, lengua, pueblo y nación,
10 y para nuestro Dios los hiciste
reyes y sacerdotes,(W) y reinarán sobre la tierra.»

11 Miré entonces, y alrededor del trono oí la voz de muchos ángeles, y de los seres vivientes y de los ancianos. Eran una multitud incontable; ¡miríadas y miríadas de ellos!(X) 12 A grandes voces decían:

«Digno es el Cordero inmolado
de recibir el poder y las riquezas,
la sabiduría y la fortaleza,
la honra, la gloria y la alabanza.»

13 Entonces oí que todo lo creado en el cielo, y en la tierra, y debajo de la tierra y en el mar, y todo lo que hay en ellos, decían:

«Al que está sentado en el trono,
y al Cordero,
sean dadas la alabanza, la honra,
la gloria y el poder,
por los siglos de los siglos.»

14 Los cuatro seres vivientes decían: «Amén.» Y los veinticuatro ancianos se inclinaron y adoraron.