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La ley del Señor es perfecta(A), que restaura el alma(B);
El testimonio del Señor es seguro(C), que hace sabio al sencillo(D).
Los preceptos del Señor son rectos(E), que alegran el corazón(F);
El mandamiento del Señor es puro(G), que alumbra los ojos(H).
El temor del Señor es limpio, que permanece para siempre;
Los juicios del Señor son verdaderos(I), todos ellos justos(J);

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