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El ayuno que Dios no aprueba

El cuarto día del mes noveno, es decir, en el mes de Quisleu, del año cuarto del rey Darío, sucedió que la palabra del Señor vino a Zacarías. El pueblo de Betel había enviado a Sarezer, y a Reguen Mélec y sus hombres, a implorar el favor del Señor y a preguntar a los sacerdotes y profetas que estaban en la casa del Señor de los ejércitos si debían guardar luto y abstinencia en el mes quinto, tal y como lo habían hecho durante algunos años.

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