Print Page Options
Previous Prev Day Next DayNext

Old/New Testament

Each day includes a passage from both the Old Testament and New Testament.
Duration: 365 days
Palabra de Dios para Todos (PDT)
Version
2 Reyes 7-9

Eliseo respondió:

—¡Escuchen el mensaje del SEÑOR! El SEÑOR dice: “Mañana a estas horas, a la entrada de la ciudad, se podrán comprar 3 kilos[a] de harina fina por tan solo una moneda de plata[b], y 6 kilos de cebada por el mismo precio”.

Entonces el oficial ayudante del rey le contestó al hombre de Dios:

—Eso no ocurriría ni aunque el SEÑOR abriera las ventanas del cielo.

Eliseo le dijo:

—Lo verás con tus propios ojos, pero no podrás comer nada.

Cuatro leprosos que estaban en la puerta de la ciudad se dijeron unos a otros:

—¿De qué nos sirve estar aquí sentados esperando la muerte? No hay comida en Samaria y si entramos a la ciudad, allí moriremos. Si nos quedamos aquí también nos moriremos. Mejor vayamos al campamento sirio. Si nos dejan vivir, bien. Si nos matan, pues que nos maten.

Así que esa tarde los cuatro leprosos fueron al campamento de los sirios. Cuando llegaron al borde del campamento, no había nadie. El Señor había hecho que los sirios escucharan el sonido de carros, caballos y un gran ejército. Por eso los sirios se dijeron: «El rey de Israel contrató a los hititas y a los egipcios para atacarnos» y salieron huyendo esa tarde dejando todo atrás. Abandonaron sus carpas, caballos y asnos, y escaparon.

Los leprosos se acercaron al borde del campamento y entraron a una carpa. Después de haber comido y bebido, se llevaron de ahí plata, oro y ropa. Entonces fueron y escondieron algunas cosas. Luego entraron a otra carpa y se llevaron cosas de ahí y las escondieron. Entonces se dijeron unos a otros: «No estamos actuando bien. Hoy es un día de buenas noticias y nosotros guardamos silencio. Si esperamos hasta el amanecer, se descubrirá que somos culpables. Entremos ahora al palacio y demos aviso».

10 Así que los hombres se acercaron a los porteros de la ciudad y les dijeron: «Nosotros fuimos al campamento de los sirios y, mira, no hay nadie. No se escucha nada, sólo el ruido de los caballos y de los asnos que están atados. Las carpas las dejaron tal como estaban».

11 Los porteros, gritando la noticia, avisaron al palacio. 12 Como era de noche, el rey se levantó y dijo a sus siervos:

—Déjenme decirles lo que los soldados sirios intentan hacer. Saben que estamos pasando hambre, así que han salido del campamento y se han escondido en el campo, pensando: “Cuando los israelitas salgan de la ciudad, los atraparemos y entraremos en la ciudad”.

13 Uno de los oficiales del rey dijo:

—Que envíen hombres en cinco de los caballos que queden. Después de todo, van a morir como toda la gente de Israel. Mandémoslos para que podamos averiguar.

14 Así que los hombres tomaron dos carros con caballos. El rey mandó a los hombres tras el ejército de los sirios, diciéndoles:

—Vayan a ver qué fue lo que pasó.

15 Los hombres buscaron el ejército sirio hasta el río Jordán. Por todo el camino había ropa y armas abandonadas. Los sirios habían tirado todo mientras se apuraban por el camino. Los mensajeros regresaron a Samaria y le informaron al rey.

16 Entonces la gente salió al campamento de los sirios. El resultado fue que 3 kilos de harina fina se vendían por una sola moneda de plata y 6 kilos de cebada se vendían por una sola moneda de plata también, tal como el SEÑOR había dicho.

17 El rey mandó a uno de sus oficiales ayudantes a la puerta de la ciudad, pero la gente lo pisoteó y murió. Todo ocurrió tal como el hombre de Dios había dicho cuando el rey había ido a la casa de Eliseo. 18 Eliseo había dicho: «Se podrán comprar 3 kilos de harina fina por tan solo una moneda de plata y 6 kilos de cebada se podrán comprar también por el mismo precio en el mercado que está en la puerta de Samaria». 19 Pero ese oficial le había dicho al hombre de Dios: «Eso no ocurriría ni aunque el SEÑOR abriera las ventanas del cielo». Y Eliseo le dijo al oficial: «Lo verás con tus propios ojos, pero no podrás comer nada». 20 Y eso le sucedió, pues murió cuando el pueblo lo pisoteó en la puerta de la ciudad.

El rey y la sunamita

Eliseo habló con la mujer a cuyo hijo él había revivido. Le dijo:

—Tú y tu familia deben mudarse a otro país, porque el SEÑOR ha decidido que va a haber una hambruna aquí. Durará unos siete años.

Así que la mujer hizo lo que el hombre de Dios le había dicho. Se fue a vivir con su familia a la tierra de los filisteos por unos siete años. Después de ese tiempo regresó a su tierra y fue a hablar con el rey para averiguar cómo recuperar su casa y tierras.

El rey estaba conversando con Guiezi, el siervo del hombre de Dios. El rey le decía a Guiezi:

—Por favor, cuéntame todas las cosas maravillosas que Eliseo ha hecho.

Guiezi habló acerca de aquella vez que Eliseo resucitó a un muerto. En eso, la mujer a cuyo hijo Eliseo había revivido se acercó al rey, pues quería recuperar su casa y tierra. Guiezi la vio y dijo:

—¡Mi señor y rey, esta es la mujer y este es el hijo que Eliseo volvió a la vida!

El rey le preguntó lo que ella quería y luego le asignó un funcionario para que se encargara de que se le devolviera todo lo que le pertenecía. Inclusive, todas las cosechas producidas desde que se fue de Israel hasta el día que regresó.

Ben Adad y Jazael

Después Eliseo se fue a Damasco. Ben Adad, rey de Siria, estaba enfermo y se le informó que había llegado el hombre de Dios. Entonces el rey Ben Adad le dijo a Jazael:

—Lleva un regalo y ve al encuentro del hombre de Dios. Pídele que le pregunte al SEÑOR si me voy a recuperar de esta enfermedad o no.

Entonces Jazael salió al encuentro de Eliseo llevándole un regalo de todo lo bueno que hay en Damasco. Se necesitaron 40 camellos para cargar todo. Al acercarse a Eliseo, Jazael le dijo:

—Tu seguidor[c], Ben Adad, rey de Siria, me mandó preguntarte si se va a recuperar de su enfermedad.

10 Entonces Eliseo le dijo a Jazael:

—Anda y dile a Ben Adad que se va a recuperar, pero la verdad es que el SEÑOR me dijo que de todos modos va a morir.

11 Eliseo miró fijamente a Jazael hasta que le dio vergüenza a Jazael. El hombre de Dios comenzó a llorar. 12 Jazael le preguntó:

—Señor, ¿por qué lloras?

Eliseo le contestó:

—Lloro porque yo sé el mal que le vas a hacer a los israelitas. Incendiarás sus ciudades fortificadas. Matarás a filo de espada a sus jóvenes y a sus bebés y abrirás los vientres de las mujeres embarazadas.

13 Jazael le dijo:

—Yo no soy más que un perro, ¿cómo puedo yo hacer tales cosas?

Eliseo le contestó:

—El SEÑOR me mostró que serás rey de Siria.

14 Entonces Jazael se retiró de donde estaba Eliseo y se fue a ver al rey.[d] Ben Adad le preguntó a Jazael:

—¿Qué te dijo Eliseo?

Jazael le contestó:

—Eliseo me dijo que vivirás.

15 Pero al día siguiente Jazael tomó un trapo mojado, cubrió la cara de Ben Adad y lo asfixió. Al morir Ben Adad, Jazael reinó en su lugar.

Reinado de Jorán en Judá

(2 Cr 21:1-20)

16 Jorán hijo de Josafat comenzó a reinar en Judá en el quinto año del reinado de Jorán hijo de Acab, rey de Israel.[e] 17 Jorán tenía 32 años cuando comenzó su reinado y gobernó ocho años en Jerusalén. 18 Pero Jorán se comportó como los reyes de Israel e hizo lo que no le agradaba al SEÑOR. Jorán se comportó como la familia de Acab porque su esposa era hija de Acab. 19 Pero el SEÑOR no destruyó a Judá por la promesa que le había hecho a su siervo David. Pues le había dicho que alguien de la familia de David reinaría siempre en su lugar.

20 En la época de Jorán, el país de Edom se rebeló contra Judá y nombró a su propio rey. 21 Entonces Jorán fue a Zaír con todos sus carros de combate, pero el ejército edomita lo rodeó. Jorán y sus oficiales lograron abrirse paso durante la noche, pero los soldados de Jorán huyeron cada uno a su casa. 22 Así Edom se rebeló contra Judá y hasta el día de hoy mantiene su independencia. Por la misma época, Libná también se rebeló contra Judá.

23 Todo lo que hizo Jorán está escrito en Las crónicas de los reyes de Judá. 24 Jorán murió y fue sepultado con sus antepasados en la Ciudad de David. Ocozías hijo de Jorán reinó en su lugar.

Reinado de Ocozías en Judá

(2 Cr 22:1-6)

25 Ocozías hijo de Jorán comenzó a reinar en Judá en el año doce del reinado de Jorán[f] hijo de Acab, rey de Israel. 26 Ocozías tenía 22 años cuando comenzó a reinar, y gobernó un año en Jerusalén. Su mamá se llamaba Atalía, la cual era la hija de Omrí, rey de Israel. 27 Ocozías hizo lo que no le agradaba al SEÑOR. Hizo muchas maldades al estilo de lo que hacía la familia de Acab porque su esposa era de la familia de Acab.

28 Ocozías se alió con Jorán hijo de Acab para luchar en Ramot de Galaad contra Jazael, rey de Siria, pero los sirios hirieron a Jorán. 29 Por eso el rey Jorán tuvo que regresar a Jezrel, para recuperarse de sus heridas. Ocozías hijo de Jorán, rey de Judá, fue a visitarlo.

Se consagra a Jehú como rey de Israel

El profeta Eliseo llamó a uno de los discípulos de los profetas y le dijo:

—Prepárate, toma este frasco en tu mano y ve a Ramot de Galaad. Al llegar ahí, busca a Jehú, el hijo de Josafat y nieto de Nimsi. Apártalo de sus hermanos y llévalo a un cuarto. Toma el frasco de aceite, derrámaselo sobre la cabeza y dile: “Así dice el SEÑOR: Te consagro como el nuevo rey de Israel”. Luego corre rápido y escapa. No te detengas para nada.

Entonces este joven profeta fue a Ramot de Galaad. Cuando llegó el joven, vio que todos los capitanes del ejército estaban sentados y dijo:

—Capitán, tengo un mensaje para usted.

Jehú le preguntó:

—¿Para cuál de nosotros es el mensaje?

El joven le dijo:

—Para usted, señor.

Jehú se levantó y entró a la casa. Entonces el joven profeta derramó el aceite la cabeza de Jehú y le dijo: «El SEÑOR Dios de Israel dice: “Te consagro como el nuevo rey de Israel, el pueblo del SEÑOR. Tienes que destruir a la familia de tu rey Acab y así castigaré a Jezabel por la muerte de mis siervos los profetas y la de todos los siervos del SEÑOR que fueron asesinados. Así toda la familia de Acab morirá. No quedará en Israel ningún hijo de la familia de Acab, sea esclavo o libre. La familia de Acab terminará como la familia de Jeroboán hijo de Nabat y como la familia de Basá hijo de Ahías. 10 Los perros se comerán a Jezabel en el área de Jezrel, y nadie le dará sepultura”».

Y el joven profeta abrió la puerta y salió corriendo.

Los siervos proclaman rey a Jehú

11 Jehú regresó a los oficiales del rey. Uno de ellos le preguntó a Jehú:

—¿Está todo bien? ¿A qué se te acercó ese loco?

Jehú contestó a los oficiales:

—Ya lo conocen a él y las locuras que dice.

12 Los oficiales dijeron:

—¡No! Dinos la verdad. ¿Qué te dijo?

Jehú les contó a los oficiales lo que el joven profeta le había dicho. Jehú dijo:

—Me dijo esto y esto, y: “El SEÑOR dice: Te he consagrado como el nuevo rey de Israel”.

13 Entonces cada oficial se quitó el manto y lo puso en las gradas ante Jehú. Tocaron la trompeta y proclamaron: «¡Viva el rey Jehú!»

14 Así que Jehú, hijo de Josafat y nieto de Nimsi, conspiró contra Jorán.

En aquel tiempo Jorán y los israelitas estaban defendiendo a Ramot de Galaad contra el ataque de Jazael, rey de Siria. 15 El rey Jorán había luchado contra Jazael, rey de Siria. Pero los sirios lo habían herido, y el rey se había ido a Jezrel para curarse las heridas. Entonces Jehú les dijo a los oficiales:

—Si están de acuerdo con que yo sea el nuevo rey, entonces no permitan que nadie se escape de la ciudad para contar las noticias en Jezrel.

16 Jorán estaba descansando en Jezrel, así que Jehú subió a su carro y se fue hasta Jezrel. Ocozías, rey de Judá, también había ido a Jezrel para ver a Jorán. 17 Un guarda estaba parado en la torre de Jezrel. Cuando vio acercarse al grupo de Jehú, avisó:

—¡Viene mucha gente!

Entonces Jorán dijo:

—Manden a su encuentro un mensajero a caballo para averiguar si vienen en son de paz.

18 Así que el mensajero fue al encuentro de Jehú y le dijo:

—El rey Jorán te pregunta: “¿Vienes en son de paz?”

Jehú le dijo:

—A ti no te concierne si vengo en son de paz. Ven y sígueme.

El guarda le avisó a Jorán:

—El mensajero salió al encuentro del grupo, pero no regresó.

19 Entonces Jorán mandó un segundo mensajero a caballo. Se acercó al grupo de Jehú y les dijo:

—El rey Jorán dice: “Paz”.[g]

Jehú contestó:

—A ti no te concierne si vengo en son de paz. Ven y sígueme.

20 El guarda avisó a Jorán:

—El segundo mensajero no ha vuelto. Hay un hombre manejando un carro como loco, a la manera de Jehú hijo de Nimsi.

21 Jorán dijo:

—¡Tráiganme el carro!

Así que los siervos trajeron el carro de Jorán. Tanto Jorán, rey de Israel, como Ocozías, rey de Judá, subieron a sus carros y salieron al encuentro de Jehú. Se encontraron con Jehú en la propiedad de Nabot de Jezrel.

22 Jorán vio a Jehú y le preguntó:

—¿Vienes en son de paz, Jehú?

Jehú contestó:

—No hay paz mientras tu mamá Jezabel siga cometiendo prostitución y brujería.

23 Jorán se dio media vuelta para escapar y le dijo a Ocozías:

—¡Traición, Ocozías!

24 Pero Jehú agarró su arco y le disparó a Jorán en la espalda, penetrando su corazón. Jorán cayó muerto en su carro. 25 Jehú le dijo a Bidcar, el oficial ayudante que manejaba su carro:

—Lleva el cuerpo de Jorán y tíralo al viñedo de Nabot de Jezrel. Recuerda que cuando tú y yo cabalgábamos con su papá Acab, el SEÑOR dijo que eso iba a ocurrir. 26 El SEÑOR dijo: “Ayer vi la sangre de Nabot y sus hijos, y así castigaré a Acab en este campo, dijo el SEÑOR”. Así que lleva el cuerpo de Jorán y tíralo en el campo, tal como dijo el SEÑOR.

27 Cuando Ocozías, rey de Judá, vio todo esto, intentó escapar por la casa del jardín, pero Jehú lo persiguió, diciendo:

—¡Mátenlo también a él!

Hirieron a Ocozías mientras este huía en su carro en el camino hacia Gur cerca de Ibleam. Alcanzó a llegar a Meguido, pero allí murió. 28 Los siervos de Ocozías llevaron su cuerpo en el carro hasta Jerusalén y lo sepultaron en la tumba con sus antepasados en la Ciudad de David.

29 Ocozías había comenzado a reinar en Judá en el undécimo año del reinado de Jorán hijo de Acab en Israel.

Muerte de Jezabel

30 Jehú se acercó a Jezrel, y Jezabel se enteró de las noticias. Se maquilló los ojos, arregló su cabello y se asomó por la ventana. 31 Cuando Jehú entró en la ciudad, Jezabel le dijo:

—Hola, Zimri[h]. Al igual que él, mataste a tu amo.

32 Jehú miró hacia la ventana y dijo:

—¿Quién está de mi lado? ¿Quién?

Entonces se asomaron dos o tres eunucos, 33 y Jehú les dijo:

—¡Arrojen a Jezabel!

Entonces los eunucos arrojaron a Jezabel por la ventana. La sangre de Jezabel salpicó las paredes y los caballos pisotearon su cuerpo. 34 Entonces Jehú entró en la casa para comer y beber, y dijo:

—Ahora encárguense de esa maldita mujer y sepúltenla, porque al fin y al cabo era hija de un rey.

35 Cuando los hombres salieron a sepultar a Jezabel, no encontraron su cadáver. Sólo encontraron el cráneo, los pies y las palmas de sus manos. 36 Le comentaron esto a Jehú, quien les dijo:

—El SEÑOR le había dicho a su siervo Elías el tisbita: “Los perros se comerán el cuerpo de Jezabel en Jezrel. 37 Su cuerpo será como un campo donde se guarda estiércol en Jezrel y nadie podrá reconocerlo”.

Juan 1:1-28

Cristo viene al mundo

En el principio, antes de la creación del mundo,
    ya existía la Palabra[a],
    la Palabra estaba con Dios y era Dios.
Estaba ahí con Dios en el comienzo.
Todo se hizo por aquel que es la Palabra;
    sin él, nada se habría hecho.
En él estaba la vida,
    y esa vida era la luz de los seres humanos.
La Luz[b] brilla en la oscuridad,
    y la oscuridad no ha podido contra ella.[c]

Hubo un hombre enviado por Dios que se llamaba Juan. Él vino a dar testimonio de la Luz para que todos los seres humanos pudieran creer. Juan no era la Luz; él sólo vino a dar testimonio de la Luz. La Luz verdadera que ilumina a todo ser humano entraba al mundo.

10 El que es la Palabra
    ya estaba en el mundo.
Él creó el mundo,
    pero el mundo no lo reconoció.
11 Vino al mundo que le pertenecía,
    pero su propia gente no lo aceptó.
12 Pero a los que lo aceptaron y creyeron en él,
    les dio el derecho[d] de ser hijos de Dios.
13 Son hijos de Dios,
    pero no por nacimiento físico;
no tiene que ver con ningún acto
    ni deseo humano.
Son hijos suyos
    porque Dios así lo quiere.

14 La Palabra se hizo hombre y vivió entre nosotros,
    lleno de generoso amor y verdad.
Vimos su esplendor,
    ese esplendor que pertenece al Hijo único del Padre.

15 Juan dio testimonio de él diciéndole abiertamente a la gente: «Este es el del que yo les hablaba. Era de él que les decía: “El que va a venir después de mí es más importante que yo, porque existía antes que yo”».

16 Todos hemos participado de su perfección
    y recibido generosamente bendición tras bendición.
17 Dios dio la ley por medio de Moisés,
    pero el generoso amor y la verdad llegaron
    por medio de Jesucristo.
18 Nadie ha visto jamás a Dios,
    pero el Hijo único,
quien él mismo es Dios,
    nos lo ha dado a conocer.
Él está lo más cercano al Padre.[e]

Juan da testimonio del Mesías

(Mt 3:1-12; Mr 1:2-8; Lc 3:15-17)

19 Este es el testimonio de Juan, dado cuando los judíos de Jerusalén enviaron unos sacerdotes y levitas a Juan y le preguntaron:

—¿Quién eres tú?

20 Juan respondió sin titubear y sin ocultar la verdad:

—Yo no soy el Mesías.

21 También le preguntaron:

—Entonces, ¿quién eres? ¿Eres Elías?

Juan respondió:

—No lo soy.

—¿Eres tú el Profeta[f]?

Él contestó:

—No.

22 Entonces le dijeron:

—¿Quién eres tú? Dínoslo y así podremos llevar alguna respuesta a los que nos enviaron. ¿Qué dices sobre ti mismo?

23 (A)Él dijo:

—Yo soy el que grita en el desierto:
    “¡Enderecen el camino para el Señor!”[g],

como dijo el profeta Isaías.

24 Los fariseos habían mandado a esos hombres. 25 Ellos le preguntaron:

—Si tú no eres el Mesías, ni Elías, ni el Profeta, entonces, ¿por qué bautizas?

26 Juan les respondió:

—Yo bautizo con agua, pero entre ustedes hay alguien que no conocen y 27 él viene después de mí. Yo no soy digno de desatarle la correa de sus sandalias.

28 Eso pasó en Betania, al otro lado del Jordán, donde Juan estaba bautizando.

Palabra de Dios para Todos (PDT)

© 2005, 2008, 2012, 2015 Centro Mundial de Traducción de La Biblia © 2005, 2008, 2012, 2015 Bible League International