La elección soberana de Dios

Digo la verdad en Cristo; no miento. Mi conciencia me lo confirma en el Espíritu Santo. Me invade una gran tristeza y me embarga un continuo dolor. Desearía yo mismo ser maldecido y separado de Cristo por el bien de mis hermanos, los de mi propio pueblo, el pueblo de Israel. De ellos son la adopción como hijos, la gloria divina, los pactos, la Ley, el privilegio de adorar a Dios y el de contar con sus promesas.

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La elección de Israel

Digo la verdad en Cristo, no miento, dándome testimonio mi conciencia(A) en el Espíritu Santo, de que tengo gran tristeza y continuo dolor en mi corazón. Porque desearía[a] yo mismo ser anatema[b](B), separado de Cristo(C) por amor a mis hermanos, mis parientes[c] según la carne(D), que son israelitas(E), a quienes pertenece la adopción como hijos(F), y la gloria(G), los pactos(H), la promulgación de la ley(I), el culto(J) y las promesas(K),

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Footnotes

  1. Romanos 9:3 Lit., oraría
  2. Romanos 9:3 I.e., maldito
  3. Romanos 9:3 O, los de mi raza

La elección de Israel

Verdad digo en Cristo, no miento, y mi conciencia me da testimonio en el Espíritu Santo, que tengo gran tristeza y continuo dolor en mi corazón. Porque deseara yo mismo ser anatema, separado de Cristo, por amor a mis hermanos, los que son mis parientes según la carne; que son israelitas, de los cuales son la adopción, la gloria, el pacto, la promulgación de la ley, el culto y las promesas;

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