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Eternidad de Dios y fragilidad del hombre

(1a) Oración de Moisés, el hombre de Dios.

90 (1b) Señor, tú has sido nuestro refugio
por todas las edades.
Desde antes que se formaran los montes
y que existieran la tierra y el mundo,
desde los tiempos antiguos
y hasta los tiempos postreros,
tú eres Dios.
Haces que el hombre vuelva al polvo
cuando dices: «Vuelvan al polvo, seres humanos.»

En verdad, mil años, para ti,
son como el día de ayer, que pasó.
¡Son como unas cuantas horas de la noche!
Arrastras a los hombres con violencia,
cual si fueran sólo un sueño;
son como la hierba, que brota y florece a la mañana,
pero a la tarde se marchita y muere.

En verdad, tu furor nos consume,
¡nos deja confundidos!
Nuestros pecados y maldades
quedan expuestos ante ti.

En verdad, toda nuestra vida
termina a causa de tu enojo;
nuestros años se van como un suspiro.
10 Setenta son los años que vivimos;
los más fuertes llegan hasta ochenta;
pero el orgullo de vivir tanto
sólo trae molestias y trabajo.
¡Los años pronto pasan, lo mismo que nosotros!

11 ¿Quién conoce la violencia de tu enojo?
¿Quién conoce tu furor?
12 Enséñanos a contar bien nuestros días,
para que nuestra mente alcance sabiduría.

13 ¡Señor, vuélvete a nosotros!
¿Cuánto más tardarás?
¡Ten compasión de estos siervos tuyos!
14 Llénanos de tu amor al comenzar el día,
y alegres cantaremos toda nuestra vida.
15 Danos tantos años de alegría
como los años de aflicción que hemos tenido.
16 ¡Haz que tus siervos y sus descendientes
puedan ver tus obras y tu gloria!

17 Que la bondad del Señor, nuestro Dios,
esté sobre nosotros.
¡Afirma, Señor, nuestro trabajo!
¡Afirma, sí, nuestro trabajo!

El Señor es nuestro refugio

91 El que vive bajo la sombra protectora
del Altísimo y Todopoderoso,
dice al Señor: «Tú eres mi refugio,
mi castillo, ¡mi Dios, en quien confío!»

Sólo él puede librarte
de trampas ocultas y plagas mortales,
pues te cubrirá con sus alas,
y bajo ellas estarás seguro.
¡Su fidelidad te protegerá como un escudo!
No tengas miedo a los peligros nocturnos,
ni a las flechas lanzadas de día,
ni a las plagas que llegan con la oscuridad,
ni a las que destruyen a pleno sol;
pues mil caerán muertos a tu izquierda
y diez mil a tu derecha,
pero a ti nada te pasará.
Solamente lo habrás de presenciar:
verás a los malvados recibir su merecido.

Ya que has hecho del Señor tu refugio,
del Altísimo tu lugar de protección,
10 no te sobrevendrá ningún mal
ni la enfermedad llegará a tu casa;
11 pues él mandará que sus ángeles
te cuiden por dondequiera que vayas.
12 Te levantarán con sus manos
para que no tropieces con piedra alguna.
13 Podrás andar entre leones,
entre monstruos y serpientes.

14 «Yo lo pondré a salvo,
fuera del alcance de todos,
porque él me ama y me conoce.
15 Cuando me llame, le contestaré;
¡yo mismo estaré con él!
Lo libraré de la angustia
y lo colmaré de honores;
16 lo haré disfrutar de una larga vida:
¡lo haré gozar de mi salvación!»

Un canto de alabanza

(1) Salmo y cántico para el sábado.

92 (2) Altísimo Señor,
¡qué bueno es darte gracias
y cantar himnos en tu honor!
(3) Anunciar por la mañana y por la noche
tu gran amor y fidelidad,
(4) al son de instrumentos de cuerda,
con música suave de arpa y de salterio.

(5) Oh Señor,
¡tú me has hecho feliz con tus acciones!
¡Tus obras me llenan de alegría!
(6) Oh Señor,
¡qué grandes son tus obras!,
¡qué profundos tus pensamientos!
(7) ¡Sólo los necios no pueden entenderlo!
(8) Si los malvados y malhechores
crecen como la hierba, y prosperan,
es sólo para ser destruidos para siempre.
(9) Pero tú, Señor, por siempre estás en lo alto.
(10) Una cosa es cierta, Señor:
que tus enemigos serán destruidos;
que todos los malhechores serán dispersados.

10 (11) Tú aumentas mis fuerzas
como las fuerzas de un toro,
y viertes perfume sobre mi cabeza.
11 (12) He de ver cómo caen mis enemigos;
¡he de oír las quejas de esos malvados!

12 (13) Los buenos florecen como las palmas
y crecen como los cedros del Líbano.
13 (14) Están plantados en el templo del Señor;
florecen en los atrios de nuestro Dios.
14 (15) Aun en su vejez, darán fruto;
siempre estarán fuertes y lozanos,
15 (16) y anunciarán que el Señor, mi protector,
es recto y no hay en él injusticia.

¡El Señor es Rey!

93 ¡El Señor es Rey!
¡El Señor se ha vestido de esplendor
y se ha rodeado de poder!
Él afirmó el mundo, para que no se mueva.
Desde entonces, Señor, tu trono está firme.
¡Tú siempre has existido!

Oh Señor,
los ríos braman y levantan grandes olas;
pero tú, Señor, en las alturas,
eres más poderoso que las olas
y que el rugir de los mares.

Oh Señor,
tus mandatos son muy firmes.
¡La santidad es el adorno eterno de tu templo!

LIBRO IV

La eternidad de Dios y la transitoriedad del hombre

Oración de Moisés, varón de Dios.

90 Señor, tú nos has sido refugio

De generación en generación.

Antes que naciesen los montes

Y formases la tierra y el mundo,

Desde el siglo y hasta el siglo, tú eres Dios.

Vuelves al hombre hasta ser quebrantado,

Y dices: Convertíos, hijos de los hombres.

Porque mil años delante de tus ojos

Son como el día de ayer, que pasó,(A)

Y como una de las vigilias de la noche.

Los arrebatas como con torrente de aguas; son como sueño,

Como la hierba que crece en la mañana.

En la mañana florece y crece;

A la tarde es cortada, y se seca.

Porque con tu furor somos consumidos,

Y con tu ira somos turbados.

Pusiste nuestras maldades delante de ti,

Nuestros yerros a la luz de tu rostro.

Porque todos nuestros días declinan a causa de tu ira;

Acabamos nuestros años como un pensamiento.

10 Los días de nuestra edad son setenta años;

Y si en los más robustos son ochenta años,

Con todo, su fortaleza es molestia y trabajo,

Porque pronto pasan, y volamos.

11 ¿Quién conoce el poder de tu ira,

Y tu indignación según que debes ser temido?

12 Enséñanos de tal modo a contar nuestros días,

Que traigamos al corazón sabiduría.

13 Vuélvete, oh Jehová; ¿hasta cuándo?

Y aplácate para con tus siervos.

14 De mañana sácianos de tu misericordia,

Y cantaremos y nos alegraremos todos nuestros días.

15 Alégranos conforme a los días que nos afligiste,

Y los años en que vimos el mal.

16 Aparezca en tus siervos tu obra,

Y tu gloria sobre sus hijos.

17 Sea la luz de Jehová nuestro Dios sobre nosotros,

Y la obra de nuestras manos confirma sobre nosotros;

Sí, la obra de nuestras manos confirma.

Morando bajo la sombra del Omnipotente

91 El que habita al abrigo del Altísimo

Morará bajo la sombra del Omnipotente.

Diré yo a Jehová: Esperanza mía, y castillo mío;

Mi Dios, en quien confiaré.

Él te librará del lazo del cazador,

De la peste destructora.

Con sus plumas te cubrirá,

Y debajo de sus alas estarás seguro;

Escudo y adarga es su verdad.

No temerás el terror nocturno,

Ni saeta que vuele de día,

Ni pestilencia que ande en oscuridad,

Ni mortandad que en medio del día destruya.

Caerán a tu lado mil,

Y diez mil a tu diestra;

Mas a ti no llegará.

Ciertamente con tus ojos mirarás

Y verás la recompensa de los impíos.

Porque has puesto a Jehová, que es mi esperanza,

Al Altísimo por tu habitación,

10 No te sobrevendrá mal,

Ni plaga tocará tu morada.

11 Pues a sus ángeles mandará acerca de ti,(B)

Que te guarden en todos tus caminos.

12 En las manos te llevarán,

Para que tu pie no tropiece en piedra.(C)

13 Sobre el león y el áspid pisarás;

Hollarás al cachorro del león y al dragón.(D)

14 Por cuanto en mí ha puesto su amor, yo también lo libraré;

Le pondré en alto, por cuanto ha conocido mi nombre.

15 Me invocará, y yo le responderé;

Con él estaré yo en la angustia;

Lo libraré y le glorificaré.

16 Lo saciaré de larga vida,

Y le mostraré mi salvación.

Alabanza por la bondad de Dios

Salmo. Cántico para el día de reposo.[a]

92 Bueno es alabarte, oh Jehová,

Y cantar salmos a tu nombre, oh Altísimo;

Anunciar por la mañana tu misericordia,

Y tu fidelidad cada noche,

En el decacordio y en el salterio,

En tono suave con el arpa.

Por cuanto me has alegrado, oh Jehová, con tus obras;

En las obras de tus manos me gozo.

¡Cuán grandes son tus obras, oh Jehová!

Muy profundos son tus pensamientos.

El hombre necio no sabe,

Y el insensato no entiende esto.

Cuando brotan los impíos como la hierba,

Y florecen todos los que hacen iniquidad,

Es para ser destruidos eternamente.

Mas tú, Jehová, para siempre eres Altísimo.

Porque he aquí tus enemigos, oh Jehová,

Porque he aquí, perecerán tus enemigos;

Serán esparcidos todos los que hacen maldad.

10 Pero tú aumentarás mis fuerzas como las del búfalo;

Seré ungido con aceite fresco.

11 Y mirarán mis ojos sobre mis enemigos;

Oirán mis oídos de los que se levantaron contra mí, de los malignos.

12 El justo florecerá como la palmera;

Crecerá como cedro en el Líbano.

13 Plantados en la casa de Jehová,

En los atrios de nuestro Dios florecerán.

14 Aun en la vejez fructificarán;

Estarán vigorosos y verdes,

15 Para anunciar que Jehová mi fortaleza es recto,

Y que en él no hay injusticia.

La majestad de Jehová

93 Jehová reina; se vistió de magnificencia;

Jehová se vistió, se ciñó de poder.

Afirmó también el mundo, y no se moverá.

Firme es tu trono desde entonces;

Tú eres eternamente.

Alzaron los ríos, oh Jehová,

Los ríos alzaron su sonido;

Alzaron los ríos sus ondas.

Jehová en las alturas es más poderoso

Que el estruendo de las muchas aguas,

Más que las recias ondas del mar.

Tus testimonios son muy firmes;

La santidad conviene a tu casa,

Oh Jehová, por los siglos y para siempre.

Notas al pie

  1. Salmos 92:1 Aquí equivale a sábado.

Libro IV

(A)Oración de Moisés, hombre de Dios.

90 Señor, tú has sido nuestro refugio
    generación tras generación.
Desde antes que nacieran los montes
    y que crearas la tierra y el mundo,
    desde los tiempos antiguos y hasta los tiempos postreros,
    tú eres Dios.

Tú haces que los hombres vuelvan al polvo,
    cuando dices: «¡Vuélvanse al polvo, mortales!».
Mil años, para ti,
    son como el día de ayer, que ya pasó;
    son como una vigilia de la noche.
Arrasas a los mortales que son como un sueño:
    nacen por la mañana, como la hierba
que al amanecer brota y florece,
    y por la noche ya está marchita y seca.

Tu ira en verdad nos consume;
    tu indignación nos aterra.
Ante ti has puesto nuestras maldades;
    a la luz de tu presencia, nuestros pecados secretos.
Por causa de tu ira se nos va la vida entera;
    se esfuman nuestros años como un suspiro.
10 Algunos llegamos hasta los setenta años,
    quizás alcancemos hasta los ochenta,
    si las fuerzas nos acompañan.
Tantos años de vida,[a] sin embargo,
    solo traen problemas y penas:
    pronto pasan y volamos.
11 ¿Quién puede comprender el poder de tu ira?
    Tu ira es tan grande como el temor que se te debe.
12 Enséñanos a contar bien nuestros días,
    para que nuestro corazón adquiera sabiduría.

13 ¿Cuándo, Señor, te volverás hacia nosotros?
    ¡Compadécete ya de tus siervos!
14 Sácianos de tu gran amor por la mañana,
    y toda nuestra vida cantaremos de alegría.
15 Alégranos conforme a los días que nos has afligido
    y a los años que nos has hecho sufrir.
16 ¡Sean manifiestas tus obras a tus siervos
    y tu esplendor a sus descendientes!

17 Que el favor[b] del Señor nuestro Dios esté sobre nosotros.
    Confirma en nosotros la obra de nuestras manos;
    sí, confirma la obra de nuestras manos.

91 El que habita al abrigo del Altísimo
    descansará a la sombra del Todopoderoso.
Yo digo al Señor: «Tú eres mi refugio,
    mi fortaleza, el Dios en quien confío».

Solo él puede librarte
    de las trampas del cazador
    y de mortíferas plagas,
pues te cubrirá con sus plumas
    y bajo sus alas hallarás refugio.
    Su verdad será tu escudo y tu baluarte.
No temerás el terror de la noche
    ni la flecha que vuela de día
ni la plaga que acecha en las sombras
    ni la peste que destruye a mediodía.
Podrán caer a tu lado mil
    y diez mil a tu derecha,
    pero a ti no te afectará.
No tendrás más que abrir bien los ojos
    para ver a los impíos recibir su merecido.

Ya que has puesto al Señor por tu[c] refugio,
    al Altísimo por tu protección,
10 ningún mal habrá de sobrevenirte,
    ningún desastre llegará a tu hogar.
11 Porque él ordenará que sus ángeles
    te protejan en todos tus caminos.
12 Con sus propias manos te sostendrán
    para que no tropieces con piedra alguna.
13 Aplastarás al león y a la víbora;
    hollarás al cachorro de león y a la serpiente.

14 «Yo lo libraré, porque él me ama;
    lo protegeré, porque conoce mi nombre.
15 Él me invocará y yo le responderé;
    estaré con él en momentos de angustia,
    lo libraré y lo llenaré de honores.
16 Lo colmaré con muchos años de vida
    y le haré gozar de mi salvación».

Salmo para cantarse en sábado.

92 ¡Cuán bueno, Señor, es darte gracias
    y entonar, oh Altísimo, salmos a tu nombre;
proclamar tu gran amor por la mañana
    y tu fidelidad por la noche,
al son de la lira de diez cuerdas
    y la melodía del arpa!

Tú, Señor, me llenas de alegría con tus maravillas;
    por eso alabaré jubiloso las obras de tus manos.
Oh Señor, ¡cuán imponentes son tus obras
    y cuán profundos tus pensamientos!
Los insensatos no lo saben;
    los necios no lo entienden:
aunque broten como hierba los malvados
    y florezcan todos los malhechores,
    para siempre serán destruidos.

Solo tú, Señor, serás exaltado para siempre.

Ciertamente tus enemigos, Señor,
    ciertamente tus enemigos perecerán;
¡dispersados por todas partes
    serán todos los malhechores!
10 Me has dado las fuerzas de un toro salvaje;
    me has ungido con el mejor aceite.
11 Me has hecho ver la caída de mis adversarios
    y oír la derrota de mis malvados enemigos.

12 Como palmeras florecen los justos;
    como cedros del Líbano crecen.
13 Plantados en la casa del Señor,
    florecen en los atrios de nuestro Dios.
14 Aun en su vejez, darán fruto,
    siempre estarán saludables y frondosos
15 para proclamar: «El Señor es justo,
    él es mi roca y en él no hay injusticia».

93 El Señor reina, revestido de esplendor;
    el Señor se ha revestido de grandeza y ha desplegado su poder.
Ha establecido el mundo con firmeza;
    jamás caerá.
Desde el principio se estableció tu trono
    y tú desde siempre has existido.

Se levantan las aguas, Señor;
    se levantan las aguas con estruendo;
    se levantan las aguas y sus batientes olas.
Pero el Señor, en las alturas, se muestra poderoso:
    más poderoso que el estruendo de las muchas aguas,
    más poderoso que los embates del mar.

Dignos de confianza son, Señor, tus mandatos;
    ¡la santidad es para siempre el adorno de tu casa!

Notas al pie

  1. 90:10 Tantos años de vida. Lit. Su orgullo.
  2. 90:17 Que el favor. Alt. Que la belleza.
  3. 91:9 tu. Lit. mi.

Libro 4 (Salmos 90—106)

¡Bendice nuestro trabajo!

SALMO 90 (89)

Oración de Moisés.

90 Dios nuestro,
¡tú siempre has sido nuestra casa!
Desde siempre y hasta siempre,
desde antes de que crearas
las montañas, la tierra y el mundo,
tú has sido nuestro Dios.
Tú marcas el fin de nuestra existencia
cuando nos ordenas volver al polvo.
Para ti, mil años pasan pronto;
pasan como el día de ayer,
pasan como unas horas de la noche.
Nuestra vida es como un sueño
del que nos despiertas al amanecer.
Somos como la hierba:
comienza el día,
y estamos frescos y radiantes;
termina el día,
y estamos secos y marchitos.
Si te enojas, nos asustas;
si te enfureces, nos destruyes.
Tú conoces nuestros pecados,
aun los más secretos.
Si te enojas, termina nuestra vida;
los años se nos escapan
como se escapa un suspiro.
10 Si las fuerzas nos ayudan,
podemos vivir setenta años,
y aun llegar a los ochenta;
pero no tiene sentido
que vivamos tanto tiempo:
esa vida de angustias y problemas
pasa pronto, lo mismo que nosotros.

11 La fuerza de tu furia
nadie ha llegado a conocerla.
¡Es tan grande tu enojo
como el temor que nos inspiras!
12 Enséñanos a pensar cómo vivir
para que nuestra mente
se llene de sabiduría.

13 Dios nuestro,
¿hasta cuándo vas a abandonarnos?
¡Vuelve a ser nuestro Dios!
¡Compadécete de nosotros
pues somos tu pueblo!
14 ¡Permítenos comenzar el día
llenos de tu amor,
para que toda la vida
cantemos llenos de alegría!
15 Ya hemos tenido días de tristeza
y muchos años de aflicción;
¡devuélvenos esa alegría perdida!
16 ¡Permite que nosotros y nuestros hijos
podamos ver tu grandeza y tu poder!

17 Dios nuestro,
¡muéstranos tu bondad,
y bendice nuestro trabajo!
¡Sí, bendice nuestro trabajo!

Dios nos protege

SALMO 91 (90)

91 Vivamos bajo el cuidado
del Dios altísimo;
pasemos la noche bajo la protección
del Dios todopoderoso.
Él es nuestro refugio,
el Dios que nos da fuerzas,
¡el Dios en quien confiamos!

Sólo él puede librarnos
de los peligros ocultos
y de enfermedades mortales;
sólo bajo su protección
podemos vivir tranquilos,
pues nunca deja de cuidarnos.
Ni de día ni de noche
tendremos que preocuparnos
de estar en peligro de muerte.
Ni en las sombras de la noche,
ni a plena luz del día,
nos caerá desgracia alguna.
Tal vez a nuestra izquierda
veamos caer miles de muertos;
tal vez a nuestra derecha
veamos caer diez mil más,
pero a nosotros nada nos pasará.
Con nuestros propios ojos veremos
cómo los malvados reciben su merecido.

El Dios altísimo
es nuestro refugio y protección.
10 Por eso ningún desastre
vendrá sobre nuestros hogares.
11 Dios mismo les dirá a sus ángeles
que nos cuiden por todas partes.
12 Los ángeles nos llevarán en brazos
para que no tropecemos con nada;
13 andaremos entre leones y serpientes,
¡y los aplastaremos!

14 Dios dice:
«Mi pueblo me ama y me conoce;
por eso yo lo pondré a salvo.
15 Cuando me llame, le responderé
y estaré con él en su angustia;
lo libraré y lo llenaré de honores,
16 le daré muchos años de vida,
y lo haré gozar de mi salvación».

¡Qué bueno es alabar a Dios!

SALMO 92 (91)

Himno para cantarlo el día de reposo.

92 Dios altísimo,
¡qué bueno es poder alabarte
y cantarte himnos!
¡Qué bueno es poder alabar
tu amor y tu fidelidad!
Día y noche te alabaré
con música de arpas y liras.

4-5 Dios mío,
quiero gritar de alegría
por todo lo que has hecho;
todo lo que haces es impresionante
y me llena de felicidad.

Tus pensamientos son tan profundos
que la gente ignorante
ni los conoce ni los entiende.

Aunque los malvados y los malhechores
se multiplican por todas partes,
un día serán destruidos para siempre.
Sólo tú, mi Dios,
reinas por siempre en el cielo.
¡Tus enemigos serán destruidos!
¡Todos los malhechores serán derrotados!
10 Tú has llenado mi vida de poder;
de ti he recibido un trato especial,
11 y he podido presenciar
la derrota de mis enemigos.

12-13 Dios nuestro, en tu presencia
la gente buena crece y prospera
como palmeras bien plantadas,
¡como los cedros del Líbano!
14 Vivirán muchos años,
se mantendrán sanos y fuertes.
15 Siempre hablarán de tu justicia
y de tu constante protección.

Dios es el rey

SALMO 93 (92)

93 Dios mío,
tú eres nuestro rey.
Has mostrado tu majestad,
tu grandeza y tu poder.
Has afirmado el mundo,
y jamás se moverá.
Desde el principio eres rey;
tú siempre has existido.

Dios mío,
se revuelven los ríos,
se levantan las olas,
¡se agitan los mares!
Pero tú, en el cielo,
te muestras más poderoso
que el rugido de los mares;
¡más poderoso que las olas del mar!

Dios mío,
tus leyes tienen valor permanente.
Tu presencia da a tu templo
una belleza sin igual.

LIBRO CUARTO

La eternidad de Dios y lo transitorio del hombre

Oración de Moisés[a], hombre de Dios.

90 Señor, tú has sido un refugio[b] para nosotros(A)
de generación en generación.
Antes que los montes fueran engendrados(B),
y nacieran la tierra y el mundo(C),
desde la eternidad y hasta la eternidad(D), tú eres Dios.

Haces que el hombre vuelva a ser polvo(E),
y dices: Volved, hijos de los hombres.
Porque mil años ante tus ojos(F)
son como el día de ayer que ya pasó(G),
y como una vigilia de la noche(H).
Tú los has barrido como un torrente[c](I), son como un sueño[d](J);
son como la hierba que por la mañana reverdece(K);
por la mañana florece(L) y reverdece;
al atardecer se marchita(M) y se seca(N).

Porque hemos sido consumidos con tu ira(O),
y por tu furor hemos sido conturbados[e].
Has puesto nuestras iniquidades delante de ti(P),
nuestros pecados secretos(Q) a la luz de tu presencia.
Porque por tu furor han declinado todos nuestros días(R);
acabamos nuestros años como un suspiro[f].
10 Los días de nuestra vida[g] llegan a[h] setenta años;
y en caso[i] de mayor vigor, a ochenta años(S).
Con todo, su orgullo es solo trabajo y pesar(T),
porque pronto pasa, y volamos(U).
11 ¿Quién conoce[j] el poder de tu ira(V),
y tu furor conforme al temor(W) que se te debe[k]?
12 Enséñanos a contar de tal modo nuestros días(X),
que traigamos al[l] corazón sabiduría(Y).

13 Vuelve(Z), Señor; ¿hasta cuándo(AA)?
y compadécete de[m] tus siervos(AB).
14 Sácianos(AC) por la mañana con tu misericordia,
y cantaremos con gozo(AD) y nos alegraremos todos nuestros días.
15 Alégranos(AE) conforme a los días que[n] nos afligiste,
y a los años en que vimos adversidad[o](AF).
16 Manifiéstese tu obra a tus siervos(AG),
y tu majestad a[p] sus hijos(AH),
17 y sea la gracia del Señor(AI) nuestro Dios sobre nosotros.
Confirma[q], pues, sobre nosotros la obra de nuestras manos(AJ);
sí, la obra de nuestras manos confirma[r].

Seguridad del que confía en el Señor

91 El que habita al abrigo del Altísimo(AK)
morará a la sombra del Omnipotente[s](AL).
Diré yo al Señor: Refugio mío(AM) y fortaleza mía(AN),
mi Dios, en quien confío(AO).
Porque Él te libra del lazo del cazador(AP)
y de la pestilencia mortal(AQ).
Con sus plumas te cubre(AR),
y bajo sus alas hallas refugio(AS);
escudo y baluarte(AT) es su fidelidad[t](AU).

No temerás(AV) el terror de la noche(AW),
ni la flecha que vuela de día(AX),
ni la pestilencia(AY) que anda en tinieblas,
ni la destrucción(AZ) que hace estragos en medio del día.
Aunque caigan mil a tu lado
y diez mil a tu diestra,
a ti no se acercará(BA).
Con[u] tus ojos mirarás
y verás la paga de los impíos(BB).
Porque has puesto al Señor, que es mi refugio[v](BC),
al Altísimo, por tu habitación(BD).
10 No te sucederá ningún mal(BE),
ni plaga se acercará a tu morada[w].

11 Pues Él dará órdenes a sus ángeles acerca de ti(BF),
para que te guarden en todos tus caminos.
12 En sus manos[x] te llevarán,
para que tu pie no tropiece en piedra(BG).
13 Sobre el león y la cobra[y] pisarás(BH);
hollarás al cachorro de león y a la serpiente[z].

14 Porque en mí ha puesto su amor(BI), yo entonces lo libraré;
lo exaltaré(BJ), porque ha conocido mi nombre(BK).
15 Me invocará(BL), y le responderé;
yo estaré con él en la angustia;
lo rescataré y lo honraré(BM);
16 lo saciaré de larga vida[aa](BN),
y le haré ver[ab] mi salvación(BO).

Alabanza por la bondad del Señor

Salmo. Cántico para el día de reposo.

92 Bueno es dar gracias al Señor(BP),
y cantar alabanzas a tu nombre(BQ), oh Altísimo;
anunciar por la mañana tu bondad(BR),
y tu fidelidad por las noches(BS),
con[ac] el decacordio[ad](BT) y con[ae] el arpa(BU),
con[af] la música sonora de[ag] la lira(BV).
Porque tú, oh Señor, me has alegrado con tus obras[ah](BW),
cantaré con gozo(BX) ante las obras de tus manos(BY).

¡Qué grandes son tus obras(BZ), oh Señor,
cuán profundos(CA) tus pensamientos[ai](CB)!
El hombre torpe no tiene conocimiento,
y el necio no entiende esto(CC):
que cuando los impíos brotaron como la hierba(CD),
y florecieron todos los que hacían iniquidad(CE),
solo fue para ser destruidos para siempre(CF).
Mas tú, oh Señor, excelso eres[aj] eternamente(CG).
Porque he aquí, tus enemigos, Señor,
porque he aquí, tus enemigos perecerán(CH);
serán esparcidos todos los que hacen iniquidad(CI).

10 Pero tú has exaltado mi poder[ak](CJ) como el del búfalo;
he sido ungido con aceite fresco(CK).
11 Mis ojos satisfechos han mirado(CL) a los que me acechaban,
y oyen mis oídos de los malhechores que se levantan contra mí.
12 El justo florecerá(CM) como la palma,
crecerá como cedro en el Líbano(CN).
13 Plantados en la casa del Señor(CO),
florecerán en los atrios de nuestro Dios(CP).
14 Aun en la vejez darán fruto(CQ);
estarán vigorosos[al] y muy verdes,
15 para anunciar cuán recto es el Señor(CR),
mi roca(CS), y que no hay injusticia en Él(CT).

La majestad del Señor

93 El Señor reina[am](CU), vestido está de majestad(CV);
el Señor se ha vestido y ceñido de poder(CW);
ciertamente el mundo está bien afirmado(CX), será inconmovible.
Desde la antigüedad está establecido tu trono(CY);
tú eres desde la eternidad(CZ).

Los torrentes han alzado, oh Señor,
los torrentes han alzado su voz;
los torrentes alzan sus batientes olas(DA).
Más que el fragor de muchas aguas,
más que las poderosas olas del mar,
es poderoso el Señor en las alturas(DB).
Tus testimonios(DC) son muy fidedignos;
la santidad conviene a tu casa(DD),
eternamente[an], oh Señor.

Notas al pie

  1. Salmos 90:1 Véase Deut. 33:1
  2. Salmos 90:1 Así en algunos mss. y la versión gr. (sept.); en el T.M., una morada
  3. Salmos 90:5 O, una inundación
  4. Salmos 90:5 Lit., se quedan dormidos
  5. Salmos 90:7 O, aterrados
  6. Salmos 90:9 O, susurro
  7. Salmos 90:10 Lit., de nuestros años
  8. Salmos 90:10 Lit., en ellos hay
  9. Salmos 90:10 O, o si a causa
  10. Salmos 90:11 O, entiende
  11. Salmos 90:11 Lit., tuyo
  12. Salmos 90:12 O, ganemos para el
  13. Salmos 90:13 O, arrepiéntete para con
  14. Salmos 90:15 O, tantos días como los que
  15. Salmos 90:15 O, el mal
  16. Salmos 90:16 O, sobre
  17. Salmos 90:17 O, Da permanencia
  18. Salmos 90:17 O, Da permanencia
  19. Salmos 91:1 Heb., Shaddai
  20. Salmos 91:4 O, verdad
  21. Salmos 91:8 Lit., solo con
  22. Salmos 91:9 O, Porque tú, oh Señor, eres mi refugio; tú has puesto
  23. Salmos 91:10 Lit., tienda
  24. Salmos 91:12 Lit., palmas
  25. Salmos 91:13 O, el áspid
  26. Salmos 91:13 O, al dragón
  27. Salmos 91:16 Lit., con largura de días
  28. Salmos 91:16 O, haré que se deleite en
  29. Salmos 92:3 Lit., sobre
  30. Salmos 92:3 O, instrumento de diez cuerdas
  31. Salmos 92:3 Lit., sobre
  32. Salmos 92:3 Lit., sobre
  33. Salmos 92:3 Lit., por medio de
  34. Salmos 92:4 Lit., con el obrar tuyo
  35. Salmos 92:5 O, propósitos
  36. Salmos 92:8 O, estás en alto
  37. Salmos 92:10 Lit., cuerno
  38. Salmos 92:14 O, llenos de savia; lit., gordos
  39. Salmos 93:1 O, se ha hecho rey
  40. Salmos 93:5 Lit., por largura de días