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¡Alégrate mucho, hija de Sión!
¡Da voces de júbilo, hija de Jerusalén!
Mira que tu rey vendrá a ti, justo y salvador,
pero humilde, cabalgando sobre un asno,
sobre un pollino hijo de asna.
10 Él destruirá los carros de Efraín
y los caballos de Jerusalén;
los arcos de guerra serán quebrados,
y proclamará la paz a las naciones.
Su señorío será de mar a mar,
desde el río hasta los confines de la tierra.

11 Tú también, por la sangre de tu pacto, serás salva;
he sacado a tus presos
de la cisterna en que no hay agua.
12 Volveos a la fortaleza,
prisioneros de la esperanza;
hoy también os anuncio
que os dará doble recompensa.
13 Porque he tensado para mí a Judá como un arco,
e hice a Efraín su flecha.
Lanzaré a tus hijos, Sión,
contra tus hijos, Grecia,
y te haré como espada de valiente.

14 Jehová será visto sobre ellos,
y su dardo saldrá como relámpago;
Jehová, el Señor, tocará la trompeta
y avanzará entre los torbellinos del sur.
15 Jehová de los ejércitos los amparará;
ellos devorarán y pisotearán las piedras de la honda.
Beberán y harán ruido
como si estuvieran bajo los efectos del vino;
se llenarán como tazón,
como los cuernos del altar.

16 Jehová, su Dios, los salvará en aquel día
como rebaño de su pueblo,
y como piedras de diadema
serán enaltecidos en su tierra.
17 Porque ¡cuánta es su bondad
y cuánta su hermosura!
El trigo alegrará a los jóvenes
y el vino a las doncellas.

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