Los dos testigos

11 Se me dio una vara que servía para medir y se me ordenó: «Levántate y mide el templo de Dios y el altar, luego cuenta cuántos adoran allí. Pero no incluyas el atrio exterior del templo; no lo midas, porque ha sido entregado a los gentiles, los cuales pisotearán la ciudad santa durante cuarenta y dos meses. Por mi parte, yo encargaré a mis dos testigos que, vestidos de luto,[a] profeticen durante mil doscientos sesenta días». Estos dos testigos son los dos olivos y los dos candelabros que permanecen delante del Señor de la tierra. Si alguien quiere hacerles daño, ellos lanzan fuego por la boca y consumen a sus enemigos. Así habrá de morir cualquiera que intente hacerles daño. Estos testigos tienen poder para cerrar el cielo a fin de que no llueva mientras estén profetizando; además, tienen poder para convertir las aguas en sangre y para azotar la tierra, cuantas veces quieran, con toda clase de plagas.

Ahora bien, cuando hayan terminado de dar su testimonio, la bestia que sube del abismo les hará la guerra, los vencerá y los matará. Sus cadáveres quedarán tendidos en la plaza de la gran ciudad, llamada en sentido figurado Sodoma y Egipto, donde también fue crucificado su Señor. Y gente de todo pueblo, tribu, lengua y nación contemplará sus cadáveres por tres días y medio, y no permitirá que se les dé sepultura. 10 Los habitantes de la tierra se alegrarán de su muerte y harán fiesta e intercambiarán regalos, porque estos dos profetas los atormentaban.

11 Pasados los tres días y medio, entró en ellos un aliento de vida enviado por Dios; se pusieron de pie y quienes los observaban quedaron sobrecogidos de terror. 12 Entonces los dos testigos oyeron una potente voz del cielo que decía: «Suban acá». Y subieron al cielo en una nube, a la vista de sus enemigos.

13 En ese mismo instante se produjo un violento terremoto y se derrumbó la décima parte de la ciudad. Perecieron siete mil personas, pero los sobrevivientes, llenos de temor, dieron gloria al Dios del cielo.

14 El segundo ¡ay! ya pasó, pero se acerca el tercero.

La séptima trompeta

15 Tocó el séptimo ángel su trompeta y en el cielo resonaron fuertes voces que decían:

«El reino del mundo ha pasado a ser de nuestro Señor y de su Cristo,
    y él reinará por los siglos de los siglos».

16 Los veinticuatro ancianos que estaban sentados en sus tronos delante de Dios se postraron rostro en tierra y adoraron a Dios 17 diciendo:

«Señor Dios Todopoderoso,
    que eres y que eras,[b]
te damos gracias porque has asumido tu gran poder
    y has comenzado a reinar.
18 Las naciones se han enfurecido;
    pero ha llegado tu ira,
el momento de juzgar a los muertos
    y de recompensar a tus siervos los profetas,
a los que creyeron en ti y a los que temen tu nombre,
    sean grandes o pequeños,
y de exterminar a los que destruyen la tierra».

19 Entonces se abrió en el cielo el templo de Dios; allí se vio el arca de su pacto y hubo relámpagos, estruendos, truenos, un terremoto y una fuerte granizada.

La mujer y el dragón

12 Apareció en el cielo una señal maravillosa: una mujer revestida del sol, con la luna debajo de sus pies y con una corona de doce estrellas en la cabeza. Estaba embarazada y gritaba por los dolores y angustias del parto. Y apareció en el cielo otra señal: un enorme dragón de color rojo encendido que tenía siete cabezas, diez cuernos y una diadema en cada cabeza. Con la cola arrastró la tercera parte de las estrellas del cielo y las arrojó sobre la tierra. Cuando la mujer estaba a punto de dar a luz, el dragón se plantó delante de ella para devorar a su hijo tan pronto como naciera. Ella dio a luz un hijo varón que «gobernará a todas las naciones con cetro de hierro».[c] Pero su hijo fue arrebatado y llevado hasta Dios, que está en su trono. Y la mujer huyó al desierto, a un lugar que Dios le había preparado para que allí la sustentaran durante mil doscientos sesenta días.

Se desató entonces una guerra en el cielo: Miguel y sus ángeles combatieron al dragón; este y sus ángeles, a su vez, les hicieron frente, pero no pudieron vencer y ya no hubo lugar para ellos en el cielo. Así fue expulsado el gran dragón, aquella serpiente antigua que se llama Diablo y Satanás que engaña al mundo entero. Junto con sus ángeles, fue arrojado a la tierra.

10 Luego oí en el cielo un gran clamor:

«Han llegado ya la salvación y el poder y el reino de nuestro Dios;
    ha llegado ya la autoridad de su Cristo.
Porque ha sido expulsado
    el acusador de nuestros hermanos,
    el que los acusaba día y noche delante de nuestro Dios.
11 Ellos lo han vencido
    por medio de la sangre del Cordero
    y por el mensaje del cual dieron testimonio;
no valoraron tanto su vida
    como para evitar la muerte.
12 Por eso, ¡alégrense, cielos,
    y ustedes que los habitan!
Pero ¡ay de la tierra y del mar!
    El diablo, lleno de furor, ha descendido a ustedes,
    porque sabe que le queda poco tiempo».

13 Cuando el dragón se vio arrojado a la tierra, persiguió a la mujer que había dado a luz al varón. 14 Pero a la mujer se le dieron las dos alas de la gran águila, para que volara al desierto, al lugar donde sería sustentada durante un tiempo y tiempos y medio tiempo, lejos de la vista de la serpiente. 15 La serpiente, persiguiendo a la mujer, arrojó por sus fauces agua como un río para que la corriente la arrastrara. 16 Pero la tierra ayudó a la mujer: abrió la boca y se tragó el río que el dragón había arrojado por sus fauces. 17 Entonces el dragón se enfureció contra la mujer y se fue a hacer guerra contra el resto de sus descendientes, los cuales obedecen los mandamientos de Dios y se mantienen fieles al testimonio de Jesús.

13 Y el dragón se plantó[d] a la orilla del mar.

La bestia que surge del mar

Entonces vi que del mar subía una bestia, la cual tenía diez cuernos y siete cabezas. En cada cuerno tenía una diadema y en cada cabeza un nombre blasfemo contra Dios. La bestia parecía un leopardo, pero tenía patas como de oso y fauces como de león. El dragón le confirió a la bestia su poder, su trono y gran autoridad. Una de las cabezas de la bestia parecía haber sufrido una herida mortal, pero esa herida ya había sido sanada. El mundo entero, fascinado, iba tras la bestia y adoraba al dragón porque había dado su autoridad a la bestia. También adoraban a la bestia y decían: «¿Quién como la bestia? ¿Quién puede combatirla?».

A la bestia se le permitió hablar con arrogancia y proferir blasfemias contra Dios; además, se le confirió autoridad para actuar durante cuarenta y dos meses. Abrió la boca para blasfemar contra Dios, para maldecir su nombre y su santuario y a los que viven en el cielo. También se le permitió hacer la guerra a los creyentes y vencerlos y se le dio autoridad sobre toda tribu, pueblo, lengua y nación. A la bestia la adorarán todos los habitantes de la tierra, aquellos cuyos nombres no han sido escritos en el libro de la vida, el libro del Cordero que fue sacrificado desde la creación del mundo.[e]

El que tenga oídos, que oiga.

10 El que deba ser llevado cautivo,
    a la cautividad irá.
El que deba morir[f] a espada,
    a filo de espada morirá.

¡En esto consisten[g] la perseverancia y la fidelidad de los creyentes!

La bestia que sube de la tierra

11 Después vi que de la tierra subía otra bestia. Tenía dos cuernos como de cordero, pero hablaba como dragón. 12 Ejercía toda la autoridad de la primera bestia en presencia de ella y hacía que la tierra y sus habitantes adoraran a la primera bestia, cuya herida mortal había sido sanada. 13 También hacía grandes señales, incluso la de hacer caer fuego del cielo a la tierra, a la vista de todos. 14 Con estas señales que se le permitió hacer en presencia de la primera bestia, engañó a los habitantes de la tierra. Ordenó que hicieran una imagen en honor de la bestia que, después de ser herida a espada, revivió. 15 Se le permitió infundir vida a la imagen de la primera bestia, para que hablara y mandara matar a quienes no adoraran la imagen. 16 Además logró que a todos, grandes y pequeños, ricos y pobres, libres y esclavos, se les pusiera una marca en la mano derecha o en la frente, 17 para que nadie pudiera comprar ni vender, a menos que llevara la marca que es el nombre de la bestia o el número de ese nombre.

18 En esto consiste[h] la sabiduría: el que tenga entendimiento, calcule el número de la bestia, pues es número de un ser humano: seiscientos sesenta y seis.

Notas al pie

  1. 11:3 luto. Lit. cilicio.
  2. 11:17 eras. Var. eras y que has de venir.
  3. 12:5 Sal 2:9.
  4. 13:1 el dragón se plantó. Var. yo estaba de pie.
  5. 13:8 escritos … mundo. Alt. escritos desde la creación del mundo en el libro de la vida, el libro del Cordero que fue sacrificado.
  6. 13:10 que deba morir. Var. que mata.
  7. 13:10 En esto consisten. Alt. Aquí se verán.
  8. 13:18 En esto consiste. Alt. Aquí se verá.

Los dos testigos

11 Me fue dada una caña de medir[a] semejante a una vara(A), y alguien dijo[b](B): Levántate y mide el templo[c] de Dios y el altar, y a los que en él adoran. Pero excluye[d] el patio[e](C) que está fuera del templo[f], no lo midas, porque ha sido entregado a las naciones(D), y estas hollarán(E) la ciudad santa(F) por cuarenta y dos meses(G). Y otorgaré autoridad a mis dos testigos(H), y ellos profetizarán por mil doscientos sesenta días(I), vestidos de cilicio[g](J). Estos son los dos olivos(K) y los dos candelabros que están delante del Señor de la tierra. Y si alguno quiere hacerles daño, de su boca sale fuego(L) y devora a sus enemigos; así debe morir(M) cualquiera que quisiera hacerles daño. Estos tienen poder para cerrar el cielo(N) a fin de que no llueva durante los días en que ellos profeticen[h](O); y tienen poder sobre las aguas para convertirlas en sangre(P), y para herir la tierra con toda suerte de plagas todas las veces que quieran(Q). Cuando hayan terminado de dar su testimonio, la bestia(R) que sube(S) del abismo(T) hará guerra contra ellos(U), los vencerá y los matará. Y sus cadáveres yacerán[i] en la calle de la gran ciudad(V), que simbólicamente[j] se llama Sodoma(W) y Egipto(X), donde también su Señor fue crucificado. Y gente de todos los pueblos, tribus, lenguas y naciones(Y), contemplarán[k] sus cadáveres[l] por tres días y medio, y no permitirán[m] que sus cadáveres sean sepultados(Z). 10 Y los que moran en la tierra(AA) se regocijarán[n] por[o] ellos y se alegrarán[p], y se enviarán regalos unos a otros(AB), porque estos dos profetas atormentaron a los que moran en la tierra(AC). 11 Pero después de los tres días y medio, el aliento de vida de parte de Dios vino a ellos(AD) y se pusieron en pie, y gran temor cayó sobre quienes los contemplaban. 12 Entonces oyeron una gran voz del cielo que les decía: Subid acá(AE). Y subieron al cielo en la nube(AF), y sus enemigos los vieron. 13 En aquella misma hora hubo un gran terremoto(AG) y la décima parte de la ciudad se derrumbó, y siete mil personas[q] murieron en el terremoto, y los demás, aterrorizados, dieron gloria(AH) al Dios del cielo(AI).

14 El segundo ¡ay! ha pasado(AJ); he aquí, el tercer ¡ay! viene pronto.

La séptima trompeta

15 El séptimo ángel tocó la trompeta(AK), y se levantaron grandes voces en el cielo(AL), que decían:

El reino del mundo ha venido a ser el reino de nuestro Señor(AM) y de su Cristo[r](AN); y Él reinará por los siglos de los siglos(AO). 16 Y los veinticuatro ancianos que estaban sentados delante de Dios en sus tronos(AP), se postraron sobre sus rostros y adoraron a Dios(AQ), 17 diciendo:

Te damos gracias, oh Señor Dios Todopoderoso(AR), el que eres y el que eras[s], porque has tomado tu gran poder y has comenzado a reinar[t](AS). 18 Y las naciones(AT) se enfurecieron, y vino tu ira y llegó el tiempo de juzgar a los muertos(AU) y de dar la recompensa a tus siervos los profetas(AV), a los santos y a los que temen tu nombre, a los pequeños y a los grandes(AW), y de destruir a los que destruyen la tierra.

19 El templo[u] de Dios(AX) que está en el cielo fue abierto; y el arca de su pacto(AY) se veía[v] en su templo[w], y hubo relámpagos(AZ), voces[x] y truenos, y un terremoto y una fuerte granizada[y](BA).

La mujer, el dragón y el niño

12 Y una gran señal(BB) apareció en el cielo(BC): una mujer(BD) vestida del sol(BE), con[z] la luna debajo de sus pies, y una corona de doce estrellas sobre su cabeza; estaba encinta, y gritaba*(BF), estando de parto y con dolores de alumbramiento. Entonces apareció otra señal en el cielo(BG): he aquí, un gran dragón rojo(BH) que tenía siete cabezas(BI) y diez cuernos(BJ), y sobre sus cabezas había siete diademas[aa](BK). Su cola arrastró* la tercera parte de las estrellas del cielo(BL) y las arrojó sobre la tierra(BM). Y el dragón(BN) se paró delante de la mujer que estaba para dar a luz, a fin de devorar a su hijo(BO) cuando ella diera a luz. Y ella dio a luz un hijo varón, que ha de regir[ab] a todas las naciones[ac] con vara de hierro(BP); y su hijo fue arrebatado hasta Dios y hasta su trono(BQ). Y la mujer huyó al desierto, donde tenía* un lugar preparado por Dios, para ser sustentada[ad] allí, por mil doscientos sesenta días(BR).

Entonces hubo guerra en el cielo: Miguel(BS) y sus ángeles combatieron contra el dragón(BT). Y el dragón y sus ángeles lucharon(BU), pero no pudieron vencer[ae], ni se halló ya lugar para ellos en el cielo. Y fue arrojado el gran dragón(BV), la serpiente antigua(BW) que se llama el diablo y Satanás(BX), el cual engaña al mundo entero[af](BY); fue arrojado a la tierra(BZ) y sus ángeles fueron arrojados con él. 10 Y oí una gran voz en el cielo(CA), que decía:

Ahora ha venido la salvación(CB), el poder y el reino de nuestro Dios(CC) y la autoridad de su Cristo[ag], porque el acusador(CD) de nuestros hermanos, el que los acusa delante de nuestro Dios día y noche, ha sido arrojado. 11 Ellos lo vencieron(CE) por medio de la sangre del Cordero(CF) y por la palabra del testimonio de ellos(CG), y no amaron sus vidas, llegando hasta sufrir la muerte(CH). 12 Por lo cual regocijaos, cielos(CI) y los que moráis en ellos(CJ). ¡Ay de la tierra y del mar(CK)!, porque el diablo ha descendido a vosotros(CL) con[ah] gran furor, sabiendo que tiene poco tiempo(CM).

13 Cuando el dragón(CN) vio que había sido arrojado a la tierra, persiguió a la mujer que había dado a luz al hijo varón(CO). 14 Y se le dieron a la mujer las dos alas de la gran águila(CP) a fin de que volara de la presencia[ai] de la serpiente al desierto(CQ), a su lugar, donde fue* sustentada por un tiempo, tiempos y medio tiempo(CR). 15 Y la serpiente(CS) arrojó de su boca, tras la mujer, agua como un río, para hacer que fuera arrastrada por la corriente[aj]. 16 Pero la tierra ayudó a la mujer, y la tierra abrió su boca y tragó el río que el dragón había arrojado de su boca. 17 Entonces el dragón se enfureció contra la mujer, y salió para hacer guerra(CT) contra el resto de la descendencia de ella(CU), los que guardan los mandamientos de Dios(CV) y tienen el testimonio de Jesús(CW).

La bestia que sube del mar

13 El dragón se paró[ak] sobre la arena del mar[al].

Y vi que subía del mar una bestia(CX) que tenía diez cuernos(CY) y siete cabezas(CZ); en sus cuernos había diez diademas[am](DA), y en sus cabezas había nombres blasfemos(DB). La bestia que vi era semejante a un leopardo(DC), sus pies eran como los de un oso(DD) y su boca como la boca de un león(DE). Y el dragón(DF) le dio su poder, su trono(DG) y gran autoridad. Y vi una de sus cabezas como herida de muerte, pero su herida mortal(DH) fue sanada. Y la tierra entera se maravilló(DI) y seguía tras la bestia; y adoraron al dragón, porque había dado autoridad(DJ) a la bestia; y adoraron a la bestia, diciendo: ¿Quién es semejante a la bestia(DK), y quién puede luchar contra ella? Se le dio una boca que hablaba palabras arrogantes[an](DL) y blasfemias, y se le dio autoridad para actuar[ao] durante cuarenta y dos meses(DM). Y abrió su boca en blasfemias contra Dios, para blasfemar su nombre y su tabernáculo, es decir, contra los que moran en el cielo(DN). Se le concedió hacer guerra contra los santos(DO) y vencerlos; y se le dio autoridad sobre toda tribu, pueblo, lengua y nación(DP). Y la adorarán todos los que moran en la tierra(DQ), cuyos nombres no han sido escritos(DR), desde la fundación del mundo(DS), en el libro de la vida del Cordero que fue inmolado[ap](DT). Si alguno tiene oído, que oiga(DU). 10 Si alguno es destinado a la cautividad, a la cautividad va(DV); si alguno ha de morir a espada(DW), a espada ha de morir. Aquí está la perseverancia(DX) y la fe de los santos.

La bestia que sube de la tierra

11 Y vi otra bestia(DY) que subía de la tierra; tenía dos cuernos semejantes a los de un cordero(DZ) y hablaba como un dragón(EA). 12 Ejerce toda la autoridad de la primera bestia(EB) en su presencia[aq](EC), y hace que la tierra y los que moran en ella(ED) adoren a la primera bestia(EE), cuya herida mortal fue sanada(EF). 13 También hace grandes señales(EG), de tal manera que aun hace descender fuego del cielo(EH) a la tierra en presencia de los hombres. 14 Además engaña(EI) a los que moran en la tierra(EJ) a causa de las señales que se le concedió hacer(EK) en presencia de[ar] la bestia(EL), diciendo a los moradores de la tierra que hagan una imagen de la bestia que tenía* la herida de la espada(EM) y que ha vuelto a vivir. 15 Se le concedió dar aliento a la imagen de la bestia, para que la imagen de la bestia también hablara e hiciera[as] dar muerte a todos(EN) los que no adoran la imagen(EO) de la bestia. 16 Y hace que a todos, pequeños y grandes, ricos y pobres, libres y esclavos(EP), se les dé[at] una marca(EQ) en la mano derecha o en la frente, 17 y que nadie pueda comprar ni vender, sino el que tenga la marca(ER): el nombre de la bestia(ES) o el número de su nombre(ET). 18 Aquí hay sabiduría(EU). El que tiene entendimiento, que calcule el número de la bestia, porque el número es el de un hombre(EV), y su número es seiscientos sesenta y seis[au].

Notas al pie

  1. Apocalipsis 11:1 Lit., caña
  2. Apocalipsis 11:1 Lit., diciendo
  3. Apocalipsis 11:1 O, santuario
  4. Apocalipsis 11:2 Lit., echa fuera
  5. Apocalipsis 11:2 O, atrio
  6. Apocalipsis 11:2 O, santuario
  7. Apocalipsis 11:3 I.e., vestidura áspera usada para penitencia
  8. Apocalipsis 11:6 Lit., los días de su profecía
  9. Apocalipsis 11:8 Algunos mss. antiguos dicen: Y su cadáver yacerá
  10. Apocalipsis 11:8 Lit., espiritualmente
  11. Apocalipsis 11:9 Lit., contemplan
  12. Apocalipsis 11:9 Lit., su cadáver
  13. Apocalipsis 11:9 Lit., no permiten
  14. Apocalipsis 11:10 Lit., regocijan
  15. Apocalipsis 11:10 Lit., sobre
  16. Apocalipsis 11:10 Lit., se alegran
  17. Apocalipsis 11:13 Lit., nombres de hombres, siete mil
  18. Apocalipsis 11:15 I.e., el Mesías
  19. Apocalipsis 11:17 Algunos mss. posteriores agregan: y el que has de venir
  20. Apocalipsis 11:17 Lit., reinaste
  21. Apocalipsis 11:19 O, santuario
  22. Apocalipsis 11:19 O, apareció
  23. Apocalipsis 11:19 O, santuario
  24. Apocalipsis 11:19 O, ruidos
  25. Apocalipsis 11:19 Lit., gran granizo
  26. Apocalipsis 12:1 Lit., y
  27. Apocalipsis 12:3 O, coronas
  28. Apocalipsis 12:5 O, pastorear
  29. Apocalipsis 12:5 O, todos los gentiles
  30. Apocalipsis 12:6 Lit., para que la sustentaran
  31. Apocalipsis 12:8 O, no fueron lo suficientemente fuertes
  32. Apocalipsis 12:9 Lit., a toda la tierra habitada
  33. Apocalipsis 12:10 I.e., el Mesías
  34. Apocalipsis 12:12 Lit., teniendo
  35. Apocalipsis 12:14 Lit., del rostro
  36. Apocalipsis 12:15 Lit., el río
  37. Apocalipsis 13:1 Algunos mss. posteriores dicen: Y yo me paré
  38. Apocalipsis 13:1 En el texto Gr. esta frase es el vers. 18 del cap. 12
  39. Apocalipsis 13:1 O, coronas
  40. Apocalipsis 13:5 Lit., grandes cosas
  41. Apocalipsis 13:5 Lit., hacer
  42. Apocalipsis 13:8 O, cuyos nombres no han sido escritos en el libro de la vida del Cordero que fue inmolado desde la fundación del mundo
  43. Apocalipsis 13:12 O, por su autoridad
  44. Apocalipsis 13:14 O, por la autoridad de
  45. Apocalipsis 13:15 Algunos mss. dicen: y hará
  46. Apocalipsis 13:16 Lit., les den
  47. Apocalipsis 13:18 Algunos mss. dicen: seiscientos dieciséis

Los dos testigos

11 Entonces se me dio una caña, parecida a una vara de medir, y se me dijo: «Levántate y mide el templo de Dios(A) y el altar, y cuenta a los que adoran en él. Pero no midas el patio que está fuera del templo; déjalo sin medir, porque ha sido entregado a los no creyentes, y ellos van a pisotear la ciudad santa(B) durante cuarenta y dos meses. Yo enviaré a dos testigos míos, vestidos de cilicio, a que profeticen durante mil doscientos sesenta días.»

Estos testigos son los dos olivos y los dos candeleros que permanecen delante del Señor de la tierra.(C) Si alguien quiere dañarlos, de su boca sale un fuego que consume a sus enemigos; cualquiera que quiera hacerles daño morirá de esa manera. Ellos tienen poder para cerrar el cielo e impedir que llueva durante los días de su profecía;(D) tienen también poder para convertir el agua en sangre,(E) y para azotar la tierra con toda clase de plagas, todas las veces que quieran. Cuando terminen de dar su testimonio, la bestia que sube del abismo(F) luchará contra ellos y los vencerá,(G) y les dará muerte. Sus cadáveres quedarán tendidos en las calles de la gran ciudad, la que en sentido espiritual se llama Sodoma,(H) y también Egipto, donde el Señor de ellos fue crucificado. Y durante tres días y medio gente de distintos pueblos, tribus, lenguas y naciones verá sus cadáveres, y no permitirá que sean sepultados. 10 Los habitantes de la tierra se alegrarán de la muerte de estos dos profetas; la celebrarán y hasta se harán regalos unos a otros, porque estos dos los habían estado atormentando.

11 Después de tres días y medio, entró en ellos el espíritu de vida enviado por Dios, y se pusieron de pie,(I) y todos los que los vieron se llenaron de temor. 12 Entonces los dos testigos oyeron una fuerte voz del cielo, que les decía: «Suban acá.» Y ellos subieron al cielo en una nube,(J) y sus enemigos los vieron. 13 En ese momento hubo un gran terremoto,(K) y a causa del terremoto se derrumbó la décima parte de la ciudad y murieron siete mil personas. Los demás se llenaron de terror y dieron gloria al Dios del cielo. 14 El segundo ay pasó, pero el tercer ay viene pronto.

La séptima trompeta

15 Cuando el séptimo ángel tocó su trompeta, se oyeron fuertes voces en el cielo, que decían: «Los reinos del mundo han llegado a ser de nuestro Señor y de su Cristo; y él reinará por los siglos de los siglos.»(L) 16 Entonces los veinticuatro ancianos que estaban sentados en sus tronos delante de Dios, inclinaron su rostro y adoraron a Dios. 17 Decían:

«Te damos gracias, Señor Dios Todopoderoso,
el que eres, y el que eras,
porque has tomado tu gran poder
y has comenzado a reinar.
18 Las naciones se han enfurecido,
pero ha llegado tu ira,
el tiempo de juzgar a los muertos
y de recompensar a tus siervos los profetas,
a los santos y a los que temen tu nombre,
lo mismo grandes que pequeños,(M)
y de destruir a los que destruyen la tierra.»

19 En ese momento el templo de Dios se abrió en el cielo, y en él se veía el arca de su pacto. Hubo entonces relámpagos, voces, truenos, un terremoto(N) y una granizada impresionante.(O)

La mujer y el dragón

12 Pudo entonces verse una gran señal en el cielo: Apareció una mujer cuyo vestido era el sol. La luna estaba debajo de sus pies, y en su cabeza llevaba una corona con doce estrellas.(P) Estaba encinta, y gritaba por los dolores de parto y por la angustia del alumbramiento.(Q) También pudo verse en el cielo otra señal: Apareció un gran dragón rojo, con siete cabezas y diez cuernos,(R) y con una diadema en cada cabeza. Con su cola arrastró a la tercera parte de las estrellas del cielo, y las arrojó sobre la tierra.(S) Luego el dragón se colocó frente a la mujer que iba a dar a luz, para devorar a su hijo en cuanto naciera. La mujer dio a luz un hijo varón,(T) el cual gobernará a todas las naciones con cetro de hierro.(U) Pero su hijo le fue arrebatado para Dios y su trono. La mujer huyó entonces al desierto, a un lugar que Dios le había preparado, para que allí la alimentaran durante mil doscientos sesenta días.

Después hubo una batalla en el cielo: Miguel(V) y sus ángeles lucharon contra el dragón, y el dragón y sus ángeles también lucharon, pero no pudieron vencer, y ya no hubo lugar para ellos en el cielo. Así fue expulsado el gran dragón, que es la serpiente antigua(W) que se llama Diablo y Satanás, y que engaña a todo el mundo. Él y sus ángeles fueron arrojados a la tierra.(X) 10 Entonces oí una fuerte voz en el cielo, que decía:

«¡Aquí están ya la salvación y el poder
y el reino de nuestro Dios,
y la autoridad de su Cristo!
¡Ya ha sido expulsado el que día y noche
acusaba a nuestros hermanos(Y)
delante de nuestro Dios!
11 Ellos lo vencieron por la sangre del Cordero
y por la palabra que ellos proclamaron;
siempre estuvieron preparados
a entregar sus vidas y morir.
12 ¡Alégrense por eso, ustedes los cielos!
¡Alégrense ustedes, que los habitan!
¡Pero ay de ustedes,
los que habitan la tierra y el mar!
El diablo ha llegado a ustedes lleno de ira,
porque sabe que le queda poco tiempo.»

13 Cuando el dragón se dio cuenta de que había sido arrojado a la tierra, persiguió a la mujer que había dado a luz al hijo varón. 14 Pero a la mujer se le dieron las dos alas de la gran águila para que volara a su lugar en el desierto, donde es alimentada por un tiempo, y tiempos, y la mitad de un tiempo,(Z) para estar a salvo de la serpiente. 15 Entonces la serpiente arrojó mucha agua por la boca, para que la mujer fuera arrastrada como por un río. 16 Pero la tierra vino en su ayuda, pues abrió su boca y se tragó el río que el dragón había arrojado por su boca. 17 Entonces el dragón se llenó de ira contra la mujer y se fue a luchar contra el resto de sus descendientes, es decir, contra los que obedecen los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesucristo.

Las dos bestias

13 Y el dragón se detuvo a la orilla del mar. Entonces vi que del mar subía una bestia(AA) que tenía siete cabezas y diez cuernos. En cada cuerno llevaba una diadema, y en cada cabeza tenía un nombre blasfemo.(AB) La bestia que vi parecía un leopardo; sus patas parecían las de un oso, y sus fauces eran como de león.(AC) El dragón cedió a la bestia su poder y su trono, y gran autoridad. Una de sus cabezas parecía tener una herida mortal, pero su herida fue sanada. Toda la gente se llenó de asombro y siguió a la bestia, y adoraron al dragón que había dado autoridad a la bestia, y también a la bestia. Decían: «¿Quién puede compararse a la bestia? ¿Quién podrá luchar contra ella?»

También se le permitió fanfarronear y proferir blasfemias, y se le dio autoridad para hacer y deshacer durante cuarenta y dos meses. La bestia comenzó a blasfemar contra Dios(AD) y contra su nombre y su tabernáculo, y contra los que viven en el cielo. Se le permitió combatir contra los santos, y vencerlos;(AE) y también se le dio autoridad sobre toda raza, pueblo, lengua y nación. Y adoraron a la bestia todos los habitantes de la tierra, todos los que no tienen su nombre inscrito en el libro de la vida(AF) del Cordero que fue inmolado desde el principio del mundo. El que tenga oídos, que oiga.

10 El que deba ir al cautiverio,
al cautiverio irá;(AG)
y el que deba morir por la espada,
por la espada morirá.
Aquí se verá la paciencia y la fe de los santos.

11 Después vi subir de la tierra otra bestia. Tenía dos cuernos como de cordero, pero hablaba como un dragón. 12 Cuando estaba en presencia de la primera bestia, cuya herida mortal fue sanada, ejercía toda la autoridad de ésta, y hacía que la tierra y sus habitantes la adoraran. 13 También hacía grandes prodigios, al grado de que a la vista de todos hacía que cayera fuego del cielo a la tierra. 14 Por medio de las señales que se le permitía hacer en presencia de la primera bestia, engañó a los habitantes de la tierra y les mandó que hicieran una imagen de la bestia, que vivió a pesar de tener una herida de espada. 15 También se le permitió infundir aliento a la imagen de la bestia, para que ésta hablara y mandara matar a todo aquel que no la adorara. 16 Además, hizo que a todos, grandes y pequeños, ricos y pobres, libres y esclavos, se les pusiera una marca en la mano derecha o en la frente, 17 y que nadie pudiera comprar ni vender si no tenía la marca o el nombre de la bestia, o el número de su nombre. 18 Aquí hay sabiduría. El que tenga entendimiento, que calcule el número de la bestia, pues es el número de un ser humano, y es el seiscientos sesenta y seis.