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20 Pero ella contestaba:

―No me llamen Noemí. Llámenme Mara (Noemí significa “dulce”; Mara significa “amarga”), porque el Todopoderoso me ha dado gran amargura. 21 Salí de aquí llena, y el Señor me ha devuelto vacía. ¿Por qué habría de llamarme Noemí cuando el Señor me ha vuelto la espalda y me ha enviado tal calamidad?

22 El regreso de ellas de Moab y su llegada a Belén coincidió con el tiempo de la cosecha de la cebada.

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