Mateo 26:57-75
Reina-Valera 1995
Jesús ante el Concilio(A)
57 Los que prendieron a Jesús lo llevaron al sumo sacerdote Caifás, adonde estaban reunidos los escribas y los ancianos. 58 Pero Pedro lo siguió de lejos hasta el patio del sumo sacerdote; y entrando, se sentó con los guardias para ver el fin. 59 Los principales sacerdotes, los ancianos y todo el Concilio, buscaban falso testimonio contra Jesús para entregarlo a la muerte, 60 pero no lo hallaron, aunque se presentaron muchos testigos falsos. Pero al fin vinieron dos testigos falsos, 61 que dijeron:
—Éste dijo: “Puedo derribar el Templo de Dios y en tres días reedificarlo.”
62 Se levantó el Sumo sacerdote y le preguntó:
—¿No respondes nada? ¿Qué testifican estos contra ti?
63 Pero Jesús callaba. Entonces el sumo sacerdote le dijo:
—Te conjuro por el Dios viviente que nos digas si eres tú el Cristo, el Hijo de Dios.
64 Jesús le dijo:
—Tú lo has dicho. Y además os digo que desde ahora veréis al Hijo del hombre sentado a la diestra del poder de Dios y viniendo en las nubes del cielo.
65 Entonces el Sumo sacerdote rasgó sus vestiduras, diciendo:
—¡Ha blasfemado! ¿Qué más necesidad tenemos de testigos? Ahora mismo habéis oído su blasfemia. 66 ¿Qué os parece?
Y respondiendo ellos, dijeron:
—¡Es reo de muerte!
67 Entonces lo escupieron en el rostro y le dieron puñetazos; y otros lo abofeteaban, 68 diciendo:
—Profetízanos, Cristo, quién es el que te golpeó.
Pedro niega a Jesús(B)
69 Estando Pedro sentado fuera, en el patio, se le acercó una criada y le dijo:
—Tú también estabas con Jesús, el galileo.
70 Pero él negó delante de todos, diciendo:
—No sé lo que dices.
71 Saliendo él a la puerta, lo vio otra y dijo a los que estaban allí:
—También éste estaba con Jesús, el nazareno.
72 Pero él negó otra vez con juramento:
—¡No conozco al hombre!
73 Un poco después, acercándose los que por allí estaban, dijeron a Pedro:
—Verdaderamente también tú eres de ellos, porque aun tu manera de hablar te descubre.
74 Entonces él comenzó a maldecir y a jurar:
—¡No conozco al hombre!
Y en seguida cantó el gallo. 75 Entonces Pedro se acordó de las palabras que Jesús le había dicho: «Antes que cante el gallo, me negarás tres veces.» Y saliendo fuera, lloró amargamente.
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Mateo 27:1-2
Reina-Valera 1995
Jesús ante Pilato(A)
27 Cuando llegó la mañana, todos los principales sacerdotes y los ancianos del pueblo dispusieron contra Jesús un plan para entregarlo a muerte. 2 Lo llevaron atado y lo entregaron a Poncio Pilato, el gobernador.
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Mateo 27:11-31
Reina-Valera 1995
Pilato interroga a Jesús(A)
11 Jesús, pues, estaba en pie delante del gobernador; y éste le preguntó, diciendo:
—¿Eres tú el Rey de los judíos?
Jesús le dijo:
—Tú lo dices.
12 Y siendo acusado por los principales sacerdotes y por los ancianos, nada respondió. 13 Pilato entonces le dijo:
—¿No oyes cuántas cosas testifican contra ti?
14 Pero Jesús no le respondió ni una palabra, de tal manera que el gobernador estaba muy asombrado.
Jesús es sentenciado a muerte(B)
15 Ahora bien, en el día de la fiesta acostumbraba el gobernador soltar al pueblo un preso, el que quisieran. 16 Y tenían entonces un preso famoso llamado Barrabás. 17 Reunidos, pues, ellos, les preguntó Pilato:
—¿A quién queréis que os suelte: a Barrabás o a Jesús, llamado el Cristo? 18 (Porque sabía que por envidia lo habían entregado.) 19 Y estando él sentado en el tribunal, su mujer le mandó a decir:
—No tengas nada que ver con ese justo, porque hoy he sufrido mucho en sueños por causa de él.
20 Pero los principales sacerdotes y los ancianos persuadieron a la multitud que pidiera a Barrabás y que se diera muerte a Jesús. 21 Respondiendo el gobernador, les dijo:
—¿A cuál de los dos queréis que os suelte?
Y ellos dijeron:
—A Barrabás.
22 Pilato les preguntó:
—¿Qué, pues, haré de Jesús, llamado el Cristo?
Todos le dijeron:
—¡Sea crucificado!
23 El gobernador les dijo:
—Pues ¿qué mal ha hecho?
Pero ellos gritaban aún más, diciendo:
—¡Sea crucificado!
24 Viendo Pilato que nada adelantaba, sino que se hacía más alboroto, tomó agua y se lavó las manos delante del pueblo, diciendo:
—Inocente soy yo de la sangre de este justo. Allá vosotros.
25 Y respondiendo todo el pueblo, dijo:
—Su sangre sea sobre nosotros y sobre nuestros hijos.
26 Entonces les soltó a Barrabás, y habiendo azotado a Jesús, lo entregó para ser crucificado.
27 Entonces los soldados del gobernador llevaron a Jesús al pretorio y reunieron alrededor de él a toda la compañía. 28 Lo desnudaron y le echaron encima un manto escarlata; 29 pusieron sobre su cabeza una corona tejida de espinas, y una caña en su mano derecha; e hincando la rodilla delante de él, se burlaban, diciendo:
—¡Salve, rey de los judíos!
30 Le escupían, y tomando la caña lo golpeaban en la cabeza. 31 Después de haberse burlado de él, le quitaron el manto, le pusieron sus vestidos y lo llevaron para crucificarle.
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