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La sabiduría del prudente es discernir sus caminos,
    pero al necio lo engaña su propia necedad.

Los necios hacen mofa de sus propias faltas,
    pero los íntegros cuentan con el favor de Dios.

10 Cada corazón conoce sus propias amarguras,
    y ningún extraño comparte su alegría.

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