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La familia de Elimélec en Moab

En el tiempo en que Israel era gobernado por caudillos, hubo una época de hambre en toda la región. Entonces un hombre de Belén de Judá, llamado Elimélec, se fue a vivir por algún tiempo al país de Moab. Con él fueron también su esposa Noemí y sus dos hijos, Mahlón y Quilión. Todos ellos eran efrateos, es decir, de Belén. Llegaron, pues, a Moab, y se quedaron a vivir allí.

Pero sucedió que murió Elimélec, el marido de Noemí, y ella se quedó sola con sus dos hijos. Más tarde, ellos se casaron con dos mujeres moabitas; una de ellas se llamaba Orfá y la otra Rut. Pero al cabo de unos diez años murieron también Mahlón y Quilión, y Noemí se encontró desamparada, sin hijos y sin marido.

Noemí y Rut van a Belén

Un día Noemí oyó decir en Moab que el Señor se había compadecido de su pueblo y que había puesto fin a la época de hambre. Entonces decidió volver a Judá y, acompañada de sus nueras, salió del lugar donde vivían; pero en el camino les dijo:

—Anden, vuelvan a su casa, con su madre. Que el Señor las trate siempre con bondad, como también ustedes nos trataron a mí y a mis hijos, y que les permita casarse otra vez y formar un hogar feliz.

Luego Noemí les dio un beso de despedida, pero ellas se echaron a llorar 10 y le dijeron:

—¡No! ¡Nosotras volveremos contigo a tu país!

11 Noemí insistió:

—Váyanse, hijas mías, ¿para qué quieren seguir conmigo? Yo ya no voy a tener más hijos que puedan casarse con ustedes. 12 Anden, vuelvan a su casa. Yo soy muy vieja para volverme a casar. Y aunque tuviera aún esa esperanza, y esta misma noche me casara y llegara a tener más hijos, 13 ¿iban ustedes a esperar hasta que fueran mayores, para casarse con ellos? ¿Se quedarían sin casar por esperarlos? No, hijas mías, de ninguna manera. El Señor me ha enviado amargos sufrimientos, pero más amarga sería mi pena si las viera sufrir a ustedes.

14 Ellas se pusieron a llorar nuevamente. Por fin, Orfá se despidió de su suegra con un beso, pero Rut se quedó con ella. 15 Entonces Noemí le dijo:

—Mira, tu concuñada se vuelve a su país y a sus dioses. Vete tú con ella.

16 Pero Rut le contestó:

—¡No me pidas que te deje y que me separe de ti! Iré a donde tú vayas, y viviré donde tú vivas. Tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios será mi Dios. 17 Moriré donde tú mueras, y allí quiero ser enterrada. ¡Que el Señor me castigue con toda dureza si me separo de ti, a menos que sea por la muerte!

18 Al ver Noemí que Rut estaba decidida a acompañarla, no le insistió más, 19 y así las dos siguieron su camino hasta que llegaron a Belén.

Cuando entraron en Belén, hubo un gran revuelo en todo el pueblo. Las mujeres decían:

—¿No es ésta Noemí?

20 Pero ella les respondía:

—Ya no me llamen Noemí; llámenme Mará, porque el Dios todopoderoso me ha llenado de amargura. 21 Salí de aquí con las manos llenas, y ahora las traigo vacías porque así lo ha querido el Señor. ¿Por qué me llaman Noemí, si el Señor todopoderoso me ha condenado y afligido?

22 Así fue como Noemí volvió de Moab con Rut, su nuera moabita. Llegaron a Belén cuando comenzaba la cosecha de la cebada.

Rut en el campo de Booz

Noemí tenía un pariente por parte de su esposo Elimélec, que se llamaba Booz y era muy rico e influyente.

Un día Rut le dijo a Noemí:

—Déjame que vaya al campo, a ver si algún segador me permite ir detrás de él recogiendo espigas.

—Ve, hija mía —le respondió su suegra.

Rut, pues, fue al campo y se puso a recoger las espigas que dejaban los segadores. Y tuvo la suerte de que aquel campo fuera de Booz, el pariente de Elimélec. En eso, Booz llegó de Belén y saludó a los segadores:

—¡Que el Señor esté con ustedes!

—¡Que el Señor le bendiga a usted! —le respondieron ellos.

Luego Booz le preguntó al capataz de los segadores:

—¿De qué familia es esa muchacha?

El capataz le contestó:

—Es una moabita, que vino de Moab con Noemí. Me pidió permiso para ir detrás de los segadores recogiendo espigas, y se ha pasado trabajando toda la mañana, hasta ahora mismo que ha venido a descansar un poco.

Entonces Booz le dijo a Rut:

—Escucha, hija mía, no vayas a recoger espigas a ningún otro campo. Quédate aquí, con mis criadas, y luego síguelas a donde veas que los segadores están trabajando. Ya he dado órdenes a mis criados para que nadie te moleste. Cuando tengas sed, ve a donde están las vasijas del agua y toma de la que ellos sacan.

10 Rut se inclinó hasta el suelo en señal de respeto, y le preguntó a Booz:

—¿Por qué se ha fijado usted en mí y es tan amable conmigo, siendo yo una extranjera?

11 Booz respondió:

—Sé muy bien todo lo que has hecho por tu suegra desde que murió tu marido, y también sé que dejaste a tus padres y a tu patria por venir a vivir con nosotros, que éramos gente desconocida para ti. 12 ¡Que Dios te lo pague! ¡Que el Señor y Dios de Israel, en quien has buscado amparo, te premie por todo lo que has hecho!

13 Ella le contestó:

—Usted es muy amable conmigo, y sus palabras me llenan de aliento. Me ha hablado usted con cariño, aunque yo ni siquiera soy como una de sus criadas.

14 A la hora de comer, Booz llamó a Rut y le dijo:

—Ven acá, toma un pedazo de pan y mójalo en esta salsa de vinagre.

Rut se sentó junto a los segadores, y Booz le dio grano tostado. Ella comió hasta quedar satisfecha, y todavía le sobró. 15 Luego, cuando fue otra vez a recoger espigas, Booz ordenó a sus criados:

—Dejen que también recoja espigas entre los manojos de cebada. No se lo impidan. 16 Y aun dejen caer algunas espigas de sus propios manojos, para que ella las recoja. ¡Que nadie la moleste!

17 Rut recogió espigas en el campo de Booz hasta que llegó la noche. Y lo recogido por ella dio, al desgranarlo, más de veinte kilos de cebada. 18 Regresó entonces a la ciudad cargada con el grano, y fue a mostrárselo a su suegra. Después sacó lo que le había sobrado de la comida y se lo dio a Noemí.

19 —¿Dónde trabajaste hoy? —le preguntó Noemí—. ¿Dónde recogiste tantas espigas? ¡Bendito sea el que te ha ayudado de esa manera!

Rut le contó a su suegra con quién había estado trabajando.

—El hombre con quien he trabajado se llama Booz —le dijo.

20 Y Noemí le contestó:

—¡Que el Señor lo bendiga! Él ha sido bondadoso con nosotras ahora, como antes lo fue con los que ya han muerto. Ese hombre es pariente cercano de nosotras, y por eso es uno de los que tienen el deber de protegernos.

21 Rut añadió:

—También me dijo que siga yo trabajando con sus criadas hasta que se termine la cosecha.

22 Entonces Noemí respondió a su nuera:

—Hija mía, me parece bien que te quedes con sus criadas y que no vayas a ningún otro campo, para que nadie te moleste.

23 Rut siguió, pues, recogiendo espigas con las criadas de Booz hasta que se terminó la cosecha de la cebada y el trigo. Mientras tanto, vivía en compañía de su suegra.

La bondad de Booz

Un día Noemí le dijo a Rut:

—Hija mía, yo debo buscarte un esposo que te haga feliz. Mira, nuestro pariente Booz, con cuyas criadas estuviste trabajando, va a ir esta noche al campo a separar el grano de la paja. Haz, pues, lo siguiente: Báñate, perfúmate y ponte tu mejor vestido, y vete allá. Pero no dejes que Booz te reconozca antes que termine de comer y beber. Fíjate bien en dónde se acuesta a dormir. Entonces ve y destápale los pies, y acuéstate allí. Luego, él mismo te dirá lo que debes hacer.

Rut contestó:

—Haré todo lo que me has dicho.

Rut se fue al campo e hizo todo lo que su suegra le había mandado. Booz comió, bebió y se mostró muy contento. Luego se acostó a dormir junto al montón de grano. Más tarde Rut llegó sin hacer ruido, le destapó los pies y se acostó allí. A medianoche, Booz se despertó de pronto, y al darse una vuelta se sorprendió de que una mujer estuviera acostada a sus pies.

—¿Quién eres tú? —preguntó Booz.

—Soy Rut, su servidora —contestó ella—. Usted es mi pariente más cercano y tiene el deber de ampararme. Quiero que se case usted conmigo.

10 —¡Que el Señor te bendiga! —dijo Booz—. Ahora más que nunca has mostrado que eres fiel a tu difunto esposo. Bien podrías haber buscado a otro más joven que yo, pobre o rico, pero no lo has hecho. 11 No tengas miedo, hija mía, que todos en mi pueblo saben ya que eres una mujer ejemplar. Por eso, yo haré lo que me pidas. 12 Sin embargo, aunque es verdad que soy pariente cercano tuyo, tú tienes otro pariente aún más cercano que yo. 13 Quédate aquí esta noche. Si mañana él quiere cumplir con sus deberes de pariente, que lo haga; pero si no lo hace, te prometo delante del Señor que yo lo haré. Ahora duérmete hasta que amanezca.

14 Rut durmió aquella noche a los pies de Booz. Al día siguiente se levantó antes del amanecer, cuando todavía estaba muy oscuro, porque Booz había dicho: «Nadie debe saber que esta mujer ha venido al campo.»

15 Entonces Booz le dijo:

—Quítate la capa y sujétala bien.

Mientras Rut sostenía su capa, Booz echó en ella más de cuarenta kilos de cebada. Luego la ayudó a echarse la carga sobre el hombro, y ella se fue a la ciudad.

16 Cuando Rut llegó a donde estaba su suegra, ésta le preguntó:

—¿Qué tal te fue, hija mía?

Rut le contó todo lo que Booz había hecho por ella, 17 y añadió:

—Me dio toda esta cebada, y me dijo: «No debes volver a tu suegra con las manos vacías.»

18 Entonces Noemí dijo:

—Ahora, hija mía, espera a ver qué pasa. Este hombre no descansará hoy hasta dejar resuelto el asunto.

Boda de Booz y Rut

Más tarde, Booz fue a sentarse a la entrada del pueblo, que era el lugar donde se reunía la gente. En aquel momento pasaba por allí el pariente del cual Booz había hablado.

—Oye —le dijo Booz—, ven acá y siéntate.

El pariente fue y se sentó. En seguida Booz llamó a diez ancianos del pueblo, y también les pidió que se sentaran con él. Cuando ellos se sentaron, Booz le dijo a su pariente:

—Noemí, que ha vuelto de Moab, está decidida a vender el terreno que perteneció a nuestro pariente Elimélec. Quiero que lo sepas, para que, si te interesa comprarlo, lo hagas ahora delante de estos testigos y de los ancianos del pueblo. Como tú eres el pariente más cercano de Elimélec, tienes el derecho de comprar su tierra. Pero si tú no la compras, házmelo saber, pues después de ti yo soy quien tiene ese derecho.

El pariente contestó:

—La compro.

Entonces Booz le hizo esta aclaración:

—Ten en cuenta que si compras el terreno de Noemí, quedas también obligado a casarte con Rut, la viuda moabita, para que la propiedad siga a nombre del difunto.

Al oír esto, el pariente contestó:

—En ese caso no puedo hacer la compra, porque podría perjudicar mi herencia. Pero si tú quieres comprar, hazlo; yo te cedo mis derechos de compra.

En aquellos tiempos había en Israel una costumbre: cuando uno cedía a otro el derecho de parentesco, o cuando se cerraba un contrato de compra-venta, el que cedía o vendía se quitaba una sandalia y se la daba al otro. De acuerdo, pues, con esta costumbre, el pariente de Booz se quitó la sandalia, se la dio a Booz y le dijo:

—Compra tú.

Entonces Booz dijo a los ancianos y a los allí presentes:

—Todos ustedes son hoy testigos de que le compro a Noemí las propiedades de Elimélec, Quilión y Mahlón. 10 También son testigos de que tomo por esposa a Rut, la viuda moabita, para que la propiedad se mantenga a nombre de Mahlón, su difunto esposo. Así no se borrará el nombre de Mahlón de entre los suyos, ni será olvidado en este pueblo. Hoy son ustedes testigos.

11 Los ancianos y todos los presentes contestaron:

—Sí, lo somos. ¡El Señor haga que la mujer que va a entrar en tu casa sea como Raquel y Lía, de quienes descendemos todos los israelitas! Y tú, sé un hombre ilustre en Efrata, un hombre notable en Belén. 12 Que el Señor te dé muchos hijos de esta mujer. Que tengas una familia numerosa, como la tuvo Fares, el hijo de Tamar y Judá.

13 Así fue como Booz se casó con Rut. Y se unió a ella, y el Señor permitió que quedara embarazada y que tuviera un hijo.

14 Entonces las mujeres decían a Noemí:

—¡Alabado sea el Señor, que te ha dado hoy un nieto para que cuide de ti! ¡Ojalá tu nieto sea famoso en Israel! 15 Él te dará ánimos y te sostendrá en tu vejez, porque es el hijo de tu nuera, la que tanto te quiere y que vale para ti más que siete hijos.

16 Noemí tomó al niño en su regazo y se encargó de criarlo. 17 Al verlo, las vecinas decían:

—¡Le ha nacido un hijo a Noemí!

Y le pusieron por nombre Obed. Éste fue el padre de Jesé y abuelo de David.

Los antepasados de David

18 Éstos fueron los descendientes de Fares: Fares fue el padre de Hesrón, 19 Hesrón fue el padre de Ram, Ram fue el padre de Aminadab, 20 Aminadab fue el padre de Nahasón, Nahasón fue el padre de Salmón, 21 Salmón fue el padre de Booz, Booz fue el padre de Obed, 22 Obed fue el padre de Jesé, y Jesé fue el padre de David.

Rut y Noemí

Aconteció en los días que gobernaban los jueces, que hubo hambre en la tierra. Y un varón de Belén de Judá fue a morar en los campos de Moab, él y su mujer, y dos hijos suyos. El nombre de aquel varón era Elimelec, y el de su mujer, Noemí; y los nombres de sus hijos eran Mahlón y Quelión, efrateos de Belén de Judá. Llegaron, pues, a los campos de Moab, y se quedaron allí.

Y murió Elimelec, marido de Noemí, y quedó ella con sus dos hijos, los cuales tomaron para sí mujeres moabitas; el nombre de una era Orfa, y el nombre de la otra, Rut; y habitaron allí unos diez años. Y murieron también los dos, Mahlón y Quelión, quedando así la mujer desamparada de sus dos hijos y de su marido.

Entonces se levantó con sus nueras, y regresó de los campos de Moab; porque oyó en el campo de Moab que Jehová había visitado a su pueblo para darles pan. Salió, pues, del lugar donde había estado, y con ella sus dos nueras, y comenzaron a caminar para volverse a la tierra de Judá. Y Noemí dijo a sus dos nueras: Andad, volveos cada una a la casa de su madre; Jehová haga con vosotras misericordia, como la habéis hecho con los muertos y conmigo. Os conceda Jehová que halléis descanso, cada una en casa de su marido. Luego las besó, y ellas alzaron su voz y lloraron, 10 y le dijeron: Ciertamente nosotras iremos contigo a tu pueblo.

11 Y Noemí respondió: Volveos, hijas mías; ¿para qué habéis de ir conmigo? ¿Tengo yo más hijos en el vientre, que puedan ser vuestros maridos? 12 Volveos, hijas mías, e idos; porque yo ya soy vieja para tener marido. Y aunque dijese: Esperanza tengo, y esta noche estuviese con marido, y aun diese a luz hijos, 13 ¿habíais vosotras de esperarlos hasta que fuesen grandes? ¿Habíais de quedaros sin casar por amor a ellos? No, hijas mías; que mayor amargura tengo yo que vosotras, pues la mano de Jehová ha salido contra mí.

14 Y ellas alzaron otra vez su voz y lloraron; y Orfa besó a su suegra, mas Rut se quedó con ella. 15 Y Noemí dijo: He aquí tu cuñada se ha vuelto a su pueblo y a sus dioses; vuélvete tú tras ella.

16 Respondió Rut: No me ruegues que te deje, y me aparte de ti; porque a dondequiera que tú fueres, iré yo, y dondequiera que vivieres, viviré. Tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios mi Dios. 17 Donde tú murieres, moriré yo, y allí seré sepultada; así me haga Jehová, y aun me añada, que solo la muerte hará separación entre nosotras dos. 18 Y viendo Noemí que estaba tan resuelta a ir con ella, no dijo más.

19 Anduvieron, pues, ellas dos hasta que llegaron a Belén; y aconteció que habiendo entrado en Belén, toda la ciudad se conmovió por causa de ellas, y decían: ¿No es esta Noemí? 20 Y ella les respondía: No me llaméis Noemí,[a] sino llamadme Mara;[b] porque en grande amargura me ha puesto el Todopoderoso. 21 Yo me fui llena, pero Jehová me ha vuelto con las manos vacías. ¿Por qué me llamaréis Noemí, ya que Jehová ha dado testimonio contra mí, y el Todopoderoso me ha afligido?

22 Así volvió Noemí, y Rut la moabita su nuera con ella; volvió de los campos de Moab, y llegaron a Belén al comienzo de la siega de la cebada.

Rut recoge espigas en el campo de Booz

Tenía Noemí un pariente de su marido, hombre rico de la familia de Elimelec, el cual se llamaba Booz.

Y Rut la moabita dijo a Noemí: Te ruego que me dejes ir al campo, y recogeré espigas(A) en pos de aquel a cuyos ojos hallare gracia. Y ella le respondió: Ve, hija mía.

Fue, pues, y llegando, espigó en el campo en pos de los segadores; y aconteció que aquella parte del campo era de Booz, el cual era de la familia de Elimelec. Y he aquí que Booz vino de Belén, y dijo a los segadores: Jehová sea con vosotros. Y ellos respondieron: Jehová te bendiga. Y Booz dijo a su criado el mayordomo de los segadores: ¿De quién es esta joven?

Y el criado, mayordomo de los segadores, respondió y dijo: Es la joven moabita que volvió con Noemí de los campos de Moab; y ha dicho: Te ruego que me dejes recoger y juntar tras los segadores entre las gavillas. Entró, pues, y está desde por la mañana hasta ahora, sin descansar ni aun por un momento.

Entonces Booz dijo a Rut: Oye, hija mía, no vayas a espigar a otro campo, ni pases de aquí; y aquí estarás junto a mis criadas. Mira bien el campo que sieguen, y síguelas; porque yo he mandado a los criados que no te molesten. Y cuando tengas sed, ve a las vasijas, y bebe del agua que sacan los criados.

10 Ella entonces bajando su rostro se inclinó a tierra, y le dijo: ¿Por qué he hallado gracia en tus ojos para que me reconozcas, siendo yo extranjera?

11 Y respondiendo Booz, le dijo: He sabido todo lo que has hecho con tu suegra después de la muerte de tu marido, y que dejando a tu padre y a tu madre y la tierra donde naciste, has venido a un pueblo que no conociste antes. 12 Jehová recompense tu obra, y tu remuneración sea cumplida de parte de Jehová Dios de Israel, bajo cuyas alas has venido a refugiarte.

13 Y ella dijo: Señor mío, halle yo gracia delante de tus ojos; porque me has consolado, y porque has hablado al corazón de tu sierva, aunque no soy ni como una de tus criadas.

14 Y Booz le dijo a la hora de comer: Ven aquí, y come del pan, y moja tu bocado en el vinagre. Y ella se sentó junto a los segadores, y él le dio del potaje, y comió hasta que se sació, y le sobró. 15 Luego se levantó para espigar. Y Booz mandó a sus criados, diciendo: Que recoja también espigas entre las gavillas, y no la avergoncéis; 16 y dejaréis también caer para ella algo de los manojos, y lo dejaréis para que lo recoja, y no la reprendáis.

17 Espigó, pues, en el campo hasta la noche, y desgranó lo que había recogido, y fue como un efa de cebada. 18 Y lo tomó, y se fue a la ciudad; y su suegra vio lo que había recogido. Sacó también luego lo que le había sobrado después de haber quedado saciada, y se lo dio. 19 Y le dijo su suegra: ¿Dónde has espigado hoy? ¿y dónde has trabajado? Bendito sea el que te ha reconocido.

Y contó ella a su suegra con quién había trabajado, y dijo: El nombre del varón con quien hoy he trabajado es Booz. 20 Y dijo Noemí a su nuera: Sea él bendito de Jehová, pues que no ha rehusado a los vivos la benevolencia que tuvo para con los que han muerto. Después le dijo Noemí: Nuestro pariente es aquel varón, y uno de los que pueden redimirnos. 21 Y Rut la moabita dijo: Además de esto me ha dicho: Júntate con mis criadas, hasta que hayan acabado toda mi siega. 22 Y Noemí respondió a Rut su nuera: Mejor es, hija mía, que salgas con sus criadas, y que no te encuentren en otro campo. 23 Estuvo, pues, junto con las criadas de Booz espigando, hasta que se acabó la siega de la cebada y la del trigo; y vivía con su suegra.

Rut y Booz en la era

Después le dijo su suegra Noemí: Hija mía, ¿no he de buscar hogar para ti, para que te vaya bien? ¿No es Booz nuestro pariente, con cuyas criadas tú has estado? He aquí que él avienta esta noche la parva de las cebadas. Te lavarás, pues, y te ungirás, y vistiéndote tus vestidos, irás a la era; mas no te darás a conocer al varón hasta que él haya acabado de comer y de beber. Y cuando él se acueste, notarás el lugar donde se acuesta, e irás y descubrirás sus pies, y te acostarás allí; y él te dirá lo que hayas de hacer. Y ella respondió: Haré todo lo que tú me mandes.

Descendió, pues, a la era, e hizo todo lo que su suegra le había mandado. Y cuando Booz hubo comido y bebido, y su corazón estuvo contento, se retiró a dormir a un lado del montón. Entonces ella vino calladamente, y le descubrió los pies y se acostó. Y aconteció que a la medianoche se estremeció aquel hombre, y se volvió; y he aquí, una mujer estaba acostada a sus pies. Entonces él dijo: ¿Quién eres? Y ella respondió: Yo soy Rut tu sierva; extiende el borde de tu capa sobre tu sierva, por cuanto eres pariente cercano. 10 Y él dijo: Bendita seas tú de Jehová, hija mía; has hecho mejor tu postrera bondad que la primera, no yendo en busca de los jóvenes, sean pobres o ricos. 11 Ahora pues, no temas, hija mía; yo haré contigo lo que tú digas, pues toda la gente de mi pueblo sabe que eres mujer virtuosa. 12 Y ahora, aunque es cierto que yo soy pariente cercano, con todo eso hay pariente más cercano que yo. 13 Pasa aquí la noche, y cuando sea de día, si él te redimiere, bien, redímate; mas si él no te quisiere redimir, yo te redimiré, vive Jehová. Descansa, pues, hasta la mañana.

14 Y después que durmió a sus pies hasta la mañana, se levantó antes que los hombres pudieran reconocerse unos a otros; porque él dijo: No se sepa que vino mujer a la era.

15 Después le dijo: Quítate el manto que traes sobre ti, y tenlo. Y teniéndolo ella, él midió seis medidas de cebada, y se las puso encima; y ella se fue a la ciudad.

16 Y cuando llegó a donde estaba su suegra, esta le dijo: ¿Qué hay, hija mía? Y le contó ella todo lo que con aquel varón le había acontecido. 17 Y dijo: Estas seis medidas de cebada me dio, diciéndome: A fin de que no vayas a tu suegra con las manos vacías.

18 Entonces Noemí dijo: Espérate, hija mía, hasta que sepas cómo se resuelve el asunto; porque aquel hombre no descansará hasta que concluya el asunto hoy.

Booz se casa con Rut

Booz subió a la puerta y se sentó allí; y he aquí pasaba aquel pariente de quien Booz había hablado, y le dijo: Eh, fulano, ven acá y siéntate. Y él vino y se sentó. Entonces él tomó a diez varones de los ancianos de la ciudad, y dijo: Sentaos aquí. Y ellos se sentaron. Luego dijo al pariente: Noemí, que ha vuelto del campo de Moab, vende una parte de las tierras que tuvo nuestro hermano Elimelec. Y yo decidí hacértelo saber, y decirte que la compres en presencia de los que están aquí sentados, y de los ancianos de mi pueblo. Si tú quieres redimir, redime; y si no quieres redimir, decláramelo para que yo lo sepa; porque no hay otro que redima sino tú, y yo después de ti. Y él respondió: Yo redimiré.

Entonces replicó Booz: El mismo día que compres las tierras de mano de Noemí, debes tomar también a Rut la moabita, mujer del difunto, para que restaures el nombre del muerto sobre su posesión. Y respondió el pariente: No puedo redimir para mí, no sea que dañe mi heredad. Redime tú, usando de mi derecho, porque yo no podré redimir.

Había ya desde hacía tiempo esta costumbre en Israel tocante a la redención y al contrato, que para la confirmación de cualquier negocio, el uno se quitaba el zapato y lo daba a su compañero; y esto servía de testimonio en Israel. Entonces el pariente dijo a Booz: Tómalo tú. Y se quitó el zapato.(B) Y Booz dijo a los ancianos y a todo el pueblo: Vosotros sois testigos hoy, de que he adquirido de mano de Noemí todo lo que fue de Elimelec, y todo lo que fue de Quelión y de Mahlón. 10 Y que también tomo por mi mujer a Rut la moabita, mujer de Mahlón, para restaurar el nombre del difunto sobre su heredad, para que el nombre del muerto no se borre de entre sus hermanos y de la puerta de su lugar. Vosotros sois testigos hoy. 11 Y dijeron todos los del pueblo que estaban a la puerta con los ancianos: Testigos somos. Jehová haga a la mujer que entra en tu casa como a Raquel y a Lea, las cuales edificaron la casa de Israel;(C) y tú seas ilustre en Efrata, y seas de renombre en Belén. 12 Y sea tu casa como la casa de Fares, el que Tamar dio a luz a Judá,(D) por la descendencia que de esa joven te dé Jehová.

13 Booz, pues, tomó a Rut, y ella fue su mujer; y se llegó a ella, y Jehová le dio que concibiese y diese a luz un hijo. 14 Y las mujeres decían a Noemí: Loado sea Jehová, que hizo que no te faltase hoy pariente, cuyo nombre será celebrado en Israel; 15 el cual será restaurador de tu alma, y sustentará tu vejez; pues tu nuera, que te ama, lo ha dado a luz; y ella es de más valor para ti que siete hijos. 16 Y tomando Noemí el hijo, lo puso en su regazo, y fue su aya. 17 Y le dieron nombre las vecinas, diciendo: Le ha nacido un hijo a Noemí; y lo llamaron Obed. Este es padre de Isaí, padre de David.

18 Estas son las generaciones de Fares:(E) Fares engendró a Hezrón, 19 Hezrón engendró a Ram, y Ram engendró a Aminadab, 20 Aminadab engendró a Naasón, y Naasón engendró a Salmón, 21 Salmón engendró a Booz, y Booz engendró a Obed, 22 Obed engendró a Isaí, e Isaí engendró a David.

Notas al pie

  1. Rut 1:20 Esto es, Placentera.
  2. Rut 1:20 Esto es, Amarga.

Noemí y Rut

En el tiempo en que distintos líderes[a] gobernaban el país, hubo allí una época de hambre. Entonces un hombre de Belén de Judá emigró a la tierra de Moab, junto con su esposa y sus dos hijos. El hombre se llamaba Elimélec, su esposa se llamaba Noemí y sus dos hijos, Majlón y Quilión; todos ellos eran efrateos, de Belén de Judá. Cuando llegaron a la tierra de Moab, se quedaron a vivir allí.

Pero murió Elimélec, esposo de Noemí, y ella se quedó sola con sus dos hijos. Estos se casaron con mujeres moabitas, una llamada Orfa y la otra, Rut. Después de haber vivido allí unos diez años, murieron también Majlón y Quilión, y Noemí se quedó viuda y sin hijos.

Noemí decidió regresar de la tierra de Moab con sus dos nueras, porque allí se enteró de que el Señor había acudido en ayuda de su pueblo al proveerle de alimento. Salió, pues, con sus dos nueras del lugar donde había vivido, y juntas emprendieron el camino que las llevaría hasta la tierra de Judá.

Entonces Noemí dijo a sus dos nueras:

—¡Miren, vuelva cada una a la casa de su madre! Que el Señor las trate a ustedes con el mismo amor y lealtad que ustedes han mostrado con los que murieron y conmigo. Que el Señor les conceda hallar seguridad en un nuevo hogar al lado de un nuevo esposo.

Luego las besó. Pero ellas, deshechas en llanto, 10 exclamaron:

—¡No! Nosotras volveremos contigo a tu pueblo.

11 —¡Vuelvan a su casa, hijas mías! —insistió Noemí—. ¿Para qué se van a ir conmigo? ¿Acaso voy a tener más hijos que pudieran casarse con ustedes? 12 ¡Vuelvan a su casa, hijas mías! ¡Váyanse! Yo soy demasiado vieja para volver a casarme. Aun si abrigara esa esperanza, y esta misma noche me casara y llegara a tener hijos, 13 ¿los esperarían ustedes hasta que crecieran? ¿Y por ellos se quedarían sin casarse? ¡No, hijas mías! Mi amargura es mayor que la de ustedes; ¡la mano del Señor se ha levantado contra mí!

14 Una vez más alzaron la voz, deshechas en llanto. Luego Orfa se despidió de su suegra con un beso, pero Rut se aferró a ella.

15 —Mira —dijo Noemí—, tu cuñada se vuelve a su pueblo y a sus dioses. Vuélvete con ella.

16 Pero Rut respondió: «¡No insistas en que te abandone o en que me separe de ti! Porque iré adonde tú vayas y viviré donde tú vivas. Tu pueblo será mi pueblo y tu Dios será mi Dios. 17 Moriré donde tú mueras y allí seré sepultada. ¡Que me castigue el Señor con toda severidad si me separa de ti algo que no sea la muerte!». 18 Al ver Noemí que Rut estaba tan decidida a acompañarla, no insistió más.

19 Entonces las dos mujeres siguieron caminando hasta llegar a Belén. Apenas llegaron, hubo gran conmoción en todo el pueblo a causa de ellas.

—¿No es esta Noemí? —se preguntaban las mujeres del pueblo.

20 —Ya no me llamen Noemí[b] —respondió ella—. Llámenme Mara,[c] porque el Todopoderoso ha colmado mi vida de amargura. 21 Me fui con las manos llenas, pero el Señor me ha hecho volver sin nada. ¿Por qué me llaman Noemí si me ha afligido el Señor,[d] si me ha hecho desdichada el Todopoderoso?

22 Así fue como Noemí volvió de la tierra de Moab acompañada por su nuera, Rut la moabita. Cuando llegaron a Belén, comenzaba la cosecha de cebada.

Encuentro de Rut con Booz

Noemí tenía por parte de su esposo un pariente que se llamaba Booz. Era un hombre rico e influyente de la familia de Elimélec.

Y sucedió que Rut, la moabita, dijo a Noemí:

—Permíteme ir al campo a recoger las espigas que vaya dejando alguien a quien yo le agrade.

—Anda, hija mía —respondió su suegra.

Rut salió y comenzó a recoger espigas en el campo, detrás de los segadores. Y dio la casualidad de que el campo donde estaba trabajando pertenecía a Booz, el pariente de Elimélec.

En eso llegó Booz desde Belén y saludó a los segadores:

—¡Que el Señor esté con ustedes!

—¡Que el Señor lo bendiga! —respondieron ellos.

—¿De quién es esa joven? —preguntó Booz al capataz de sus segadores.

—Es una joven moabita que volvió de la tierra de Moab con Noemí —le contestó el capataz—. Ella me rogó que la dejara recoger espigas de entre las gavillas, detrás de los segadores. No ha dejado de trabajar desde esta mañana que entró en el campo, hasta ahora que ha venido a descansar un rato en el cobertizo.[e]

Entonces Booz dijo a Rut:

—Escucha, hija mía. No vayas a recoger espigas a otro campo ni te alejes de aquí. Quédate junto a mis criadas, fíjate bien en el campo donde se esté cosechando y síguelas. Ya les ordené a los criados que no te molesten. Y, cuando tengas sed, ve adonde están las vasijas y bebe del agua que los criados hayan sacado.

10 Rut se inclinó, se postró rostro en tierra y exclamó:

—¿Cómo es que le he caído tan bien a usted, hasta el punto de fijarse en mí, siendo solo una extranjera?

11 —Ya me han contado —respondió Booz—, todo lo que has hecho por tu suegra desde que murió tu esposo; cómo dejaste padre y madre, y la tierra donde naciste, y viniste a vivir con un pueblo que antes no conocías. 12 ¡Que el Señor te recompense por lo que has hecho! Que el Señor, Dios de Israel, bajo cuyas alas has venido a refugiarte, te lo pague con creces.

13 —¡Ojalá siga yo siendo de su agrado, mi señor! —contestó ella—. Usted me ha consolado y me ha hablado con cariño, aunque ni siquiera soy como una de sus criadas.

14 A la hora de comer, Booz le dijo:

—Ven acá. Sírvete pan y moja tu bocado en el vinagre.

Cuando Rut se sentó con los segadores, Booz le ofreció grano tostado. Ella comió, quedó satisfecha y hasta le sobró. 15 Después, cuando ella se levantó a recoger espigas, él dio estas órdenes a sus criados:

—Aun cuando saque espigas de las gavillas mismas, no la hagan pasar vergüenza. 16 Más bien, dejen caer algunas espigas de los manojos para que ella las recoja, ¡y no la reprendan!

17 Así que Rut recogió espigas en el campo hasta el atardecer. Luego desgranó la cebada que había recogido, la cual pesó casi un efa.[f] 18 La cargó de vuelta al pueblo y su suegra vio cuánto traía. Además, Rut entregó a su suegra lo que le había quedado después de haber comido hasta quedar satisfecha.

19 Su suegra preguntó:

—¿Dónde recogiste espigas hoy? ¿Dónde trabajaste? ¡Bendito sea el hombre que se fijó en ti!

Entonces Rut contó a su suegra acerca del hombre con quien había estado trabajando. Le dijo:

—El hombre con quien hoy trabajé se llama Booz.

20 —¡Que el Señor lo bendiga! —exclamó Noemí delante de su nuera—. El Señor no ha dejado de mostrar su fiel amor hacia los vivos y los muertos. Ese hombre es nuestro pariente cercano; es uno de los parientes que nos pueden redimir.

21 Rut, la moabita, añadió:

—Incluso me dijo que me quedara allí junto a sus criados hasta que terminaran de recogerle toda la cosecha.

22 —Hija mía, te conviene seguir con sus criadas —dijo Noemí—, para que no se aprovechen de ti en otro campo.

23 Así que Rut se quedó junto a las criadas de Booz para recoger espigas hasta que terminó la cosecha de la cebada y del trigo. Mientras tanto, vivía con su suegra.

Rut y Booz en la era

Un día su suegra Noemí le dijo:

—Hija mía, ¿no debiera yo buscarte un hogar seguro donde no te falte nada? Además, ¿acaso Booz, con cuyas criadas has estado, no es nuestro pariente? Escucha bien, él va esta noche al campo para separar el grano de la paja. Báñate, perfúmate y ponte tu mejor ropa. Baja luego al lugar donde se limpia el trigo, pero no dejes que él se dé cuenta de que estás allí hasta que haya terminado de comer y beber. Cuando se vaya a dormir, te fijas dónde se acuesta. Luego ve, descubre sus pies y acuéstate a su lado. Verás que él mismo te dice lo que tienes que hacer.

—Haré todo lo que me has dicho —respondió Rut.

Y bajó al lugar donde se limpia el trigo e hizo todo lo que su suegra había mandado.

Booz comió, bebió y se puso alegre. Luego se fue a dormir detrás del montón de grano. Más tarde Rut se acercó sigilosamente, le destapó los pies y se acostó allí. A medianoche Booz se despertó sobresaltado y, al darse vuelta, descubrió que había una mujer acostada a sus pies.

—¿Quién eres? —preguntó.

—Soy Rut, su sierva. Extienda sobre mí el borde de su manto,[g] ya que usted es un pariente que me puede redimir.

10 —Que el Señor te bendiga, hija mía. Esta nueva muestra de lealtad de tu parte supera la anterior, ya que no has ido en busca de hombres jóvenes, sean ricos o pobres. 11 Y ahora, hija mía, no tengas miedo. Haré por ti todo lo que me pidas. Todo mi pueblo[h] sabe que eres una mujer de noble carácter. 12 Ahora bien, aunque es cierto que soy un pariente que puede redimirte, hay otro más cercano que yo. 13 Quédate aquí esta noche. Mañana, si él quiere redimirte, está bien que lo haga. Pero si no está dispuesto a hacerlo, ¡tan cierto como que el Señor vive, te aseguro que yo te redimiré! Ahora acuéstate aquí hasta que amanezca.

14 Así que se quedó acostada a sus pies hasta el amanecer y se levantó cuando aún estaba oscuro; pues él había dicho: «Que no se sepa que una mujer vino al lugar donde se limpia el trigo».

15 Luego Booz dijo:

—Dame la capa que llevas puesta y sostenla firmemente.

Rut lo hizo así, entonces él echó en la capa seis medidas[i] de cebada y puso la carga sobre ella. Luego él regresó al pueblo.

16 Cuando Rut llegó adonde estaba su suegra, esta preguntó:

—¿Cómo te fue, hija mía?

Rut le contó todo lo que aquel hombre había hecho por ella 17 y añadió:

—Me dio estas seis medidas de cebada y me dijo: “No debes volver a tu suegra con las manos vacías”.

18 Entonces Noemí dijo:

—Espérate, hija mía, a ver qué sucede, porque este hombre no va a descansar hasta dejar resuelto este asunto hoy mismo.

Matrimonio de Booz y Rut

Booz, por su parte, subió hasta la puerta de la ciudad y se sentó allí. En eso pasó el pariente, que él había mencionado, responsable de redimirlas.

—Ven acá, amigo mío, y siéntate —dijo Booz.

El hombre fue y se sentó.

Entonces Booz llamó a diez de los jefes de la ciudad y les dijo:

—Siéntense aquí.

Y ellos se sentaron. Booz dijo al pariente redentor:

—Noemí, que ha regresado de la tierra de Moab, está vendiendo el terreno que perteneció a nuestro hermano Elimélec. Consideré que debía informarte del asunto y sugerirte que lo compres en presencia de estos testigos y de los jefes de mi pueblo. Si vas a comprar el terreno, hazlo. Pero si no lo vas[j] a comprar, dímelo, para que yo lo sepa. Porque ningún otro tiene el derecho de redimirlo, sino tú y, después de ti, yo tengo ese derecho.

—Yo lo redimo —contestó.

Pero Booz aclaró:

—El día que adquieras el terreno de Noemí, adquieres también a Rut la moabita, viuda[k] del difunto, a fin de conservar su nombre junto con su heredad.

—Entonces no puedo redimirlo —respondió el pariente redentor—, porque podría perjudicar mi propia herencia. Redímelo tú; te cedo mi derecho. Yo no puedo ejercerlo.

En aquellos tiempos, para ratificar el rescate o el traspaso de una propiedad en Israel, una de las partes contratantes se quitaba la sandalia y se la daba a la otra. Así se acostumbraba a legalizar los contratos en Israel.

Por eso el pariente redentor le dijo a Booz:

—Cómpralo tú.

Y se quitó la sandalia.

Entonces Booz proclamó ante los jefes y ante todo el pueblo:

—Hoy son ustedes testigos de que le he comprado a Noemí toda la propiedad de Elimélec, Quilión y Majlón. 10 También he tomado como esposa a Rut la moabita, viuda de Majlón, a fin de preservar el nombre del difunto con su heredad, para que su nombre no desaparezca de entre su familia ni de los registros del pueblo. ¡Hoy son ustedes testigos!

11 Los jefes y todos los que estaban en la puerta respondieron:

—Somos testigos. ¡Que el Señor haga que la mujer que va a formar parte de tu hogar sea como Raquel y Lea, quienes juntas edificaron el pueblo de Israel!

»¡Que seas un hombre ilustre en Efrata y que adquieras renombre en Belén! 12 ¡Que por medio de esta joven el Señor te conceda una descendencia tal que tu familia sea como la de Fares, el hijo que Tamar dio a Judá!

Rut tiene un hijo(A)

13 Así que Booz tomó a Rut y se casó con ella. Cuando se unieron, el Señor le concedió quedar embarazada, de modo que tuvo un hijo. 14 Las mujeres decían a Noemí: «¡Alabado sea el Señor, que no te ha dejado hoy sin un redentor! ¡Que llegue a tener renombre en Israel! 15 Este niño renovará tu vida y te sustentará en la vejez, porque lo ha dado a luz tu nuera, que te ama y es para ti mejor que siete hijos».

16 Noemí tomó al niño, lo puso en su regazo y se encargó de criarlo. 17 Las vecinas decían: «¡Noemí ha tenido un hijo!». Y lo llamaron Obed. Este fue el padre de Isaí, padre de David.

Genealogía de David

18 Así que este es el linaje de Fares:

Fares fue el padre de Jezrón;

19 Jezrón, el padre de Ram;

Ram, el padre de Aminadab;

20 Aminadab, el padre de Naasón;

Naasón, el padre de Salmón;[l]

21 Salmón, el padre de Booz;

Booz, el padre de Obed;

22 Obed, el padre de Isaí;

e Isaí, el padre de David.

Notas al pie

  1. 1:1 líderes. Véase Jue 2:16.
  2. 1:20 En hebreo, Noemí significa placentera o dulce.
  3. 1:20 En hebreo, Mara significa amarga.
  4. 1:21 si me ha afligido el Señor. Alt. si el Señor ha testificado contra mí.
  5. 2:7 que ha venido … cobertizo. Frase de difícil traducción.
  6. 2:17 Es decir, aprox. 16 kg.
  7. 3:9 Extienda … manto. Esta acción implicaba una propuesta de matrimonio.
  8. 3:11 Todo mi pueblo. Lit. Toda la puerta de mi pueblo.
  9. 3:15 seis medidas. Es decir, aprox. 20 kg; también en v. 17.
  10. 4:4 si no lo vas (mss. hebreos, LXX, Vulgata y Siríaca); si él no va (TM).
  11. 4:5 de Noemí … viuda (Vulgata y Siríaca); de Noemí y de Rut la moabita, tendrás que casarte con la viuda (TM).
  12. 4:20 Salmón (mss. hebreos, mss. de LXX y Vulgata; véanse también v. 21 y LXX de 1Cr 2:11); Salmá (TM).

Elimélec y su familia van a Moab

1-2 Esta historia tuvo lugar cuando en el país de Israel todavía no había reyes; sino que al pueblo lo defendían libertadores ocasionales. En esa época no hubo cosechas y la gente no tenía qué comer.

Por eso, una familia del pueblo de Belén,[a] de la región de Judá, se fue a vivir al país de Moab, porque allí sí había comida. El esposo se llamaba Elimélec, la esposa se llamaba Noemí, y los hijos se llamaban Mahlón y Quilión.

Poco tiempo después de haber llegado a Moab, Elimélec murió, así que Noemí y sus hijos se quedaron solos.

4-5 Pasó el tiempo, y Mahlón y Quilión se casaron con muchachas de ese país. Una de ellas se llamaba Orfá y la otra, Rut. Pero pasados unos diez años, murieron Mahlón y Quilión,[b] por lo que Noemí quedó desamparada, sin hijos y sin marido.

Noemí y Rut van a Belén

Un día, Noemí supo que Dios había bendecido al país de Israel, dándole abundantes cosechas. Entonces ella y sus nueras se prepararon para irse a Judá. Todavía no habían caminado mucho cuando Noemí les dijo:

—Mejor regresen a vivir con sus familias. Que Dios las trate bien, como ustedes me han tratado a mí y trataron a mis hijos. Pido a Dios que les permita casarse otra vez y formar un nuevo hogar.

Noemí se despidió de ellas con un beso, pero Orfá y Rut empezaron a llorar y 10 a decirle:

—¡No queremos separarnos de ti! ¡Por favor, déjanos ir contigo y vivir entre tu gente!

11-13 Pero Noemí les contestó:

—¡Váyanse, hijas mías! ¿Para qué van a seguirme? Ya no tengo más hijos para que se casen con ustedes, y ya estoy muy vieja para casarme otra vez. Y aun si hoy mismo pudiera casarme y tuviera hijos muy pronto, ¿estarían ustedes dispuestas a esperarlos hasta que ellos crecieran? ¡No, hijas mías, eso es imposible! Yo estoy sufriendo más que ustedes, pues Dios se ha puesto en mi contra.

14 Al oír esto, las nueras volvieron a llorar amargamente. Por fin Orfá[c] se despidió de su suegra, pero Rut se quedó con ella. 15 Entonces Noemí le dijo a Rut:

—¡Tu cuñada ya regresó a su pueblo y a su dios! ¡Vete con ella!

16 Pero Rut[d] le contestó:

«No me pidas que te deje;
ni me ruegues que te abandone.
Adonde tú vayas iré,
y donde tú vivas viviré.

»Tu pueblo será mi pueblo
y tu Dios será mi Dios.
17 Donde tú mueras moriré,
y allí mismo seré enterrada.

»Que Dios me castigue
si te abandono,
pues nada podrá separarnos;
¡nada, ni siquiera la muerte!»

18 Noemí no insistió más, pues comprendió que Rut había decidido irse con ella.

19 Caminaron y caminaron hasta llegar a Belén. Tan pronto entraron en el pueblo, toda la gente se sorprendió al verlas y se armó un gran alboroto. Las mujeres decían: «¡Miren, pero si es la dulce Noemí!»[e]

20 Y ella les dijo:

«Por favor, ya no me digan dulce, llámenme amarga, porque Dios todopoderoso me ha amargado la vida. 21 Cuando salí de Belén, tenía de todo; ahora que regreso, Dios me ha traído con las manos vacías. ¿Por qué me van a llamar dulce, si Dios todopoderoso está contra mí y me ha hecho sufrir?»

22 Fue así como Noemí regresó del país de Moab, acompañada de su nuera Rut. Cuando llegaron a Belén estaba empezando la cosecha de cebada.

Rut trabaja en el campo de Booz

1-2 Pocos días después, Rut le dijo a Noemí:

—Déjame ir a recoger espigas. Seguramente los que cosechan en los campos me dejarán seguirlos para recoger las espigas que vayan quedando.

Noemí le dijo:

—Anda, hija mía.

Entonces Rut se fue a un campo de cebada y comenzó a recoger las espigas que dejaban los trabajadores. Sin saberlo, Rut tuvo la buena suerte de ir a trabajar al campo de un familiar de Elimélec, el difunto esposo de Noemí. Ese familiar se llamaba Booz, y además era muy rico y muy importante en Belén.

Ocurrió que ese día Booz salió de Belén para vigilar el trabajo en sus campos. Cuando llegó al campo, saludó a los trabajadores:

—¡Que Dios los cuide a todos!

Y ellos respondieron:

—¡Que Dios te siga bendiciendo!

Luego Booz le preguntó al jefe de los trabajadores:

—¿Quién es esa muchacha?

El jefe contestó:

—Es la muchacha de Moab que vino con Noemí. Me suplicó que la dejara recoger las espigas que se les caen a los trabajadores. Desde que llegó en la mañana, ha estado trabajando duramente, y apenas ahora está tomando un corto descanso en la choza.

Booz llamó a Rut y le dijo:

—Oye bien lo que te voy a decir: no vayas a recoger espigas en otros campos; quédate aquí y acompaña a mis trabajadoras. Mira bien por dónde van, y síguelas. Les he ordenado a mis trabajadores que no te molesten. Cuando tengas sed, ve y toma agua de las jarras que ellos han llenado.

10 Entonces Rut, en señal de humildad, se inclinó hasta tocar el suelo con la frente, y le preguntó a Booz:

—¿Por qué es usted tan amable conmigo? ¿Por qué se preocupa tanto por mí, si soy una simple extranjera?

11 Booz le contestó:

—Ya me han contado todo lo que has hecho por tu suegra, después de que murió tu esposo. Sé que dejaste a tu familia y tu país para venir a vivir con nosotros, que somos gente totalmente desconocida para ti. 12 ¡Que Dios te premie por todo lo que has hecho! ¡Que el Dios de Israel, en quien ahora buscas protección, te haga mucho bien!

13 Entonces Rut le dijo a Booz:

—¡Muchas gracias, señor! Usted es muy bueno conmigo y me ha hecho sentir bien, aunque ni siquiera soy como una de sus criadas.

14 A la hora de comer, Booz invitó a Rut y le dijo:

—Ven, acércate; aquí hay pan, salsa y granos tostados.

Rut fue y se sentó a comer junto con todos los demás trabajadores. Comió hasta quedar satisfecha, y hasta le sobró comida para llevarle a su suegra.

15 Cuando Rut regresó a recoger espigas, Booz ordenó a los trabajadores:

—Dejen que Rut también recoja espigas donde están los manojos de cebada. 16 Además, dejen caer espigas de sus propios manojos para que ella las pueda recoger. Y no la molesten.

17 Rut estuvo recogiendo espigas hasta que empezó a oscurecer. Cuando separó el grano de las espigas, se dio cuenta de que había recogido más de veinte kilos de cebada. 18 Tomó la cebada y regresó a Belén para mostrarle a su suegra todo lo que había recogido ese día. También le dio a Noemí la comida que le había quedado. Noemí, entonces preguntó:

19 —¿Dónde estuviste trabajando hoy? ¿Cómo es que pudiste recoger tanta cebada? ¡Qué Dios bendiga mucho a quien tanto te ha ayudado!

Rut le contó a su suegra que había estado trabajando en el campo de un señor llamado Booz. 20 Por eso Noemí le dijo:

—¡Que Dios lo bendiga! ¡Qué bueno es ese hombre con nosotras y con nuestros familiares muertos! Déjame decirte que ese hombre es familiar de mi esposo, y de acuerdo con nuestras leyes tiene el deber de protegernos.

21 Rut añadió:

—Pues él me dijo que podía quedarme a trabajar con las demás trabajadoras hasta que se termine la cosecha de cebada.

22 Entonces Noemí le dijo a Rut:

—¡Qué bueno, hija mía! Quédate a trabajar en el campo de Booz. Y no te alejes de sus trabajadores, para que nadie te moleste.

23 Rut siguió recogiendo espigas con las trabajadoras de Booz hasta que terminó la cosecha de cebada y de trigo. Mientras tanto, vivía con su suegra.

Booz trata bien a Rut

Un día, Noemí habló con Rut, su nuera:

—Hija mía, me siento obligada a buscarte esposo. Quiero que tengas tu propio hogar y que vivas feliz. ¿Recuerdas lo que te dije acerca de Booz, el dueño del campo donde has estado trabajando? Él es de la misma familia de mi esposo. Escucha bien esto que te voy a decir: Esta noche él va a estar en su campo, separando el grano de la paja. Báñate, perfúmate y ponte tu mejor vestido. Ve al campo donde está Booz trabajando, pero no lo dejes que te vea hasta que termine de comer y beber. Fíjate bien dónde va a acostarse. Cuando ya esté dormido, ve y acuéstate a su lado. Así él sabrá que tú le estás pidiendo su protección, y él mismo te dirá lo que debes hacer.

Rut le respondió a su suegra:

—Haré todo lo que tú me mandas.

Rut se fue al campo e hizo exactamente lo que Noemí le había mandado. Después de que Booz terminó de comer y beber, se fue a acostar junto al montón de cebada; estaba muy contento. Cuando se quedó dormido, Rut se acercó a él con mucho cuidado, y se acostó a su lado.

A medianoche, Booz se despertó de pronto, y al moverse sintió que alguien estaba acostado junto a él.

—¿Quién eres? —preguntó Booz.

—Soy Rut, su humilde servidora. Usted es familiar mío y de mi suegra, y las dos necesitamos que usted nos proteja. Quiero pedirle que se case conmigo.

10 —¡Que Dios te bendiga! —dijo Booz—. Veo que eres muy fiel con tu suegra y con tu familia, y que no piensas sólo en ti. Me pides que sea yo tu esposo, aunque bien podrías casarte con un hombre más joven que yo. 11 No tengas miedo, Rut; toda la gente de Belén sabe que tú eres una buena mujer. Por eso, voy a hacer lo que me pides.

12 »Ahora bien, es cierto que yo soy familiar de ustedes y que tengo el deber de protegerlas; sin embargo, tienen un familiar todavía más cercano que yo. 13 Por ahora, duérmete tranquila; ya mañana sabremos si él quiere protegerte. Si acepta, no hay problema conmigo; si no acepta, te prometo, en el nombre de Dios, que yo te protegeré. Anda, acuéstate y duerme tranquila.

14 Rut se acostó cerca de Booz, y se durmió. Cuando todavía estaba oscuro, ella se levantó porque Booz no quería que nadie supiera que una mujer había estado en su campo. Pero antes de dejarla ir a Belén, 15 Booz le pidió a Rut que extendiera su capa, y en ella puso más de cuarenta kilos de cebada. Después la ayudó a ponerse la carga en el hombro, y regresó a Belén.

16 Cuando Rut volvió a la casa, Noemí le preguntó:

—¿Cómo te fue, hija mía?

Rut le contó a su suegra todo lo que Booz había hecho por ella, 17 y agregó:

—Booz me dio toda esta cebada y me dijo: “No debes regresar a la casa de tu suegra con las manos vacías”.

18 Entonces Noemí le dijo a Rut:

—Ahora sólo tenemos que esperar con paciencia. Estoy segura de que Booz no va a descansar hasta que este asunto se resuelva.

Booz se casa con Rut

Booz fue a la entrada del pueblo, donde la gente se reunía para tratar asuntos importantes. Poco tiempo después, pasó por allí el otro familiar de Elimélec.

—Oye —gritó Booz—, ven aquí y siéntate; tenemos algo de qué hablar.

De inmediato Booz llamó a diez de los hombres más importantes de Belén, y los invitó a sentarse con ellos.

Una vez sentados, Booz le dijo al otro familiar:

—Noemí acaba de regresar de Moab y quiere vender el terreno de nuestro familiar Elimélec. Yo quería que tú supieras esto, y además, pedirte que lo compres, porque tienes el derecho de decidir primero. Delante de estos testigos, dime si quieres comprarlo o no, pues aparte de nosotros dos no hay otro familiar que pueda comprarlo.

Enseguida el otro familiar respondió:

—Sí, lo voy a comprar.

Entonces Booz le dijo:

—Si compras el campo, también tendrás que casarte con Rut, la viuda que vino con Noemí desde Moab. Así, cuando nazca el primer niño, él llevará el apellido del difunto esposo de Rut, y el terreno será para él.

—¡Ah, entonces no acepto comprarlo! —dijo el otro familiar—. Si lo compro, voy a perder todo ese dinero, y si nacen otros hijos, mis propios hijos recibirán menos herencia. Será mejor que lo compres tú.

7-8 Y siguiendo la costumbre de esa época, el otro familiar se quitó una de sus sandalias, se la dio a Booz y le dijo:

—Toma mi sandalia; ésta es la señal de que sólo tú podrás comprar el terreno.

Luego Booz se dirigió a las personas que estaban allí, y les dijo:

—Ustedes son testigos de que hoy le compro a Noemí todo lo que perteneció a Elimélec y a sus hijos. 10 Además, me voy a casar con Rut, la viuda de Mahlón. Así, el primer niño que nazca heredará el terreno, y se mantendrá el nombre de la familia. Sus descendientes seguirán viviendo en Belén.

11 —Sí, somos testigos —respondieron los que estaban presentes—. Deseamos que Dios le permita a Rut ser como Raquel y Lía, quienes tuvieron muchos hijos, de los cuales descendemos todos los israelitas. 12 Que al casarte con esta joven mujer, tu familia llegue a ser tan grande como la familia de Fares, hijo de Judá y Tamar. Y que tú llegues a ser muy rico en toda Efrata y muy importante en Belén.

Nacimiento de Obed

13 Al poco tiempo Booz se casó con Rut y Dios permitió que ella quedara embarazada. 14 Cuando nació el niño, las mujeres de Belén le decían a Noemí:

«Bendito sea Dios que hoy te ha dado un nieto para que cuide de ti. Dios quiera que cuando el niño crezca llegue a ser muy famoso en todo Israel. 15 Él te hará muy feliz, y te cuidará en tu vejez, porque es hijo de tu nuera Rut. Ella vale más que siete hijos, porque te ama mucho y ha sido muy buena contigo».

16 Noemí abrazó al bebé con mucho cariño, y desde ese día se dedicó a cuidarlo. 17 Las vecinas buscaron un nombre para el bebé y lo llamaron Obed; y a todos los amigos les decían: «¡Noemí ya tiene un hijo!»

Obed, abuelo de David

18 Obed creció y fue el padre de Jesé y el abuelo de David.

Ésta es la lista de los descendientes de Fares: Fares, 19 Hesrón, Ram, 20 Aminadab, Nahasón, 21 Salmón, Booz, 22 Obed, Jesé y David.

Notas al pie

  1. Rut 1:1 En hebreo, Belén significa casa-del-pan. Resulta interesante notar que la familia de Elimélec deja esa «casa del pan» porque allí no hay comida.
  2. Rut 1:4 En hebreo, los nombres Mahlón y Quilión significan personas enfermas, o débiles.
  3. Rut 1:14 En hebreo, Orfá se relaciona con la idea de dar la espalda.
  4. Rut 1:16 En hebreo, Rut quiere decir amiga o compañera.
  5. Rut 1:19 En hebreo, Noemí significa dulce.

Rut y Noemí

Aconteció que en los días en que gobernaban[a] los jueces(A), hubo hambre en el país(B). Y un hombre de Belén de Judá(C) fue a residir en los campos de Moab con[b] su mujer y sus dos hijos. Aquel hombre se llamaba Elimelec, y su mujer se llamaba Noemí. Los nombres de sus dos hijos eran Mahlón y Quelión, efrateos de Belén de Judá. Y llegaron a los campos de Moab(D) y allí se quedaron. Y murió Elimelec, marido de Noemí, y quedó ella con sus dos hijos. Y ellos se casaron con[c] mujeres moabitas; el nombre de una era Orfa y el nombre de la otra Rut. Y habitaron allí unos diez años. Murieron también los dos[d], Mahlón y Quelión, y la mujer quedó privada de sus dos hijos y de su marido.

Entonces se levantó con sus nueras para regresar de la tierra de Moab, porque ella había oído en la tierra de Moab que el Señor había visitado a su pueblo(E) dándole alimento(F). Salió, pues, del lugar donde estaba, y sus dos nueras con ella, y se pusieron en camino para volver a la tierra de Judá. Y Noemí dijo a sus dos nueras: Id, volveos cada una a la casa de vuestra madre. Que el Señor tenga misericordia(G) de vosotras como vosotras la habéis tenido con los muertos y conmigo. Que el Señor os conceda que halléis descanso, cada una en la casa de su marido. Entonces las besó, y ellas alzaron sus voces y lloraron, 10 y le dijeron: No, sino que ciertamente volveremos contigo a tu pueblo. 11 Pero Noemí dijo: Volveos, hijas mías. ¿Por qué queréis ir conmigo? ¿Acaso tengo aún hijos en mis entrañas para que sean vuestros maridos(H)? 12 Volveos, hijas mías. Id, porque soy demasiado vieja para tener marido. Si dijera que tengo esperanza, y si aun tuviera un marido esta noche y también diera a luz hijos, 13 ¿esperaríais por eso hasta que fueran mayores? ¿Dejaríais vosotras de casaros por eso? No, hijas mías, porque eso es más difícil[e] para mí que para vosotras, pues la mano del Señor se ha levantado[f] contra mí(I). 14 Y ellas alzaron sus voces y lloraron otra vez; y Orfa besó a su suegra, pero Rut se quedó con ella.

15 Entonces Noemí dijo: Mira, tu cuñada ha regresado a su pueblo y a sus dioses(J); vuelve tras tu cuñada. 16 Pero Rut dijo: No insistas que te deje o que deje de seguirte; porque adonde tú vayas, iré yo, y donde tú mores, moraré. Tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios mi Dios. 17 Donde tú mueras, allí moriré, y allí seré sepultada. Así haga el Señor conmigo, y aún peor[g](K), si algo, excepto la muerte, nos separa. 18 Al ver Noemí que Rut estaba decidida a ir con ella, no le insistió más[h](L).

19 Caminaron, pues, las dos hasta que llegaron a Belén. Y sucedió que cuando llegaron a Belén, toda la ciudad se conmovió(M) a causa de ellas, y las mujeres decían: ¿No es esta Noemí? 20 Y ella les dijo: No me llaméis Noemí[i], llamadme Mara[j], porque el trato del Todopoderoso[k] me ha llenado de amargura[l](N). 21 Llena me fui, pero vacía me ha hecho volver el Señor(O). ¿Por qué me llamáis Noemí, ya que el Señor ha dado testimonio contra mí y el Todopoderoso[m] me ha afligido?

22 Y volvió Noemí, y con ella su nuera Rut la moabita, regresando así de los campos de Moab. Llegaron a Belén al comienzo de la siega de la cebada(P).

Rut en el campo de Booz

Y tenía Noemí un pariente[n] de su marido, un hombre de mucha riqueza[o], de la familia de Elimelec(Q), el cual se llamaba Booz. Y Rut la moabita dijo a Noemí: Te ruego que me dejes ir al campo a recoger espigas(R) en pos de aquel a cuyos ojos halle gracia. Y ella le respondió: Ve, hija mía. Partió, pues, y fue y espigó en el campo en pos de los segadores; y aconteció que fue a[p] la parte del campo que pertenecía a Booz, que era de la familia de Elimelec. Y he aquí que vino Booz de Belén, y dijo a los segadores: El Señor sea con vosotros(S). Y ellos le respondieron: Que el Señor te bendiga. Entonces Booz dijo a su siervo que estaba a cargo de[q] los segadores: ¿De quién es esta joven? Y el siervo a cargo de[r] los segadores respondió y dijo: Es la joven moabita que volvió con Noemí de la tierra de Moab. Y ella dijo: «Te ruego que me dejes espigar y recoger tras los segadores entre las gavillas». Y vino y ha permanecido desde la mañana hasta ahora; solo se ha sentado en la casa por un momento.

Rut y Booz

Entonces Booz dijo a Rut: Oye[s], hija mía. No vayas a espigar a otro campo; tampoco pases de aquí, sino quédate con mis criadas. Fíjate en el campo donde ellas siegan y síguelas, pues he ordenado a los siervos que no te molesten[t]. Cuando tengas sed, ve a las vasijas y bebe del agua que sacan los siervos. 10 Ella bajó su rostro, se postró en tierra(T) y le dijo: ¿Por qué he hallado gracia ante tus ojos para que te fijes en mí, siendo yo extranjera? 11 Y Booz le respondió, y dijo: Todo lo que has hecho por tu suegra después de la muerte de tu esposo me ha sido informado en detalle, y cómo dejaste a tu padre, a tu madre y tu tierra natal, y viniste a un pueblo que antes no conocías. 12 Que el Señor recompense tu obra(U) y que tu remuneración sea completa de parte del Señor, Dios de Israel, bajo cuyas alas has venido a refugiarte(V). 13 Entonces ella dijo: Señor mío, he hallado gracia ante tus ojos, porque me has consolado y en verdad has hablado con bondad a tu[u] sierva, aunque yo no soy como una de tus siervas.

14 Y a la hora de comer Booz le dijo: Ven acá[v] para que comas del pan y mojes tu pedazo de pan en el vinagre. Así pues ella se sentó junto a los segadores; y él le sirvió[w] grano tostado, y ella comió hasta saciarse y aún le sobró(W). 15 Cuando ella se levantó para espigar, Booz ordenó a sus siervos, diciendo: Dejadla espigar aun entre las gavillas y no la avergoncéis. 16 También sacaréis a propósito para ella un poco de grano de los manojos y lo dejaréis para que ella lo recoja, y no la reprendáis.

17 Y ella espigó en el campo hasta el anochecer, y desgranó lo que había espigado y fue como un efa[x] de cebada. 18 Y lo tomó y fue a la ciudad, y su suegra vio lo que había recogido. Y sacó también lo que le había sobrado después de haberse saciado[y] y se lo dio a Noemí[z](X). 19 Entonces su suegra le dijo: ¿Dónde espigaste y dónde trabajaste hoy? Bendito sea aquel que se fijó en ti(Y). Y ella informó a su suegra con quién había trabajado, y dijo: El hombre con el que trabajé hoy se llama Booz. 20 Y Noemí dijo a su nuera: Sea él bendito del Señor, porque no ha rehusado su bondad ni a los vivos ni a los muertos(Z). Le dijo también Noemí: El hombre es nuestro pariente[aa]; es uno de nuestros parientes más cercanos[ab]. 21 Entonces Rut la moabita dijo: Además[ac], él me dijo: «Debes estar cerca de mis siervos hasta que hayan terminado toda mi cosecha». 22 Y Noemí dijo a Rut su nuera: Es bueno, hija mía, que salgas con sus criadas, no sea que en otro campo te maltraten[ad]. 23 Y ella se quedó cerca de las criadas de Booz espigando hasta que se acabó la cosecha(AA) de cebada y de trigo. Y vivía con su suegra.

Rut pide a Booz que sirva de redentor

Después su suegra Noemí le dijo: Hija mía, ¿no he de buscar seguridad[ae] para ti, para que te vaya bien? Ahora pues, ¿no es Booz nuestro pariente[af](AB), con cuyas criadas estabas? He aquí, él avienta cebada en la era esta noche. Lávate, pues, úngete y ponte tu mejor vestido y baja a la era; pero no te des a conocer al hombre hasta que haya acabado de comer y beber. Y sucederá que cuando él se acueste, notarás[ag] el lugar donde se acuesta; irás, descubrirás sus pies y te acostarás; entonces él te dirá lo que debes hacer. Y ella le respondió: Todo lo que me dices, haré(AC).

Descendió, pues, a la era e hizo todo lo que su suegra le había mandado. Cuando Booz hubo comido y bebido, y su corazón estaba contento(AD), fue a acostarse al pie[ah] del montón de grano; y ella vino calladamente, descubrió sus pies y se acostó. Y sucedió que a medianoche el hombre se asustó, se volvió[ai], y he aquí que una mujer estaba acostada a sus pies. Y él dijo: ¿Quién eres? Y ella respondió: Soy Rut, tu sierva. Extiende, pues, tu manto sobre tu sierva, por cuanto eres pariente cercano[aj]. 10 Entonces él dijo: Bendita seas del Señor(AE), hija mía. Has hecho tu última bondad mejor que la primera, al no ir en pos de los jóvenes, ya sean pobres o ricos. 11 Ahora hija mía, no temas. Haré por ti todo lo que me pidas[ak], pues todo mi pueblo en la ciudad[al] sabe que eres una mujer virtuosa(AF). 12 Ahora bien, es verdad que soy pariente cercano[am], pero hay un pariente[an] más cercano que yo. 13 Quédate esta noche, y cuando venga la mañana, si él quiere redimirte[ao], bien, que te redima(AG). Pero si no quiere redimirte[ap], entonces yo te redimiré, vive el Señor(AH). Acuéstate hasta la mañana.

14 Y ella se acostó a sus pies hasta la mañana, y se levantó antes que una persona pudiera reconocer a otra; y él dijo: Que no se sepa que ha venido mujer a la era(AI). 15 Dijo además: Dame el manto que tienes puesto y sujétalo. Y ella lo sujetó, y él midió seis medidas de cebada y se las puso encima. Entonces ella[aq] entró en la ciudad. 16 Cuando llegó a donde estaba su suegra, esta dijo: ¿Cómo te fue[ar], hija mía? Y le contó todo lo que el hombre había hecho por ella. 17 Y dijo: Me dio estas seis medidas de cebada, pues dijo: «No vayas a tu suegra con las manos vacías». 18 Entonces Noemí dijo: Espera, hija mía, hasta que sepas cómo se resolverá[as] el asunto; porque el hombre no descansará hasta que lo haya arreglado[at] hoy.

Booz redime la heredad de Elimelec

Y Booz subió a la puerta y allí se sentó, y he aquí que el pariente más cercano[au](AJ) de quien Booz había hablado iba pasando, y le dijo: Eh, tú[av], ven acá y siéntate. Y él vino y se sentó. Y Booz tomó diez hombres de los ancianos de la ciudad(AK), y les dijo: Sentaos aquí. Y ellos se sentaron. Entonces dijo al pariente más cercano: Noemí, que volvió de la tierra de Moab, tiene que vender la parte de la tierra que pertenecía a nuestro hermano(AL) Elimelec. Y pensé informarte[aw], diciéndote: «Cómprala en presencia de los que están aquí sentados, y en presencia de los ancianos de mi pueblo. Si la vas a redimir, redímela(AM); y si no[ax], dímelo para que yo lo sepa; porque no hay otro aparte de ti que la redima(AN), y yo después de ti». Y él dijo: La redimiré. Entonces Booz dijo: El día que compres el campo de manos de Noemí, debes adquirir también a Rut la moabita, viuda[ay] del difunto, a fin de conservar el nombre del difunto en su heredad(AO). Y el pariente más cercano(AP) respondió: No puedo redimirla para mí mismo, no sea que perjudique[az] mi heredad. Redímela para ti; usa tú mi derecho de redención, pues yo no puedo redimirla.

Y la costumbre en tiempos pasados en Israel tocante a la redención y el intercambio de tierras para confirmar cualquier asunto era esta: uno se quitaba la sandalia y se la daba al otro; y esta era la manera de confirmar en Israel(AQ). El pariente más cercano dijo a Booz: Cómprala para ti. Y se quitó la sandalia. Entonces Booz dijo a los ancianos y a todo el pueblo: Vosotros sois testigos hoy que he comprado de la mano de Noemí todo lo que pertenecía a Elimelec y todo lo que pertenecía a Quelión y a Mahlón. 10 Además, he adquirido a Rut la moabita, la viuda de Mahlón, para que sea mi mujer a fin de preservar el nombre del difunto en su heredad, para que el nombre del difunto no sea cortado de sus hermanos(AR), ni del atrio[ba] de su lugar de nacimiento; vosotros sois testigos hoy. 11 Y todo el pueblo que estaba en el atrio[bb], y los ancianos, dijeron: Testigos somos. Haga el Señor a la mujer que entra en tu casa como a Raquel y a Lea(AS), las cuales edificaron la casa de Israel; y que tú adquieras riquezas[bc] en Efrata y seas célebre[bd] en Belén. 12 Además, sea tu casa como la casa de Fares, el que Tamar dio a luz a Judá(AT), por medio de la descendencia[be] que el Señor te dará de esta joven.

Booz se casa con Rut

13 Booz tomó a Rut y ella fue su mujer, y se llegó a ella. Y el Señor hizo que concibiera[bf], y ella dio a luz un hijo(AU). 14 Entonces las mujeres dijeron a Noemí: Bendito sea el Señor que no te ha dejado hoy sin redentor[bg]; que su nombre sea célebre[bh](AV) en Israel. 15 Sea él también para ti restaurador de tu vida y sustentador de tu vejez; porque tu nuera, que te ama y[bi] es de más valor para ti que siete hijos(AW), le ha dado a luz. 16 Entonces Noemí tomó al niño, lo puso en su regazo[bj] y fue su nodriza. 17 Y las mujeres vecinas le dieron un nombre, diciendo: Le ha nacido un hijo a Noemí. Y lo llamaron Obed. Él es el padre de Isaí, padre de David.

18 (AX)Estas son las generaciones de Fares: Fares engendró a Hezrón(AY), 19 Hezrón engendró a Ram, Ram engendró a Aminadab, 20 Aminadab engendró a Naasón, Naasón engendró a Salmón, 21 Salmón engendró a Booz, Booz engendró a Obed, 22 Obed engendró a Isaí e Isaí engendró a David.

Notas al pie

  1. Rut 1:1 O, juzgaban
  2. Rut 1:1 Lit., él, y
  3. Rut 1:4 Lit., tomaron para sí
  4. Rut 1:5 Lit., los dos de ellos
  5. Rut 1:13 Lit., amargo
  6. Rut 1:13 Lit., ha salido
  7. Rut 1:17 O, más
  8. Rut 1:18 Lit., cesó de hablar
  9. Rut 1:20 I.e., placentera
  10. Rut 1:20 I.e., amarga
  11. Rut 1:20 Heb., Shaddai
  12. Rut 1:20 Lit., el Todopoderoso me ha causado mucha amargura
  13. Rut 1:21 Heb., Shaddai
  14. Rut 2:1 O, un conocido
  15. Rut 2:1 U, hombre poderoso y valiente
  16. Rut 2:3 Lit., su suerte cayó sobre
  17. Rut 2:5 Lit., puesto sobre
  18. Rut 2:6 Lit., puesto sobre
  19. Rut 2:8 Lit., ¿No has oído
  20. Rut 2:9 Lit., toquen
  21. Rut 2:13 Lit., al corazón de tu
  22. Rut 2:14 Lit., Acércate
  23. Rut 2:14 Lit., extendió
  24. Rut 2:17 Un efa equivale aprox. a 22 litros
  25. Rut 2:18 Lit., su saciedad
  26. Rut 2:18 Lit., a ella
  27. Rut 2:20 Lit., cercano a nosotras
  28. Rut 2:20 Lit., nuestros redentores
  29. Rut 2:21 Lit., También que
  30. Rut 2:22 Lit., caigan sobre ti
  31. Rut 3:1 Lit., reposo
  32. Rut 3:2 O, conocido
  33. Rut 3:4 Lit., sabrás
  34. Rut 3:7 Lit., extremo
  35. Rut 3:8 Lit., y se torció
  36. Rut 3:9 O, redentor
  37. Rut 3:11 Lit., digas
  38. Rut 3:11 Lit., puerta
  39. Rut 3:12 O, redentor
  40. Rut 3:12 O, redentor
  41. Rut 3:13 O, actuar como pariente cercano
  42. Rut 3:13 O, actuar como pariente cercano
  43. Rut 3:15 Así en muchos mss. y versiones antiguas; en el T.M., él
  44. Rut 3:16 Lit., ¿Quién eres
  45. Rut 3:18 Lit., caerá
  46. Rut 3:18 Lit., termine el asunto
  47. Rut 4:1 O, redentor, y así en el resto del cap.
  48. Rut 4:1 Lit., fulano
  49. Rut 4:4 Lit., destapar tu oído
  50. Rut 4:4 Lit., y si él no redime
  51. Rut 4:5 Lit., mujer
  52. Rut 4:6 Lit., arruine
  53. Rut 4:10 Lit., de la puerta
  54. Rut 4:11 Lit., la puerta
  55. Rut 4:11 O, poder
  56. Rut 4:11 Lit., se proclame el nombre
  57. Rut 4:12 Lit., simiente
  58. Rut 4:13 Lit., le dio concepción
  59. Rut 4:14 O, pariente cercano
  60. Rut 4:14 Lit., llamado
  61. Rut 4:15 Lit., que
  62. Rut 4:16 I.e., como si fuera suyo