El Cordero y los 144 000

14 Luego miré y apareció el Cordero. Estaba de pie sobre el monte Sión, en compañía de ciento cuarenta y cuatro mil personas que llevaban escrito en la frente el nombre del Cordero y de su Padre. Oí un sonido que venía del cielo, como el estruendo de una catarata y el retumbar de un gran trueno. El sonido se parecía al de músicos que tañen sus arpas. Y cantaban un himno nuevo delante del trono y delante de los cuatro seres vivientes y de los ancianos. Nadie podía aprender aquel himno, aparte de los ciento cuarenta y cuatro mil que habían sido redimidos de la tierra. Estos no se contaminaron con mujeres, porque son vírgenes. Son los que siguen al Cordero por dondequiera que va. Fueron redimidos como los primeros frutos de la humanidad para Dios y el Cordero. No se encontró mentira alguna en su boca, pues son intachables.

Los tres ángeles

Luego vi a otro ángel que volaba en medio del cielo y que llevaba el mensaje eterno de las buenas noticias para anunciarlo a los que viven en la tierra, a toda nación, tribu, lengua y pueblo. Gritaba a gran voz: «Teman a Dios y denle gloria, porque ha llegado la hora de su juicio. Adoren al que hizo el cielo, la tierra, el mar y los manantiales».

Lo seguía un segundo ángel que gritaba: «¡Ya cayó! Ya cayó la gran Babilonia, la que hizo que todas las naciones bebieran el excitante vino[a] de su adulterio».

Los seguía un tercer ángel que clamaba a grandes voces: «Si alguien adora a la bestia y a su imagen, y se deja poner en la frente o en la mano la marca de la bestia, 10 beberá también del excitante vino de la ira de Dios, que en la copa de su ira está puro, no diluido. Será atormentado con fuego y azufre, en presencia de los santos ángeles y del Cordero. 11 El humo de ese tormento sube por los siglos de los siglos. No habrá descanso ni de día ni de noche para el que adore a la bestia y su imagen ni para quien se deje poner la marca de su nombre». 12 En esto consiste[b] la perseverancia de los creyentes, los cuales obedecen los mandamientos de Dios y se mantienen fieles a Jesús.

13 Entonces oí una voz del cielo que decía: «Escribe: Dichosos los que de ahora en adelante mueren en el Señor».

«Sí —dice el Espíritu—, ellos descansarán de sus fatigosas tareas, pues sus obras los acompañan».

La cosecha de la tierra

14 Miré y apareció una nube blanca, sobre la cual estaba sentado alguien «con aspecto de un hijo de hombre».[c] En la cabeza tenía una corona de oro y en la mano, una hoz afilada. 15 Entonces salió del templo otro ángel y gritó al que estaba sentado en la nube: «Mete la hoz y recoge la cosecha; ya es tiempo de segar, pues la cosecha de la tierra está madura». 16 Así que el que estaba sentado sobre la nube pasó la hoz y la tierra fue segada.

17 Del templo que está en el cielo salió otro ángel, que también llevaba una hoz afilada. 18 Del altar salió otro ángel, que tenía autoridad sobre el fuego y gritó al que llevaba la hoz afilada: «Mete tu hoz y corta los racimos del viñedo de la tierra, porque sus uvas ya están maduras». 19 El ángel pasó la hoz sobre la tierra, recogió las uvas y las echó en el gran lagar de la ira de Dios. 20 Las uvas fueron exprimidas fuera de la ciudad y del lagar salió sangre, la cual llegó hasta los frenos de los caballos en una extensión de mil seiscientos estadios.[d]

Siete ángeles con siete plagas

15 Vi en el cielo otra señal grande y maravillosa: siete ángeles con las siete plagas, que son las últimas, pues con ellas se consumará la ira de Dios. Vi también un mar como de vidrio mezclado con fuego. De pie, a la orilla del mar, estaban los que habían vencido a la bestia, a su imagen y al número de su nombre. Tenían las arpas que Dios les había dado y cantaban el himno de Moisés, siervo de Dios, y el himno del Cordero:

«Grandes y maravillosas son tus obras,
    Señor Dios Todopoderoso.
Justos y verdaderos son tus caminos,
    Rey de las naciones.[e]
¿Quién no te temerá, oh Señor?
    ¿Quién no glorificará tu nombre?
Solo tú eres santo.
Todas las naciones vendrán
    y te adorarán,
porque han salido a la luz
    las obras de tu justicia».

Después de esto miré y en el cielo se abrió el templo, la tienda con las tablas del pacto. Del templo salieron los siete ángeles que llevaban las siete plagas. Estaban vestidos de tela de lino limpio y resplandeciente, y ceñidos con bandas de oro a la altura del pecho. Uno de los cuatro seres vivientes dio a cada uno de los siete ángeles una copa de oro llena del furor de Dios, quien vive por los siglos de los siglos. El templo se llenó del humo que procedía de la gloria y del poder de Dios; nadie podía entrar allí hasta que se terminaran las siete plagas de los siete ángeles.

Las siete copas de la ira de Dios

16 Oí una voz que desde el templo decía a gritos a los siete ángeles: «¡Vayan y derramen sobre la tierra las siete copas del furor de Dios!».

El primer ángel fue y derramó su copa sobre la tierra, y entonces a toda la gente que tenía la marca de la bestia y que adoraba su imagen, le salió una llaga maligna y repugnante.

El segundo ángel derramó su copa sobre el mar y el mar se convirtió en sangre, como la de una persona muerta, y murió todo ser viviente que había en el mar.

El tercer ángel derramó su copa sobre los ríos y los manantiales, entonces estos se convirtieron en sangre. Oí que el ángel de las aguas decía:

«Justo eres tú, el Santo,
    que eres y que eras,
    porque has juzgado correctamente.
Ellos derramaron la sangre de creyentes y de profetas,
    y tú les has dado a beber sangre, como se lo merecen».

Oí también que del altar se respondía:

«Así es, Señor Dios Todopoderoso,
    verdaderos y justos son tus juicios».

El cuarto ángel derramó su copa sobre el sol, al cual se le permitió quemar con fuego a la gente. Todos sufrieron terribles quemaduras, pero ni así se arrepintieron; en vez de darle gloria a Dios, que tiene poder sobre esas plagas, maldijeron su nombre.

10 El quinto ángel derramó su copa sobre el trono de la bestia, entonces el reino de la bestia quedó sumido en la oscuridad. La gente se mordía la lengua de dolor 11 y, por causa de sus padecimientos y de sus llagas, maldecían al Dios del cielo, pero no se arrepintieron de sus obras.

12 El sexto ángel derramó su copa sobre el gran río Éufrates y se secaron sus aguas para abrir paso a los reyes del oriente. 13 Y vi salir de la boca del dragón, de la boca de la bestia y de la boca del falso profeta tres espíritus malignos que parecían ranas. 14 Son espíritus de demonios que hacen señales y que salen a reunir a los reyes del mundo entero para la batalla del gran día del Dios Todopoderoso.

15 «¡Cuidado! ¡Vengo como un ladrón! Dichoso el que se mantenga despierto, con su ropa a la mano, no sea que ande desnudo y sufra vergüenza por su desnudez».

16 Entonces los espíritus de los demonios reunieron a los reyes en el lugar que en hebreo se llama Armagedón.

17 El séptimo ángel derramó su copa en el aire y desde el trono del templo salió una gran voz que decía: «¡Está hecho!». 18 Y hubo relámpagos, estruendos, truenos y un violento terremoto. Nunca, desde que el género humano existe en la tierra, se había sentido un terremoto tan grande y violento. 19 La gran ciudad se partió en tres y las ciudades de las naciones se desplomaron. Dios se acordó de la gran Babilonia y le dio a beber de la copa llena del vino de la ira de su castigo. 20 Entonces huyeron todas las islas y desaparecieron las montañas. 21 Del cielo cayeron sobre la gente enormes granizos, de casi cuarenta y cinco kilogramos cada uno.[f] Y maldecían a Dios por esa terrible plaga.

Footnotes

  1. 14:8 el excitante vino. Lit. el vino del furor.
  2. 14:12 En esto consiste. Alt. Aquí se verá.
  3. 14:14 Dn 7:13.
  4. 14:20 Es decir, aprox. 300 km.
  5. 15:3 de las naciones. Var. de los siglos.
  6. 16:21 granizos … cada uno. Lit. granizos que pesaban como un talento.

El Cordero y los ciento cuarenta y cuatro mil

14 Miré, y he aquí que el Cordero(A) estaba de pie sobre el Monte Sión(B), y con Él ciento cuarenta y cuatro mil(C) que tenían el nombre de Él(D) y el nombre de su Padre(E) escrito en la frente(F). Y oí una voz del cielo, como el estruendo de muchas aguas(G) y como el sonido de un gran trueno(H); y la voz que oí era como el sonido de arpistas(I) tocando sus arpas. Y cantaban* un[a] cántico nuevo(J) delante del trono y delante de los cuatro seres vivientes(K) y de los ancianos(L); y nadie podía aprender el cántico(M), sino los ciento cuarenta y cuatro mil(N) que habían sido rescatados[b] de la tierra. Estos son los que no se han contaminado con mujeres(O), pues son castos. Estos son los que siguen al Cordero(P) adondequiera que va. Estos han sido rescatados[c](Q) de entre los hombres como primicias(R) para Dios y para el Cordero. En su boca(S) no fue hallado engaño; están sin mancha(T).

El mensaje de los tres ángeles

Y vi volar en medio del cielo(U) a otro ángel que tenía un evangelio eterno(V) para anunciarlo a los que moran en la tierra(W), y a toda nación, tribu, lengua y pueblo(X), diciendo a gran voz: Temed a Dios(Y) y dadle gloria(Z), porque la hora de su juicio ha llegado; adorad al que hizo el cielo y la tierra, el mar(AA) y las fuentes de las aguas(AB).

Y le siguió otro ángel, el segundo, diciendo: ¡Cayó, cayó(AC) la gran Babilonia(AD)!; la que ha hecho beber a todas las naciones(AE) del vino de la pasión[d] de su inmoralidad(AF).

Entonces los siguió otro ángel, el tercero, diciendo a gran voz: Si alguno adora a la bestia(AG) y a su imagen(AH), y recibe una marca en su frente o en su mano(AI), 10 él también beberá del vino del furor de Dios(AJ), que está preparado puro[e] en el cáliz de su ira(AK); y será atormentado con fuego y azufre(AL) delante de los santos ángeles y en presencia del Cordero(AM). 11 Y el humo de su tormento asciende por los siglos de los siglos(AN); y no tienen reposo, ni de día ni de noche(AO), los que adoran a la bestia(AP) y a su imagen(AQ), y cualquiera que reciba la marca de su nombre(AR). 12 Aquí está la perseverancia de los santos(AS) que guardan los mandamientos de Dios(AT) y la fe de[f] Jesús(AU).

13 Y oí una voz del cielo que decía: Escribe: «Bienaventurados los muertos(AV) que de aquí en adelante mueren en el Señor(AW)». Sí —dice el Espíritu(AX)— para que descansen de sus trabajos(AY), porque sus obras(AZ) van[g] con ellos.

La siega de la tierra

14 Y miré, y he aquí una nube blanca(BA), y sentado en la nube estaba uno semejante a hijo de hombre[h](BB), que tenía en la cabeza una corona de oro(BC), y en la mano una hoz afilada. 15 Entonces salió del templo[i] otro ángel(BD) clamando a gran voz al que estaba sentado en la nube: Mete[j] tu hoz y siega(BE), porque la hora de segar ha llegado, pues la mies de la tierra está madura[k](BF). 16 Y el que estaba sentado en la nube blandió[l] su hoz sobre la tierra, y la tierra fue segada.

17 Salió otro ángel del templo[m] que está en el cielo(BG), que también tenía una hoz afilada. 18 Y otro ángel, el que tiene poder sobre el fuego(BH), salió del altar(BI); y llamó a gran voz al que tenía la hoz afilada, diciéndole: Mete[n] tu hoz afilada(BJ) y vendimia los racimos de la vid de la tierra, porque sus uvas están maduras(BK). 19 El ángel blandió[o] su hoz sobre la tierra, y vendimió los racimos de la vid de la tierra y los echó en el gran lagar del furor de Dios(BL). 20 Y el lagar fue pisado[p] fuera de la ciudad(BM), y del lagar salió sangre(BN) que subió hasta los frenos de los caballos por[q] una distancia como de trescientos veinte kilómetros[r].

Los siete ángeles con las siete plagas

15 Y vi otra señal en el cielo(BO), grande y maravillosa: siete ángeles(BP) que tenían siete plagas(BQ), las últimas(BR), porque en ellas se ha consumado[s] el furor de Dios.

Vi también como un mar de cristal(BS) mezclado con fuego, y a los que habían salido victoriosos(BT) sobre[t] la bestia(BU), sobre[u] su imagen(BV) y sobre el[v] número de su nombre(BW), en pie sobre el mar de cristal(BX), con[w] arpas de Dios(BY). Y cantaban* el cántico de Moisés(BZ), siervo de Dios(CA), y el cántico del Cordero(CB), diciendo:

¡Grandes y maravillosas son tus obras(CC), oh Señor Dios, Todopoderoso(CD)!
¡Justos y verdaderos son tus caminos, oh Rey de las naciones[x](CE)!
¡Oh Señor! ¿Quién no temerá y glorificará tu nombre(CF)?
Pues solo tú eres santo;
porque todas las naciones vendrán
y adorarán en tu presencia(CG),
pues tus justos juicios(CH) han sido revelados.

Después de estas cosas miré, y se abrió el templo[y](CI) del tabernáculo del testimonio en el cielo(CJ), y salieron del templo[z](CK) los siete ángeles que tenían las siete plagas(CL), vestidos de lino puro[aa] y resplandeciente, y ceñidos alrededor del pecho con cintos de oro(CM). Entonces uno de los cuatro seres vivientes(CN) dio a los siete ángeles(CO) siete copas[ab] de oro(CP) llenas del furor de Dios(CQ), que vive por los siglos de los siglos(CR). Y el templo[ac] se llenó con el humo de la gloria de Dios y de su poder(CS); y nadie podía entrar al templo[ad] hasta que se terminaran las siete plagas de los siete ángeles.

Las siete copas de la ira de Dios

16 Y oí una gran voz que desde el templo[ae](CT) decía a los siete ángeles(CU): Id y derramad en la tierra las siete copas[af] del furor de Dios(CV).

El primer ángel fue y derramó su copa[ag] en la tierra(CW); y se produjo[ah] una llaga(CX) repugnante y maligna en los hombres que tenían la marca de la bestia(CY) y que adoraban su imagen.

El segundo ángel derramó su copa en el mar(CZ), y se convirtió en sangre como de muerto; y murió todo ser viviente que había en[ai] el mar.

El tercer ángel derramó su copa en los ríos y en las fuentes de las aguas(DA), y se convirtieron en[aj] sangre(DB). Y oí al ángel de las aguas, que decía: Justo eres tú(DC), el que eres, y el que eras(DD), oh Santo(DE), porque has juzgado(DF) estas cosas; pues ellos derramaron sangre de santos y profetas(DG) y tú les has dado a beber sangre(DH); lo merecen. Y oí al altar(DI), que decía: Sí, oh Señor Dios(DJ) Todopoderoso, verdaderos y justos son tus juicios(DK).

El cuarto ángel derramó su copa sobre el sol(DL); y al sol le fue dado quemar a los hombres con fuego(DM). Y los hombres fueron quemados con el intenso[ak] calor; y blasfemaron el nombre de Dios(DN) que tiene poder sobre estas plagas, y no se arrepintieron(DO) para darle gloria(DP).

10 El quinto ángel derramó su copa sobre el trono de la bestia(DQ); y su reino se quedó en tinieblas(DR), y se mordían la lengua de dolor. 11 Y blasfemaron(DS) contra el Dios del cielo(DT) por causa de sus dolores y de sus llagas(DU), y no se arrepintieron de sus obras(DV).

12 El sexto ángel derramó su copa sobre el gran río Eufrates(DW); y sus aguas se secaron(DX) para que fuera preparado el camino(DY) para los reyes del oriente[al](DZ). 13 Y vi salir de la boca del dragón(EA), de la boca de la bestia(EB) y de la boca del falso profeta(EC), a tres espíritus inmundos(ED) semejantes a ranas(EE); 14 pues son espíritus de demonios(EF) que hacen señales(EG), los cuales van a los reyes de todo el mundo[am](EH), a reunirlos(EI) para la batalla del gran día del Dios Todopoderoso(EJ). 15 (He aquí, vengo como ladrón(EK). Bienaventurado el que vela y guarda sus ropas(EL), no sea que ande desnudo y vean su vergüenza(EM).) 16 Y los reunieron(EN) en el lugar que en hebreo(EO) se llama Armagedón[an](EP).

17 Y el séptimo ángel derramó su copa en el aire(EQ); y una gran voz salió(ER) del templo[ao](ES), del trono, que decía: Hecho está(ET). 18 Entonces hubo relámpagos, voces[ap] y truenos(EU); y hubo un gran terremoto(EV) tal como no lo había habido desde que el hombre está sobre la tierra(EW); fue tan grande y poderoso terremoto. 19 La gran ciudad(EX) quedó dividida en tres partes, y las ciudades de las naciones[aq] cayeron. Y la gran Babilonia(EY) fue recordada delante de Dios(EZ) para darle el cáliz del vino del furor de su ira(FA). 20 Y toda isla huyó(FB), y los montes no fueron hallados. 21 Y enormes granizos(FC), como de un talento[ar] cada uno, cayeron*[as] sobre los hombres; y los hombres blasfemaron contra Dios(FD) por la plaga del granizo(FE), porque su plaga fue* sumamente grande.

Footnotes

  1. Apocalipsis 14:3 Algunos mss. antiguos dicen: cantan, como un
  2. Apocalipsis 14:3 Lit., comprados
  3. Apocalipsis 14:4 Lit., comprados
  4. Apocalipsis 14:8 Lit., del furor
  5. Apocalipsis 14:10 Lit., derramado sin mezclar
  6. Apocalipsis 14:12 O, su fe en
  7. Apocalipsis 14:13 Lit., siguen
  8. Apocalipsis 14:14 O, al Hijo del Hombre
  9. Apocalipsis 14:15 O, santuario
  10. Apocalipsis 14:15 Lit., Envía
  11. Apocalipsis 14:15 Lit., se ha secado
  12. Apocalipsis 14:16 Lit., echó
  13. Apocalipsis 14:17 O, santuario
  14. Apocalipsis 14:18 Lit., Envía
  15. Apocalipsis 14:19 Lit., echó
  16. Apocalipsis 14:20 I.e., las uvas fueron exprimidas
  17. Apocalipsis 14:20 Lit., desde
  18. Apocalipsis 14:20 Lit., 1,600 estadios
  19. Apocalipsis 15:1 O, completado
  20. Apocalipsis 15:2 Lit., de
  21. Apocalipsis 15:2 Lit., de
  22. Apocalipsis 15:2 Lit., del
  23. Apocalipsis 15:2 Lit., teniendo
  24. Apocalipsis 15:3 Algunos mss. antiguos dicen: los siglos
  25. Apocalipsis 15:5 O, santuario
  26. Apocalipsis 15:6 O, santuario
  27. Apocalipsis 15:6 Algunos mss. dicen: piedra pura
  28. Apocalipsis 15:7 O, tazones
  29. Apocalipsis 15:8 O, santuario
  30. Apocalipsis 15:8 O, santuario
  31. Apocalipsis 16:1 O, santuario
  32. Apocalipsis 16:1 O, los siete tazones
  33. Apocalipsis 16:2 O, tazón y así en el resto del cap.
  34. Apocalipsis 16:2 O, se convirtió en
  35. Apocalipsis 16:3 Algunos mss. antiguos dicen: viviente, las cosas en
  36. Apocalipsis 16:4 Algunos mss. antiguos dicen: se convirtió en
  37. Apocalipsis 16:9 Lit., gran
  38. Apocalipsis 16:12 Lit., del nacimiento del sol
  39. Apocalipsis 16:14 Lit., toda la tierra habitada
  40. Apocalipsis 16:16 O, Ar-Magedon
  41. Apocalipsis 16:17 O, santuario
  42. Apocalipsis 16:18 O, ruidos
  43. Apocalipsis 16:19 O, los gentiles
  44. Apocalipsis 16:21 El peso de un talento era de unos 34 kg.
  45. Apocalipsis 16:21 Lit., enorme granizo...cae

El cántico de los 144 000

14 Miré, y vi que el Cordero estaba de pie sobre el monte de Sión, y que con él había ciento cuarenta y cuatro mil personas, las cuales tenían inscritos en la frente el nombre de él y el de su Padre.(A) Entonces oí una voz que venía del cielo, semejante al estruendo de un poderoso caudal de agua, y al sonido de un fuerte trueno. La voz que oí parecía ser la de arpistas que tocaban sus arpas. Estaban ante el trono, delante de los cuatro seres vivientes y de los ancianos, y cantaban un cántico nuevo, que nadie más podía aprender sino los ciento cuarenta y cuatro mil que habían sido redimidos de la tierra. Éstos son los que jamás tuvieron contacto con mujeres, pues son vírgenes, y son los que siguen al Cordero por dondequiera que va. Fueron redimidos de entre toda la gente como los primeros frutos para Dios y para el Cordero. No se halló en sus labios mentira alguna,(B) pues son irreprochables.

El mensaje de los tres ángeles

Luego vi otro ángel, el cual volaba en medio del cielo. Tenía el evangelio eterno, para predicarlo a los habitantes de la tierra, es decir, a toda nación, raza, lengua y pueblo. Ese ángel decía con fuerte voz: «Teman a Dios, y denle gloria, porque la hora de su juicio ha llegado. Adoren al que hizo el cielo y la tierra, el mar y los manantiales de agua.»

A ese ángel lo siguió otro, que decía: «¡Ya cayó Babilonia!(C) ¡Ya cayó esa gran ciudad! Cayó porque embriagó a todas las naciones con el ardiente vino de su inmoralidad sexual.»

A los dos ángeles los siguió un tercero, que a grandes voces decía: «El que adore a la bestia y a su imagen, y acepte llevar su marca en la frente o en la mano, 10 también beberá del vino de la ira de Dios, que ha sido vaciado puro en la copa de su ira,(D) y será atormentado con fuego y azufre(E) delante de los santos ángeles y del Cordero. 11 El humo de su tormento subirá por los siglos de los siglos,(F) pues ni de día ni de noche tendrán reposo los que adoren a la bestia y a su imagen, ni nadie que acepte llevar la marca de su nombre.»

12 Aquí se verá la paciencia de los santos, de los que obedecen los mandamientos de Dios y mantienen la fe en Jesús.

13 Entonces oí una voz que venía del cielo, la cual me decía: «Escribe: De aquí en adelante, bienaventurados sean los que mueren en el Señor.» Y el Espíritu dice: «Sí, porque así descansarán de sus trabajos, pues sus obras los acompañan.»

La tierra es segada

14 Miré, y vi aparecer una nube blanca. Sobre esa nube estaba sentado alguien que parecía ser el Hijo del Hombre.(G) Llevaba en la cabeza una corona de oro, y en la mano tenía una hoz afilada. 15 En ese momento, otro ángel salió del templo; y con fuerte voz le gritó al que estaba sentado sobre la nube: «¡Usa tu hoz, y levanta la cosecha! ¡Ha llegado la hora de cosechar, pues la cosecha de la tierra ya está madura!(H) 16 El que estaba sentado sobre la nube lanzó su hoz sobre la tierra, y la cosecha de la tierra fue levantada.

17 En ese momento, del templo que está en el cielo salió otro ángel. También llevaba una hoz afilada. 18 Y un ángel más salió del altar, el cual tenía poder sobre el fuego. Con fuerte voz llamó al ángel que tenía la hoz afilada, y le dijo: «Usa tu afilada hoz, y vendimia los racimos de la tierra, porque sus uvas ya están maduras.» 19 El ángel lanzó su hoz sobre la tierra y vendimió su viña, y luego echó las uvas en el gran lagar de la ira de Dios. 20 Y se exprimieron las uvas en el lagar,(I) fuera de la ciudad, y la sangre que salió del lagar les llegó a los caballos hasta los frenos, a una distancia de mil seiscientos estadios.

Las siete últimas plagas

15 En el cielo vi otra señal, grande y asombrosa: Eran siete ángeles, que tenían las siete últimas plagas, con las cuales la ira de Dios quedaba satisfecha.

Vi también lo que parecía ser un mar de cristal mezclado con fuego; allí, sobre el mar de cristal, y con las arpas que Dios les había dado, estaban los que habían logrado vencer a la bestia y a su imagen, y a su marca y el número de su nombre. Entonaban el cántico de Moisés,(J) el siervo de Dios, y también el cántico del Cordero. Decían:

«¡Grandes y maravillosas son tus obras,
Señor Dios Todopoderoso!
¡Justos y verdaderos son tus caminos,
Rey de las naciones!
¿Quién no te temerá, Señor?
¿Quién no glorificará tu nombre?(K)
¡Sólo tú eres santo!
Por eso todas las naciones
vendrán y te adorarán,(L)
porque tus juicios se han manifestado.»

Después de esto miré, y vi que en el cielo se abrió el templo donde está el tabernáculo del testimonio.(M) Del templo salieron los siete ángeles en posesión de las siete plagas. Estaban vestidos de un lino limpio y resplandeciente, y alrededor del pecho llevaban cintos de oro. Uno de los cuatro seres vivientes entregó a los siete ángeles sendas copas de oro, llenas de la ira de Dios, que vive por los siglos de los siglos. El templo se llenó de humo(N) por causa de la gloria de Dios y de su poder; y nadie podía entrar en el templo hasta que se cumplieran las siete plagas de los siete ángeles.

Las copas de ira

16 Luego oí que del templo salía una fuerte voz, que les decía a los siete ángeles: «¡Vayan y derramen sobre la tierra las siete copas de la ira de Dios!»

El primer ángel fue y derramó su copa sobre la tierra, y a todos los que tenían la marca de la bestia y adoraban su imagen les salió una úlcera maligna y pestilente.(O)

El segundo ángel derramó su copa sobre el mar, y el mar se convirtió en sangre, como de la sangre de un muerto; y murieron todos los seres vivos que había en el mar.

El tercer ángel derramó su copa sobre ríos y manantiales, y sus aguas se convirtieron en sangre.(P) Y oí que el ángel de las aguas decía:

«Justo eres tú, Señor,
el que eres, y el que eras;
el Santo que ha juzgado estas cosas.
Tú les has dado a beber sangre,
pues ellos se lo merecen
porque derramaron la sangre
de los santos y de los profetas.»

Oí también que otro decía desde el altar:

«Ciertamente, Señor y Dios Todopoderoso,
tus juicios son justos y verdaderos.»

El cuarto ángel derramó su copa sobre el sol, con lo que se le permitió quemar con fuego al género humano. Y hombres y mujeres se quemaron con ese gran calor, pero en vez de arrepentirse y dar gloria al nombre de Dios, que tiene poder sobre estas plagas, blasfemaron contra él.

10 El quinto ángel derramó su copa sobre el trono de la bestia, y su reino se cubrió de tinieblas.(Q) La gente se mordía la lengua de dolor, 11 y por causa de sus dolores y sus úlceras blasfemaron contra el Dios del cielo, pero no se arrepintieron de sus obras.

12 El sexto ángel derramó su copa sobre el gran río Éufrates; y el agua del río se secó, para preparar el camino a los reyes que venían del oriente.(R) 13 De la boca del dragón, de la boca de la bestia, y de la boca del falso profeta, vi salir tres espíritus impuros con aspecto de ranas. 14 Éstos son espíritus de demonios que hacen señales milagrosas, y que salieron por todo el mundo para reunir a los reyes de la tierra, para la batalla del gran día del Dios Todopoderoso. 15 «Miren, yo vengo como un ladrón.(S) Bienaventurados los que se mantengan despiertos y conserven sus ropas, no sea que se queden desnudos y se vea la vergüenza de su desnudez.» 16 Y los reunió en el lugar que en hebreo se llama «Armagedón».(T)

17 El séptimo ángel derramó su copa en el aire, y desde el trono en el templo salió una fuerte voz que decía: «Todo está hecho». 18 Entonces hubo relámpagos, voces y truenos, y un gran temblor de tierra. ¡Nunca antes, desde que la humanidad existe, había habido un terremoto(U) tan grande! 19 La gran ciudad se partió en tres, y las ciudades de las naciones se vinieron abajo; entonces Dios se acordó de la gran Babilonia y le dio a beber de la copa que tenía el ardiente vino de su ira,(V) 20 y todas las islas y los montes desaparecieron.(W) 21 Del cielo cayó sobre la gente una enorme granizada,(X) con granizos que pesaban más de veinte kilos; y fue tan grande la plaga de granizo que toda la gente blasfemó contra Dios.