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Old/New Testament

Each day includes a passage from both the Old Testament and New Testament.
Duration: 365 days
Nueva Versión Internacional (NVI)
Version
Salmos 18-19

Al director musical. De David, siervo del Señor. David dedicó al Señor la letra de esta canción cuando el Señor lo libró de las manos de todos sus enemigos y de las manos de Saúl. Dijo así:

18 ¡Cuánto te amo, Señor, fuerza mía!

El Señor es mi roca, mi amparo, mi libertador;
    es mi Dios, la roca en que me refugio.
Es mi escudo, el poder que me salva,[a]
    ¡mi más alto escondite!

Invoco al Señor, que es digno de alabanza,
    y quedo a salvo de mis enemigos.
Los lazos de la muerte me envolvieron;
    los torrentes destructores me abrumaron.
Los lazos del sepulcro[b] me enredaron;
    las redes de la muerte me atraparon.

En mi angustia invoqué al Señor;
    clamé a mi Dios por ayuda.
Él me escuchó desde su Templo;
    ¡mi clamor llegó a sus oídos!
La tierra tembló, se estremeció;
    se sacudieron los cimientos de los montes;
    temblaron a causa de su enojo.
Por la nariz echaba humo,
    por la boca, fuego consumidor;
    ¡lanzaba carbones encendidos!
Rasgando el cielo, descendió,
    pisando sobre oscuros nubarrones.
10 Montando sobre un querubín, surcó los cielos
    y se remontó sobre las alas del viento.
11 De las tinieblas y los oscuros nubarrones
    hizo su escondite, una tienda que lo rodeaba.
12 De su radiante presencia brotaron nubes,
    granizos y carbones encendidos.
13 En el cielo, entre granizos y carbones encendidos,
    se oyó el trueno del Señor;
    resonó la voz del Altísimo.
14 Lanzó sus flechas y dispersó a los enemigos;
    con relámpagos los desconcertó.
15 A causa de tu reprensión, oh Señor,
    y por el resoplido de tu enojo,[c]
las cuencas del mar quedaron a la vista;
    al descubierto quedaron los cimientos de la tierra.

16 Extendiendo su mano desde lo alto,
    tomó la mía y me sacó del mar profundo.
17 Me libró de mi enemigo poderoso,
    de aquellos que me odiaban y eran más fuertes que yo.
18 En el día de mi desgracia me salieron al encuentro,
    pero mi apoyo fue el Señor.
19 Me sacó a un amplio espacio;
    me libró porque se agradó de mí.

20 El Señor me ha pagado conforme a mi justicia;
    me ha premiado conforme a la limpieza de mis manos.
21 He guardado los caminos del Señor
    y no he cometido el error de alejarme de mi Dios.
22 Presentes tengo todas sus leyes;
    no me he alejado de sus estatutos.
23 He sido íntegro ante él
    y me he abstenido de pecar.
24 El Señor me ha recompensado conforme a mi justicia,
    conforme a la limpieza de mis manos ante sus ojos.

25 Tú eres fiel con quien es fiel
    e íntegro con quien es íntegro;
26 sincero eres con quien es sincero,
    pero sagaz con el que es tramposo.
27 Tú das la victoria a los humildes,
    pero humillas a los altivos.
28 Tú, Señor, mantienes mi lámpara encendida;
    tú, Dios mío, iluminas mis tinieblas.
29 Con tu apoyo me lanzaré contra un ejército;
    contigo, Dios mío, podré asaltar murallas.

30 El camino de Dios es perfecto;
    la palabra del Señor es intachable.
    Escudo es Dios a los que se refugian en él.
31 Pues ¿quién es Dios sino el Señor?
    ¿Quién es la Roca sino nuestro Dios?
32 Es él quien me arma de valor
    y hace perfecto mi camino;
33 da a mis pies la ligereza del venado
    y me mantiene firme en las alturas;
34 adiestra mis manos para la batalla
    y mis brazos para tensar un arco de bronce.
35 Tú me cubres con el escudo de tu salvación
    y con tu diestra me sostienes;
    tu ayuda me ha hecho prosperar.
36 Has despejado el paso de mi camino,
    para que mis tobillos no se tuerzan.

37 Perseguí a mis enemigos, les di alcance
    y no retrocedí hasta verlos aniquilados.
38 Los aplasté. Ya no pudieron levantarse.
    ¡Cayeron debajo de mis pies!
39 Tú me armaste de valor para el combate;
    doblegaste ante mí a los rebeldes.
40 Hiciste retroceder a mis enemigos
    y así exterminé a los que me odiaban.
41 Pedían ayuda y no hubo quien los salvara.
    Al Señor clamaron,[d] pero no respondió.
42 Los desmenucé. Parecían polvo disperso por el viento.
    Los pisoteé[e] como al lodo de las calles.
43 Me has librado de los conflictos con el pueblo;
    me has puesto por líder de las naciones;
    me sirve gente que yo no conocía.
44 Apenas me oyen, me obedecen;
    son extranjeros y me rinden homenaje.
45 Esos extraños se descorazonan
    y temblando salen de sus refugios.

46 ¡El Señor vive! ¡Alabada sea mi Roca!
    ¡Exaltado sea el Dios de mi salvación!
47 Él es el Dios que me vindica,
    el que pone los pueblos a mis pies.
48 Tú me libras de mis enemigos,
    me exaltas por encima de mis adversarios,
    me salvas de los hombres violentos.
49 Por eso, Señor, te alabo entre las naciones
    y canto salmos a tu nombre.

50 Él da grandes victorias a su rey;
    a su ungido David y a sus descendientes
    les muestra por siempre su gran amor.

Al director musical. Salmo de David.

19 Los cielos cuentan la gloria de Dios;
    la expansión proclama la obra de sus manos.
Un día transmite el mensaje al otro día;
    una noche a la otra comparte sabiduría.
Sin palabras, sin lenguaje,
    sin una voz perceptible,
por toda la tierra resuena su eco;
    sus palabras llegan hasta los confines del mundo.
Dios ha establecido en los cielos
    un hogar para el sol.
Y este, como novio que sale de la cámara nupcial,
    se regocija, cual poderoso guerrero, al recorrer su camino.
Sale de un extremo de los cielos
    y, en su recorrido, llega al otro extremo,
    sin que nada se libre de su calor.

La Ley del Señor es perfecta:
    infunde nuevo aliento.
El mandato del Señor es digno de confianza:
    da sabiduría al sencillo.
Los preceptos del Señor son rectos:
    traen alegría al corazón.
El mandamiento del Señor es claro:
    da luz a los ojos.
El temor del Señor es puro:
    permanece para siempre.
Las ordenanzas del Señor son verdaderas:
    todas ellas son justas.

10 Son más deseables que el oro,
    más que mucho oro refinado;
son más dulces que la miel,
    la miel que destila del panal.
11 Por ellas queda advertido tu siervo;
    quien las obedece recibe una gran recompensa.
12 ¿Quién está consciente de sus propios errores?
    ¡Perdóname aquellos de los que no estoy consciente!
13 Libra, además, a tu siervo de pecar a sabiendas;
    no permitas que tales pecados me dominen.
Entonces seré íntegro,
    inocente de un gran pecado.

14 Sean, pues, aceptables ante ti
    mis palabras y mis meditaciones
    oh Señor, mi roca y mi redentor.

Hechos 20:17-38

17 Desde Mileto, Pablo mandó llamar a los líderes religiosos de la iglesia de Éfeso. 18 Cuando llegaron, les dijo: «Ustedes saben cómo me porté todo el tiempo que estuve con ustedes, desde el primer día que vine a la provincia de Asia. 19 He servido al Señor con toda humildad y con lágrimas, a pesar de haber sido sometido a duras pruebas por las maquinaciones de los judíos. 20 Ustedes saben que no he vacilado en predicar todo lo que les fuera de provecho, sino que les he enseñado públicamente y en las casas. 21 A los judíos y a los que no son judíos les he instado a arrepentirse ante Dios y a creer en nuestro Señor Jesús.

22 »Y ahora tengan en cuenta que voy a Jerusalén obligado[a] por el Espíritu, sin saber lo que allí me espera. 23 Lo único que sé es que en todas las ciudades el Espíritu Santo me asegura que me esperan prisiones y sufrimientos. 24 Sin embargo, considero que mi vida carece de valor para mí mismo, con tal de que termine mi carrera y lleve a cabo el servicio que me ha encomendado el Señor Jesús, que es el de dar testimonio del evangelio de la gracia de Dios.

25 »Escuchen, yo sé que ninguno de ustedes, entre quienes he andado predicando el reino de Dios, volverá a verme. 26 Por tanto, hoy declaro que soy inocente de la sangre de todos, 27 porque sin vacilar les he proclamado todo el propósito de Dios. 28 Tengan cuidado de sí mismos y de todo el rebaño sobre el cual el Espíritu Santo los ha puesto como obispos para pastorear la iglesia de Dios,[b] que él adquirió con su propia sangre. 29 Sé que después de mi partida entrarán en medio de ustedes lobos feroces que procurarán acabar con el rebaño. 30 Aun de entre ustedes mismos se levantarán algunos que enseñarán falsedades para arrastrar a los discípulos que los sigan. 31 Así que estén alerta. Recuerden que día y noche, durante tres años, no he dejado de amonestar con lágrimas a cada uno en particular.

32 »Ahora los encomiendo a Dios y al mensaje de su gracia, mensaje que tiene poder para edificarlos y darles herencia entre todos los santificados. 33 No he codiciado ni la plata ni el oro ni la ropa de nadie. 34 Ustedes mismos saben bien que estas manos se han ocupado de mis propias necesidades y de las de mis compañeros. 35 Con mi ejemplo les he mostrado que es preciso trabajar duro para ayudar a los necesitados, recordando las palabras del Señor Jesús: “Hay más dicha en dar que en recibir”».

36 Después de decir esto, Pablo se puso de rodillas con todos ellos y oró. 37 Todos lloraban inconsolablemente mientras lo abrazaban y lo besaban. 38 Lo que más los entristecía era su declaración de que ellos no volverían a verlo. Luego lo acompañaron hasta el barco.

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