Primer discurso de Zofar

11 A esto respondió Zofar de Namat:

«¿Quedará sin respuesta toda esta palabrería?
    ¿Resultará inocente este hablador?
¿Todo ese discurso nos dejará callados?
    ¿Te burlarás sin que nadie te reprenda?
Tú afirmas: “Mi postura es la correcta;
    soy puro a los ojos de Dios”.
¡Cómo me gustaría que Dios interviniera
    y abriera sus labios contra ti
para mostrarte los secretos de la sabiduría,
    pues esta tiene dos lados![a]
Sabrías entonces que buena parte de tu pecado
    Dios no lo ha tomado en cuenta.

»¿Puedes adentrarte en los misterios de Dios
    o alcanzar la perfección[b] del Todopoderoso?
Son más altos que los cielos;
    ¿qué puedes hacer?
Son más profundos que el abismo;[c]
    ¿qué puedes saber?
Son más extensos que toda la tierra;
    ¡son más anchos que todo el mar!

10 »Si viene y te pone en un calabozo,
    y luego te llama a cuentas,
    ¿quién lo hará desistir?
11 Bien conoce Dios a la gente sin escrúpulos;
    cuando percibe el mal, no lo pasa por alto.
12 ¡El necio llegará a ser sabio
    cuando de un asno salvaje nazca un hombre![d]

13 »Pero si le entregas tu corazón
    y hacia él extiendes las manos,
14 si te apartas del pecado que has cometido
    y en tu morada no das cabida al mal,
15 entonces podrás llevar la frente en alto
    y mantenerte firme y libre de temor.
16 Ciertamente olvidarás tus pesares
    o los recordarás como el agua que pasó.
17 Tu vida será más radiante que el sol de mediodía
    y la oscuridad será como el amanecer.
18 Vivirás tranquilo, porque hay esperanza;
    estarás protegido[e] y dormirás confiado.
19 Descansarás sin temer a nadie
    y muchos querrán ganarse tu favor.
20 Pero los ojos de los malvados se apagarán;
    no tendrán escapatoria.
    ¡Su esperanza es exhalar el último suspiro!».

Cuarto discurso de Job

12 A esto respondió Job:

«¡No hay duda de que ustedes son el pueblo!
    ¡Muertos ustedes, morirá la sabiduría!
Pero yo tengo tanto cerebro como ustedes;
    en nada siento que me aventajen.
    ¿Quién no sabe todas esas cosas?

»Yo, que llamaba a Dios y él me respondía,
    me he vuelto el hazmerreír de mis amigos;
    ¡soy un hazmerreír, justo e íntegro!
Dice la gente que vive tranquila:
    “¡Al daño se añade la injuria!”,
    “¡Al que está por caer, hay que empujarlo!”.
Los salteadores viven tranquilos en sus tiendas de campaña;
    confiados viven esos que irritan a Dios
    y piensan que pueden controlarlo.

»Pero interroga a los animales y ellos te darán una lección;
    pregunta a las aves del cielo y ellas te lo contarán;
habla con la tierra y ella te enseñará;
    con los peces del mar y te lo harán saber.
¿Quién de todos ellos no sabe
    que la mano del Señor ha hecho todo esto?
10 En sus manos está la vida de todo ser vivo
    y el aliento que anima a todo ser humano.
11 ¿Acaso no comprueba el oído las palabras
    como la lengua prueba la comida?
12 Entre los ancianos se halla la sabiduría;
    en los muchos años, el entendimiento.

13 »Con Dios están la sabiduría y el poder;
    suyos son el consejo y el entendimiento.
14 Lo que él derriba, nadie lo levanta;
    a quien él apresa, nadie puede liberarlo.
15 Si él retiene las lluvias, hay sequía;
    si las deja caer, se inunda la tierra.
16 Suyos son el poder y el buen juicio;
    suyos son los engañados y los que engañan.
17 Él hace que los consejeros anden descalzos
    y que los jueces pierdan la cabeza.
18 Despoja de su autoridad a los reyes
    y ata una soga a su cintura.
19 Él hace que los sacerdotes anden descalzos
    y derroca a los que tienen el poder.
20 Acalla los labios de los consejeros
    y deja sin discernimiento a los ancianos.
21 Cubre de desprecio a los nobles
    y desarma a los poderosos.
22 Pone al descubierto los más oscuros abismos
    y saca a la luz las sombras más profundas.
23 Engrandece o destruye a las naciones;
    las hace prosperar o las dispersa.
24 Priva de sensatez a los líderes de la tierra
    y los hace vagar por desiertos sin senderos.
25 Sin luz, los hace andar a tientas en medio de la oscuridad
    y los hace tambalear como borrachos.

13 »Todo esto lo han visto mis ojos;
    lo han captado y entendido mis oídos.
Yo tengo tanto conocimiento como ustedes;
    en nada siento que me aventajen.
Más bien quisiera hablar con el Todopoderoso;
    me gustaría discutir mi caso con Dios.
Porque ustedes me difaman con mentiras;
    ¡como médicos no valen nada!
¡Si tan solo se callaran la boca!
    Eso, en ustedes, ya sería sabiduría.
Ahora les toca escuchar mi defensa;
    presten atención a mi alegato.
¿Se atreverán a decir falsedades en nombre de Dios?
    ¿Argumentarán en su favor con engaños?
¿Le harán el favor de defenderlo?
    ¿Van a resultar sus abogados defensores?
¿Qué pasaría si él los examinara?
    ¿Podrían engañarlo como se engaña a la gente?
10 Lo más seguro es que él los reprendería
    si en secreto se mostraran parciales.
11 ¿Acaso no les infundiría miedo su esplendor?
    ¿Y no caería sobre ustedes su terror?
12 ¡Han memorizado proverbios sin sentido!
    ¡Se defienden con apologías endebles!

13 »¡Cállense la boca, déjenme hablar,
    y que venga lo que venga!
14 ¿Por qué me pongo en peligro
    y me juego el pellejo?
15 ¡Que me mate, en él tengo mi esperanza![f]
    Pero en su propia cara defenderé mi conducta.
16 En esto radica mi liberación:
    en que ningún impío comparecería ante él.
17 Presten atención a mis palabras;
    presten oído a lo que digo:
18 Vean que ya he preparado mi caso
    y sé muy bien que seré declarado inocente.
19 ¿Hay quien pueda presentar cargos contra mí?
    Si lo hay, me quedaré callado hasta morir.

20 »Concédeme, oh Dios, solo dos cosas
    y no tendré que esconderme de ti:
21 Quítame la mano de encima
    y deja de infundirme temor.
22 Llámame a comparecer y te responderé
    o déjame hablar y contéstame.
23 Enumera mis iniquidades y pecados;
    hazme ver mis transgresiones y ofensas.
24 ¿Por qué no me das la cara?
    ¿Por qué me tienes por enemigo?
25 ¿Acosarás a una hoja arrebatada por el viento?
    ¿Perseguirás a la paja seca?
26 Has dictado contra mí penas amargas;
    me estás cobrando[g] los pecados de mi juventud.
27 Me has puesto cadenas en los pies;
    vigilas todos mis pasos;
    examinas las huellas que dejo al caminar.

28 »El hombre se deteriora como algo podrido;
    como ropa carcomida por la polilla.

Footnotes

  1. 11:6 esta tiene dos lados. Frase de difícil traducción.
  2. 11:7 alcanzar la perfección. Alt. llegar hasta los límites.
  3. 11:8 abismo. Lit. Seol.
  4. 11:12 cuando … hombre. Alt. cuando los asnos salvajes nazcan domesticados.
  5. 11:18 estarás protegido. Alt. mirarás en torno tuyo (TM).
  6. 13:15 ¡Que me mate … esperanza! Alt. Aunque él me mate, seguiré esperando en él.
  7. 13:26 cobrando. Lit. heredando.

Zofar acusa de maldad a Job

11 Respondió Zofar naamatita, y dijo:

¿Las muchas palabras no han de tener respuesta?

¿Y el hombre que habla mucho será justificado?

¿Harán tus falacias callar a los hombres?

¿Harás escarnio y no habrá quien te avergüence?

Tú dices: Mi doctrina es pura,

Y yo soy limpio delante de tus ojos.

Mas ¡oh, quién diera que Dios hablara,

Y abriera sus labios contigo,

Y te declarara los secretos de la sabiduría,

Que son de doble valor que las riquezas!

Conocerías entonces que Dios te ha castigado menos de lo que tu iniquidad merece.

¿Descubrirás tú los secretos de Dios?

¿Llegarás tú a la perfección del Todopoderoso?

Es más alta que los cielos; ¿qué harás?

Es más profunda que el Seol; ¿cómo la conocerás?

Su dimensión es más extensa que la tierra,

Y más ancha que el mar.

10 Si él pasa, y aprisiona, y llama a juicio,

¿Quién podrá contrarrestarle?

11 Porque él conoce a los hombres vanos;

Ve asimismo la iniquidad, ¿y no hará caso?

12 El hombre vano se hará entendido,

Cuando un pollino de asno montés nazca hombre.

13 Si tú dispusieres tu corazón,

Y extendieres a él tus manos;

14 Si alguna iniquidad hubiere en tu mano, y la echares de ti,

Y no consintieres que more en tu casa la injusticia,

15 Entonces levantarás tu rostro limpio de mancha,

Y serás fuerte, y nada temerás;

16 Y olvidarás tu miseria,

O te acordarás de ella como de aguas que pasaron.

17 La vida te será más clara que el mediodía;

Aunque oscureciere, será como la mañana.

18 Tendrás confianza, porque hay esperanza;

Mirarás alrededor, y dormirás seguro.

19 Te acostarás, y no habrá quien te espante;

Y muchos suplicarán tu favor.

20 Pero los ojos de los malos se consumirán,

Y no tendrán refugio;

Y su esperanza será dar su último suspiro.

Job proclama el poder y la sabiduría de Dios

12 Respondió entonces Job, diciendo:

Ciertamente vosotros sois el pueblo,

Y con vosotros morirá la sabiduría.

También tengo yo entendimiento como vosotros;

No soy yo menos que vosotros;

¿Y quién habrá que no pueda decir otro tanto?

Yo soy uno de quien su amigo se mofa,

Que invoca a Dios, y él le responde;

Con todo, el justo y perfecto es escarnecido.

Aquel cuyos pies van a resbalar

Es como una lámpara despreciada de aquel que está a sus anchas.

Prosperan las tiendas de los ladrones,

Y los que provocan a Dios viven seguros,

En cuyas manos él ha puesto cuanto tienen.

Y en efecto, pregunta ahora a las bestias, y ellas te enseñarán;

A las aves de los cielos, y ellas te lo mostrarán;

O habla a la tierra, y ella te enseñará;

Los peces del mar te lo declararán también.

¿Qué cosa de todas estas no entiende

Que la mano de Jehová la hizo?

10 En su mano está el alma de todo viviente,

Y el hálito de todo el género humano.

11 Ciertamente el oído distingue las palabras,

Y el paladar gusta las viandas.

12 En los ancianos está la ciencia,

Y en la larga edad la inteligencia.

13 Con Dios está la sabiduría y el poder;

Suyo es el consejo y la inteligencia.

14 Si él derriba, no hay quien edifique;

Encerrará al hombre, y no habrá quien le abra.

15 Si él detiene las aguas, todo se seca;

Si las envía, destruyen la tierra.

16 Con él está el poder y la sabiduría;

Suyo es el que yerra, y el que hace errar.

17 Él hace andar despojados de consejo a los consejeros,

Y entontece a los jueces.

18 Él rompe las cadenas de los tiranos,

Y les ata una soga a sus lomos.

19 Él lleva despojados a los príncipes,

Y trastorna a los poderosos.

20 Priva del habla a los que dicen verdad,

Y quita a los ancianos el consejo.

21 Él derrama menosprecio sobre los príncipes,

Y desata el cinto de los fuertes.

22 Él descubre las profundidades de las tinieblas,

Y saca a luz la sombra de muerte.

23 Él multiplica las naciones, y él las destruye;

Esparce a las naciones, y las vuelve a reunir.

24 Él quita el entendimiento a los jefes del pueblo de la tierra,

Y los hace vagar como por un yermo sin camino.

25 Van a tientas, como en tinieblas y sin luz,

Y los hace errar como borrachos.

Job defiende su integridad

13 He aquí que todas estas cosas han visto mis ojos,

Y oído y entendido mis oídos.

Como vosotros lo sabéis, lo sé yo;

No soy menos que vosotros.

Mas yo hablaría con el Todopoderoso,

Y querría razonar con Dios.

Porque ciertamente vosotros sois fraguadores de mentira;

Sois todos vosotros médicos nulos.

Ojalá callarais por completo,

Porque esto os fuera sabiduría.

Oíd ahora mi razonamiento,

Y estad atentos a los argumentos de mis labios.

¿Hablaréis iniquidad por Dios?

¿Hablaréis por él engaño?

¿Haréis acepción de personas a su favor?

¿Contenderéis vosotros por Dios?

¿Sería bueno que él os escudriñase?

¿Os burlaréis de él como quien se burla de algún hombre?

10 Él os reprochará de seguro,

Si solapadamente hacéis acepción de personas.

11 De cierto su alteza os habría de espantar,

Y su pavor habría de caer sobre vosotros.

12 Vuestras máximas son refranes de ceniza,

Y vuestros baluartes son baluartes de lodo.

13 Escuchadme, y hablaré yo,

Y que me venga después lo que viniere.

14 ¿Por qué quitaré yo mi carne con mis dientes,

Y tomaré mi vida en mi mano?

15 He aquí, aunque él me matare, en él esperaré;

No obstante, defenderé delante de él mis caminos,

16 Y él mismo será mi salvación,

Porque no entrará en su presencia el impío.

17 Oíd con atención mi razonamiento,

Y mi declaración entre en vuestros oídos.

18 He aquí ahora, si yo expusiere mi causa,

Sé que seré justificado.

19 ¿Quién es el que contenderá conmigo?

Porque si ahora yo callara, moriría.

20 A lo menos dos cosas no hagas conmigo;

Entonces no me esconderé de tu rostro:

21 Aparta de mí tu mano,

Y no me asombre tu terror.

22 Llama luego, y yo responderé;

O yo hablaré, y respóndeme tú.

23 ¿Cuántas iniquidades y pecados tengo yo?

Hazme entender mi transgresión y mi pecado.

24 ¿Por qué escondes tu rostro,

Y me cuentas por tu enemigo?

25 ¿A la hoja arrebatada has de quebrantar,

Y a una paja seca has de perseguir?

26 ¿Por qué escribes contra mí amarguras,

Y me haces cargo de los pecados de mi juventud?

27 Pones además mis pies en el cepo, y observas todos mis caminos,

Trazando un límite para las plantas de mis pies.

28 Y mi cuerpo se va gastando como de carcoma,

Como vestido que roe la polilla.

Conversión de Saulo(A)

Mientras tanto, Saulo, respirando aún amenazas de muerte contra los discípulos del Señor, se presentó al sumo sacerdote y le pidió cartas de extradición para las sinagogas de Damasco. Tenía la intención de encontrar y llevarse presos a Jerusalén a todos los que pertenecieran al Camino, fueran hombres o mujeres. En el viaje sucedió que, al acercarse a Damasco, una luz del cielo relampagueó de repente a su alrededor. Él cayó al suelo y oyó una voz que le decía:

—Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?

—¿Quién eres, Señor? —preguntó.

—Yo soy Jesús, a quien tú persigues —contestó la voz—. Levántate y entra en la ciudad, que allí se te dirá lo que tienes que hacer.

Los hombres que viajaban con Saulo se detuvieron atónitos porque oían la voz, pero no veían a nadie. Saulo se levantó del suelo, pero cuando abrió los ojos no podía ver, así que lo tomaron de la mano y lo llevaron a Damasco. Estuvo ciego tres días, sin comer ni beber nada.

10 Había en Damasco un discípulo llamado Ananías, a quien el Señor llamó en una visión:

—¡Ananías!

—Aquí estoy, Señor.

11 —Anda —le dijo el Señor—, ve a la casa de Judas, en la calle llamada Derecha, y pregunta por un tal Saulo de Tarso. Está orando 12 y ha visto en una visión a un hombre llamado Ananías que entra y pone las manos sobre él para que recobre la vista.

13 Entonces Ananías respondió:

—Señor, he oído hablar mucho de ese hombre y de todo el mal que ha causado a los que creen en ti en Jerusalén. 14 Y ahora lo tenemos aquí, autorizado por los jefes de los sacerdotes, para llevarse presos a todos los que invocan tu nombre.

15 —¡Ve! —insistió el Señor—, porque ese hombre es mi instrumento escogido para dar a conocer mi nombre tanto a las naciones y a sus reyes como al pueblo de Israel. 16 Yo le mostraré cuánto tendrá que padecer por mi nombre.

17 Ananías se fue y cuando llegó a la casa, le impuso las manos a Saulo y dijo: «Hermano Saulo, el Señor Jesús, que se te apareció en el camino, me ha enviado para que recobres la vista y seas lleno del Espíritu Santo». 18 Al instante cayó de los ojos de Saulo algo como escamas y recobró la vista. Se levantó y fue bautizado. 19 Luego comió y recobró las fuerzas.

Saulo en Damasco y en Jerusalén

Saulo pasó varios días con los discípulos que estaban en Damasco 20 y enseguida se dedicó a predicar en las sinagogas, afirmando que Jesús es el Hijo de Dios. 21 Todos los que le oían quedaban asombrados y preguntaban: «¿No es este el que en Jerusalén perseguía a muerte a los que invocan ese nombre? ¿Y no ha venido aquí para llevárselos presos y entregarlos a los jefes de los sacerdotes?».

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Conversión de Saulo

(Hch. 22.6-16; 26.12-18)

Saulo, respirando aún amenazas y muerte contra los discípulos del Señor, vino al sumo sacerdote, y le pidió cartas para las sinagogas de Damasco, a fin de que si hallase algunos hombres o mujeres de este Camino, los trajese presos a Jerusalén. Mas yendo por el camino, aconteció que al llegar cerca de Damasco, repentinamente le rodeó un resplandor de luz del cielo; y cayendo en tierra, oyó una voz que le decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? Él dijo: ¿Quién eres, Señor? Y le dijo: Yo soy Jesús, a quien tú persigues; dura cosa te es dar coces contra el aguijón. Él, temblando y temeroso, dijo: Señor, ¿qué quieres que yo haga? Y el Señor le dijo: Levántate y entra en la ciudad, y se te dirá lo que debes hacer. Y los hombres que iban con Saulo se pararon atónitos, oyendo a la verdad la voz, mas sin ver a nadie. Entonces Saulo se levantó de tierra, y abriendo los ojos, no veía a nadie; así que, llevándole por la mano, le metieron en Damasco, donde estuvo tres días sin ver, y no comió ni bebió.

10 Había entonces en Damasco un discípulo llamado Ananías, a quien el Señor dijo en visión: Ananías. Y él respondió: Heme aquí, Señor. 11 Y el Señor le dijo: Levántate, y ve a la calle que se llama Derecha, y busca en casa de Judas a uno llamado Saulo, de Tarso; porque he aquí, él ora, 12 y ha visto en visión a un varón llamado Ananías, que entra y le pone las manos encima para que recobre la vista. 13 Entonces Ananías respondió: Señor, he oído de muchos acerca de este hombre, cuántos males ha hecho a tus santos en Jerusalén; 14 y aun aquí tiene autoridad de los principales sacerdotes para prender a todos los que invocan tu nombre. 15 El Señor le dijo: Ve, porque instrumento escogido me es este, para llevar mi nombre en presencia de los gentiles, y de reyes, y de los hijos de Israel; 16 porque yo le mostraré cuánto le es necesario padecer por mi nombre. 17 Fue entonces Ananías y entró en la casa, y poniendo sobre él las manos, dijo: Hermano Saulo, el Señor Jesús, que se te apareció en el camino por donde venías, me ha enviado para que recibas la vista y seas lleno del Espíritu Santo. 18 Y al momento le cayeron de los ojos como escamas, y recibió al instante la vista; y levantándose, fue bautizado. 19 Y habiendo tomado alimento, recobró fuerzas. Y estuvo Saulo por algunos días con los discípulos que estaban en Damasco.

Saulo predica en Damasco

20 En seguida predicaba a Cristo en las sinagogas, diciendo que este era el Hijo de Dios. 21 Y todos los que le oían estaban atónitos, y decían: ¿No es este el que asolaba en Jerusalén a los que invocaban este nombre, y a eso vino acá, para llevarlos presos ante los principales sacerdotes?

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