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La tierra que quedaba por conquistar

13 Cuando Josué era ya muy anciano, el Señor le dijo: «Tú estás ya entrado en años, y todavía queda mucha tierra por conquistar. Queda todo el territorio de los filisteos y de los guesureos, que va desde el río Sihor, al este de Egipto, hasta la frontera de Ecrón, al norte, y que es considerado territorio cananeo; en él hay cinco jefes filisteos, que son los jefes de Gaza, Asdod, Ascalón, Gat y Ecrón. Queda también la región de los aveos, en el sur, y toda la tierra de los cananeos, desde las ciudades de los sidonios hasta Afec, en la frontera con los amorreos. Queda además la tierra de los guiblitas, y todo el Líbano hacia el este, desde Baal-gad, al pie del monte Hermón, hasta la entrada de Hamat. Voy a echar de delante de los israelitas a los sidonios y a todos los que viven en las montañas, desde el Líbano hasta Misrefot-maim. Tú ocúpate de repartir y dar posesión de la tierra a los israelitas, tal como yo te lo he ordenado. Reparte esta tierra entre las nueve tribus y la media tribu de Manasés.»

Las tierras de Manasés, Rubén y Gad

Las tribus de Rubén y de Gad y la mitad de la tribu de Manasés recibieron su parte cuando Moisés les dio tierras en la región oriental del Jordán. Les tocó la región que va desde Aroer, a orillas del río Arnón, y la ciudad que está en medio del valle, y toda la meseta de Medebá, hasta Dibón, 10 incluyendo todas las ciudades de Sihón, el rey amorreo de Hesbón, hasta la frontera de los amonitas. 11 Les tocó también Galaad y el territorio de los guesureos y de los maacateos, más el monte Hermón y toda la tierra de Basán hasta Salcá, 12 incluyendo los dominios de Og, rey de Basán, que gobernaba en Astarot y Edrei, y que era el último de los refaítas, a los que Moisés había derrotado y echado del lugar. 13 Los de Guesur y Maacá no fueron echados de allí, sino que siguieron viviendo entre los israelitas como hasta hoy.

14 A la tribu de Leví no le dio posesiones Moisés, pues para ellos serían las ofrendas que se queman en honor del Señor y Dios de Israel, según él mismo había dicho.

15 Moisés repartió tierras a la tribu de Rubén según el número de sus clanes, 16 de modo que su territorio se extendió desde Aroer, a orillas del río Arnón, y la ciudad que está en medio del valle, y por toda la meseta de Medebá, 17 hasta Hesbón y todas las ciudades que están en la meseta: Dibón, Bamot-baal, Bet-baal-meón, 18 Jahas, Cademot, Mefáat, 19 Quiriataim, Sibmá, Séret-sáhar, que está en la colina del valle, 20 Bet-peor, Bet-jesimot y las laderas del monte Pisgá, 21 es decir, las ciudades de la meseta y todo el reino de Sihón, rey amorreo de Hesbón. Moisés había derrotado a Sihón y a los príncipes de Madián que le servían: Eví, Réquem, Sur, Hur y Reba. 22 Además los israelitas mataron al adivino Balaam, hijo de Beor, y a muchos más. 23 El territorio de la tribu de Rubén, repartido según el número de sus clanes, incluía todas estas ciudades y aldeas, y llegaba hasta el río Jordán.

24 También a los de la tribu de Gad les repartió tierras Moisés, según el número de sus clanes. 25 Les tocó Jazer y todas las ciudades de Galaad, la mitad del territorio de los amonitas hasta la ciudad de Aroer, que está frente a Rabá, 26 y la región que está entre Hesbón, Ramat-mispé y Betonim, y entre Mahanaim y la frontera de Debir. 27 En el valle, les tocó Bet-aram, Bet-nimrá, Sucot y Safón, que era lo único que quedaba del reino de Sihón, rey de Hesbón. Así que su territorio se extendía del lado este del río Jordán hasta el extremo sur del lago Quinéret. 28 Éstas fueron las ciudades que, con sus aldeas, les tocaron a los de la tribu de Gad, según el número de sus clanes.

29 También a los de la media tribu de Manasés les dio tierras Moisés, repartidas según el número de sus clanes. 30 Les tocó todo lo que antes había sido de Og, rey de Basán, es decir, todo Basán desde Mahanaim, con las sesenta poblaciones que pertenecen a Jaír, 31 la mitad de Galaad, y las ciudades de Astarot y Edrei. Todo esto fue para la mitad de los descendientes de Maquir, hijo de Manasés, según el número de sus clanes.

32 Éstas son las tierras que Moisés les dio en propiedad en los llanos de Moab, al este del río Jordán, frente a Jericó. 33 Pero a los de la tribu de Leví no les dio tierras en propiedad, sino que les dijo: «El Señor y Dios de Israel es su herencia.»

Josué reparte la tierra de Canaán

14 Éstos son los territorios de Canaán que los israelitas recibieron como posesión, tal y como se los dieron el sacerdote Eleazar, Josué y los jefes de clanes de las tribus israelitas. Los territorios se repartieron por sorteo entre las nueve tribus y media, como el Señor le había mandado a Moisés que lo hiciera. Ya antes Moisés les había dado tierras al otro lado del Jordán a las tribus de Rubén y de Gad y a la media tribu de Manasés; pero a los levitas no les dio tierras. Los descendientes de José formaban dos tribus, la de Manasés y la de Efraín, pero a los levitas no les tocó ninguna porción de tierra, sino solamente ciudades habitables, con campos para criar ganado y rebaños. Los israelitas hicieron el reparto de la tierra tal como el Señor se lo había ordenado a Moisés.

El territorio de Caleb

Los descendientes de Judá fueron a Guilgal para hablar con Josué, y Caleb el quenezita, hijo de Jefuné, le dijo a Josué: «Acuérdate de lo que el Señor le dijo a su siervo Moisés en Cadés-barnea, en cuanto a ti y a mí. Yo tenía cuarenta años cuando Moisés me envió desde Cadés-barnea a explorar la región, y cuando volví le hablé con toda sinceridad. Los que fueron conmigo hicieron que la gente se asustara, pero yo me mantuve fiel a mi Dios y Señor. Entonces Moisés me juró: “La tierra en que has puesto el pie será siempre tuya y de tus descendientes, porque te mantuviste fiel a mi Dios y Señor.” 10 Ya han pasado cuarenta y cinco años desde que el Señor le dijo esto a Moisés, que fue cuando los israelitas andaban todavía por el desierto, y conforme a su promesa me ha conservado con vida. Ahora ya tengo ochenta y cinco años, 11 pero todavía estoy tan fuerte como cuando Moisés me mandó a explorar la tierra, y puedo moverme y pelear igual que entonces. 12 Por eso te pido que me des ahora la región montañosa que el Señor me prometió. Tú sabes desde entonces que los descendientes del gigante Anac viven allí, y que tienen ciudades grandes y bien fortificadas. Pero yo espero que el Señor me acompañe y me ayude a echarlos de allí, como él lo ha dicho.»

13 Entonces Josué bendijo a Caleb, y le dio Hebrón para que fuera de él y de sus descendientes. 14 Así fue como Hebrón llegó a ser de Caleb y de sus descendientes hasta el día de hoy, porque Caleb se mantuvo fiel al Señor, Dios de Israel. 15 El nombre antiguo de Hebrón era Quiriat-arbá, pues Arbá fue un famoso descendiente del gigante Anac.

Después de esto hubo paz en la región.

El territorio de Judá

15 El territorio que les tocó en suerte a los clanes de la tribu de Judá llegaba hasta la frontera de Edom, y por el sur hasta el desierto de Sin. Por ese lado la frontera partía de la punta que está en el extremo sur del Mar Muerto, corría después hacia el sur por la cuesta de Acrabim, pasando por el desierto de Sin y al sur de Cadés-barnea; luego seguía hasta Hesrón, subía hasta Adar y daba la vuelta hacia Carcá, de donde continuaba hasta Asmón, para salir al arroyo de Egipto y terminar en el mar Mediterráneo. Ésta era la frontera por el sur. Por el este, la frontera era el Mar Muerto hasta la desembocadura del Jordán. De allí partía la frontera norte, que subía por Bet-hoglá y pasaba al norte de Bet-arabá, y de allí a la Peña de Bohan Ben-rubén; después subía del valle de Acor a Debir y volvía hacia Guilgal, que está frente a la cuesta de Adumim, al sur del arroyo; después la frontera pasaba por el manantial de En-semes y seguía hasta el de En-roguel; entonces pasaba por el valle de Ben-hinom, al sur de la cuesta de Jebús, es decir, Jerusalén; luego subía por la cumbre del monte que está al oeste del valle de Hinom, y al norte del valle de Refaim, para dar la vuelta desde la cumbre del monte hasta el manantial de Neftóah, y luego hasta las ciudades del monte de Efrón, pasando por Baalá, que también se llama Quiriat-jearim. 10 De Baalá, la frontera se volvía hacia el oeste hasta el monte de Seír, y pasaba por Quesalón, al costado norte del monte Jearim, para después bajar hasta Bet-semes y pasar por Timná 11 y por las cuestas al norte de Ecrón, girar hacia Sicrón, pasar por el monte de Baalá, y salir a Jabneel para terminar en el mar Mediterráneo. 12 Por último, la frontera occidental era el mar Mediterráneo. Éstas eran las fronteras de las posesiones que les tocaron a los de la tribu de Judá, y que se repartieron entre los clanes de la tribu.

Caleb conquista Hebrón y Debir(A)

13 Josué dio a Caleb, el hijo de Jefuné, una parte de los territorios de la tribu de Judá. Conforme a lo ordenado por el Señor, le dio Hebrón, la ciudad principal de los descendientes del gigante Anac. 14 Caleb echó de allí a tres descendientes de Anac, llamados Sesai, Ahimán y Talmai. 15 Después marchó contra los que vivían en Debir, que antes se llamaba Quiriat-séfer, 16 y dijo: «Al que ataque y conquiste esta ciudad, yo le daré por esposa a mi hija Acsa.»

17 El que conquistó la ciudad fue su sobrino Otoniel, el hijo de Quenaz, y Caleb le dio por esposa a su hija Acsa. 18 Cuando iban a salir hacia su casa, Otoniel convenció a Acsa de que le pidiera a su padre tierras de cultivo. Entonces ella se bajó del asno, y Caleb le preguntó:

—¿Qué se te ofrece?

19 —Quiero pedirte un favor —contestó ella—. Ya que me diste tierras en el desierto del Négueb, dame también manantiales.

Y él le dio los manantiales de arriba y los de abajo.

Las ciudades de la tribu de Judá

20 Éstas fueron las posesiones de la tribu de Judá, que se repartieron según el número de sus clanes. 21 Las ciudades que les tocaron en la región sur, hacia la frontera de Edom, fueron: Cabseel, Éder, Jagur, 22 Quiná, Dimoná, Adadá, 23 Quedes, Hasor, Itnán, 24 Zif, Télem, Bealot, 25 Hasor-hadatá, Queriot, Hesrón (que también se llama Hasor), 26 Amam, Semá, Moladá, 27 Hasar-gadá, Hesmón, Bet-pélet, 28 Hasar-sual, Beerseba, con sus aldeas, 29 Baalá, Iim, Ésem, 30 Eltolad, Quesil, Hormá, 31 Siclag, Madmaná, Sansaná, 32 Lebaot, Silhim y En-rimón. En total, veintinueve ciudades con sus aldeas.

33 En la llanura les tocaron las siguientes ciudades: Estaol, Sorá, Asná, 34 Zanóah, En-ganim, Tapúah, Enam, 35 Jarmut, Adulam, Socó, Azecá, 36 Saaraim, Aditaim, Guederá y Guederotaim, o sea catorce ciudades con sus aldeas.

37 Las ciudades de Senán, Hadasá, Migdal-gad, 38 Dileán, Mispá, Jocteel, 39 Laquis, Boscat, Eglón, 40 Cabón, Lahmam, Quitlís, 41 Guederot, Bet-dagón, Naamá y Maquedá, o sea dieciséis ciudades con sus aldeas.

42 Las ciudades de Libná, Éter, Asán, 43 Iftah, Asná, Nesib, 44 Queilá, Aczib y Maresá, o sea nueve ciudades con sus aldeas.

45 La ciudad de Ecrón con sus pueblos y aldeas, 46 y de Ecrón al mar todo el territorio cercano a Asdod, junto con sus aldeas.

47 La ciudad de Asdod con sus pueblos y aldeas, y la ciudad de Gaza con sus pueblos y aldeas, hasta el arroyo de Egipto y los límites del mar Mediterráneo.

48 En la región montañosa les tocaron a los de Judá las siguientes ciudades: Samir, Jatir, Socó, 49 Daná, Quiriat-saná (llamada también Debir), 50 Anab, Estemoa, Anim, 51 Gosen, Holón y Guiló, o sea once ciudades con sus aldeas.

52 Las ciudades de Arab, Dumá, Esán, 53 Janum, Bet-tapúah, Afecá, 54 Humtá, Quiriat-arbá (llamada también Hebrón), y Sior, o sea nueve ciudades con sus aldeas.

55 Las ciudades de Maón, Carmel, Zif, Jutá, 56 Jezreel, Jocdeam, Zanóah, 57 Caín, Guibeá y Timná, o sea diez ciudades con sus aldeas.

58 Las ciudades de Halhul, Bet-sur, Guedor, 59 Maarat, Bet-anot y Eltecón, o sea seis ciudades con sus aldeas.

60 Las ciudades de Quiriat-baal, llamada también Quiriat-jearim, y Rabá, con sus aldeas.

61 En el desierto les tocaron las ciudades de Bet-arabá, Midín, Secacá, 62 Nibsán, Ciudad de la Sal, y En-gadi, o sea seis ciudades con sus aldeas.

63 Los descendientes de Judá no pudieron echar de Jerusalén a los jebuseos que allí vivían, de modo que hasta la fecha los jebuseos viven en Jerusalén junto con los descendientes de Judá.

Territorios de Efraín y Manasés, descendientes de José

16 El territorio que les tocó en suerte a los descendientes de José empezaba, por el este, en el río Jordán, a la altura de los manantiales de Jericó, y de allí se extendía por el desierto, a lo largo de las montañas que van de Jericó a Betel. De Betel, es decir, Luz, pasaba por el territorio de los arquitas hasta Atarot; luego se extendía hacia el oeste por el territorio de los jafletitas, hasta la frontera con Bet-horón de Abajo, y hasta Guézer. De allí salía al mar Mediterráneo. Las posesiones que recibieron las tribus de Manasés y Efraín, descendientes de José, fueron las siguientes:

Territorios de la tribu de Efraín

Los límites del territorio de los clanes de la tribu de Efraín se extendían, al este, de Atarot-adar hasta Bet-horón de Arriba. De allí se extendían hasta el mar Mediterráneo. El extremo norte de sus territorios era Micmetat, y de allí la frontera se extendía hacia el este, hasta Taanat-siló, para luego pasar por Janóah y bajar a Atarot y Naará, hasta tocar Jericó y salir al río Jordán. Desde Tapúah, la frontera se extiende hacia el oeste hasta el arroyo de Caná y el mar Mediterráneo. Éste es el territorio que le tocó a la tribu de Efraín, y que se repartió entre sus clanes. Hubo además algunas ciudades y aldeas dentro del territorio de la tribu de Manasés, que les tocaron a los de Efraín. 10 Pero los de la tribu de Efraín no echaron de Guézer a los cananeos que allí vivían, sino que los dejaron vivir entre ellos, aunque los obligaron a pagarles tributo. Y hasta la fecha los cananeos viven allí.

Territorios de la tribu de Manasés

17 Éste es el territorio que le tocó a la tribu de Manasés, el hijo mayor de José. A Maquir, hombre de guerra, que era el hijo mayor de Manasés y padre de Galaad, le tocó el territorio de Galaad y de Basán, al este del Jordán. También se sortearon las tierras que les tocarían, según el número de sus clanes, a los demás hijos de Manasés: a Abiézer, Hélec, Asriel, Siquem, Héfer y Semidá, que eran hijos de Manasés y nietos de José.

Pero Selofhad, que era hijo de Héfer y nieto de Galaad, el hijo de Maquir y nieto de Manasés, no había tenido ningún hijo, sino sólo cinco hijas, que eran Mahlá, Noá, Hoglá, Milcá y Tirsá. Éstas fueron a ver al sacerdote Eleazar y a Josué y a los jefes del pueblo, y les dijeron: «El Señor le mandó a Moisés que nos diera tierras, lo mismo que a nuestros parientes.» Entonces Josué les dio tierras como a los parientes de su padre, tal como el Señor le había ordenado.

De esta manera la tribu de Manasés recibió diez partes, además de los territorios de Galaad y Basán, que están al este del Jordán, porque a las hijas de Manasés se les dieron tierras como a los varones. La región de Galaad fue para los otros descendientes de Manasés. El territorio de la tribu de Manasés se extendía de Aser a Micmetat, que está frente a Siquem, y continuaba hacia el sur, hasta la fuente de Tapúah. Aunque la región de Tapúah era de la tribu de Manasés, la ciudad misma de Tapúah, que estaba junto a la frontera de Manasés, pertenecía a la tribu de Efraín. Después la frontera bajaba hacia el sur hasta el arroyo de Caná, de modo que estas ciudades de Efraín estaban entre las ciudades de Manasés, aun cuando la frontera norte del arroyo pertenecía a Manasés, junto con la salida al mar. 10 Efraín quedaba al sur del arroyo, y Manasés al norte, teniendo como límite el mar Mediterráneo, con los territorios de la tribu de Aser al norte y los de Isacar al este. 11 También le tocaron a Manasés las siguientes ciudades en los territorios de Isacar y de Aser, cada una con sus aldeas cercanas: Bet-seán, Ibleam, Dor, Endor, Taanac y Meguido, y las tres colinas. 12 Pero los de la tribu de Manasés no pudieron tomar posesión de estas ciudades, porque los cananeos opusieron resistencia y se quedaron allí. 13 Después, cuando los israelitas se hicieron más fuertes, obligaron a los cananeos a pagarles tributo, pero no los echaron de allí.

Los descendientes de José toman los bosques

14 Los descendientes de José le dijeron a Josué:

—¿Por qué nos has dado en suerte una sola porción del terreno, si nosotros somos muchos y el Señor nos ha bendecido?

15 Josué les contestó:

—Ya que ustedes son tantos que no caben en los montes de Efraín, vayan al bosque y desmonten tierras en la región de los ferezeos y de los refaítas.

16 Y ellos dijeron:

—Es verdad que estos montes no nos alcanzan. Pero los cananeos que viven en el llano tienen carros de hierro, lo mismo los que viven en Bet-seán y en sus aldeas que los que viven en el valle de Jezreel.

17 Entonces Josué respondió así a los descendientes de José, es decir, a las tribus de Efraín y Manasés:

—Ustedes son muchos y tienen mucho poder, de modo que no les tocará solamente una parte del territorio, 18 sino que ese monte cubierto de bosques también será suyo, y ustedes aprovecharán sus bosques. En cuanto a los cananeos, ustedes los echarán de allí, aunque ellos sean fuertes y tengan carros de hierro.

Los territorios de las otras tribus

18 Toda la comunidad israelita se reunió en Siló, para establecer allí la tienda del encuentro con Dios. Ya para entonces la tierra había sido conquistada, aunque todavía quedaban siete tribus israelitas a las que no se les había dado su parte.

Entonces Josué les dijo a los israelitas: «¿Qué esperan para tomar posesión de la tierra que les ha dado el Señor, el Dios de sus antepasados? Escojan tres hombres de cada tribu, para que yo los mande a recorrer toda la región y a que me traigan un informe del modo en que puede repartirse. Estos hombres deberán dividir la región en siete partes, dejando a Judá sus territorios al sur, y a los descendientes de José sus territorios al norte. Después que hayan dividido la región en siete partes, me traerán la descripción y yo echaré las suertes en presencia del Señor nuestro Dios. A los levitas no les tocará ninguna parte, pues lo que les toca a ellos es el sacerdocio del Señor. En cuanto a las tribus de Gad y de Rubén y la media tribu de Manasés, ya tienen sus posesiones en la región este del río Jordán, la cual les dio Moisés, el siervo del Señor.»

Los que iban a preparar la descripción de la región se dispusieron a salir, y Josué les ordenó: «Vayan por toda la región y divídanla, y vuelvan en cuanto terminen, para que yo la sortee aquí en Siló, delante del Señor.»

Aquellos hombres fueron y recorrieron toda la región, dividieron las ciudades en siete grupos y lo pusieron todo por escrito. Después volvieron al campamento de Siló, donde estaba Josué. 10 Entonces Josué repartió el territorio entre los israelitas allí en Siló, sorteándolo delante del Señor.

El territorio de la tribu de Benjamín

11 Una vez hecho el sorteo, a los clanes de la tribu de Benjamín les tocaron tierras entre los territorios de Judá y los de José. 12 La frontera de este territorio empezaba, por el norte, en el río Jordán, y se extendía hacia el lado norte de Jericó, continuaba por la región montañosa hacia el oeste, y venía a salir al desierto de Bet-avén. 13 De allí seguía hacia Luz (es decir, Betel) por el lado sur, y bajaba hasta Atarot-adar en el monte que está al sur de Bet-horón de Abajo; 14 luego la frontera se volvía hacia el mar Mediterráneo por el costado sur del monte que está frente a Bet-horón, hasta Quiriat-baal, llamada también Quiriat-jearim, que pertenece a la tribu de Judá. Ésa era la frontera oeste.

15 La frontera sur salía del extremo de Quiriat-jearim, en dirección oeste hasta el manantial de Neftóah, 16 y bajaba hasta el extremo del monte que está frente al valle de Ben-hinom, al norte del valle de Refaim. Después bajaba al valle de Hinom, pasaba al sur de la cuesta de Jebús, y seguía hasta el manantial de En-roguel. 17 Luego se volvía hacia el norte y salía a En-semes, de donde seguía hasta Guelilot, que está frente a la cuesta de Adumim, y bajaba hasta la Peña de Bohan Ben-rubén; 18 pasaba luego por el lado norte de la cuesta, frente al valle del Jordán, y bajando hasta el Jordán 19 pasaba al norte de Bet-hoglá, para terminar en la bahía norte del Mar Muerto, donde desemboca el río Jordán. Ésta era la frontera sur.

20 El río Jordán era la frontera del este. Éstas eran las fronteras del territorio que se repartió entre los clanes de la tribu de Benjamín.

21 Las ciudades que les tocaron a los clanes de la tribu de Benjamín fueron, por una parte: Jericó, Bet-hoglá, Émec-quesís, 22 Bet-arabá, Semaraim, Betel, 23 Avim, Pará, Ofrá, 24 Quefar-haamoní, Ofní y Gueba, o sea doce ciudades con sus aldeas. 25 Además Gabaón, Ramá, Beerot, 26 Mispá, Quefirá, Mosá, 27 Réquem, Irpeel, Taralá, 28 Selá, Élef, Jebús (es decir, Jerusalén), Guibeá y Quiriat, o sea catorce ciudades con sus aldeas. Éste es el territorio que les tocó a los clanes de la tribu de Benjamín.

El territorio de la tribu de Simeón

19 El segundo territorio sorteado les tocó a los clanes de la tribu de Simeón. Este territorio quedaba dentro del de la tribu de Judá, y comprendía las ciudades de Beerseba, Sebá, Moladá, Hasar-sual, Balá, Ésem, Eltolad, Betul, Hormá, Siclag, Bet-marcabot, Hasar-susá, Bet-lebaot y Saruhén, en total trece ciudades con sus aldeas. Además les tocaron las ciudades de En-rimón, Éter y Asán, con sus aldeas, más las aldeas que había hasta Baalat-beer, que es la ciudad de Ramat, en el Négueb. Éstas son las tierras que les tocaron a los clanes de Simeón. La parte de la tribu de Simeón quedaba dentro del territorio de Judá, porque esta tribu tenía demasiada tierra, y se les dio a los de Simeón parte de la tierra que le había tocado a Judá.

El territorio de la tribu de Zabulón

10 El tercer territorio que se sorteó les tocó a los clanes de la tribu de Zabulón. Su frontera se extendía hasta Sarid, 11 seguía hacia el occidente hasta Maralá y luego hasta Dabéset, para terminar en el arroyo que está frente a Jocneam. 12 De Sarid, esta frontera iba hacia el oriente hasta Quislot-tabor, y de allí pasaba a Daberat y subía hasta Jafía. 13 De allí, la frontera iba por el este hacia Gat-héfer, pasaba por Itá-casín y llegaba hasta Rimón, dando la vuelta por Neá. 14 Por el norte, la frontera daba la vuelta hasta Hanatón y salía al valle de Jefté-el. 15 Había en este territorio doce ciudades con sus aldeas vecinas, entre ellas: Catat, Nahalal, Simrón, Idalá y Belén. 16 Éste es el territorio que les tocó a los clanes de la tribu de Zabulón, con sus ciudades y aldeas.

El territorio de la tribu de Isacar

17 El cuarto territorio que se sorteó les tocó a los clanes de la tribu de Isacar. 18 Su territorio incluía las ciudades de Jezreel, Quesulot, Sunem, 19 Hafaraim, Sihón, Anaharat, 20 Rabit, Quisión, Ebes, 21 Rémet, En-ganim, En-hadá y Bet-pasés. 22 La frontera llegaba a Tabor, Sahasimá y Bet-semes, y terminaba en el río Jordán; en total, dieciséis ciudades con sus aldeas. 23 Éste es el territorio que les tocó a los clanes de la tribu de Isacar, con sus ciudades y aldeas.

El territorio de la tribu de Aser

24 El quinto territorio que se sorteó les tocó a los clanes de la tribu de Aser, 25 e incluía las ciudades de Helcat, Halí, Beten, Acsaf, 26 Alamélec, Amad y Misal, de modo que llegaba por el oeste hasta el monte Carmelo y Sihor-libnat. 27 La frontera oriental corría hacia el norte hasta Bet-dagón, tocando el territorio de la tribu de Zabulón, el valle de Jefté-el, Bet-émec, Neiel, y siguiendo más allá de Cabul, 28 de modo que abarcaba Abdón, Rehob, Hamón y Caná, hasta llegar a la gran ciudad de Sidón. 29 Después la frontera daba la vuelta hacia Ramá, y hasta la ciudad fortificada de Tiro, para luego seguir hacia Hosá y salir al mar Mediterráneo. Con Mahaleb, Aczib, 30 Umá, Afec y Rehob, sumaban veintidós ciudades con sus aldeas vecinas. 31 Éste es el territorio que les tocó a los clanes de la tribu de Aser.

El territorio de la tribu de Neftalí

32 El sexto territorio que se sorteó les tocó a los clanes de la tribu de Neftalí. 33 Su territorio iba desde Hélef, Elón-saananim, Adamí-néqueb y Jabneel, hasta Lacum, llegando al Jordán. 34 Por el oeste, la frontera iba por Aznot-tabor, y luego por Hucoc, de modo que por el lado sur colindaba con el territorio de la tribu de Zabulón, y por el oeste con el territorio de la tribu de Aser. Por el este, el territorio de la tribu de Neftalí llegaba hasta el río Jordán. 35 Las ciudades fortificadas que les tocaron fueron: Sidim, Ser, Hamat, Racat, Quinéret, 36 Adamá, Ramá, Hasor, 37 Quedes, Edrei, En-hasor, 38 Irón, Migdal-el, Horem, Bet-anat y Bet-semes. En total eran diecinueve ciudades con sus aldeas vecinas. 39 Éste fue el territorio, con sus ciudades y aldeas, que les tocó a los clanes de la tribu de Neftalí.

El territorio de la tribu de Dan

40 El séptimo territorio que se sorteó les tocó a los clanes de la tribu de Dan. 41 En este territorio estaban Sora, Estaol, Ir-semes, 42 Saalbim, Aialón, Jetlá, 43 Elón, Timnat, Ecrón, 44 Eltequé, Guibetón, Baalat, 45 Jehúd, Bené-berac, Gat-rimón, 46 Mejarcón y Racón, con el territorio que queda frente a Jope. 47 Pero como este territorio no les alcanzaba, fueron los de la tribu de Dan a atacar la ciudad de Lésem, y tomaron posesión de ella después de matar a todos los que vivían allí. Y así se quedaron a vivir en esa ciudad, y le cambiaron el nombre, llamándola Dan en honor de su antepasado. 48 Éste es el territorio que, con sus ciudades y aldeas, les tocó a los clanes de la tribu de Dan.

El territorio de Josué

49 Después que los israelitas terminaron de repartir los territorios que le tocaban a cada tribu, le dieron su parte a Josué dentro de los territorios de los demás. 50 Tal como el Señor lo había ordenado, le dieron la ciudad de Timnat-sérah, en la región montañosa de Efraín, que fue la que Josué pidió. Y Josué reconstruyó la ciudad y vivió en ella.

51 Todos estos fueron los territorios que el sacerdote Eleazar, Josué y los jefes del pueblo sortearon entre las tribus israelitas, en presencia del Señor, a la entrada de la tienda del encuentro, en Siló. Y así el reparto de la tierra quedó completo.

Los israelitas señalan ciudades de refugio(B)

20 El Señor le habló a Josué y le dijo: «Habla con los israelitas y diles que escojan ciudades de refugio, tal como lo ordené por medio de Moisés. Si uno mata a otro accidentalmente, sin intención, puede huir a una de esas ciudades para protegerse de la venganza del pariente más cercano del muerto. El que busque refugio en uno de esos lugares llegará a la puerta de la ciudad y hará su declaración ante los ancianos de la ciudad. Entonces ellos le permitirán entrar y le darán un lugar para vivir. Si el pariente más cercano del muerto lo persigue, los ancianos de la ciudad no entregarán al refugiado, pues mató a su prójimo sin intención y no por tenerle odio. Pero el refugiado tendrá que quedarse en la ciudad hasta que se presente ante todo el pueblo para ser juzgado, y hasta que muera el sumo sacerdote que en aquel tiempo esté en funciones. Después podrá volver el refugiado al lugar de donde huyó, es decir, a su propia casa y ciudad.»

Entonces los israelitas escogieron como ciudades de refugio a Quedes en Galilea, en las montañas de Neftalí, a Siquem en los montes de Efraín, y a Quiriat-arbá, llamada también Hebrón, en los montes de Judá. Del otro lado del Jordán, en la meseta del desierto al este de Jericó, escogieron a Béser, de la tribu de Rubén; en la región de Galaad escogieron a Ramot, de la tribu de Gad; y en la región de Basán escogieron a Golán, de la tribu de Manasés. Éstas fueron las ciudades de refugio que escogieron para todos los israelitas y para los extranjeros que vivieran entre ellos. Allí podía refugiarse cualquiera que matara a otro por accidente, para que de este modo el pariente más cercano del muerto no pudiera vengarse y matarlo antes que el pueblo lo juzgara.

Las ciudades de los levitas(C)

21 Los jefes de familias levitas fueron a Siló, en la región de Canaán, para hablar con el sacerdote Eleazar, con Josué y con los jefes de familia de las tribus israelitas. Allí les dijeron: «Por medio de Moisés, el Señor ordenó que se nos dieran ciudades donde vivir, junto con campos de pastoreo para nuestros ganados.» Entonces los israelitas dieron a los levitas algunas de sus propias ciudades y campos de pastoreo, conforme a lo dicho por el Señor.

Primero se hizo el sorteo para los clanes levitas que descendían de Quehat. A los quehatitas descendientes del sacerdote Aarón les tocaron trece ciudades, que eran de las tribus de Judá, Simeón y Benjamín. A los otros quehatitas les tocaron diez ciudades, que eran de las tribus de Efraín y de Dan y de la media tribu de Manasés. Después de esto, a los clanes levitas que descendían de Guersón les tocaron en suerte trece ciudades, que eran de las tribus de Isacar, de Aser, de Neftalí y de la media tribu de Manasés que está en Basán. Y a los clanes levitas que descendían de Merarí les tocaron doce ciudades, que eran de las tribus de Rubén, Gad y Zabulón.

Los israelitas repartieron entre los levitas, por sorteo, ciudades y campos de pastoreo, tal como el Señor lo había ordenado por medio de Moisés. Estas ciudades, que van a ser mencionadas, las dieron los de la tribu de Judá y los de la tribu de Simeón, 10 y les tocaron a los levitas pertenecientes a los clanes de Quehat, que descendían de Aarón, porque a ellos les tocó la suerte en primer lugar. 11 En la región montañosa de Judá les dieron Hebrón, la ciudad principal de los descendientes del gigante Anac, con sus campos de pastoreo. 12 Pero los terrenos y las aldeas de esta ciudad se le dieron en propiedad a Caleb, el hijo de Jefuné.

13 Además de Hebrón, que era ciudad de refugio para quienes habían matado a alguien, se les dieron a los descendientes del sacerdote Aarón las siguientes ciudades: Libná, 14 Jatir, Estemoa, 15 Holón, Debir, 16 Ain, Jutá y Bet-semes. Estas nueve ciudades contaban con sus propios campos de pastoreo. 17 Y de la tribu de Benjamín les dieron Gabaón, Gueba, 18 Anatot y Almón, o sea cuatro ciudades con sus propios campos de pastoreo, 19 de modo que las ciudades de los sacerdotes descendientes de Aarón fueron trece en total, cada una con sus propios campos de pastoreo.

20 A los otros clanes levitas descendientes de Quehat se les repartieron ciudades de la tribu de Efraín. 21 En los montes de Efraín les dieron Siquem, como ciudad de refugio para quien matara a alguien, y además Guézer, 22 Quibsaim y Bet-horón, o sea cuatro ciudades con sus propios campos de pastoreo. 23 De la tribu de Dan recibieron Eltequé, Guibetón, 24 Aialón y Gat-rimón, o sea cuatro ciudades con sus campos de pastoreo; 25 y de la media tribu de Manasés recibieron dos ciudades, Taanac y Gat-rimón, con sus campos de pastoreo; 26 así que las ciudades de estos clanes quehatitas fueron diez en total, con sus propios campos de pastoreo.

27 A los levitas descendientes de Guersón les dieron dos ciudades, que eran de la media tribu de Manasés, con sus propios campos de pastoreo: Golán, que estaba en Basán, para que sirviera como ciudad de refugio, y Beesterá. 28 De la tribu de Isacar les dieron Quisión, Daberat, 29 Jarmut y En-ganim, o sea cuatro ciudades con sus propios campos de pastoreo. 30 De la tribu de Aser les dieron Misael, Abdón, 31 Helcat y Rehob, o sea cuatro ciudades con sus propios campos de pastoreo. 32 De la tribu de Neftalí les dieron tres ciudades con sus propios campos de pastoreo: Quedes, que estaba en Galilea, para que sirviera como ciudad de refugio, Hamot-dor y Cartán; 33 de modo que las ciudades de los clanes guersonitas fueron trece en total, cada una con sus propios campos de pastoreo.

34 A los clanes levitas que aún quedaban, o sea a los descendientes de Merarí, les dieron de la tribu de Zabulón: Jocneam, Cartá, 35 Dimná y Nahalal, o sea cuatro ciudades con sus propios campos de pastoreo. 36 De la tribu de Rubén les dieron Béser, Jahas, 37 Cademot y Mefáat, o sea cuatro ciudades con sus propios campos de pastoreo. 38 De la tribu de Gad les dieron Ramot de Galaad, para que sirviera como ciudad de refugio, Mahanaim, 39 Hesbón y Jazer, o sea cuatro ciudades con sus propios campos de pastoreo, 40 de modo que las ciudades que les tocaron a los clanes levitas que aún quedaban, es decir, a los descendientes de Merarí, fueron doce en total.

41 Las ciudades levitas dentro del territorio israelita fueron cuarenta y ocho en total, cada una con sus propios campos de pastoreo, 42 los cuales rodeaban a cada ciudad. El caso era el mismo en cada una de estas ciudades.

El Señor es fiel

43 Así fue como el Señor les dio a los israelitas todo el territorio que les había prometido bajo juramento a sus antepasados, y ellos se establecieron y vivieron allí. 44 El Señor cumplió su promesa, y les dio paz en todo el territorio. Sus enemigos no pudieron hacerles frente, porque el Señor les dio la victoria sobre ellos. 45 Ni una sola palabra quedó sin cumplirse de todas las buenas promesas que el Señor había hecho a los israelitas.