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Advertencia a Samaria

28 ¡Ay de Samaria, orgullo y corona
de Efraín, ese pueblo borracho;
adorno glorioso de flores marchitas,
que se alza por encima del fértil valle,
ciudad de gente dominada por el vino!
El Señor tiene reservado un hombre fuerte,
poderoso como tormenta de granizo,
como tempestad destructora, como lluvia torrencial,
como terrible inundación.
Con la mano echará por tierra,
y con los pies aplastará,
a la que es orgullo y corona
de ese pueblo borracho de Efraín.
Y ese adorno glorioso de flores marchitas
que se alza por encima del fértil valle,
será como los primeros higos de la temporada:
que en cuanto alguien los ve
y los tiene a la mano, se los come.

En ese día
el Señor todopoderoso será una corona gloriosa,
un adorno magnífico para los que queden de su pueblo,
e inspirará justicia a los jueces en el tribunal
y valor a los soldados que defiendan la ciudad.

Advertencias y promesas a Jerusalén

También hay otros que se tambalean por el vino
y dan traspiés por las bebidas fuertes:
sacerdotes y profetas se tambalean
por las bebidas fuertes,
se atontan con el vino;
dan traspiés por las bebidas fuertes,
se tambalean al tener visiones
y están borrachos al dictar sentencia.
Todas las mesas están llenas de vómito asqueroso,
y no hay un solo lugar limpio.
Hablan de mí y dicen:
«¡Venir a darnos lecciones a nosotros,
a enseñarnos lo que Dios ha revelado!
¡Como si fuéramos niños chiquitos
10 que apenas estuvieran aprendiendo a leer:
ba be bi bo bu!»
11 Pues bien, si no hacen caso,
será en lenguaje enredado, en idioma extraño,
como Dios hablará a este pueblo.
12 Ya él les había dicho antes:
«Aquí está la calma,
aquí está el descanso;
que descanse el fatigado.»
Pero no quisieron hacerle caso.
13 Por eso el Señor les hablará
como si fueran niños chiquitos
que estuvieran aprendiendo a leer.
Y así, al caminar, caerán de espaldas,
se herirán, caerán en la trampa,
quedarán atrapados.

14 Escuchen, pues, la palabra del Señor,
hombres insolentes
que gobiernan este pueblo de Jerusalén.
15 Ustedes dicen:
«Hemos hecho un pacto con la muerte,
un contrato con el reino de los muertos,
para que cuando venga la terrible calamidad,
no nos alcance;
hemos buscado refugio en las mentiras,
protección en el engaño.»

16 Por eso, el Señor dice:
«Voy a poner en Sión una piedra,
una piedra escogida y muy valiosa,
que será la piedra principal
y servirá de fundamento.
El que tenga confianza, podrá estar tranquilo.
17 En esa construcción usaré por plomada la justicia
y por nivel la rectitud.»

El refugio que ustedes habían buscado en las mentiras
lo destruirá el granizo,
y el agua arrasará su lugar de protección.
18 Su pacto con la muerte será anulado,
y su contrato con el reino de los muertos quedará sin valor.
Vendrá la terrible calamidad
y a ustedes los aplastará.
19 Cada vez que venga, los arrastrará.
Vendrá mañana tras mañana, de día y de noche.
El sólo oír la noticia los hará temblar.
20 Será como acostarse en una cama estrecha
y abrigarse con una manta corta.
21 El Señor actuará como en el monte Perasim,
intervendrá como en el valle de Gabaón,
para realizar su acción, por extraña que parezca,
para llevar a cabo su obra, su obra misteriosa.
22 Así pues, ¡no más insolencia!,
no sea que sus cadenas se les aprieten más;
porque he oído que el Señor todopoderoso
ha decretado la destrucción de todo el país.

23 Pongan atención, escuchen lo que digo,
oigan con cuidado mis palabras:
24 Cuando un agricultor va a sembrar,
no se pasa todo el tiempo arando
o rompiendo o rastrillando su terreno.
25 ¿No es verdad que, después de haberlo aplanado,
esparce semillas de eneldo o comino,
y que luego siembra trigo en hileras,
y que en los bordes siembra cebada y centeno?
26 Dios le enseña cómo debe hacerlo.
27 Porque el eneldo no se trilla,
ni se hace rodar sobre el comino una carreta;
sino que el eneldo se sacude con un palo
y el comino con una vara.
28 El trigo se trilla, si, pero no sin parar;
se hacen pasar las ruedas de la carreta
y se separa el grano, pero sin machacarlo.
29 Así también hace sus planes el Señor todopoderoso.
Él tiene planes admirables,
y los lleva a cabo con gran sabiduría.

29 ¡Ay de Ariel, Ariel,
la ciudad donde acampó David!
Que pasen unos cuantos años
con sus series de fiestas,
y yo pondré a Ariel en apuros,
y habrá llanto y gemidos.
La ciudad será para mí realmente como Ariel.
Enviaré mi ejército para que te rodee,
pondré un cerco de fortalezas en tu derredor
y levantaré trincheras para atacarte.
Quedarás humillada, tendida en el suelo;
tu voz parecerá la de un fantasma;
tus palabras sonarán como un susurro.
5-6 Pero de repente, en un instante,
el Señor todopoderoso castigará a tus enemigos
con truenos, terremotos, gran estruendo,
tormenta, tempestad e incendios destructores.
Tus innumerables enemigos quedarán hechos polvo fino,
tus muchos perseguidores serán arrastrados como paja.
Todos esos pueblos incontables
que hacen la guerra a Ariel,
todos los que lo combaten
y atacan sus fortificaciones,
los mismos que lo oprimen,
serán como un sueño o una visión nocturna.
Será como cuando un hambriento sueña
y cree que está comiendo,
pero luego se despierta con el estómago vacío;
o como cuando un sediento sueña
y cree que está bebiendo,
pero luego se despierta con sed
y con la garganta reseca.
Así sucederá con todos esos innumerables pueblos
que atacan el monte Sión.

¡Sigan ustedes siendo estúpidos!
¡Sigan siendo ciegos, sin ver nada!
¡Sigan tambaleándose como borrachos,
aunque no hayan tomado bebidas embriagantes!
10 Pues el Señor ha enviado sobre ustedes
un sueño profundo.
Los profetas son los ojos del pueblo,
pero el Señor los ha cubierto con un velo.
11 Toda visión se ha convertido para ustedes
en algo así como lo escrito
en un pliego enrollado y sellado.
Si alguien se lo da a uno que sabe leer
y le dice: «Lee esto»,
él responderá:
«No puedo, porque está sellado.»
12 Y si se lo da a uno que no sabe leer
y le dice: «Lee esto»,
él responderá: «No sé leer.»

13 El Señor me dijo:
«Este pueblo me sirve de palabra
y me honra con la boca,
pero su corazón está lejos de mí,
y el culto que me rinde
son cosas inventadas por los hombres
y aprendidas de memoria.
14 Por eso, con prodigios y milagros
dejaré otra vez maravillado a este pueblo.
La sabiduría de sus sabios
y la inteligencia de sus inteligentes desaparecerán.»

15 ¡Ay de aquellos que se esconden del Señor
para ocultar sus planes,
que hacen sus maldades en la sombra
y dicen: «Nadie nos ve. Nadie se da cuenta»!
16 ¡Qué modo de pervertir las cosas!
Como si el barro fuera igual
a aquel que lo trabaja.
Un objeto no va a decir al que lo hizo:
«Tú no me hiciste»,
ni una pieza de barro al que la fabrica:
«No sabes lo que estás haciendo.»

Promesa de salvación a Israel

17 Dentro de poco tiempo
el bosque se convertirá en campos de cultivo
y los campos de cultivo parecerán un bosque.
18 En ese día los sordos podrán oír
cuando alguien les lea,
y los ciegos podrán ver,
libres de oscuridad y de tinieblas.
19 Los humildes volverán a alegrarse en el Señor,
los más pobres se gozarán
en el Dios Santo de Israel.
20 Se acabarán los insolentes,
dejarán de existir los arrogantes
y desaparecerán los que sólo piensan en hacer el mal,
21 esos que acusan de crímenes a otros,
y ponen trampas al juez,
y con engaños niegan justicia al inocente.

22 Por eso, el Señor, el Dios de Israel,
el que rescató a Abraham, dice:
«De ahora en adelante Jacob no sentirá vergüenza,
ni su rostro se enrojecerá,
23 porque cuando sus descendientes
vean lo que he hecho en su pueblo,
reconocerán mi santidad y me temerán a mí,
el Dios Santo de Israel.
24 Los que estaban confundidos aprenderán a ser sabios,
y los murmuradores aceptarán las enseñanzas.»

Contra los que buscan apoyo en Egipto

30 El Señor afirma:
«¡Ay de los hijos rebeldes,
que hacen planes sin contar conmigo
y preparan proyectos que yo no les inspiro,
de manera que amontonan pecado sobre pecado!
Se van a toda prisa a Egipto,
y a mí no me consultan;
buscan apoyo bajo la protección del faraón,
se refugian bajo la sombra de Egipto.
Pero la protección del faraón los defraudará,
y el refugio a la sombra de Egipto será su humillación.
Aunque ustedes hayan enviado embajadores
hasta las ciudades de Soan y de Hanés,
todos quedarán defraudados por esa nación inútil,
que no les trae ayuda ni provecho,
sino sólo desilusión y desgracia.»

Profecía acerca de los animales del Négueb:
Por territorio lleno de peligros,
habitado por leones que rugen,
por víboras y dragones voladores,
llevan sus tesoros y riquezas
a lomo de burro y de camello
a Egipto, pueblo inútil,
impotente, incapaz de ayudar.
Por eso le he puesto este nombre:
«Monstruo que ruge y no hace nada».
Ven ahora y escríbelo en una tabla,
ponlo en una inscripción
que quede ahí para el futuro,
como testimonio eterno.
Esta gente es un pueblo rebelde, infiel,
que no quiere escuchar las enseñanzas del Señor.
10 A los videntes dicen: «No tengan visiones»,
y a los profetas: «No nos cuenten revelaciones verdaderas;
háblennos palabras suaves;
no nos quiten nuestras ilusiones.
11 Apártense del camino,
desvíense del sendero recto,
no nos pongan delante al Dios Santo de Israel.»

12 Por eso, el Dios Santo de Israel dice:

«Ustedes rechazan esta advertencia,
y confían en la violencia y la maldad,
y se apoyan en ellas;
13 por eso, ustedes son culpables.
Parecen un alto muro agrietado
que cuando menos se piensa se derrumba;
14 serán destruidos como un jarrón de barro,
que se quiebra tan completamente
que no queda entre los pedazos rotos
ni uno que sirva para recoger las brasas del fogón
o para sacar agua de un pozo.»

15 El Señor, el Dios Santo de Israel, dice:

«Vuelvan, quédense tranquilos y estarán a salvo.
En la tranquilidad y la confianza
estará su fuerza.»
Pero ustedes no quisieron,
16 sino que dijeron: «No, mejor huiremos a caballo.»
Bueno, así tendrán que huir.
También dijeron: «Montaremos en carros veloces.»
Bueno, veloces serán los que los persigan.
17 Mil huirán amenazados por un solo hombre,
y todos ustedes huirán amenazados por cinco,
hasta que queden tan pocos
como queda un palo en la cumbre de un monte
o una señal levantada sobre una colina.

Promesa de misericordia para el pueblo

18 Pero el Señor los espera, para tener compasión de ustedes; él está ansioso por mostrarles su amor, porque el Señor es un Dios de justicia. ¡Dichosos todos los que esperan en él!

19 Pueblo de Sión, que vives en Jerusalén: ya no llorarás más. El Señor tendrá compasión de ti al oír que gritas pidiendo ayuda, y apenas te oiga, te responderá. 20 Y aunque el Señor te dé el pan del sufrimiento y el agua de la aflicción, él, que es tu maestro, no se esconderá más; con tus propios ojos lo verás. 21 Y si te desvías a la derecha o a la izquierda, oirás una voz detrás de ti, que te dirá: «Por aquí es el camino, vayan por aquí.» 22 Y despreciarás como cosas impuras tus imágenes de plata y tus ídolos recubiertos de oro. Los rechazarás como algo impuro y los considerarás como basura. 23 El Señor te dará lluvia para la semilla que siembres en la tierra, y la tierra producirá trigo abundante y fértil. En ese día tu ganado tendrá lugar en abundancia para pastar. 24 Hasta los bueyes y los burros que trabajan en tus campos tendrán para comer el mejor y más exquisito forraje. 25 Cuando llegue el día de la gran matanza y caigan las fortalezas, habrá ríos y torrentes de agua en todas las altas montañas y en las colinas elevadas. 26 El Señor curará y vendará las heridas de su pueblo. Entonces la luna alumbrará como el sol, y la luz del sol será siete veces más fuerte, como la luz de siete soles juntos.

Castigo de Asiria

27 Miren, el Señor en persona viene de lejos;
su furor está ardiendo con espesa humareda,
sus labios están llenos de ira,
su lengua es como fuego destructor,
28 su aliento es como un río desbordado
que llega hasta el cuello;
él viene a poner un yugo a las naciones
para llevarlas a la ruina,
a poner un freno en la boca de los pueblos
para hacerlos extraviar.
29 Para ustedes, en cambio, habrá cantos,
como en noche de fiesta sagrada;
su corazón estará alegre,
como el de quien camina al son de la flauta
para ir al monte del Señor,
al refugio de Israel.
30 El Señor dejará oír su voz majestuosa
y mostrará su poder, que actuará con ira terrible,
con las llamas de un fuego devorador,
con rayos, aguacero y granizo.
31 Al oír la voz del Señor y recibir su castigo,
Asiria se llenará de terror,
32 y a cada golpe que descargue el Señor sobre ella,
sonarán tambores y arpas.
El Señor le hará una guerra terrible.
33 Desde hace mucho tiempo
está preparado para Asiria y para su rey
el lugar del tormento, ancho y profundo,
una hoguera encendida con leña abundante.
La encenderá el soplo del Señor,
como un torrente de azufre.