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»¡Grita, Job!
¡Grita todo lo que quieras,
a ver si algún ángel te responde!
Sólo los tontos y necios
se mueren de celos y envidia.
Algunos llegan a prosperar,
pero su casa está maldita.
A sus hijos,
nadie los ayuda ni los defiende;
¡en los tribunales del pueblo
nadie les hace justicia!
Sus riquezas y sus cosechas
terminan en la mesa de los hambrientos.

»¡Siempre hay una razón
para el mal y la desgracia!
Así como el fuego es la causa
de que salten chispas,
nosotros somos responsables
de nuestra propia desgracia.

»Si yo estuviera en tu lugar,
pondría mi caso en manos de Dios.
Sus milagros y maravillas
no los podemos entender.
10 Dios hace que la lluvia
caiga sobre los campos;
11 Dios da poder a los humildes
y ayuda a los afligidos;
12-13 Dios hace que los astutos
caigan en sus propias trampas;
les desbarata sus planes malvados
y les arruina sus malas acciones.
14 Dios hace que se tropiecen de día
como si anduvieran de noche,
15 pero salva a la gente pobre
del poder de sus enemigos;
16 a los pobres les devuelve la esperanza,
pero a los malvados los deja callados.

17 »Cuando el Dios todopoderoso te corrija,
puedes considerarte bendecido;
no desprecies su corrección.
18 Dios hiere, pero cura la herida;
Dios golpea, pero alivia el dolor.
19 Una y otra vez vendrá a ayudarte,
y aunque estés en graves peligros
no dejará que nada te dañe.
20 En tiempos de hambre,
no dejará que te mueras;
en tiempos de guerra,
no dejará que te maten.
21 Cuando alguien te maldiga,
no tendrás por qué tener miedo;
esa maldición no se cumplirá.
22 Te reirás del hambre
y de las calamidades,
y no tendrás por qué temer
a los animales salvajes:
23 ¡las piedras del campo
y las bestias salvajes
serán tus mejores amigas!
24 En tu casa vivirás tranquilo,
y cuando cuentes tu ganado
no te faltará un solo animal.
25 Tendrás muchos hijos y muchos nietos;
¡nacerán como la hierba del campo!
26 Serás como el trigo
que madura en la espiga:
no morirás antes de tiempo,
sino cuando llegue el momento.
27 Esto es un hecho comprobado.
Si nos prestas atención,
tú mismo podrás comprobarlo».

Primera respuesta de Job

Job le respondió a Elifaz de la siguiente manera:

«¡Me gustaría que todas mis desgracias
pudieran pesarse en una balanza!
¡Son tantas, que pesarían
más que toda la arena del mar!
¡No debiera sorprenderles
oírme hablar así!
El Dios todopoderoso me ha herido,
y eso me llena de miedo;
¡ya siento correr por mi cuerpo
el veneno de sus flechas!

»Con pasto en el pesebre,
no hay burro que rebuzne
ni buey que brame.
Con sal, toda comida es buena;
¡hasta la clara de huevo es sabrosa!
Pero lo que estoy sufriendo,
¡sabe peor que comida sin sal!

»¡Cómo quisiera que Dios
me diera lo que le pido:
que de una vez me aplaste,
y me deje hecho polvo!

10 »¡Jamás he desobedecido a Dios!
Éste es el consuelo que me queda
en medio de mi dolor.

11-12 »Yo no estoy hecho de piedra,
ni estoy hecho de bronce.
Ya no me quedan fuerzas
para seguir viviendo,
ni espero nada de esta vida.
13 No tengo a nadie que me ayude,
ni puedo valerme por mí mismo.
14 Si en verdad fueran mis amigos,
no me abandonarían,
aunque yo no obedeciera a Dios.
15-16 Pero ustedes, mis amigos,
cambian tanto como los ríos:
unas veces están secos,
y otras veces se desbordan.
Cuando la nieve se derrite,
corren turbios y revueltos,
17 pero en tiempos de calor y sequías
se quedan secos y dejan de correr.

18-21 »Ustedes se han portado conmigo
como lo hacen los comerciantes
de las ciudades de Temá y Sabá.
Salen con sus caravanas,
y al cruzar el desierto,
se apartan del camino
esperando encontrar los ríos.
Al no hallarlos,
se quedan confundidos y frustrados;
pierden entonces la confianza y mueren.
Lo mismo hicieron ustedes:
vieron algo espantoso y se asustaron.

22 »Yo no les pedí que vinieran,
ni tampoco les pedí dinero
23 para que me salvaran
de mis malvados enemigos.
24 Demuéstrenme en qué he fallado,
y me callaré la boca.
25 Si tuvieran razón, no me ofendería;
¡pero ustedes me acusan
y no tienen pruebas!
26 No me juzguen por mis palabras,
hablo así pues estoy desesperado,
y las palabras se las lleva el viento.
27 ¡Ustedes son capaces de todo,
hasta de vender a un huérfano
y abandonar a un amigo!

28 »Mírenme a los ojos,
y díganme si soy un mentiroso.
29 No sean injustos conmigo
y dejen de juzgarme;
reconozcan que soy inocente.
30 No les he mentido.
¿Acaso creen que no sé distinguir
entre la verdad y la mentira?
1-3 »He pasado noches miserables,
he pasado meses enteros
esperando en vano
que terminen mis sufrimientos.
Mi vida ha sido como la de un soldado
que ansioso espera el fin de la guerra;
como la de un peón,
que ansioso espera su paga;
como un esclavo fatigado,
que ansioso espera que caiga la noche.
Cuando me acuesto,
la noche me parece interminable;
doy vueltas en la cama
sin poder pegar los ojos,
y me pregunto cuándo amanecerá.
Tengo todo el cuerpo
lleno de gusanos y de costras;
¡por todos lados me sale pus!

»La vida se me escapa
con la velocidad del rayo.
¡Ya he perdido toda esperanza!
Acuérdate, Dios mío,
que mi vida es como un suspiro
y que no volveré a saber
lo que es la felicidad.
Hoy me ves, pero mañana ya no;
me buscarás, pero ya no estaré aquí.
9-10 Los que bajan a la tumba
ya no vuelven a subir;
nunca más regresan a su casa.
Son como las nubes:
¡desaparecen y se pierden para siempre!

11 »En cuanto a mí,
estoy tan angustiado
y tan lleno de amargura
que no puedo quedarme callado.
12 ¿Por qué me vigilas tanto,
si no soy el monstruo del mar?
13 A veces pienso que durmiendo
hallaré consuelo y alivio a mi queja,
14 pero aun estando acostado
me haces tener pesadillas
y me llenas de terror.
15-16 Ya no quiero seguir viviendo.
¡Preferiría morir ahorcado
que seguir viviendo en este mundo!
Mi vida ha perdido valor;
¡ya déjame en paz!

17-18 »Tú nos das mucha importancia;
todos los días nos examinas.
Yo me pregunto por qué
a todas horas nos pones a prueba.
19-20 Tú, que a todos nos vigilas,
¿por qué sólo a mí me castigas?
¡Ya no me vigiles tanto!
¡Déjame al menos tragar saliva!
¿En qué te afecta que yo peque?
¿Acaso te soy una molestia?
21 ¿Por qué no me perdonas
y te olvidas de mi maldad?
Me queda muy poco de vida;
cuando me busques,
ya estaré muerto».