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sino que cada uno dirá: “No soy profeta; soy tan sólo un labrador ocupado desde mi juventud en cultivar la tierra”. Y si alguno le pregunta: “¿Qué heridas son ésas que tienes en las manos?”, él responderá: “Me las han hecho en casa de mis amigos”.

El nuevo pueblo

¡Dirígete, espada, contra mi pastor,
haz frente a mi ayudante!
—oráculo del Señor del universo—.
Hiere al pastor y se dispersará el rebaño;
incluso a los más pequeños golpearé.

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