Prólogo: Propósito y tema

Proverbios de Salomón, hijo de David, rey de Israel:

para adquirir sabiduría y disciplina;
    para discernir palabras de inteligencia;
para recibir la corrección que dan la prudencia,
    la rectitud, la justicia y la equidad;
para infundir prudencia en los inexpertos,
    conocimiento y discreción en los jóvenes.
Escuche esto el sabio y aumente su saber;
    reciba dirección el entendido,
para discernir el proverbio y la parábola,
    los dichos de los sabios y sus enigmas.

El temor del Señor es el principio del conocimiento;
    los necios desprecian la sabiduría y la disciplina.

Exhortaciones a buscar la sabiduría

Advertencia contra el engaño

Hijo mío, escucha las correcciones de tu padre
    y no abandones las enseñanzas de tu madre.
Adornarán tu cabeza como una hermosa diadema;
    adornarán tu cuello como un collar.

10 Hijo mío, si los pecadores quieren engañarte,
    no vayas con ellos.
11 Estos te dirán:
    «¡Ven con nosotros!
Acechemos a algún inocente
    y démonos el gusto de matar a algún incauto;
12 traguémonos a alguien vivo,
    como se traga la muerte[a] a la gente;
devorémoslo entero,
    como devora la tumba a los muertos.
13 Obtendremos toda clase de riquezas;
    con el botín llenaremos nuestras casas.
14 Echa tu suerte con nosotros
    y compartiremos contigo lo que obtengamos».
15 ¡Pero no te dejes llevar por ellos,[b] hijo mío!
    ¡Apártate de sus senderos!
16 Pues corren presurosos a hacer lo malo;
    ¡tienen prisa por derramar sangre!
17 De nada sirve tender la red
    a la vista de todos los pájaros,
18 pero aquellos acechan su propia vida[c]
    y acabarán por destruirse a sí mismos.
19 Así terminan los que van tras ganancias mal habidas;
    por estas perderán la vida.

Advertencia contra el rechazo a la sabiduría

20 Clama la sabiduría en las calles;
    en los lugares públicos levanta su voz.
21 Clama en las esquinas de calles transitadas;
    a la entrada de la ciudad razona:

22 «¿Hasta cuándo, muchachos inexpertos,
    seguirán aferrados a su inexperiencia?
¿Hasta cuándo, ustedes los insolentes,
    se complacerán en su insolencia?
¿Hasta cuándo, ustedes los necios,
    aborrecerán el conocimiento?
23 ¡Respondan a mis reprensiones!
    Yo les compartiré mis pensamientos[d]
    y les daré a conocer mis enseñanzas.
24 Como ustedes no me escucharon cuando los llamé
    ni me hicieron caso cuando les tendí la mano,
25 sino que rechazaron todos mis consejos
    y no acataron mis reprensiones,
26 ahora yo voy a reírme de ustedes
    cuando caigan en desgracia.
Yo seré quien se ría de ustedes
    cuando les sobrevenga el miedo,
27 cuando el miedo les sobrevenga como una tormenta
    y la desgracia los arrastre como un torbellino.

28 »Entonces me llamarán, pero no les responderé;
    me buscarán, pero no me encontrarán.
29 Por cuanto aborrecieron el conocimiento
    y no quisieron temer al Señor;
30 por cuanto no siguieron mis consejos,
    sino que rechazaron mis reprensiones,
31 cosecharán el fruto de su conducta,
    se hartarán con sus propias intrigas;
32 su desobediencia e inexperiencia los destruirán,
    su complacencia y necedad los aniquilarán.
33 Pero el que me obedezca vivirá tranquilo,
    sosegado y sin temor del mal».

Ventajas de la sabiduría

Hijo mío, si haces tuyas mis palabras
    y atesoras mis mandamientos;
si tu oído inclinas hacia la sabiduría
    y de corazón te entregas a la inteligencia;
si la llamas y pides entendimiento;
si la buscas como a la plata,
    como a un tesoro escondido,
entonces comprenderás el temor del Señor
    y hallarás el conocimiento de Dios.
Porque el Señor da la sabiduría;
    conocimiento e inteligencia brotan de sus labios.
Él reserva el éxito para los íntegros
    y es escudo a los de conducta intachable.
Él cuida el sendero de los justos
    y protege el camino de sus fieles.

Entonces comprenderás la justicia y el derecho,
    la equidad y todo buen camino;
10 la sabiduría vendrá a tu corazón
    y el conocimiento te endulzará la vida.
11 La discreción te cuidará;
    la inteligencia te protegerá.

12 La sabiduría te librará del camino de los malvados,
    de los que dicen palabras perversas,
13 de los que se apartan del camino recto
    para andar por sendas tenebrosas,
14 de los que se complacen en hacer lo malo
    y festejan la perversidad,
15 de los que andan por caminos torcidos
    y por sendas extraviadas;

16 te librará de la mujer ajena,
    de la extraña de palabras seductoras
17 que, olvidándose de su pacto con Dios,
    abandona al compañero de su juventud.
18 Ciertamente su casa conduce a la muerte;
    sus sendas van hacia los muertos.
19 El que se enreda con ella no vuelve jamás
    ni alcanza los senderos de la vida.

20 Así andarás por el camino de los buenos
    y seguirás la senda de los justos.
21 Pues los íntegros habitarán en la tierra
    y los rectos permanecerán en ella.
22 Pero los malvados serán desarraigados
    y los infieles expulsados de la tierra.

Otras ventajas de la sabiduría

Hijo mío, no te olvides de mis enseñanzas;
    más bien, guarda en tu corazón mis mandamientos.
Porque prolongarán tu vida muchos años
    y te traerán paz.

Que nunca te abandonen el amor y la verdad:
    llévalos siempre alrededor de tu cuello
    y escríbelos en la tabla de tu corazón.
Contarás con el favor de Dios
    y tendrás buen nombre[e] entre la gente.

Confía en el Señor de todo corazón
    y no te apoyes en tu propia inteligencia.
Reconócelo en todos tus caminos
    y él enderezará tus sendas.

No seas sabio en tu propia opinión;
    más bien, teme al Señor y huye del mal.
Esto infundirá salud a tu cuerpo
    y fortalecerá tus huesos.

Honra al Señor con tus riquezas
    y con los primeros frutos de tus cosechas.
10 Así tus graneros se llenarán a reventar
    y tus bodegas rebosarán de vino nuevo.

11 Hijo mío, no desprecies la disciplina del Señor
    ni te ofendas por sus reprensiones.
12 Porque el Señor disciplina a los que ama,
    como corrige un padre a su hijo querido.

13 Dichoso el que halla sabiduría,
    el que adquiere inteligencia.
14 Porque ella es de más provecho que la plata
    y rinde más ganancias que el oro.
15 Es más valiosa que las piedras preciosas:
    ¡ni lo más deseable se le puede comparar!
16 Con la mano derecha ofrece larga vida;
    con la izquierda, honor y riquezas.
17 Sus caminos son placenteros
    y en todos sus senderos hay paz.
18 Ella es árbol de vida para quienes la abrazan;
    ¡dichosos los que la retienen!

19 Con sabiduría afirmó el Señor la tierra,
    con inteligencia estableció los cielos.
20 Por su conocimiento se separaron las aguas
    y las nubes dejaron caer su rocío.

21 Hijo mío, conserva el buen juicio;
    no pierdas de vista la discreción.
22 Te serán fuente de vida,
    te adornarán como un collar.
23 Podrás recorrer tranquilo tu camino,
    y tus pies no tropezarán.
24 Al acostarte, no tendrás temor alguno;
    te acostarás y dormirás tranquilo.
25 No temerás ningún desastre repentino,
    ni la desgracia que sobreviene a los impíos.
26 Porque el Señor estará siempre a tu lado
    y te librará de caer en la trampa.

27 No niegues el bien a quienes lo necesitan,
    si en tu mano está hacerlo.
28 Nunca digas a tu prójimo:
    «Vuelve más tarde; te ayudaré mañana»,
    si hoy tienes con qué ayudarlo.
29 No planees el mal contra tu prójimo,
    el que ha puesto en ti su confianza.
30 No tengas pleito con nadie sin motivo,
    si no te ha hecho ningún daño.

31 No envidies a los violentos
    ni optes por andar en sus caminos.

32 Porque el Señor aborrece al perverso,
    pero al íntegro le brinda su amistad.
33 La maldición del Señor cae sobre la casa del malvado;
    su bendición, sobre el hogar de los justos.
34 Él se burla de los burladores,
    pero muestra su favor a los humildes.
35 Los sabios son dignos de honra,
    pero los necios solo merecen deshonra.

La sabiduría es lo máximo

Escuchen, hijos, la corrección de un padre;
    dispónganse a adquirir entendimiento.
Yo les brindo buenas enseñanzas,
    así que no abandonen mi instrucción.
Yo también fui hijo de mi padre;
    era el niño consentido de mi madre.
Mi padre me instruyó de esta manera:
    «Aférrate de corazón a mis palabras;
    obedece mis mandamientos, y vivirás.
Adquiere sabiduría, adquiere entendimiento;
    no olvides mis palabras ni te apartes de ellas.
No abandones nunca a la sabiduría
    y ella te protegerá;
    ámala y ella te cuidará.
La sabiduría es lo primero. ¡Adquiere sabiduría!
    Por sobre todas las posesiones, adquiere discernimiento.
Estima a la sabiduría y ella te exaltará;
    abrázala y ella te honrará;
te pondrá en la cabeza una hermosa diadema;
    te obsequiará una bella corona».

10 Escucha, hijo mío, acoge mis palabras
    y los años de tu vida aumentarán.
11 Yo te guío por el camino de la sabiduría,
    te dirijo por sendas de rectitud.
12 Cuando camines, no encontrarás obstáculos;
    cuando corras, no tropezarás.
13 Aférrate a la instrucción, no la dejes escapar;
    cuídala bien, que ella es tu vida.
14 No sigas la senda de los perversos
    ni vayas por el camino de los malvados.
15 ¡Evita ese camino! ¡No pases por él!
    ¡Aléjate de allí y sigue de largo!
16 Los malvados no duermen si no hacen lo malo;
    pierden el sueño si no hacen que alguien tropiece.
17 Comen el pan de la maldad;
    toman el vino de la violencia.

18 La senda de los justos se asemeja
    a los primeros albores de la aurora:
su esplendor va en aumento
    hasta que el día alcanza su plenitud.
19 Pero el camino de los malvados es como la más densa oscuridad;
    ¡ni siquiera saben con qué tropiezan!

20 Hijo mío, atiende a mis consejos;
    escucha atentamente lo que digo.
21 No pierdas de vista mis palabras;
    guárdalas muy dentro de tu corazón.
22 Ellas dan vida a quienes las hallan;
    son la salud de todo el cuerpo.
23 Por sobre todas las cosas cuida tu corazón,
    porque de él mana la vida.
24 Aleja de tu boca la perversidad;
    aparta de tus labios las palabras corruptas.
25 Pon la mirada en lo que tienes delante;
    fija la vista en lo que está frente a ti.
26 Endereza las sendas por donde andas;
    allana todos tus caminos.
27 No te desvíes ni a diestra ni a siniestra;
    apártate de la maldad.

Advertencia contra el adulterio

Hijo mío, pon atención a mi sabiduría
    y presta oído a mi inteligencia,
para que al hablar mantengas la discreción
    y retengas el conocimiento.
De los labios de la adúltera fluye miel;
    su lengua es más suave que el aceite.
Pero al fin resulta más amarga que la hiel
    y más cortante que una espada de dos filos.
Sus pies descienden hasta la muerte;
    sus pasos van derecho al sepulcro.[f]
No toma ella en cuenta el camino de la vida;
    sus sendas son torcidas y ella no lo reconoce.[g]

Pues bien, hijo[h] mío, escúchame
    y no te apartes de mis palabras.
Aléjate de la adúltera;
    no te acerques a la puerta de su casa,
para que no entregues a otros tu vigor
    ni tus años a gente cruel;
10 para que no sacies con tu fuerza a gente extraña,
    ni vayan a dar en casa ajena tus esfuerzos.
11 Porque al final acabarás por gemir,
    cuando tu carne y tu cuerpo se hayan consumido.
12 Y dirás: «¡Cómo pude aborrecer la corrección!
    ¡Cómo pudo mi corazón despreciar la disciplina!
13 No atendí a la voz de mis maestros
    ni presté oído a mis instructores.
14 Ahora estoy al borde de la ruina
    en medio de toda la comunidad».

15 Bebe el agua de tu propio pozo,
    el agua que fluye de tu propio manantial.
16 ¿Habrán de derramarse tus fuentes por las calles
    y tus corrientes de aguas por las plazas públicas?
17 Son tuyas, solamente tuyas,
    y no para que las compartas con extraños.
18 ¡Bendita sea tu fuente!
    ¡Sé feliz con la esposa de tu juventud!
19 Es una gacela amorosa,
    es una cierva encantadora.
¡Que sus pechos te satisfagan siempre!
    ¡Que su amor te cautive todo el tiempo!
20 ¿Por qué, hijo mío, dejarte cautivar por una adúltera?
    ¿Por qué abrazarte al pecho de la mujer ajena?

21 Nuestros caminos están a la vista del Señor;
    él examina todas nuestras sendas.
22 Al malvado lo atrapan sus malas obras;
    las cuerdas de su pecado lo aprisionan.
23 Morirá por su falta de corrección;
    perecerá por su gran insensatez.

Advertencia contra la insensatez

Hijo mío, si has salido fiador de tu vecino,
    si has hecho tratos para responder por un extraño,
si te has comprometido verbalmente,
    enredándote con tus propias palabras,
    entonces has caído en manos de tu prójimo.
Si quieres librarte, hijo mío, este es el camino:
    Ve corriendo y humíllate ante él;
    procura deshacer tu compromiso.
No permitas que se duerman tus ojos;
    no dejes que tus párpados se cierren.
Líbrate, como se libra del cazador[i] la gacela,
    como se libra de la trampa[j] el ave.

¡Anda, perezoso, fíjate en la hormiga!
    ¡Fíjate en lo que hace y adquiere sabiduría!
No tiene quien la mande
    ni quien la vigile ni gobierne;
con todo, en el verano almacena provisiones
    y durante la cosecha recoge alimentos.

Perezoso, ¿cuánto tiempo más seguirás acostado?
    ¿Cuándo despertarás de tu sueño?
10 Un corto sueño, una breve siesta,
    un pequeño descanso, cruzado de brazos…
11 ¡y te asaltará la pobreza como un bandido,
    y la escasez como un hombre armado![k]

12 El perverso y el malvado,
    el vagabundo de boca corrupta,
13 hace guiños con los ojos
    y señas con los pies y con los dedos.
14 Él trama el mal en su corazón[l]
    y siempre anda provocando pleitos.
15 Por eso le sobrevendrá la ruina;
    ¡de repente será destruido y no podrá evitarlo!

16 Hay seis cosas que el Señor aborrece

y siete que le son detestables:

17 los ojos que se enaltecen,

la lengua que miente,

las manos que derraman sangre inocente,

18 el corazón que trama planes perversos,

los pies que corren a hacer lo malo,

19 el testigo falso que propaga mentiras

y el que siembra discordia entre hermanos.

Advertencia contra el adulterio

20 Hijo mío, obedece el mandamiento de tu padre
    y no abandones la enseñanza de tu madre.
21 Grábatelos en tu corazón;
    cuélgatelos al cuello.
22 Cuando camines, te servirán de guía;
    cuando duermas, vigilarán tu sueño;
    cuando despiertes, hablarán contigo.
23 El mandamiento es una lámpara,
    la enseñanza es una luz
y la disciplina es
    el camino a la vida.
24 Te protegerán de la mujer malvada,
    de la mujer ajena y de su lengua seductora.

25 No abrigues en tu corazón deseos por su belleza
    ni te dejes cautivar por sus ojos.

26 Pues la ramera va tras un pedazo de pan,
    pero la mujer ajena busca tu valiosa vida.
27 ¿Puede alguien echarse brasas en el pecho
    sin quemarse la ropa?
28 ¿Puede alguien caminar sobre las brasas
    sin quemarse los pies?
29 Pues tampoco quien se acuesta con la mujer ajena
    puede tocarla y quedar impune.

30 No se desprecia al ladrón
    que roba para mitigar su hambre;
31 pero si lo atrapan, deberá devolver
    siete tantos lo robado,
    aun cuando eso le cueste todas sus posesiones.
32 Pero el que comete adulterio es falto de juicio;
    el que así actúa se destruye a sí mismo.
33 No sacará más que golpes y vergüenzas,
    y no podrá borrar su humillación.

34 Porque los celos desatan la furia del esposo
    y este no perdonará en el día de la venganza.
35 No aceptará nada en desagravio
    ni se contentará con muchos regalos.

Advertencia contra la mujer adúltera

Hijo mío, guarda mis palabras
    y atesora mis mandamientos.
Cumple con mis mandamientos, y vivirás;
    cuida mis enseñanzas como a la niña de tus ojos.
Llévalos atados en los dedos;
    anótalos en la tabla de tu corazón.
Di a la sabiduría: «Tú eres mi hermana»,
    y a la inteligencia: «Eres de mi sangre».
Ellas te librarán de la mujer ajena,
    de la adúltera y de sus palabras seductoras.

Desde la ventana de mi casa
    miré a través de la celosía.
Vi a los inexpertos,
    y, entre los jóvenes, observé
    a uno de ellos falto de juicio.[m]
Cruzó la calle, llegó a la esquina
    y se encaminó hacia la casa de esa mujer.
Caía la tarde. Llegaba el día a su fin.
    Avanzaban las sombras de la noche.

10 De pronto la mujer salió a su encuentro,
    con toda la apariencia de una prostituta
    y con solapadas intenciones.
11 Ella es escandalosa y descarada;
    sus pies nunca hallan reposo en su casa.
12 Unas veces por las calles, otras veces por las plazas,
    siempre está al acecho en cada esquina.
13 Se prendió de su cuello, lo besó
    y, con todo descaro, dijo:

14 «Tengo en mi casa sacrificios de comunión,
    pues hoy he cumplido mis promesas.
15 Por eso he venido a tu encuentro;
    te buscaba, ¡y ya te he encontrado!
16 Sobre la cama he tendido
    linos egipcios multicolores.
17 He perfumado mi lecho
    con aroma de mirra, áloe y canela.
18 Ven, bebamos hasta el fondo la copa del amor;
    ¡disfrutemos del amor hasta el amanecer!
19 Mi esposo no está en casa,
    pues ha emprendido un largo viaje.
20 Se ha llevado consigo la bolsa del dinero
    y no regresará hasta el día de luna llena».

21 Con palabras persuasivas lo convenció;
    con halagos de sus labios lo sedujo.
22 Y él enseguida fue tras ella,
    como el buey que va camino al matadero;
como el ciervo[n] que cae en la trampa,[o]
23     hasta que una flecha le abre las entrañas;
como el ave que se lanza contra la red,
    sin saber que en ello le va la vida.

24 Así que, hijo mío, escúchame;
    presta[p] atención a mis palabras.
25 No desvíes tu corazón hacia sus sendas
    ni te extravíes por sus caminos,
26 pues muchos han muerto por su causa;
    sus víctimas han sido innumerables.
27 Su casa lleva derecho al sepulcro;[q]
    conduce a las habitaciones de la muerte.

Llamado de la sabiduría

¿Acaso no está llamando la sabiduría?
    ¿No está elevando su voz la inteligencia?
Toma su puesto en las alturas,
    a la vera del camino y en las encrucijadas.
Junto a las puertas que dan a la ciudad,
    a la entrada misma, grita con fuerza:
«A ustedes los hombres, los estoy llamando;
    dirijo mi voz a toda la humanidad.
Ustedes los inexpertos, ¡adquieran prudencia!
    Ustedes los necios, ¡obtengan discernimiento!
Escúchenme, que diré cosas importantes;
    mis labios hablarán lo correcto.
Mi boca expresará la verdad,
    pues mis labios detestan la maldad.
Las palabras de mi boca son todas justas;
    no hay en ellas maldad ni perversidad.
Son claras para los entendidos
    e irreprochables para los sabios.
10 Opten por mi instrucción, no por la plata;
    por el conocimiento, no por el oro refinado.
11 Vale más la sabiduría que las piedras preciosas
    y ni lo más deseable se le compara.

12 »Yo, la sabiduría, convivo con la prudencia
    y poseo conocimiento y discreción.
13 Quien teme al Señor aborrece lo malo;
    yo aborrezco el orgullo y la arrogancia,
    la mala conducta y el lenguaje perverso.
14 Míos son el consejo y el buen juicio;
    míos son el entendimiento y el poder.
15 Por mí reinan los reyes
    y promulgan leyes justas los gobernantes.
16 Por mí gobiernan los príncipes y los nobles,
    todos los jueces de la tierra.
17 A los que me aman, les correspondo;
    a los que me buscan, me doy a conocer.
18 Conmigo están las riquezas y la honra,
    los bienes duraderos y la justicia.
19 Mi fruto es mejor que el oro fino;
    mi cosecha sobrepasa a la plata refinada.
20 Voy por el camino de la rectitud,
    por los senderos de la justicia,
21 enriqueciendo a los que me aman
    y acrecentando sus tesoros.

22 »El Señor me dio la vida[r] como primicia de sus obras,[s]
    mucho antes de sus obras de antaño.
23 Fui establecida desde la eternidad,
    desde antes de que existiera el mundo.
24 No existían los grandes mares cuando yo nací;
    no había entonces manantiales de abundantes aguas.
25 Nací antes de que se cimentaran las montañas,
    antes de que fueran formadas las colinas,
26 antes de que él creara la tierra y sus paisajes
    y el polvo primordial con que hizo el mundo.
27 Cuando Dios cimentó la bóveda celeste
    y trazó el horizonte sobre el abismo,
    allí estaba yo presente.
28 Cuando estableció las nubes en los cielos
    y reforzó las fuentes del abismo;
29 cuando señaló los límites del mar,
    para que las aguas no desobedecieran su orden;
cuando estableció los cimientos de la tierra,
30     allí estaba yo a su lado, afirmando su obra.
Día tras día me llenaba yo de alegría,
    siempre disfrutaba de estar en su presencia;
31 me regocijaba en el mundo que él creó;
    ¡en el género humano me deleitaba!

32 »Y ahora, hijos míos, escúchenme:
    dichosos los que siguen[t] mis caminos.
33 Atiendan a mi instrucción y sean sabios;
    no la descuiden.
34 Dichosos los que me escuchan
    y a mis puertas están atentos cada día,
    esperando a la entrada de mi casa.
35 En verdad, quien me encuentra halla la vida
    y recibe el favor del Señor.
36 Quien me rechaza se perjudica a sí mismo;
    quien me aborrece, ama la muerte».

Invitación de la sabiduría y de la necedad

La sabiduría construyó su casa
    y labró sus siete pilares.
Preparó la carne, mezcló su vino
    y también tendió la mesa.
Envió a sus doncellas y ahora clama
    desde lo más alto de la ciudad.
«¡Vengan conmigo los inexpertos!
    —dice a los faltos de juicio—.
Vengan, disfruten de mi pan
    y beban del vino que he mezclado.
Dejen su insensatez y vivirán;
    anden por el camino del discernimiento.

»El que corrige al insolente se gana que lo insulten;
    el que reprende al malvado se gana su desprecio.
No reprendas al insolente, no sea que acabe por odiarte;
    reprende al sabio y te amará.
Instruye al sabio, y se hará más sabio;
    enseña al justo, y aumentará su saber.

10 »El comienzo de la sabiduría es el temor del Señor;
    conocer al Santo es tener entendimiento.
11 Por mí aumentarán tus días;
    años de vida te serán añadidos.
12 Si eres sabio, tu premio será tu sabiduría;
    si eres insolente, solo tú lo sufrirás».

Footnotes

  1. 1:12 la muerte. Lit. el Seol.
  2. 1:15 no … por ellos. Lit. no vayas por sus caminos.
  3. 1:18 vida. Lit. sangre.
  4. 1:23 compartiré mis pensamientos. Lit. derramaré mi espíritu.
  5. 3:4 buen nombre. Lit. prudencia.
  6. 5:5 sepulcro. Lit. Seol.
  7. 5:6 y ella no lo reconoce. Alt. y tú no lo sabes.
  8. 5:7 hijo. El hebreo dice hijos.
  9. 6:5 del cazador (LXX y otras versiones antiguas); de la mano (TM).
  10. 6:5 de la trampa (LXX y otras versiones antiguas); de la mano del trampero (TM).
  11. 6:11 como un hombre armado. Alt. como un limosnero.
  12. 6:14 corazón. En la Biblia se usa para designar el asiento de las emociones, pensamientos y voluntad, es decir, el proceso de toma de decisiones del ser humano.
  13. 7:7 falto de juicio. Lit. falto de corazón. En la Biblia, corazón se usa para designar el asiento de las emociones, pensamientos y voluntad, es decir, el proceso de toma de decisiones del ser humano.
  14. 7:22 ciervo (Siríaca; véase también LXX); necio (TM).
  15. 7:22 Texto de difícil traducción.
  16. 7:24 hijo mío, escúchame; presta. Lit. hijos míos, escúchenme; presten.
  17. 7:27 sepulcro. Lit. Seol.
  18. 8:22 me dio la vida. Alt. era mi dueño.
  19. 8:22 obras. Lit. caminos.
  20. 8:32 siguen. Lit. guardan.

Motivo de los proverbios

Los proverbios de Salomón,(A) hijo de David, rey de Israel.

Para entender sabiduría y doctrina,

Para conocer razones prudentes,

Para recibir el consejo de prudencia,

Justicia, juicio y equidad;

Para dar sagacidad a los simples,

Y a los jóvenes inteligencia y cordura.

Oirá el sabio, y aumentará el saber,

Y el entendido adquirirá consejo,

Para entender proverbio y declaración,

Palabras de sabios, y sus dichos profundos.

El principio de la sabiduría es el temor de Jehová;(B)

Los insensatos desprecian la sabiduría y la enseñanza.

Amonestaciones de la Sabiduría

Oye, hijo mío, la instrucción de tu padre,

Y no desprecies la dirección de tu madre;

Porque adorno de gracia serán a tu cabeza,

Y collares a tu cuello.

10 Hijo mío, si los pecadores te quisieren engañar,

No consientas.

11 Si dijeren: Ven con nosotros;

Pongamos asechanzas para derramar sangre,

Acechemos sin motivo al inocente;

12 Los tragaremos vivos como el Seol,

Y enteros, como los que caen en un abismo;

13 Hallaremos riquezas de toda clase,

Llenaremos nuestras casas de despojos;

14 Echa tu suerte entre nosotros;

Tengamos todos una bolsa.

15 Hijo mío, no andes en camino con ellos.

Aparta tu pie de sus veredas,

16 Porque sus pies corren hacia el mal,

Y van presurosos a derramar sangre.

17 Porque en vano se tenderá la red

Ante los ojos de toda ave;

18 Pero ellos a su propia sangre ponen asechanzas,

Y a sus almas tienden lazo.

19 Tales son las sendas de todo el que es dado a la codicia,

La cual quita la vida de sus poseedores.

20 La sabiduría clama en las calles,

Alza su voz en las plazas;

21 Clama en los principales lugares de reunión;

En las entradas de las puertas de la ciudad dice sus razones.(C)

22 ¿Hasta cuándo, oh simples, amaréis la simpleza,

Y los burladores desearán el burlar,

Y los insensatos aborrecerán la ciencia?

23 Volveos a mi reprensión;

He aquí yo derramaré mi espíritu sobre vosotros,

Y os haré saber mis palabras.

24 Por cuanto llamé, y no quisisteis oír,

Extendí mi mano, y no hubo quien atendiese,

25 Sino que desechasteis todo consejo mío

Y mi reprensión no quisisteis,

26 También yo me reiré en vuestra calamidad,

Y me burlaré cuando os viniere lo que teméis;

27 Cuando viniere como una destrucción lo que teméis,

Y vuestra calamidad llegare como un torbellino;

Cuando sobre vosotros viniere tribulación y angustia.

28 Entonces me llamarán, y no responderé;

Me buscarán de mañana, y no me hallarán.

29 Por cuanto aborrecieron la sabiduría,

Y no escogieron el temor de Jehová,

30 Ni quisieron mi consejo,

Y menospreciaron toda reprensión mía,

31 Comerán del fruto de su camino,

Y serán hastiados de sus propios consejos.

32 Porque el desvío de los ignorantes los matará,

Y la prosperidad de los necios los echará a perder;

33 Mas el que me oyere, habitará confiadamente

Y vivirá tranquilo, sin temor del mal.

Excelencias de la sabiduría

Hijo mío, si recibieres mis palabras,

Y mis mandamientos guardares dentro de ti,

Haciendo estar atento tu oído a la sabiduría;

Si inclinares tu corazón a la prudencia,

Si clamares a la inteligencia,

Y a la prudencia dieres tu voz;

Si como a la plata la buscares,

Y la escudriñares como a tesoros,

Entonces entenderás el temor de Jehová,

Y hallarás el conocimiento de Dios.

Porque Jehová da la sabiduría,

Y de su boca viene el conocimiento y la inteligencia.

Él provee de sana sabiduría a los rectos;

Es escudo a los que caminan rectamente.

Es el que guarda las veredas del juicio,

Y preserva el camino de sus santos.

Entonces entenderás justicia, juicio

Y equidad, y todo buen camino.

10 Cuando la sabiduría entrare en tu corazón,

Y la ciencia fuere grata a tu alma,

11 La discreción te guardará;

Te preservará la inteligencia,

12 Para librarte del mal camino,

De los hombres que hablan perversidades,

13 Que dejan los caminos derechos,

Para andar por sendas tenebrosas;

14 Que se alegran haciendo el mal,

Que se huelgan en las perversidades del vicio;

15 Cuyas veredas son torcidas,

Y torcidos sus caminos.

16 Serás librado de la mujer extraña,

De la ajena que halaga con sus palabras,

17 La cual abandona al compañero de su juventud,

Y se olvida del pacto de su Dios.

18 Por lo cual su casa está inclinada a la muerte,

Y sus veredas hacia los muertos;

19 Todos los que a ella se lleguen, no volverán,

Ni seguirán otra vez los senderos de la vida.

20 Así andarás por el camino de los buenos,

Y seguirás las veredas de los justos;

21 Porque los rectos habitarán la tierra,

Y los perfectos permanecerán en ella,

22 Mas los impíos serán cortados de la tierra,

Y los prevaricadores serán de ella desarraigados.

Exhortación a la obediencia

Hijo mío, no te olvides de mi ley,

Y tu corazón guarde mis mandamientos;

Porque largura de días y años de vida

Y paz te aumentarán.

Nunca se aparten de ti la misericordia y la verdad;

Átalas a tu cuello,

Escríbelas en la tabla de tu corazón;

Y hallarás gracia y buena opinión

Ante los ojos de Dios y de los hombres.(D)

Fíate de Jehová de todo tu corazón,

Y no te apoyes en tu propia prudencia.

Reconócelo en todos tus caminos,

Y él enderezará tus veredas.

No seas sabio en tu propia opinión;(E)

Teme a Jehová, y apártate del mal;

Porque será medicina a tu cuerpo,

Y refrigerio para tus huesos.

Honra a Jehová con tus bienes,

Y con las primicias de todos tus frutos;

10 Y serán llenos tus graneros con abundancia,

Y tus lagares rebosarán de mosto.

11 No menosprecies, hijo mío, el castigo de Jehová,

Ni te fatigues de su corrección;(F)

12 Porque Jehová al que ama castiga,(G)

Como el padre al hijo a quien quiere.(H)

13 Bienaventurado el hombre que halla la sabiduría,

Y que obtiene la inteligencia;

14 Porque su ganancia es mejor que la ganancia de la plata,

Y sus frutos más que el oro fino.

15 Más preciosa es que las piedras preciosas;

Y todo lo que puedes desear, no se puede comparar a ella.

16 Largura de días está en su mano derecha;

En su izquierda, riquezas y honra.

17 Sus caminos son caminos deleitosos,

Y todas sus veredas paz.

18 Ella es árbol de vida a los que de ella echan mano,

Y bienaventurados son los que la retienen.

19 Jehová con sabiduría fundó la tierra;

Afirmó los cielos con inteligencia.

20 Con su ciencia los abismos fueron divididos,

Y destilan rocío los cielos.

21 Hijo mío, no se aparten estas cosas de tus ojos;

Guarda la ley y el consejo,

22 Y serán vida a tu alma,

Y gracia a tu cuello.

23 Entonces andarás por tu camino confiadamente,

Y tu pie no tropezará.

24 Cuando te acuestes, no tendrás temor,

Sino que te acostarás, y tu sueño será grato.

25 No tendrás temor de pavor repentino,

Ni de la ruina de los impíos cuando viniere,

26 Porque Jehová será tu confianza,

Y él preservará tu pie de quedar preso.

27 No te niegues a hacer el bien a quien es debido,

Cuando tuvieres poder para hacerlo.

28 No digas a tu prójimo: Anda, y vuelve,

Y mañana te daré,

Cuando tienes contigo qué darle.

29 No intentes mal contra tu prójimo

Que habita confiado junto a ti.

30 No tengas pleito con nadie sin razón,

Si no te han hecho agravio.

31 No envidies al hombre injusto,

Ni escojas ninguno de sus caminos.

32 Porque Jehová abomina al perverso;

Mas su comunión íntima es con los justos.

33 La maldición de Jehová está en la casa del impío,

Pero bendecirá la morada de los justos.

34 Ciertamente él escarnecerá a los escarnecedores,

Y a los humildes dará gracia.(I)

35 Los sabios heredarán honra,

Mas los necios llevarán ignominia.

Beneficios de la sabiduría

Oíd, hijos, la enseñanza de un padre,

Y estad atentos, para que conozcáis cordura.

Porque os doy buena enseñanza;

No desamparéis mi ley.

Porque yo también fui hijo de mi padre,

Delicado y único delante de mi madre.

Y él me enseñaba, y me decía:

Retenga tu corazón mis razones,

Guarda mis mandamientos, y vivirás.

Adquiere sabiduría, adquiere inteligencia;

No te olvides ni te apartes de las razones de mi boca;

No la dejes, y ella te guardará;

Ámala, y te conservará.

Sabiduría ante todo; adquiere sabiduría;

Y sobre todas tus posesiones adquiere inteligencia.

Engrandécela, y ella te engrandecerá;

Ella te honrará, cuando tú la hayas abrazado.

Adorno de gracia dará a tu cabeza;

Corona de hermosura te entregará.

10 Oye, hijo mío, y recibe mis razones,

Y se te multiplicarán años de vida.

11 Por el camino de la sabiduría te he encaminado,

Y por veredas derechas te he hecho andar.

12 Cuando anduvieres, no se estrecharán tus pasos,

Y si corrieres, no tropezarás.

13 Retén el consejo, no lo dejes;

Guárdalo, porque eso es tu vida.

14 No entres por la vereda de los impíos,

Ni vayas por el camino de los malos.

15 Déjala, no pases por ella;

Apártate de ella, pasa.

16 Porque no duermen ellos si no han hecho mal,

Y pierden el sueño si no han hecho caer a alguno.

17 Porque comen pan de maldad, y beben vino de robos;

18 Mas la senda de los justos es como la luz de la aurora,

Que va en aumento hasta que el día es perfecto.

19 El camino de los impíos es como la oscuridad;

No saben en qué tropiezan.

20 Hijo mío, está atento a mis palabras;

Inclina tu oído a mis razones.

21 No se aparten de tus ojos;

Guárdalas en medio de tu corazón;

22 Porque son vida a los que las hallan,

Y medicina a todo su cuerpo.

23 Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón;

Porque de él mana la vida.

24 Aparta de ti la perversidad de la boca,

Y aleja de ti la iniquidad de los labios.

25 Tus ojos miren lo recto,

Y diríjanse tus párpados hacia lo que tienes delante.

26 Examina la senda de tus pies,(J)

Y todos tus caminos sean rectos.

27 No te desvíes a la derecha ni a la izquierda;

Aparta tu pie del mal.

Amonestación contra la impureza

Hijo mío, está atento a mi sabiduría,

Y a mi inteligencia inclina tu oído,

Para que guardes consejo,

Y tus labios conserven la ciencia.

Porque los labios de la mujer extraña destilan miel,

Y su paladar es más blando que el aceite;

Mas su fin es amargo como el ajenjo,

Agudo como espada de dos filos.

Sus pies descienden a la muerte;

Sus pasos conducen al Seol.

Sus caminos son inestables; no los conocerás,

Si no considerares el camino de vida.

Ahora pues, hijos, oídme,

Y no os apartéis de las razones de mi boca.

Aleja de ella tu camino,

Y no te acerques a la puerta de su casa;

Para que no des a los extraños tu honor,

Y tus años al cruel;

10 No sea que extraños se sacien de tu fuerza,

Y tus trabajos estén en casa del extraño;

11 Y gimas al final,

Cuando se consuma tu carne y tu cuerpo,

12 Y digas: ¡Cómo aborrecí el consejo,

Y mi corazón menospreció la reprensión;

13 No oí la voz de los que me instruían,

Y a los que me enseñaban no incliné mi oído!

14 Casi en todo mal he estado,

En medio de la sociedad y de la congregación.

15 Bebe el agua de tu misma cisterna,

Y los raudales de tu propio pozo.

16 ¿Se derramarán tus fuentes por las calles,

Y tus corrientes de aguas por las plazas?

17 Sean para ti solo,

Y no para los extraños contigo.

18 Sea bendito tu manantial,

Y alégrate con la mujer de tu juventud,

19 Como cierva amada y graciosa gacela.

Sus caricias te satisfagan en todo tiempo,

Y en su amor recréate siempre.

20 ¿Y por qué, hijo mío, andarás ciego con la mujer ajena,

Y abrazarás el seno de la extraña?

21 Porque los caminos del hombre están ante los ojos de Jehová,

Y él considera todas sus veredas.

22 Prenderán al impío sus propias iniquidades,

Y retenido será con las cuerdas de su pecado.

23 Él morirá por falta de corrección,

Y errará por lo inmenso de su locura.

Amonestación contra la pereza y la falsedad

Hijo mío, si salieres fiador por tu amigo,

Si has empeñado tu palabra a un extraño,

Te has enlazado con las palabras de tu boca,

Y has quedado preso en los dichos de tus labios.

Haz esto ahora, hijo mío, y líbrate,

Ya que has caído en la mano de tu prójimo;

Ve, humíllate, y asegúrate de tu amigo.

No des sueño a tus ojos,

Ni a tus párpados adormecimiento;

Escápate como gacela de la mano del cazador,

Y como ave de la mano del que arma lazos.

Ve a la hormiga, oh perezoso,

Mira sus caminos, y sé sabio;

La cual no teniendo capitán,

Ni gobernador, ni señor,

Prepara en el verano su comida,

Y recoge en el tiempo de la siega su mantenimiento.

Perezoso, ¿hasta cuándo has de dormir?

¿Cuándo te levantarás de tu sueño?

10 Un poco de sueño, un poco de dormitar,

Y cruzar por un poco las manos para reposo;

11 Así vendrá tu necesidad como caminante,

Y tu pobreza como hombre armado.(K)

12 El hombre malo, el hombre depravado,

Es el que anda en perversidad de boca;

13 Que guiña los ojos, que habla con los pies,

Que hace señas con los dedos.

14 Perversidades hay en su corazón; anda pensando el mal en todo tiempo;

Siembra las discordias.

15 Por tanto, su calamidad vendrá de repente;

Súbitamente será quebrantado, y no habrá remedio.

16 Seis cosas aborrece Jehová,

Y aun siete abomina su alma:

17 Los ojos altivos, la lengua mentirosa,

Las manos derramadoras de sangre inocente,

18 El corazón que maquina pensamientos inicuos,

Los pies presurosos para correr al mal,

19 El testigo falso que habla mentiras,

Y el que siembra discordia entre hermanos.

Amonestación contra el adulterio

20 Guarda, hijo mío, el mandamiento de tu padre,

Y no dejes la enseñanza de tu madre;

21 Átalos siempre en tu corazón,

Enlázalos a tu cuello.

22 Te guiarán cuando andes; cuando duermas te guardarán;

Hablarán contigo cuando despiertes.

23 Porque el mandamiento es lámpara, y la enseñanza es luz,

Y camino de vida las reprensiones que te instruyen,

24 Para que te guarden de la mala mujer,

De la blandura de la lengua de la mujer extraña.

25 No codicies su hermosura en tu corazón,

Ni ella te prenda con sus ojos;

26 Porque a causa de la mujer ramera el hombre es reducido a un bocado de pan;

Y la mujer caza la preciosa alma del varón.

27 ¿Tomará el hombre fuego en su seno

Sin que sus vestidos ardan?

28 ¿Andará el hombre sobre brasas

Sin que sus pies se quemen?

29 Así es el que se llega a la mujer de su prójimo;

No quedará impune ninguno que la tocare.

30 No tienen en poco al ladrón si hurta

Para saciar su apetito cuando tiene hambre;

31 Pero si es sorprendido, pagará siete veces;

Entregará todo el haber de su casa.

32 Mas el que comete adulterio es falto de entendimiento;

Corrompe su alma el que tal hace.

33 Heridas y vergüenza hallará,

Y su afrenta nunca será borrada.

34 Porque los celos son el furor del hombre,

Y no perdonará en el día de la venganza.

35 No aceptará ningún rescate,

Ni querrá perdonar, aunque multipliques los dones.

Las artimañas de la ramera

Hijo mío, guarda mis razones,

Y atesora contigo mis mandamientos.

Guarda mis mandamientos y vivirás,

Y mi ley como las niñas de tus ojos.

Lígalos a tus dedos;

Escríbelos en la tabla de tu corazón.

Di a la sabiduría: Tú eres mi hermana,

Y a la inteligencia llama parienta;

Para que te guarden de la mujer ajena,

Y de la extraña que ablanda sus palabras.

Porque mirando yo por la ventana de mi casa,

Por mi celosía,

Vi entre los simples,

Consideré entre los jóvenes,

A un joven falto de entendimiento,

El cual pasaba por la calle, junto a la esquina,

E iba camino a la casa de ella,

A la tarde del día, cuando ya oscurecía,

En la oscuridad y tinieblas de la noche.

10 Cuando he aquí, una mujer le sale al encuentro,

Con atavío de ramera y astuta de corazón.

11 Alborotadora y rencillosa,

Sus pies no pueden estar en casa;

12 Unas veces está en la calle, otras veces en las plazas,

Acechando por todas las esquinas.

13 Se asió de él, y le besó.

Con semblante descarado le dijo:

14 Sacrificios de paz había prometido,

Hoy he pagado mis votos;

15 Por tanto, he salido a encontrarte,

Buscando diligentemente tu rostro, y te he hallado.

16 He adornado mi cama con colchas

Recamadas con cordoncillo de Egipto;

17 He perfumado mi cámara

Con mirra, áloes y canela.

18 Ven, embriaguémonos de amores hasta la mañana;

Alegrémonos en amores.

19 Porque el marido no está en casa;

Se ha ido a un largo viaje.

20 La bolsa de dinero llevó en su mano;

El día señalado volverá a su casa.

21 Lo rindió con la suavidad de sus muchas palabras,

Le obligó con la zalamería de sus labios.

22 Al punto se marchó tras ella,

Como va el buey al degolladero,

Y como el necio a las prisiones para ser castigado;

23 Como el ave que se apresura a la red,

Y no sabe que es contra su vida,

Hasta que la saeta traspasa su corazón.

24 Ahora pues, hijos, oídme,

Y estad atentos a las razones de mi boca.

25 No se aparte tu corazón a sus caminos;

No yerres en sus veredas.

26 Porque a muchos ha hecho caer heridos,

Y aun los más fuertes han sido muertos por ella.

27 Camino al Seol es su casa,

Que conduce a las cámaras de la muerte.

Excelencia y eternidad de la Sabiduría

¿No clama la sabiduría,

Y da su voz la inteligencia?

En las alturas junto al camino,

A las encrucijadas de las veredas se para;

En el lugar de las puertas, a la entrada de la ciudad,

A la entrada de las puertas da voces:(L)

Oh hombres, a vosotros clamo;

Dirijo mi voz a los hijos de los hombres.

Entended, oh simples, discreción;

Y vosotros, necios, entrad en cordura.

Oíd, porque hablaré cosas excelentes,

Y abriré mis labios para cosas rectas.

Porque mi boca hablará verdad,

Y la impiedad abominan mis labios.

Justas son todas las razones de mi boca;

No hay en ellas cosa perversa ni torcida.

Todas ellas son rectas al que entiende,

Y razonables a los que han hallado sabiduría.

10 Recibid mi enseñanza, y no plata;

Y ciencia antes que el oro escogido.

11 Porque mejor es la sabiduría que las piedras preciosas;

Y todo cuanto se puede desear, no es de compararse con ella.

12 Yo, la sabiduría, habito con la cordura,

Y hallo la ciencia de los consejos.

13 El temor de Jehová es aborrecer el mal;

La soberbia y la arrogancia, el mal camino,

Y la boca perversa, aborrezco.

14 Conmigo está el consejo y el buen juicio;

Yo soy la inteligencia; mío es el poder.

15 Por mí reinan los reyes,

Y los príncipes determinan justicia.

16 Por mí dominan los príncipes,

Y todos los gobernadores juzgan la tierra.

17 Yo amo a los que me aman,

Y me hallan los que temprano me buscan.

18 Las riquezas y la honra están conmigo;

Riquezas duraderas, y justicia.

19 Mejor es mi fruto que el oro, y que el oro refinado;

Y mi rédito mejor que la plata escogida.

20 Por vereda de justicia guiaré,

Por en medio de sendas de juicio,

21 Para hacer que los que me aman tengan su heredad,

Y que yo llene sus tesoros.

22 Jehová me poseía en el principio,

Ya de antiguo, antes de sus obras.(M)

23 Eternamente tuve el principado, desde el principio,

Antes de la tierra.

24 Antes de los abismos fui engendrada;

Antes que fuesen las fuentes de las muchas aguas.

25 Antes que los montes fuesen formados,

Antes de los collados, ya había sido yo engendrada;

26 No había aún hecho la tierra, ni los campos,

Ni el principio del polvo del mundo.

27 Cuando formaba los cielos, allí estaba yo;

Cuando trazaba el círculo sobre la faz del abismo;

28 Cuando afirmaba los cielos arriba,

Cuando afirmaba las fuentes del abismo;

29 Cuando ponía al mar su estatuto,

Para que las aguas no traspasasen su mandamiento;

Cuando establecía los fundamentos de la tierra,

30 Con él estaba yo ordenándolo todo,

Y era su delicia de día en día,

Teniendo solaz delante de él en todo tiempo.

31 Me regocijo en la parte habitable de su tierra;

Y mis delicias son con los hijos de los hombres.

32 Ahora, pues, hijos, oídme,

Y bienaventurados los que guardan mis caminos.

33 Atended el consejo, y sed sabios,

Y no lo menospreciéis.

34 Bienaventurado el hombre que me escucha,

Velando a mis puertas cada día,

Aguardando a los postes de mis puertas.

35 Porque el que me halle, hallará la vida,

Y alcanzará el favor de Jehová.

36 Mas el que peca contra mí, defrauda su alma;

Todos los que me aborrecen aman la muerte.

La Sabiduría y la mujer insensata

La sabiduría edificó su casa,

Labró sus siete columnas.

Mató sus víctimas, mezcló su vino,

Y puso su mesa.

Envió sus criadas;

Sobre lo más alto de la ciudad clamó.

Dice a cualquier simple: Ven acá.

A los faltos de cordura dice:

Venid, comed mi pan,

Y bebed del vino que yo he mezclado.

Dejad las simplezas, y vivid,

Y andad por el camino de la inteligencia.

El que corrige al escarnecedor, se acarrea afrenta;

El que reprende al impío, se atrae mancha.

No reprendas al escarnecedor, para que no te aborrezca;

Corrige al sabio, y te amará.

Da al sabio, y será más sabio;

Enseña al justo, y aumentará su saber.

10 El temor de Jehová es el principio de la sabiduría,(N)

Y el conocimiento del Santísimo es la inteligencia.

11 Porque por mí se aumentarán tus días,

Y años de vida se te añadirán.

12 Si fueres sabio, para ti lo serás;

Y si fueres escarnecedor, pagarás tú solo.

13 La mujer insensata es alborotadora;

Es simple e ignorante.

14 Se sienta en una silla a la puerta de su casa,

En los lugares altos de la ciudad,

15 Para llamar a los que pasan por el camino,

Que van por sus caminos derechos.

16 Dice a cualquier simple: Ven acá.

A los faltos de cordura dijo:

17 Las aguas hurtadas son dulces,

Y el pan comido en oculto es sabroso.

18 Y no saben que allí están los muertos;

Que sus convidados están en lo profundo del Seol.

Contraste entre el justo y el malvado

10 Los proverbios de Salomón.

El hijo sabio alegra al padre,

Pero el hijo necio es tristeza de su madre.

Los tesoros de maldad no serán de provecho;

Mas la justicia libra de muerte.

Jehová no dejará padecer hambre al justo;

Mas la iniquidad lanzará a los impíos.

La mano negligente empobrece;

Mas la mano de los diligentes enriquece.

El que recoge en el verano es hombre entendido;

El que duerme en el tiempo de la siega es hijo que avergüenza.

Hay bendiciones sobre la cabeza del justo;

Pero violencia cubrirá la boca de los impíos.

La memoria del justo será bendita;

Mas el nombre de los impíos se pudrirá.

El sabio de corazón recibirá los mandamientos;

Mas el necio de labios caerá.

El que camina en integridad anda confiado;

Mas el que pervierte sus caminos será quebrantado.

10 El que guiña el ojo acarrea tristeza;

Y el necio de labios será castigado.

11 Manantial de vida es la boca del justo;

Pero violencia cubrirá la boca de los impíos.

12 El odio despierta rencillas;

Pero el amor cubrirá todas las faltas.(O)

13 En los labios del prudente se halla sabiduría;

Mas la vara es para las espaldas del falto de cordura.

14 Los sabios guardan la sabiduría;

Mas la boca del necio es calamidad cercana.

15 Las riquezas del rico son su ciudad fortificada;

Y el desmayo de los pobres es su pobreza.

16 La obra del justo es para vida;

Mas el fruto del impío es para pecado.

17 Camino a la vida es guardar la instrucción;

Pero quien desecha la reprensión, yerra.

18 El que encubre el odio es de labios mentirosos;

Y el que propaga calumnia es necio.

19 En las muchas palabras no falta pecado;

Mas el que refrena sus labios es prudente.

20 Plata escogida es la lengua del justo;

Mas el corazón de los impíos es como nada.

21 Los labios del justo apacientan a muchos,

Mas los necios mueren por falta de entendimiento.

22 La bendición de Jehová es la que enriquece,

Y no añade tristeza con ella.

23 El hacer maldad es como una diversión al insensato;

Mas la sabiduría recrea al hombre de entendimiento.

24 Lo que el impío teme, eso le vendrá;

Pero a los justos les será dado lo que desean.

25 Como pasa el torbellino, así el malo no permanece;

Mas el justo permanece para siempre.

26 Como el vinagre a los dientes, y como el humo a los ojos,

Así es el perezoso a los que lo envían.

27 El temor de Jehová aumentará los días;

Mas los años de los impíos serán acortados.

28 La esperanza de los justos es alegría;

Mas la esperanza de los impíos perecerá.

29 El camino de Jehová es fortaleza al perfecto;

Pero es destrucción a los que hacen maldad.

30 El justo no será removido jamás;

Pero los impíos no habitarán la tierra.

31 La boca del justo producirá sabiduría;

Mas la lengua perversa será cortada.

32 Los labios del justo saben hablar lo que agrada;

Mas la boca de los impíos habla perversidades.

11 El peso falso es abominación a Jehová;

Mas la pesa cabal le agrada.

Cuando viene la soberbia, viene también la deshonra;

Mas con los humildes está la sabiduría.

La integridad de los rectos los encaminará;

Pero destruirá a los pecadores la perversidad de ellos.

No aprovecharán las riquezas en el día de la ira;

Mas la justicia librará de muerte.

La justicia del perfecto enderezará su camino;

Mas el impío por su impiedad caerá.

La justicia de los rectos los librará;

Mas los pecadores serán atrapados en su pecado.

Cuando muere el hombre impío, perece su esperanza;

Y la expectación de los malos perecerá.

El justo es librado de la tribulación;

Mas el impío entra en lugar suyo.

El hipócrita con la boca daña a su prójimo;

Mas los justos son librados con la sabiduría.

10 En el bien de los justos la ciudad se alegra;

Mas cuando los impíos perecen hay fiesta.

11 Por la bendición de los rectos la ciudad será engrandecida;

Mas por la boca de los impíos será trastornada.

12 El que carece de entendimiento menosprecia a su prójimo;

Mas el hombre prudente calla.

13 El que anda en chismes descubre el secreto;

Mas el de espíritu fiel lo guarda todo.

14 Donde no hay dirección sabia, caerá el pueblo;

Mas en la multitud de consejeros hay seguridad.

15 Con ansiedad será afligido el que sale por fiador de un extraño;

Mas el que aborreciere las fianzas vivirá seguro.

16 La mujer agraciada tendrá honra,

Y los fuertes tendrán riquezas.

17 A su alma hace bien el hombre misericordioso;

Mas el cruel se atormenta a sí mismo.

18 El impío hace obra falsa;

Mas el que siembra justicia tendrá galardón firme.

19 Como la justicia conduce a la vida,

Así el que sigue el mal lo hace para su muerte.

20 Abominación son a Jehová los perversos de corazón;

Mas los perfectos de camino le son agradables.

21 Tarde o temprano, el malo será castigado;

Mas la descendencia de los justos será librada.

22 Como zarcillo de oro en el hocico de un cerdo

Es la mujer hermosa y apartada de razón.

23 El deseo de los justos es solamente el bien;

Mas la esperanza de los impíos es el enojo.

24 Hay quienes reparten, y les es añadido más;

Y hay quienes retienen más de lo que es justo, pero vienen a pobreza.

25 El alma generosa será prosperada;

Y el que saciare, él también será saciado.

26 Al que acapara el grano, el pueblo lo maldecirá;

Pero bendición será sobre la cabeza del que lo vende.

27 El que procura el bien buscará favor;

Mas al que busca el mal, este le vendrá.

28 El que confía en sus riquezas caerá;

Mas los justos reverdecerán como ramas.

29 El que turba su casa heredará viento;

Y el necio será siervo del sabio de corazón.

30 El fruto del justo es árbol de vida;

Y el que gana almas es sabio.

31 Ciertamente el justo será recompensado en la tierra;

¡Cuánto más el impío y el pecador!(P)

12 El que ama la instrucción ama la sabiduría;

Mas el que aborrece la reprensión es ignorante.

El bueno alcanzará favor de Jehová;

Mas él condenará al hombre de malos pensamientos.

El hombre no se afirmará por medio de la impiedad;

Mas la raíz de los justos no será removida.

La mujer virtuosa es corona de su marido;

Mas la mala, como carcoma en sus huesos.

Los pensamientos de los justos son rectitud;

Mas los consejos de los impíos, engaño.

Las palabras de los impíos son asechanzas para derramar sangre;

Mas la boca de los rectos los librará.

Dios trastornará a los impíos, y no serán más;

Pero la casa de los justos permanecerá firme.

Según su sabiduría es alabado el hombre;

Mas el perverso de corazón será menospreciado.

Más vale el despreciado que tiene servidores,

Que el que se jacta, y carece de pan.

10 El justo cuida de la vida de su bestia;

Mas el corazón de los impíos es cruel.

11 El que labra su tierra se saciará de pan;

Mas el que sigue a los vagabundos es falto de entendimiento.

12 Codicia el impío la red de los malvados;

Mas la raíz de los justos dará fruto.

13 El impío es enredado en la prevaricación de sus labios;

Mas el justo saldrá de la tribulación.

14 El hombre será saciado de bien del fruto de su boca;

Y le será pagado según la obra de sus manos.

15 El camino del necio es derecho en su opinión;

Mas el que obedece al consejo es sabio.

16 El necio al punto da a conocer su ira;

Mas el que no hace caso de la injuria es prudente.

17 El que habla verdad declara justicia;

Mas el testigo mentiroso, engaño.

18 Hay hombres cuyas palabras son como golpes de espada;

Mas la lengua de los sabios es medicina.

19 El labio veraz permanecerá para siempre;

Mas la lengua mentirosa solo por un momento.

20 Engaño hay en el corazón de los que piensan el mal;

Pero alegría en el de los que piensan el bien.

21 Ninguna adversidad acontecerá al justo;

Mas los impíos serán colmados de males.

22 Los labios mentirosos son abominación a Jehová;

Pero los que hacen verdad son su contentamiento.

23 El hombre cuerdo encubre su saber;

Mas el corazón de los necios publica la necedad.

24 La mano de los diligentes señoreará;

Mas la negligencia será tributaria.

25 La congoja en el corazón del hombre lo abate;

Mas la buena palabra lo alegra.

26 El justo sirve de guía a su prójimo;

Mas el camino de los impíos les hace errar.

27 El indolente ni aun asará lo que ha cazado;

Pero haber precioso del hombre es la diligencia.

28 En el camino de la justicia está la vida;

Y en sus caminos no hay muerte.

13 El hijo sabio recibe el consejo del padre;

Mas el burlador no escucha las reprensiones.

Del fruto de su boca el hombre comerá el bien;

Mas el alma de los prevaricadores hallará el mal.

El que guarda su boca guarda su alma;

Mas el que mucho abre sus labios tendrá calamidad.

El alma del perezoso desea, y nada alcanza;

Mas el alma de los diligentes será prosperada.

El justo aborrece la palabra de mentira;

Mas el impío se hace odioso e infame.

La justicia guarda al de perfecto camino;

Mas la impiedad trastornará al pecador.

Hay quienes pretenden ser ricos, y no tienen nada;

Y hay quienes pretenden ser pobres, y tienen muchas riquezas.

El rescate de la vida del hombre está en sus riquezas;

Pero el pobre no oye censuras.

La luz de los justos se alegrará;

Mas se apagará la lámpara de los impíos.

10 Ciertamente la soberbia concebirá contienda;

Mas con los avisados está la sabiduría.

11 Las riquezas de vanidad disminuirán;

Pero el que recoge con mano laboriosa las aumenta.

12 La esperanza que se demora es tormento del corazón;

Pero árbol de vida es el deseo cumplido.

13 El que menosprecia el precepto perecerá por ello;

Mas el que teme el mandamiento será recompensado.

14 La ley del sabio es manantial de vida

Para apartarse de los lazos de la muerte.

15 El buen entendimiento da gracia;

Mas el camino de los transgresores es duro.

16 Todo hombre prudente procede con sabiduría;

Mas el necio manifestará necedad.

17 El mal mensajero acarrea desgracia;

Mas el mensajero fiel acarrea salud.

18 Pobreza y vergüenza tendrá el que menosprecia el consejo;

Mas el que guarda la corrección recibirá honra.

19 El deseo cumplido regocija el alma;

Pero apartarse del mal es abominación a los necios.

20 El que anda con sabios, sabio será;

Mas el que se junta con necios será quebrantado.

21 El mal perseguirá a los pecadores,

Mas los justos serán premiados con el bien.

22 El bueno dejará herederos a los hijos de sus hijos;

Pero la riqueza del pecador está guardada para el justo.

23 En el barbecho de los pobres hay mucho pan;

Mas se pierde por falta de juicio.

24 El que detiene el castigo, a su hijo aborrece;

Mas el que lo ama, desde temprano lo corrige.

25 El justo come hasta saciar su alma;

Mas el vientre de los impíos tendrá necesidad.

14 La mujer sabia edifica su casa;

Mas la necia con sus manos la derriba.

El que camina en su rectitud teme a Jehová;

Mas el de caminos pervertidos lo menosprecia.

En la boca del necio está la vara de la soberbia;

Mas los labios de los sabios los guardarán.

Sin bueyes el granero está vacío;

Mas por la fuerza del buey hay abundancia de pan.

El testigo verdadero no mentirá;

Mas el testigo falso hablará mentiras.

Busca el escarnecedor la sabiduría y no la halla;

Mas al hombre entendido la sabiduría le es fácil.

Vete de delante del hombre necio,

Porque en él no hallarás labios de ciencia.

La ciencia del prudente está en entender su camino;

Mas la indiscreción de los necios es engaño.

Los necios se mofan del pecado;

Mas entre los rectos hay buena voluntad.

10 El corazón conoce la amargura de su alma;

Y extraño no se entremeterá en su alegría.

11 La casa de los impíos será asolada;

Pero florecerá la tienda de los rectos.

12 Hay camino que al hombre le parece derecho;

Pero su fin es camino de muerte.(Q)

13 Aun en la risa tendrá dolor el corazón;

Y el término de la alegría es congoja.

14 De sus caminos será hastiado el necio de corazón;

Pero el hombre de bien estará contento del suyo.

15 El simple todo lo cree;

Mas el avisado mira bien sus pasos.

16 El sabio teme y se aparta del mal;

Mas el insensato se muestra insolente y confiado.

17 El que fácilmente se enoja hará locuras;

Y el hombre perverso será aborrecido.

18 Los simples heredarán necedad;

Mas los prudentes se coronarán de sabiduría.

19 Los malos se inclinarán delante de los buenos,

Y los impíos a las puertas del justo.

20 El pobre es odioso aun a su amigo;

Pero muchos son los que aman al rico.

21 Peca el que menosprecia a su prójimo;

Mas el que tiene misericordia de los pobres es bienaventurado.

22 ¿No yerran los que piensan el mal?

Misericordia y verdad alcanzarán los que piensan el bien.

23 En toda labor hay fruto;

Mas las vanas palabras de los labios empobrecen.

24 Las riquezas de los sabios son su corona;

Pero la insensatez de los necios es infatuación.

25 El testigo verdadero libra las almas;

Mas el engañoso hablará mentiras.

26 En el temor de Jehová está la fuerte confianza;

Y esperanza tendrán sus hijos.

27 El temor de Jehová es manantial de vida

Para apartarse de los lazos de la muerte.

28 En la multitud del pueblo está la gloria del rey;

Y en la falta de pueblo la debilidad del príncipe.

29 El que tarda en airarse es grande de entendimiento;

Mas el que es impaciente de espíritu enaltece la necedad.

30 El corazón apacible es vida de la carne;

Mas la envidia es carcoma de los huesos.

31 El que oprime al pobre afrenta a su Hacedor;

Mas el que tiene misericordia del pobre, lo honra.

32 Por su maldad será lanzado el impío;

Mas el justo en su muerte tiene esperanza.

33 En el corazón del prudente reposa la sabiduría;

Pero no es conocida en medio de los necios.

34 La justicia engrandece a la nación;

Mas el pecado es afrenta de las naciones.

35 La benevolencia del rey es para con el servidor entendido;

Mas su enojo contra el que lo avergüenza.

15 La blanda respuesta quita la ira;

Mas la palabra áspera hace subir el furor.

La lengua de los sabios adornará la sabiduría;

Mas la boca de los necios hablará sandeces.

Los ojos de Jehová están en todo lugar,

Mirando a los malos y a los buenos.

La lengua apacible es árbol de vida;

Mas la perversidad de ella es quebrantamiento de espíritu.

El necio menosprecia el consejo de su padre;

Mas el que guarda la corrección vendrá a ser prudente.

En la casa del justo hay gran provisión;

Pero turbación en las ganancias del impío.

La boca de los sabios esparce sabiduría;

No así el corazón de los necios.

El sacrificio de los impíos es abominación a Jehová;

Mas la oración de los rectos es su gozo.

Abominación es a Jehová el camino del impío;

Mas él ama al que sigue justicia.

10 La reconvención es molesta al que deja el camino;

Y el que aborrece la corrección morirá.

11 El Seol y el Abadón están delante de Jehová;

¡Cuánto más los corazones de los hombres!

12 El escarnecedor no ama al que le reprende,

Ni se junta con los sabios.

13 El corazón alegre hermosea el rostro;

Mas por el dolor del corazón el espíritu se abate.

14 El corazón entendido busca la sabiduría;

Mas la boca de los necios se alimenta de necedades.

15 Todos los días del afligido son difíciles;

Mas el de corazón contento tiene un banquete continuo.

16 Mejor es lo poco con el temor de Jehová,

Que el gran tesoro donde hay turbación.

17 Mejor es la comida de legumbres donde hay amor,

Que de buey engordado donde hay odio.

18 El hombre iracundo promueve contiendas;

Mas el que tarda en airarse apacigua la rencilla.

19 El camino del perezoso es como seto de espinos;

Mas la vereda de los rectos, como una calzada.

20 El hijo sabio alegra al padre;

Mas el hombre necio menosprecia a su madre.

21 La necedad es alegría al falto de entendimiento;

Mas el hombre entendido endereza sus pasos.

22 Los pensamientos son frustrados donde no hay consejo;

Mas en la multitud de consejeros se afirman.

23 El hombre se alegra con la respuesta de su boca;

Y la palabra a su tiempo, ¡cuán buena es!

24 El camino de la vida es hacia arriba al entendido,

Para apartarse del Seol abajo.

25 Jehová asolará la casa de los soberbios;

Pero afirmará la heredad de la viuda.

26 Abominación son a Jehová los pensamientos del malo;

Mas las expresiones de los limpios son limpias.

27 Alborota su casa el codicioso;

Mas el que aborrece el soborno vivirá.

28 El corazón del justo piensa para responder;

Mas la boca de los impíos derrama malas cosas.

29 Jehová está lejos de los impíos;

Pero él oye la oración de los justos.

30 La luz de los ojos alegra el corazón,

Y la buena nueva conforta los huesos.

31 El oído que escucha las amonestaciones de la vida,

Entre los sabios morará.

32 El que tiene en poco la disciplina menosprecia su alma;

Mas el que escucha la corrección tiene entendimiento.

33 El temor de Jehová es enseñanza de sabiduría;

Y a la honra precede la humildad.

Proverbios sobre la vida y la conducta

16 Del hombre son las disposiciones del corazón;

Mas de Jehová es la respuesta de la lengua.

Todos los caminos del hombre son limpios en su propia opinión;

Pero Jehová pesa los espíritus.

Encomienda a Jehová tus obras,

Y tus pensamientos serán afirmados.

Todas las cosas ha hecho Jehová para sí mismo,

Y aun al impío para el día malo.

Abominación es a Jehová todo altivo de corazón;

Ciertamente no quedará impune.

Con misericordia y verdad se corrige el pecado,

Y con el temor de Jehová los hombres se apartan del mal.

Cuando los caminos del hombre son agradables a Jehová,

Aun a sus enemigos hace estar en paz con él.

Mejor es lo poco con justicia

Que la muchedumbre de frutos sin derecho.

El corazón del hombre piensa su camino;

Mas Jehová endereza sus pasos.

10 Oráculo hay en los labios del rey;

En juicio no prevaricará su boca.

11 Peso y balanzas justas son de Jehová;

Obra suya son todas las pesas de la bolsa.

12 Abominación es a los reyes hacer impiedad,

Porque con justicia será afirmado el trono.

13 Los labios justos son el contentamiento de los reyes,

Y estos aman al que habla lo recto.

14 La ira del rey es mensajero de muerte;

Mas el hombre sabio la evitará.

15 En la alegría del rostro del rey está la vida,

Y su benevolencia es como nube de lluvia tardía.

16 Mejor es adquirir sabiduría que oro preciado;

Y adquirir inteligencia vale más que la plata.

17 El camino de los rectos se aparta del mal;

Su vida guarda el que guarda su camino.

18 Antes del quebrantamiento es la soberbia,

Y antes de la caída la altivez de espíritu.

19 Mejor es humillar el espíritu con los humildes

Que repartir despojos con los soberbios.

20 El entendido en la palabra hallará el bien,

Y el que confía en Jehová es bienaventurado.

21 El sabio de corazón es llamado prudente,

Y la dulzura de labios aumenta el saber.

22 Manantial de vida es el entendimiento al que lo posee;

Mas la erudición de los necios es necedad.

23 El corazón del sabio hace prudente su boca,

Y añade gracia a sus labios.

24 Panal de miel son los dichos suaves;

Suavidad al alma y medicina para los huesos.

25 Hay camino que parece derecho al hombre,

Pero su fin es camino de muerte.(R)

26 El alma del que trabaja, trabaja para sí,

Porque su boca le estimula.

27 El hombre perverso cava en busca del mal,

Y en sus labios hay como llama de fuego.

28 El hombre perverso levanta contienda,

Y el chismoso aparta a los mejores amigos.

29 El hombre malo lisonjea a su prójimo,

Y le hace andar por camino no bueno.

30 Cierra sus ojos para pensar perversidades;

Mueve sus labios, efectúa el mal.

31 Corona de honra es la vejez

Que se halla en el camino de justicia.

32 Mejor es el que tarda en airarse que el fuerte;

Y el que se enseñorea de su espíritu, que el que toma una ciudad.

33 La suerte se echa en el regazo;

Mas de Jehová es la decisión de ella.

17 Mejor es un bocado seco, y en paz,

Que casa de contiendas llena de provisiones.

El siervo prudente se enseñoreará del hijo que deshonra,

Y con los hermanos compartirá la herencia.

El crisol para la plata, y la hornaza para el oro;

Pero Jehová prueba los corazones.

El malo está atento al labio inicuo;

Y el mentiroso escucha la lengua detractora.

El que escarnece al pobre afrenta a su Hacedor;

Y el que se alegra de la calamidad no quedará sin castigo.

Corona de los viejos son los nietos,

Y la honra de los hijos, sus padres.

No conviene al necio la altilocuencia;

¡Cuánto menos al príncipe el labio mentiroso!

Piedra preciosa es el soborno para el que lo practica;

Adondequiera que se vuelve, halla prosperidad.

El que cubre la falta busca amistad;

Mas el que la divulga, aparta al amigo.

10 La reprensión aprovecha al entendido,

Más que cien azotes al necio.

11 El rebelde no busca sino el mal,

Y mensajero cruel será enviado contra él.

12 Mejor es encontrarse con una osa a la cual han robado sus cachorros,

Que con un fatuo en su necedad.

13 El que da mal por bien,

No se apartará el mal de su casa.

14 El que comienza la discordia es como quien suelta las aguas;

Deja, pues, la contienda, antes que se enrede.

15 El que justifica al impío, y el que condena al justo,

Ambos son igualmente abominación a Jehová.

16 ¿De qué sirve el precio en la mano del necio para comprar sabiduría,

No teniendo entendimiento?

17 En todo tiempo ama el amigo,

Y es como un hermano en tiempo de angustia.

18 El hombre falto de entendimiento presta fianzas,

Y sale por fiador en presencia de su amigo.

19 El que ama la disputa, ama la transgresión;

Y el que abre demasiado la puerta busca su ruina.

20 El perverso de corazón nunca hallará el bien,

Y el que revuelve con su lengua caerá en el mal.

21 El que engendra al insensato, para su tristeza lo engendra;

Y el padre del necio no se alegrará.

22 El corazón alegre constituye buen remedio;

Mas el espíritu triste seca los huesos.

23 El impío toma soborno del seno

Para pervertir las sendas de la justicia.

24 En el rostro del entendido aparece la sabiduría;

Mas los ojos del necio vagan hasta el extremo de la tierra.

25 El hijo necio es pesadumbre de su padre,

Y amargura a la que lo dio a luz.

26 Ciertamente no es bueno condenar al justo,

Ni herir a los nobles que hacen lo recto.

27 El que ahorra sus palabras tiene sabiduría;

De espíritu prudente es el hombre entendido.

Valor de los proverbios

Dichos de Salomón, hijo de David, rey de Israel, que tienen como propósito:

comunicar sabiduría e instrucción,
ayudar a comprender palabras llenas de sentido,
adquirir instrucción, prudencia,
justicia, rectitud y equilibrio;
hacer sagaces a los jóvenes inexpertos,
y darles conocimiento y reflexión.
El que es sabio e inteligente, los escucha,
y adquiere así más sabiduría y experiencia
para entender los dichos de los sabios,
y sus palabras, ejemplos y adivinanzas.

La sabiduría comienza por honrar al Señor;
los necios desprecian la sabiduría y la instrucción.

Consejos a los jóvenes

Hijo mío, atiende la instrucción de tu padre
y no abandones la enseñanza de tu madre,
pues serán para ti un bello adorno:
como un collar o una corona.

10 Si los pecadores quieren engañarte,
¡no se lo permitas, hijo mío!
11 Tal vez te digan: «Ven con nosotros;
por capricho tenderemos una trampa
para matar a algún inocente cuando pase.
12 Nos tragaremos vivos a los hombres honrados
como se traga la muerte a quienes caen en el sepulcro.
13 Tendremos toda clase de riquezas,
¡llenaremos nuestras casas con todo lo robado!
14 Ven y comparte tu suerte con nosotros,
y comparte también nuestro fondo común.»
15 ¡Pero no vayas con ellos, hijo mío!
Aléjate de sus malos caminos,
16 pues tienen prisa por hacer lo malo;
¡tienen prisa por derramar sangre!

17 Aunque no vale la pena tender una trampa
si los pájaros pueden verla,
18 esos hombres se tienden la trampa a sí mismos
y ponen su vida en peligro.
19 Tal es el final de los ambiciosos:
su propia ambición los mata.

Invitación de la sabiduría

20 Por calles y avenidas
la sabiduría hace oír su voz;
21 proclama sus palabras por las puertas,
por los puntos más concurridos de la ciudad:

22 «Jóvenes inexpertos, burlones y necios,
¿hasta cuándo amarán la inexperiencia,
y hallarán placer en sus burlas,
y despreciarán el saber?
23 Presten atención a mis correcciones
y yo los colmaré de mi espíritu;
les daré a conocer mis pensamientos.
24 Yo los he llamado, los he invitado a venir,
pero ustedes no han querido hacerme caso.
25 Al contrario, han rechazado mis consejos;
no han querido recibir mi corrección.
26 ¡Ya me tocará reír cuando les llegue la desgracia!
¡Ya me burlaré cuando estén muertos de miedo,
27 cuando vengan sobre ustedes temores y problemas,
desesperación y angustia,
como un torbellino que todo lo destruye!

28 »Ese día me llamarán, pero no responderé;
me buscarán, pero no me encontrarán;
29 pues desprecian la sabiduría
y no quieren honrar al Señor.
30 No desean recibir mis consejos;
desprecian mis correcciones.
31 ¡Pues sufrirán las consecuencias de su conducta!
¡Quedarán hartos de sus malas intenciones!
32 A los inexpertos los mata su falta de experiencia,
y a los necios los destruye su despreocupación;
33 pero el que me preste atención, vivirá en paz
y sin temor de ningún peligro.»

Beneficios que ofrece la sabiduría

Haz tuyas mis palabras, hijo mío;
guarda en tu mente mis mandamientos.
Presta oído a la sabiduría;
entrega tu mente a la inteligencia.
Pide con todas tus fuerzas
inteligencia y buen juicio;
entrégate por completo a buscarlos,
cual si buscaras plata o un tesoro escondido.
Entonces sabrás lo que es honrar al Señor;
¡descubrirás lo que es conocer a Dios!
Pues el Señor es quien da la sabiduría;
la ciencia y el conocimiento brotan de sus labios.
El Señor da su ayuda y protección
a los que viven rectamente y sin tacha;
cuida de los que se conducen con justicia,
y protege a los que le son fieles.
Sabrás también lo que es recto y justo,
y estarás atento a todo lo bueno,
10 pues tu mente obtendrá sabiduría
y probarás la dulzura del saber.
11 La discreción y la inteligencia
serán tus constantes protectoras;
12 ellas te librarán del mal camino
y de los hombres perversos,
13 de los que dejan el buen camino
y se van por senderos oscuros,
14 que se divierten haciendo daño
y festejan sus malas acciones,
15 que andan por caminos torcidos
y se han desviado del recto sendero.
16 Te librarán también de la mujer ajena,
de la extraña de palabras seductoras
17 que abandona al compañero de su juventud
y olvida su compromiso con Dios.
18 Tomar el camino que lleva a la casa de ella
es tomar el camino que lleva a la muerte;
19 los que entran en su casa ya no vuelven,
jamás vuelven a recorrer el sendero de la vida.
20 Anda, pues, por el buen camino,
y practica la conducta de los justos.
21 Porque los que viven rectamente y sin tacha
vivirán para siempre en la tierra;
22 pero los malvados y traidores
serán arrancados y expulsados de ella.

Recomendaciones para alcanzar sabiduría

No olvides mis enseñanzas, hijo mío;
guarda en tu memoria mis mandamientos,
y tendrás una vida larga
y llena de felicidad.
No abandones nunca el amor y la verdad;
llévalos contigo como un collar.
Grábatelos en la mente,
y tendrás el favor y el aprecio
de Dios y de los hombres.

Confía de todo corazón en el Señor
y no en tu propia inteligencia.
Ten presente al Señor en todo lo que hagas,
y él te llevará por el camino recto.
No te creas demasiado sabio;
honra al Señor y apártate del mal:
¡ésa es la mejor medicina
para fortalecer tu cuerpo!

Honra al Señor con tus riquezas
y con los primeros frutos de tus cosechas;
10 así se llenarán a reventar
tus graneros y tus depósitos de vino.

11 No rechaces, hijo mío, la corrección del Señor,
ni te disgustes por sus reprensiones;
12 porque el Señor corrige a quien él ama,
como un padre corrige a su hijo favorito.

13 Feliz el que halla sabiduría,
el que obtiene inteligencia;
14 porque son más provechosas que la plata
y rinden mayores beneficios que el oro.
15 La sabiduría vale más que las piedras preciosas;
¡ni aun las cosas más deseables se le pueden comparar!
16 Con la derecha ofrece larga vida,
y con la izquierda, riquezas y honores.
17 Seguir sus pasos es muy agradable;
andar por sus senderos es vivir en paz.
18 La sabiduría es vida para quien la obtiene;
¡felices los que saben retenerla!
19 Con sabiduría e inteligencia,
el Señor afirmó los cielos y la tierra;
20 con sabiduría hizo que el mar se dividiera
y que de las nubes brotara el rocío.

21 Conserva siempre el buen juicio, hijo mío,
y no pierdas de vista la discreción,
22 pues serán para ti fuente de vida
y te adornarán como un collar.
23 Podrás andar confiado por el camino
y jamás tropezarás.
24 Cuando descanses, no tendrás que temer;
cuando te acuestes, dormirás tranquilo.
25 No temerás a los peligros repentinos
ni a la ruina que vendrá sobre los malvados,
26 porque el Señor te infundirá confianza
y evitará que caigas en alguna trampa.

27 Nunca niegues un favor a tus dueños,
cuando en tu mano esté el hacerlo.
28 No dejes para mañana
la ayuda que puedas dar hoy.
29 No hagas planes perversos
contra el que vive confiado en ti.
30 No busques pelea con nadie,
si nadie te ha hecho daño.
31 No envidies al desalmado
ni trates de imitar su conducta;
32 porque al Señor le repugnan los malvados,
pero a los buenos les brinda su confianza.
33 El Señor maldice la casa del malvado,
pero bendice el hogar del hombre justo.
34 El Señor se burla de los burlones,
pero trata con bondad a los humildes.
35 La honra es el premio de los sabios,
pero los necios se destacan por su deshonra.

Exhortaciones a seguir el buen camino

Hijos, atiendan a los consejos de su padre;
pongan atención, para que adquieran buen juicio.
Yo les he dado una buena instrucción,
así que no descuiden mis enseñanzas.
Pues yo también he sido hijo:
mi madre me amaba con ternura
y mi padre me instruía de esta manera:
«Grábate en la mente mis palabras;
haz lo que te ordeno, y vivirás.
Adquiere sabiduría y buen juicio;
no eches mis palabras al olvido.
Ama a la sabiduría, no la abandones
y ella te dará su protección.
Antes que cualquier otra cosa,
adquiere sabiduría y buen juicio.
Ámala, y te enaltecerá;
abrázala, y te honrará;
¡te obsequiará con la más bella guirnalda
y te coronará con ella!»

10 Atiende a mis palabras, hijo mío,
hazlas tuyas y aumentarán los años de tu vida.
11 Yo te llevaré por el camino de la sabiduría:
te haré andar por el buen camino,
12 en el que no habrá estorbos a tu paso,
en el que no tropezarás aun cuando corras.
13 Aférrate a la instrucción y no la descuides;
ponla en práctica, pues es vida para ti.
14 No vayas tras los pasos de los malvados,
no sigas su mala conducta.
15 Evita el pasar por su camino;
apártate de ellos y sigue adelante,
16 pues no están en paz si no hacen lo malo;
pierden el sueño, si no hacen caer a alguno.
17 ¡Su comida y su bebida
son la maldad y la violencia!

18 El camino de los justos es como la luz de un nuevo día:
va en aumento hasta brillar en todo su esplendor.
19 Pero el camino de los malvados es oscuro;
¡ni siquiera saben contra qué tropiezan!

20 Atiende a mis palabras, hijo mío;
préstales atención.
21 Jamás las pierdas de vista,
¡grábatelas en la mente!
22 Ellas dan vida y salud
a todo el que las halla.
23 Cuida tu mente más que nada en el mundo,
porque ella es fuente de vida.
24 Evita el decir cosas falsas;
apártate de la mentira.
25 Mira siempre adelante,
mira siempre de frente.
26 Fíjate bien en dónde pones los pies,
y siempre pisarás terreno firme.
27 No te desvíes de tu camino;
evita el andar en malos pasos.

La mujer fácil, perdición del hombre

Atiende a mi sabiduría, hijo mío;
presta atención a mi inteligencia.
Así sabrás ser discreto
y podrás hablar con conocimiento.
Pues la mujer ajena habla con dulzura
y su voz es más suave que el aceite;
pero termina siendo más amarga que el ajenjo
y más cortante que una espada de dos filos.
Andar con ella conduce a la muerte;
sus pasos llevan directamente al sepulcro.
A ella no le importa el camino de la vida
ni se fija en lo inseguro de sus pasos.

Por lo tanto, hijo mío, atiéndeme,
no te apartes de mis enseñanzas.
Aléjate de la mujer ajena;
ni siquiera te acerques a la puerta de su casa,
para que no pierdas la riqueza de tus años
en manos de gente extraña y cruel;
10 para que ningún extraño se llene
con el fruto de tu esfuerzo y tu trabajo.
11 De lo contrario, acabarás por lamentarlo
cuando tu cuerpo se consuma poco a poco.
12 Y dirás: «¡Cómo pude despreciar la corrección!
¡Cómo pude rechazar las reprensiones!
13 ¡No quise escuchar a mis maestros,
no atendí a los que me instruían,
14 y por poco llego al colmo de la desgracia
ante la comunidad entera!»

15 Calma tu sed con el agua
que brota de tu propio pozo.
16 No derrames el agua de tu manantial;
no la desperdicies derramándola por la calle.
17 Pozo y agua son tuyos, y de nadie más;
¡no los compartas con extraños!
18 ¡Bendita sea tu propia fuente!
¡Goza con la compañera de tu juventud,
19 delicada y amorosa cervatilla!
¡Que nunca te falten sus caricias!
¡Que siempre te envuelva con su amor!

20 ¿Por qué enredarte, hijo mío, con la mujer ajena?
¿Por qué arrojarte en brazos de una extraña?
21 El Señor está pendiente de la conducta del hombre;
no pierde de vista ninguno de sus pasos.
22 Al malvado lo atrapa su propia maldad;
su propio pecado lo sujeta como un lazo.
23 Su indisciplina lo llevará a la muerte;
su gran necedad, a la perdición.

Advertencias contra el dar fianza

Hijo mío, si das fianza por tu amigo
o te haces responsable de un extraño,
tú solo te pones la trampa:
quedas atrapado en tus propias palabras.
Para librarte, hijo mío,
pues estás en las manos de otro,
haz lo siguiente:
trágate el orgullo y cóbrale a tu amigo.
No te duermas,
no te des ni un momento de descanso;
huye, como un venado del cazador;
huye, como un ave de la trampa.

Exhortación a los perezosos

Anda a ver a la hormiga, perezoso;
fíjate en lo que hace, y aprende la lección:
aunque no tiene quien la mande
ni quien le diga lo que ha de hacer,
asegura su comida en el verano,
la almacena durante la cosecha.
¡Basta ya de dormir, perezoso!
¡Basta ya de estar acostado!
10 Mientras tú sueñas y cabeceas,
y te cruzas de brazos para dormir mejor,
11 la pobreza vendrá y te atacará
como un vagabundo armado.

Características del malvado

12 El que es malvado y perverso
anda siempre contando mentiras;
13 guiña los ojos,
hace señas con los pies,
señala con los dedos;
14 su mente es perversa,
piensa siempre en hacer lo malo
y en andar provocando peleas.
15 Por eso, en un instante le vendrá el desastre;
en un abrir y cerrar de ojos
quedará arruinado sin remedio.

Lo que el Señor aborrece

16 Hay seis cosas, y hasta siete,
que el Señor aborrece por completo:
17 los ojos altaneros,
la lengua mentirosa,
las manos que asesinan a gente inocente,
18 la mente que elabora planes perversos,
los pies que corren ansiosos al mal,
19 el testigo falso y mentiroso,
y el que provoca peleas entre hermanos.

Consecuencias del adulterio

20 Hijo mío, guarda siempre en tu memoria
los mandamientos y enseñanzas de tus padres.
21 Llévalos siempre sobre tu corazón,
átalos alrededor de tu cuello;
22 te guiarán cuando andes de viaje,
te protegerán cuando estés dormido,
hablarán contigo cuando despiertes.

23 En verdad, los mandamientos y las enseñanzas
son una lámpara encendida;
las correcciones y los consejos
son el camino de la vida.
24 Te protegerán de la mujer malvada,
de las palabras melosas de la mujer ajena.
25 No permitas que su belleza encienda tu pasión;
¡no te dejes atrapar por sus miradas!

26 La prostituta va tras un bocado de pan,
pero la adúltera va tras el hombre que vale.

27 El que se echa fuego en el pecho,
sin duda se quema la ropa.
28 El que camina sobre las brasas,
se quema los pies.
29 El que se enreda con la mujer ajena,
no quedará sin castigo.

30 Nadie desprecia al ladrón
que roba para calmar su hambre;
31 aunque si lo encuentran robando,
tendrá que devolver siete veces lo robado,
y aun tendrá que dar todo cuanto tenga.

32 ¡Qué imprudente es el que anda con la mujer ajena!
¡El que lo hace se destruye a sí mismo!
33 Tendrá que afrontar golpes y ofensas,
y no habrá nada que borre su deshonra.
34 Porque el hombre celoso es como un fuego,
y no perdona a la hora de vengarse;
35 no acepta desagravio alguno,
ni se calma ante muchos regalos.

Artimañas de la mujer adúltera

Obedece mis palabras, hijo mío;
guarda en tu mente mis mandamientos.
Obedece mis mandamientos y enseñanzas;
cuídalos como a las niñas de tus ojos, y vivirás.
Átalos a tus dedos,
grábatelos en la mente.
Haz de la sabiduría tu hermana,
haz de la inteligencia tu amiga.
Ellas te librarán de la mujer adúltera,
de la extraña de palabras seductoras.

Un día estaba yo mirando
entre las rejas de mi ventana
a unos jóvenes sin experiencia,
y me fijé en el más imprudente de ellos.
Al llegar a la esquina cruzó la calle
en dirección a la casa de aquella mujer.
La tarde iba cayendo,
y comenzaba a oscurecer.
10 De pronto la mujer salió a su encuentro,
con toda la apariencia y los gestos de una prostituta,
11 de una mujer ligera y caprichosa
que no puede estarse en su casa
12 y que anda por calles, plazas y esquinas
esperando atrapar al primero que pase.
13 La mujer abrazó y besó al joven,
y descaradamente le dijo:
14 «Yo había prometido sacrificios de reconciliación,
y hoy he cumplido mi promesa.
15 Por eso he salido a tu encuentro;
¡tenía ganas de verte, y te he encontrado!
16 Sobre mi cama he tendido
una hermosa colcha de lino egipcio,
17 la he perfumado con aroma
de mirra, áloe y canela.
18 Ven, vaciemos hasta el fondo la copa del amor;
gocemos del amor hasta que amanezca,
19 pues mi esposo no está en casa:
ha salido para un largo viaje;
20 se ha llevado una bolsa de dinero
y no volverá hasta el día de la luna llena.»

21 Sus palabras melosas e insistentes
acabaron por convencer al muchacho,
22 que sin más se fue tras ella:
como un buey rumbo al matadero,
como un ciervo que cae en la trampa
23 y al que luego una flecha le parte el corazón;
como un ave que se lanza contra la red
sin saber que eso le va a costar la vida.

24 Así pues, hijo mío, escúchame;
presta atención a mis palabras.
25 No desvíes hacia esa mujer tus pensamientos;
no te pierdas por ir tras ella,
26 porque a muchos los ha herido de muerte;
¡sus víctimas son numerosas!
27 Tomar el camino de su casa
es tomar el camino de la muerte.

Discurso de la sabiduría

La sabiduría clama a voz en cuello;
la inteligencia hace oír su voz.
Se para en lo alto de las colinas,
se detiene donde se cruzan los caminos,
se hace oír junto a las puertas,
a la entrada de la ciudad:
«Para ustedes los hombres
van estas palabras mías.
Jóvenes inexpertos y necios,
¡aprendan a ser prudentes y entendidos!
Atiendan, que voy a decirles
cosas importantes e irreprochables.
Lo que voy a decir es la verdad;
no me gusta hablar mentira.
Todas mis palabras son justas;
no hay en ellas la menor falsedad.
Para el inteligente y entendido,
mis palabras son claras e irreprochables.
10 En vez de plata y oro fino,
adquieran instrucción y conocimiento.»
11 Vale más sabiduría que piedras preciosas;
¡ni lo más deseable se le puede comparar!

12 «Yo, la sabiduría, habito con la inteligencia,
y sé hallar los mejores consejos.
13 Honrar al Señor es odiar el mal.
Yo odio el orgullo y la altanería,
el mal camino y la mentira.
14 En mí están el plan y su realización,
yo soy el buen juicio y la fuerza.
15 Gracias a mí reinan los reyes
y los gobernantes establecen el derecho.
16 Gracias a mí dominan los jefes de Estado
y dictan sentencia las autoridades.
17 Yo amo a los que me aman,
y los que me buscan, me encuentran.
18 Yo doy riquezas y honra,
grandes honores y prosperidad.
19 Lo que yo doy es mejor que el oro más refinado;
lo que yo ofrezco es mejor que la plata más fina.
20 Yo voy por el camino recto,
por las sendas de la justicia.
21 A los que me aman les doy su parte:
lleno sus casas de tesoros.

22 »El Señor me creó al principio de su obra,
antes de que él comenzara a crearlo todo.
23 Me formó en el principio del tiempo,
antes de que creara la tierra.
24 Me engendró antes de que existieran los grandes mares,
antes de que brotaran los ríos y los manantiales.
25 Antes de afirmar los cerros y los montes,
el Señor ya me había engendrado;
26 aún no había creado él la tierra y sus campos,
ni el polvo de que el mundo está formado.
27 Cuando él afirmó la bóveda del cielo
sobre las aguas del gran mar, allí estaba yo.
28 Cuando afirmó las nubes en el cielo
y reforzó las fuentes del mar profundo,
29 cuando ordenó a las aguas del mar
no salirse de sus límites,
cuando puso las bases de la tierra,
30 allí estaba yo, fielmente, a su lado.
Yo era su constante fuente de alegría,
y jugueteaba en su presencia a todas horas;
31 jugueteaba en el mundo creado,
¡me sentía feliz por el género humano!

32 »Y ahora, hijos míos, escúchenme;
sigan mi ejemplo y serán felices.
33 Atiendan a la instrucción;
no rechacen la sabiduría.
34 Feliz aquel que me escucha,
y que día tras día se mantiene vigilante
a las puertas de mi casa.
35 Porque hallarme a mí es hallar la vida
y ganarse la buena voluntad del Señor;
36 pero apartarse de mí es poner la vida en peligro;
¡odiarme es amar la muerte!»

Contraste entre la sabiduría y la necedad

La sabiduría construyó su casa,
la adornó con siete columnas;
mató animales para el banquete,
preparó un vino especial,
puso la mesa
y envió a sus criadas a gritar
desde lo alto de la ciudad:
«¡Vengan acá, jóvenes inexpertos!»
Mandó a decir a los imprudentes:
«Vengan a comer de mi pan
y a beber del vino que he preparado.
Dejen de ser imprudentes, y vivirán;
condúzcanse como gente inteligente.»

Corrige al insolente y malvado,
y sólo lograrás que te insulte y ofenda.

Reprende al insolente y te ganarás su odio;
corrige al sabio y te ganarás su aprecio.

Dale al sabio y se hará más sabio;
enseña al hombre bueno y aumentará su saber.

10 La sabiduría comienza por honrar al Señor;
conocer al Santísimo es tener inteligencia.

11 Gracias a la sabiduría, vivirás mucho tiempo
y aumentarán los años de tu vida.
12 Si eres sabio, tuyo será el provecho;
si eres insolente, tuya será la responsabilidad.

13 La necedad es como una mujer chismosa,
tonta e ignorante.
14 Se sienta en una silla, a las puertas de su casa,
en la parte más alta de la ciudad,
15 y llama a los caminantes
que van por buen camino:
16 «¡Vengan acá, jóvenes inexpertos!»
Manda a decir a los imprudentes:
17 «El agua robada es más sabrosa;
el pan comido a escondidas sabe mejor.»
18 Pero ellos no saben que sus invitados
son ahora sombras en el reino de la muerte.

Primera colección de dichos de Salomón

10 Dichos de Salomón:

El hijo sabio alegra a sus padres;
el hijo necio los hace sufrir.

Las riquezas mal habidas no son de provecho,
pero la honradez libra de la muerte.

El Señor no deja con hambre al que es bueno,
pero impide al malvado calmar su apetito.

Poco trabajo, pobreza;
mucho trabajo, riqueza.

Cosechar en verano es de sabios;
dormirse en la cosecha es de descarados.

Sobre el hombre bueno llueven bendiciones,
pero al malvado lo ahoga la violencia.

Al hombre bueno se le recuerda con bendiciones;
al malvado, muy pronto se le olvida.

El que es sabio acepta mandatos;
el que dice necedades acaba en la ruina.

El que nada debe, nada teme;
el que mal anda, mal acaba.

10 El que guiña el ojo acarrea grandes males;
el que dice necedades acaba en la ruina.

11 Las palabras del justo son fuente de vida,
pero al malvado lo ahoga la violencia.

12 El odio provoca peleas,
pero el amor perdona todas las faltas.

13 En labios del sabio hay sabiduría;
para el imprudente, un garrotazo en la espalda.

14 Los sabios se reservan sus conocimientos,
mas cuando los necios hablan, el peligro amenaza.

15 La defensa del rico es su riqueza;
la ruina del pobre, su pobreza.

16 La recompensa del justo es la vida;
la cosecha del malvado es el pecado.

17 El que atiende la corrección va camino a la vida;
el que la desatiende, va camino a la perdición.

18 Es de mentirosos disimular el odio,
y es de necios divulgar chismes.

19 El que mucho habla, mucho yerra;
callar a tiempo es de sabios.

20 Plata fina es la lengua del justo;
la mente del malo no vale nada.

21 Los labios del justo instruyen a muchos,
pero el necio muere por su imprudencia.

22 La bendición del Señor es riqueza
que no trae dolores consigo.

23 El necio goza cometiendo infamias;
el sabio goza con la sabiduría.

24 Lo que más teme el malvado, eso le sucede,
pero al justo se le cumplen sus deseos.

25 Pasa el huracán y el malvado desaparece,
pero el justo permanece para siempre.

26 El perezoso es, para el que lo envía,
como el vinagre a los dientes o el humo a los ojos.

27 El honrar al Señor alarga la vida,
pero a los malvados se les acorta.

28 Para los justos, el porvenir es alegre;
para los malvados, ruinoso.

29 El Señor protege a los que hacen bien,
pero destruye a los que hacen mal.

30 Jamás el justo fracasará,
pero el malvado no permanecerá en la tierra.

31 De los labios del justo brota sabiduría,
pero al perverso le cortarán la lengua.

32 El justo dice cosas agradables;
el malvado, sólo cosas perversas.

11 El Señor reprueba las balanzas falsas
y aprueba las pesas exactas.

El orgullo acarrea deshonra;
la sabiduría está con los humildes.

A los hombres rectos los guía su rectitud;
a los hombres falsos los destruye su falsedad.

De nada servirán las riquezas el día del juicio,
pero la justicia libra de la muerte.

La justicia endereza el camino del justo,
pero el malvado cae por su propia maldad.

La justicia libera a los hombres rectos,
pero la codicia aprisiona a los traidores.

Cuando el malvado muere,
mueren con él sus esperanzas e ilusiones.

Dios libra de la angustia al justo,
y en su lugar pone al malvado.

Las palabras del malvado destruyen a sus semejantes,
pero la inteligencia del justo los salva.

10 Cuando los justos prosperan, la ciudad se alegra;
cuando los malvados mueren, salta de alegría.

11 Con la bendición de los justos se construye una ciudad,
pero las palabras de los malvados la destruyen.

12 El imprudente habla mal de su amigo;
el prudente guarda silencio.

13 El chismoso todo lo cuenta;
la persona digna de confianza guarda el secreto.

14 Si no hay buen gobierno, la nación fracasa;
el triunfo depende de los muchos consejeros.

15 Mal resulta salir fiador de un extraño;
el que evita dar fianzas vive tranquilo.

16 La mujer agraciada recibe honores,
y el hombre audaz obtiene riquezas.

17 El que es compasivo se hace bien a sí mismo,
pero el que es cruel provoca su propio mal.

18 El malvado recibe una paga engañosa;
el que actúa con justicia, recompensa efectiva.

19 Ir tras la justicia conduce a la vida,
pero ir tras la maldad conduce a la muerte.

20 El Señor aborrece a los que tienen mente perversa,
pero mira con agrado a los de conducta intachable.

21 Ciertamente el malvado no quedará sin castigo,
pero los justos saldrán bien librados.

22 Anillo de oro en hocico de cerdo
es la mujer bella de poco cerebro.

23 El deseo de los justos siempre resulta bien;
el capricho de los malvados sólo provoca enojo.

24 Hay gente desprendida que recibe más de lo que da,
y gente tacaña que acaba en la pobreza.

25 El que es generoso, prospera;
el que da, también recibe.

26 Al que acapara trigo, la gente lo maldice;
al que lo vende, lo bendice.

27 El que anda tras el bien, busca ser aprobado;
al que anda tras el mal, mal le irá.

28 El que confía en sus riquezas, caerá como hoja seca,
pero los justos reverdecerán como las ramas.

29 Al que descuida su casa, nada le queda;
el necio siempre será esclavo del sabio.

30 La justicia da vida,
la violencia la quita.

31 Si el justo recibe su paga aquí en la tierra,
¡con cuánta más razón el malvado y el pecador!

12 Amar la disciplina es amar el saber;
odiar la reprensión es ser ignorante.

Al hombre bueno el Señor lo aprueba,
y al pícaro lo condena.

El mal no es base firme para nadie;
los justos tienen raíz permanente.

La mujer ejemplar hace de su marido un rey,
pero la mala esposa lo destruye por completo.

Los hombres justos piensan en la justicia;
los malvados, sólo en el engaño.

Las palabras del malvado son una trampa mortal;
las del hombre justo, salvación.

Los malvados caen, y ése es su fin,
pero la casa de los justos queda en pie.

Al hombre se le alaba según su inteligencia,
pero el tonto sólo merece desprecio.

Más vale menospreciado pero servido,
que reverenciado pero mal comido.

10 El justo sabe que sus animales sienten,
pero el malvado nada entiende de compasión.

11 El que trabaja su tierra tiene abundancia de pan;
el imprudente se ocupa en cosas sin provecho.

12 Los malos deseos son la red de los malvados;
la raíz de los justos es permanente.

13 El malvado se enreda en sus propias mentiras,
pero el hombre justo sale bien del apuro.

14 Cada uno recoge el fruto de lo que dice
y recibe el pago de lo que hace.

15 El necio cree que todo lo que hace está bien,
pero el sabio atiende los consejos.

16 El necio muestra en seguida su enojo;
el prudente pasa por alto la ofensa.

17 El testigo verdadero declara la verdad;
el testigo falso afirma mentiras.

18 Hay quienes hieren con sus palabras,
pero hablan los sabios y dan el alivio.

19 El que dice la verdad permanece para siempre,
pero el mentiroso, sólo un instante.

20 En los planes de los malvados hay mentira;
en los consejos del hombre de paz, alegría.

21 El hombre justo jamás sufrirá ningún mal,
pero el malvado recibirá todos los males juntos.

22 El Señor aborrece a los mentirosos,
pero mira con agrado a los que actúan con verdad.

23 El inteligente no hace alarde de su saber,
pero el necio hace gala de su estupidez.

24 El que trabaja, dominará;
el perezoso será dominado.

25 La angustia deprime al hombre;
la palabra amable lo alegra.

26 El justo sirve de guía a su prójimo,
pero los malvados pierden el camino.

27 El cazador perezoso no alcanza presa,
pero el diligente alcanza grandes riquezas.

28 El camino de la justicia lleva a la vida;
el de la imprudencia lleva a la muerte.

13 El hijo sabio acepta la corrección del padre;
el insolente no hace caso de reprensiones.

Cada uno recoge el fruto de lo que dice,
pero los traidores tienen hambre de violencia.

Cuidar las palabras es cuidarse uno mismo;
el que habla mucho se arruina solo.

El perezoso desea y no consigue;
el que trabaja, prospera.

El hombre justo odia la mentira;
el malvado es motivo de vergüenza y deshonra.

La rectitud protege al hombre intachable;
la maldad destruye al pecador.

Hay quienes no tienen nada y presumen de ricos,
y hay quienes todo lo tienen y aparentan ser pobres.

La riqueza del rico le salva la vida;
el pobre jamás escucha amenazas.

Los justos son como una luz brillante;
los malvados, como lámpara que se apaga.

10 El orgullo sólo provoca peleas;
la sabiduría está con los humildes.

11 La riqueza ilusoria, disminuye;
el que la junta poco a poco, la aumenta.

12 Esperanza frustrada, corazón afligido,
pero el deseo cumplido es como un árbol de vida.

13 El que desatiende una orden, lo lamentará;
el que respeta el mandato será recompensado.

14 La enseñanza del sabio es fuente de vida
y libra de los lazos de la muerte.

15 El buen juicio se gana el aprecio,
pero los traidores marchan a su ruina.

16 El que es prudente actúa con inteligencia,
pero el necio hace gala de su necedad.

17 El mensajero malvado acarrea problemas,
pero el mensajero fiel los alivia.

18 Pobreza y deshonra tendrá quien desprecia el consejo;
grandes honores, quien atiende la corrección.

19 El deseo cumplido es causa de alegría.
Los necios no soportan alejarse del mal.

20 Júntate con sabios y obtendrás sabiduría;
júntate con necios y te echarás a perder.

21 Los pecadores son perseguidos por el mal;
los justos, recompensados con el bien.

22 El hombre bueno deja herencia a sus nietos;
el pecador amasa fortunas que serán del justo.

23 En el campo del pobre hay comida abundante,
pero mucho se pierde donde no hay justicia.

24 Quien no corrige a su hijo, no lo quiere;
el que lo ama, lo corrige.

25 El justo come hasta estar satisfecho,
pero el malvado se queda con hambre.

14 La mujer sabia construye su casa;
la necia, con sus propias manos la destruye.

El de recta conducta honra al Señor;
el de conducta torcida lo desprecia.

De la boca del necio brota el orgullo;
de los labios del sabio, su protección.

Cuando no hay bueyes, el trigo falta;
con la fuerza del buey, la cosecha aumenta.

El testigo verdadero no miente;
el testigo falso dice mentiras.

El insolente busca sabiduría y no la encuentra;
para el inteligente, el saber es cosa fácil.

Aléjate del necio,
pues de sus labios no obtendrás conocimiento.

La sabiduría hace al sabio entender su conducta,
pero al necio lo engaña su propia necedad.

Los necios se burlan de sus culpas,
pero entre los hombres honrados hay buena voluntad.

10 El corazón conoce sus propias amarguras,
y no comparte sus alegrías con ningún extraño.

11 La casa de los malvados será destruida;
la de los hombres honrados prosperará.

12 Hay caminos que parecen derechos,
pero al final de ellos está la muerte.

13 Hasta de reírse duele el corazón,
y al final la alegría acaba en llanto.

14 El necio está satisfecho de su conducta;
el hombre bueno lo está de sus acciones.

15 El imprudente cree todo lo que le dicen;
el prudente se fija por dónde anda.

16 El sabio teme al mal y se aparta de él,
pero al necio nada parece importarle.

17 El que es impulsivo actúa sin pensar;
el que es reflexivo mantiene la calma.

18 Los imprudentes son herederos de la necedad;
los prudentes se rodean de conocimientos.

19 Los malvados se inclinarán ante los buenos;
los malos suplicarán a las puertas de los justos.

20 Al pobre, hasta sus propios amigos lo odian;
al rico le sobran amigos.

21 El que desprecia a su amigo comete un pecado,
pero ¡feliz aquel que se compadece del pobre!

22 Los que buscan hacer lo malo, pierden el camino;
los que buscan hacer lo bueno son objeto de amor y lealtad.

23 De todo esfuerzo se saca provecho;
del mucho hablar, sólo miseria.

24 La corona del sabio es su inteligencia;
la de los necios, su necedad.

25 El testigo verdadero salva a otros la vida;
el testigo falso es causa de muerte.

26 El honrar al Señor es una firme esperanza
que da seguridad a los hijos.

27 El honrar al Señor es fuente de vida
que libra de los lazos de la muerte.

28 Gobernar a muchos es una honra para el rey;
gobernar a pocos es su ruina.

29 Ser paciente es muestra de mucha inteligencia;
ser impaciente es muestra de gran estupidez.

30 La mente tranquila es vida para el cuerpo,
pero la envidia corroe hasta los huesos.

31 Ofende a su Creador quien oprime al pobre,
pero lo honra quien le tiene compasión.

32 Al malvado lo arruina su propia maldad;
al hombre honrado lo protege su honradez.

33 La sabiduría habita en mentes que razonan,
pero entre los necios es desconocida.

34 La justicia es el orgullo de una nación;
el pecado es su vergüenza.

35 El siervo capaz se gana el favor del rey,
pero el incapaz se gana su enojo.

15 La respuesta amable calma el enojo;
la respuesta violenta lo excita más.

De la lengua de los sabios brota sabiduría;
de la boca de los necios, necedades.

El Señor está en todo lugar
vigilando a los buenos y a los malos.

La lengua amable es un árbol de vida;
la lengua perversa hace daño al espíritu.

El necio desprecia la corrección de su padre;
el que la atiende, demuestra inteligencia.

Gran abundancia hay en casa del hombre honrado,
pero al malvado no le aprovechan sus ganancias.

Los sabios esparcen sabiduría con sus labios;
los necios, con su mente, hacen todo lo contrario.

El Señor no soporta las ofrendas de los malvados,
pero recibe con agrado la oración de los justos.

El Señor no soporta la conducta de los malvados,
pero ama a quien vive una vida recta.

10 Al que deja el buen camino se le corrige con dureza;
el que odia la reprensión, morirá.

11 Si a la vista del Señor están la muerte y el sepulcro,
¡con mayor razón los pensamientos de los hombres!

12 El insolente no ama al que le reprende,
ni busca la compañía de los sabios.

13 Corazón alegre, cara feliz;
corazón enfermo, semblante triste.

14 La mente inteligente busca el saber,
pero los necios se alimentan de necedades.

15 Para quien está afligido, todos los días son malos;
para quien está contento, son una fiesta constante.

16 Más vale ser pobre y honrar al Señor,
que ser rico y vivir angustiado.

17 Más vale comer verduras con amor,
que carne de res con odio.

18 El que es impulsivo provoca peleas;
el que es paciente las apacigua.

19 Para el perezoso, el camino está lleno de espinas;
para el hombre recto, el camino es amplia calzada.

20 El hijo sabio alegra a sus padres;
el hijo necio los menosprecia.

21 El imprudente goza con su necedad;
el inteligente corrige sus propios pasos.

22 Cuando no hay consulta, los planes fracasan;
el éxito depende de los muchos consejeros.

23 ¡Qué grato es hallar la respuesta apropiada,
y aún más cuando es oportuna!

24 El camino de la vida va cuesta arriba,
y libra al sabio de bajar al sepulcro.

25 El Señor destruye la casa del orgulloso,
pero mantiene invariable la propiedad de la viuda.

26 El Señor no soporta los planes malvados,
pero le agradan las palabras sin malicia.

27 El que se da a la codicia arruina su propia casa,
pero el que rechaza el soborno, vivirá.

28 El hombre justo piensa lo que ha de responder,
pero el malvado lanza maldad por la boca.

29 El Señor se aleja de los malvados,
pero atiende a la oración de los justos.

30 Los ojos radiantes alegran el corazón;
las buenas noticias dan nuevas fuerzas.

31 El que atiende a la reprensión que da vida,
tendrá un lugar entre los sabios.

32 El que desprecia la corrección no se aprecia a sí mismo;
el que atiende a la reprensión adquiere entendimiento.

33 El honrar al Señor instruye en la sabiduría;
para recibir honores, primero hay que ser humilde.

16 Los planes son del hombre;
la palabra final la tiene el Señor.

Al hombre le parece bueno todo lo que hace,
pero el Señor es quien juzga las intenciones.

Pon tus actos en las manos del Señor
y tus planes se realizarán.

El Señor lo ha creado todo con un propósito:
aun al hombre malvado para el día del castigo.

El Señor no soporta a los orgullosos;
tarde o temprano tendrán su castigo.

Con amor y verdad se perdona el pecado;
honrando al Señor se aleja uno del mal.

Cuando al Señor le agrada la conducta de un hombre,
hasta a sus enemigos los pone en paz con él.

Vale más lo poco ganado honradamente,
que lo mucho ganado en forma injusta.

Al hombre le toca hacer planes,
y al Señor dirigir sus pasos.

10 El rey habla de parte de Dios
y no dicta sentencias injustas.

11 Pesas y medidas caen bajo el juicio del Señor;
todas las pesas han sido creadas por él.

12 Los reyes reprueban las malas acciones,
porque el trono se basa en la justicia.

13 Los reyes aman y ven con agrado
a quien habla con honradez y sinceridad.

14 La ira del rey es mensajera de muerte,
y es de sabios procurar calmarla.

15 La alegría del rey es promesa de vida,
y su buena voluntad es como nube de lluvia.

16 Más vale adquirir sabiduría que oro;
más vale entendimiento que plata.

17 La norma de los justos es apartarse del mal;
cuidar la propia conducta es cuidarse uno mismo.

18 Tras el orgullo viene el fracaso;
tras la altanería, la caída.

19 Más vale humillarse con los pobres
que hacerse rico con los orgullosos.

20 Al que bien administra, bien le va;
¡feliz aquel que confía en el Señor!

21 Al que piensa sabiamente, se le llama inteligente;
las palabras amables convencen mejor.

22 Tener buen juicio es tener una fuente de vida;
instruir a los necios es también necedad.

23 El que piensa sabiamente, se sabe expresar,
y sus palabras convencen mejor.

24 Las palabras dulces son un panal de miel:
endulzan el ánimo y dan nuevas fuerzas.

25 Hay caminos que parecen derechos,
pero al final de ellos está la muerte.

26 El apetito del que trabaja lo impulsa a trabajar;
el hambre que siente lo empuja a ello.

27 El malvado es un horno de maldad;
¡aun sus palabras parecen llamas de fuego!

28 El perverso provoca peleas;
el chismoso es causa de enemistades.

29 El violento engaña a su amigo
y lo desvía por el mal camino.

30 Guiña los ojos quien piensa hacer lo malo;
se muerde los labios quien ya lo ha cometido.

31 Las canas son una digna corona,
ganada por una conducta honrada.

32 Más vale ser paciente que valiente;
más vale vencerse uno mismo que conquistar ciudades.

33 El hombre echa las suertes,
pero el Señor es quien lo decide todo.

17 Más vale comer pan duro y vivir en paz
que tener muchas fiestas y vivir peleando.

El siervo capaz llega a ser amo del hijo indigno,
y tiene parte en la herencia como los otros hermanos.

El oro y la plata, el fuego los prueba;
los pensamientos los prueba el Señor.

El malvado y el mentiroso
hacen caso de las malas lenguas.

El que se burla del pobre ofende a su Creador;
el que se alegra de su desgracia no quedará sin castigo.

La corona de los ancianos son sus nietos;
el orgullo de los hijos son sus padres.

Ni al tonto le sienta bien el hablar con elegancia,
ni al hombre respetable el hablar con engaños.

El que practica el soborno cree tener poderes mágicos,
pues alcanza el éxito en todo lo que emprende.

Quien pasa por alto la ofensa, crea lazos de amor;
quien insiste en ella, aleja al amigo.

10 Cala más un regaño en el entendido
que cien azotes en el necio.

11 El revoltoso sólo busca pelea,
pero le enviarán un mensajero cruel.

12 Vale más toparse con una osa furiosa
que con un necio empeñado en algo.

13 Jamás el mal se apartará de la casa
del que paga mal por bien.

14 Río desbordado es el pleito que se inicia;
vale más retirarse que complicarse en él.

15 Perdonar al culpable y condenar al inocente
son dos cosas que no soporta el Señor.

16 ¿Por qué viene el necio, dinero en mano,
a comprar sabiduría, si no tiene entendimiento?

17 Un amigo es siempre afectuoso,
y en tiempos de angustia es como un hermano.

18 El imprudente da fianza por su amigo
y se hace responsable de él.

19 Al que le gusta ofender, le gusta pelear;
el fanfarrón provoca su propia ruina.

20 Jamás la mente perversa se encontrará con el bien;
la lengua embustera caerá en la desgracia.

21 Ser padre de un necio trae sólo dolor;
ser padre de un tonto no es ninguna alegría.

22 Buen remedio es el corazón alegre,
pero el ánimo triste resta energías.

23 El malvado acepta soborno en secreto,
para torcer el curso de la justicia.

24 La sabiduría es la meta del inteligente,
pero el necio no tiene meta fija.

25 El hijo necio es para sus padres
motivo de enojo y amargura.

26 No está bien multar al inocente
ni azotar al hombre honorable.

27 Es de sabios hablar poco,
y de inteligentes mantener la calma.

28 Hasta el necio pasa por sabio e inteligente
cuando se calla y guarda silencio.

18 El egoísta sólo busca su interés,
y se opone a todo buen consejo.

El necio no tiene deseos de aprender;
sólo le importa presumir de lo que sabe.

Con la maldad viene la vergüenza;
con el orgullo, la deshonra.

Las palabras del hombre son aguas profundas,
río que corre, pozo de sabiduría.

No está bien que los jueces favorezcan al culpable
y le nieguen sus derechos al inocente.

Con sus labios, el necio se mete en líos;
con sus palabras se busca buenos azotes.

Las palabras del necio son su propia ruina;
con sus labios se echa la soga al cuello.

Los chismes son como golosinas,
pero calan hasta lo más profundo.

Los perezosos y los destructores
¡hasta hermanos resultan!

10 El nombre del Señor es una torre poderosa
a la que acuden los justos en busca de protección.

11 El rico cree que sus riquezas
son una ciudad protegida por altos muros.

12 Tras el orgullo viene el fracaso;
tras la humildad, la prosperidad.

13 Es una necedad y una vergüenza
responder antes de escuchar.

14 Al enfermo lo levanta su ánimo,
pero al ánimo decaído, ¿quién podrá levantarlo?

15 Los sabios e inteligentes
adquieren los conocimientos que buscan.

16 Con un regalo se abren todas las puertas
y se llega hasta la gente importante.

17 El primero en defenderse parece tener la razón,
pero llega su contrario y lo desmiente.

18 El juicio divino pone fin a los pleitos
y separa a las partes en pugna.

19 Más se cierra el hermano ofendido
que una ciudad amurallada.
Los pleitos separan
como las rejas de un palacio.

20 Cada uno comerá hasta el cansancio
del fruto de sus palabras.

21 La vida y la muerte dependen de la lengua;
los que hablan mucho sufrirán las consecuencias.

22 Encontrar esposa es encontrar lo mejor:
es recibir una muestra del favor de Dios.

23 El pobre habla con ruegos;
el rico responde con altanería.

24 Algunas amistades se rompen fácilmente,
pero hay amigos más fieles que un hermano.

19 Más vale ser pobre y honrado,
que necio y calumniador.

No es bueno el afán sin reflexión;
las muchas prisas provocan errores.

La necedad del hombre le hace perder el camino,
y luego el hombre le echa la culpa al Señor.

La riqueza atrae multitud de amigos,
pero el pobre hasta sus amigos pierde.

El testigo falso no quedará sin castigo;
el mentiroso no saldrá bien librado.

Al que es dadivoso y desprendido,
todo el mundo lo busca y se hace su amigo.

Si al pobre hasta sus hermanos lo desprecian,
con mayor razón sus amigos se alejarán de él.

El que aprende y pone en práctica lo aprendido,
se estima a sí mismo y prospera.

El testigo falso no quedará sin castigo;
al mentiroso le espera la muerte.

10 No es propio del necio hacer derroche de lujos,
ni mucho menos del esclavo gobernar a grandes señores.

11 La prudencia consiste en refrenar el enojo,
y la honra, en pasar por alto la ofensa.

12 La ira del rey es como el rugido del león,
pero su buena voluntad es como rocío sobre la hierba.

13 Un hijo necio hace sufrir a su padre.

Como gotera constante es la mujer pendenciera.

14 De los padres se reciben casa y riquezas;
del Señor, la esposa inteligente.

15 La pereza hace dormir profundamente,
y el perezoso habrá de pasar hambre.

16 El que cumple el mandamiento protege su vida;
el que desprecia la enseñanza del Señor, muere.

17 Un préstamo al pobre es un préstamo al Señor,
y el Señor mismo pagará la deuda.

18 Corrige a tu hijo mientras aún pueda ser corregido,
pero procura no matarlo a causa del castigo.

19 El que mucho se enoja, recibe su merecido;
librarlo del castigo es empeorar las cosas.

20 Atiende al consejo y acepta la corrección;
así llegarás a ser sabio.

21 El hombre hace muchos planes,
pero sólo se realiza el propósito divino.

22 Lo que se quiere del hombre es lealtad;
más vale ser pobre que tramposo.

23 La reverencia al Señor conduce a la vida;
uno vive contento y sin sufrir ningún mal.

24 El perezoso mete la mano en el plato,
pero no es capaz ni de llevársela a la boca.

25 Del castigo al insolente, el imprudente aprende;
el sabio aprende con la sola corrección.

26 Maltratar al padre y echar de la casa a la madre
son actos vergonzosos y reprobables en un hijo.

27 Hijo mío, si dejas de atender a la reprensión
te apartarás de los buenos consejos.

28 El testigo falso se burla de la justicia;
el malvado lanza maldad por la boca.

29 Listas están las varas para los insolentes;
los buenos azotes para la espalda de los necios.

20 El vino hace insolente al hombre;
las bebidas fuertes lo alborotan;
bajo sus efectos nadie actúa sabiamente.

Un rey furioso es como un león rugiente;
quien lo provoca, pone su vida en peligro.

Es honra del hombre evitar discusiones,
mas cualquier necio puede iniciarlas.

Cuando es tiempo de arar, el perezoso no ara;
pero al llegar la cosecha, buscará y no encontrará.

Las intenciones secretas son como aguas profundas,
pero el que es inteligente sabe descubrirlas.

Hay muchos que presumen de leales,
pero no se halla a nadie en quien se pueda confiar.

¡Felices los hijos que deja
quien ha vivido con rectitud y honradez!

Cuando el rey toma asiento en el tribunal,
le basta una sola mirada para barrer el mal.

Nadie puede decir: «Tengo puro el corazón,
estoy limpio de pecado.»

10 Pesas falsas y medidas con trampa
son dos cosas que el Señor aborrece.

11 Por sus acciones se conoce
si un joven se conduce con rectitud.

12 El oído para oír y el ojo para ver
fueron creados por el Señor.

13 No te entregues al sueño, o te quedarás pobre;
manténte despierto y tendrás pan de sobra.

14 «¡Que mala mercancía!», dice el comprador,
pero una vez comprada se felicita a sí mismo.

15 Vale más quien habla con sabiduría,
que todo el oro y las joyas del mundo.

16 Al que salga fiador por un extraño,
quítale la ropa y tómasela en prenda.

17 Al hombre le gusta alimentarse de mentiras,
aunque a la larga le resulte como bocado de tierra.

18 Los planes se afirman con un buen consejo;
la guerra se hace con una buena estrategia.

19 El chismoso no sabe guardar un secreto,
así que no te juntes con gente chismosa.

20 El que maldice a su padre o a su madre,
morirá en la más espantosa oscuridad.

21 Lo que al principio se adquiere fácilmente,
al final no es motivo de alegría.

22 Nunca hables de tomar venganza;
confía en el Señor, y él te hará triunfar.

23 El Señor aborrece el uso de pesas falsas;
las balanzas falsas son reprobables.

24 El Señor dirige los pasos del hombre;
nadie conoce su propio destino.

25 Es peligroso que el hombre le prometa algo a Dios
y que después reconsidere su promesa.

26 El rey sabio aleja de sí a los malvados
y los aplasta bajo una rueda.

27 El espíritu que Dios ha dado al hombre
es luz que alumbra lo más profundo de su ser.

28 El rey se mantiene seguro en su trono
cuando practica el amor y la verdad.

29 El orgullo de los jóvenes está en su fuerza;
la honra de los ancianos, en sus canas.

30 La maldad se cura con golpes y heridas;
los golpes hacen sanar la conciencia.

21 La mente del rey, en manos del Señor,
sigue, como los ríos, el curso que el Señor quiere.

Al hombre le parece bien todo lo que hace,
pero el Señor es quien juzga las intenciones.

Practica la rectitud y la justicia,
pues Dios prefiere eso a los sacrificios.

Ojos altivos, mente orgullosa;
la luz de los malvados es pecado.

Los planes bien meditados dan buen resultado;
los que se hacen a la ligera causan la ruina.

Las riquezas que se obtienen por medio de mentiras
son ilusión pasajera de los que buscan la muerte.

A los malvados los destruirá su propia violencia,
por no haber querido practicar la justicia.

La conducta del malvado es torcida e insegura;
las acciones del hombre honrado son limpias.

Más vale vivir en el borde de la azotea,
que en una amplia mansión con una mujer pendenciera.

10 El malvado sólo piensa en hacer el mal;
jamás mira con bondad a sus semejantes.

11 Del castigo al insolente, el imprudente aprende;
el sabio aprende con la sola explicación.

12 El Dios justo observa la casa del malvado,
y entrega a los malvados a la ruina.

13 El que no atiende a los ruegos del pobre
tampoco obtendrá respuesta cuando pida ayuda.

14 El regalo hecho con discreción
calma aun el enojo más fuerte.

15 Cuando se hace justicia, el justo se alegra,
y a los malhechores les llega la ruina.

16 El que no sigue una conducta prudente,
irá a parar entre los muertos.

17 El que se entrega al placer, el vino y los perfumes,
terminará en la pobreza.

18 El hombre falso y malvado
sufrirá en lugar del justo y honrado.

19 Vale más vivir en el desierto
que con una mujer irritable y pendenciera.

20 En casa del sabio hay riquezas y perfumes,
pero el necio gasta todo lo que tiene.

21 El que busca ser recto y leal,
encuentra vida y honor.

22 El sabio ataca una ciudad bien defendida,
y acaba con el poder en que ella confiaba.

23 El que tiene cuidado de lo que dice,
nunca se mete en aprietos.

24 Pedante, orgulloso e insolente se le llama
al que actúa con demasiada pedantería.

25 De deseos se muere el perezoso,
porque sus manos no quieren trabajar;
26 todo el día se lo pasa deseando.
El justo, en cambio, da sin tacañerías.

27 El Señor aborrece las ofrendas de los malvados,
porque las ofrecen con malas intenciones.

28 El testigo falso será destruido;
pero quien sabe escuchar, siempre podrá responder.

29 El malvado aparenta seguridad;
el honrado está seguro de su conducta.

30 Ante el Señor no hay sabiduría que valga,
ni inteligencia ni buenas ideas.

31 El hombre prepara el caballo para entrar en batalla,
pero el Señor es quien da la victoria.

22 Vale más tener buena fama y reputación,
que abundancia de oro y plata.

El rico y el pobre tienen algo en común:
a los dos los ha creado el Señor.

El prudente ve el peligro y lo evita;
el imprudente sigue adelante y sufre el daño.

La humildad y la reverencia al Señor
traen como premio riquezas, honores y vida.

El camino del malvado está lleno de trampas;
pero el que tiene cuidado de su propia vida, las evita.

Dale buena educación al niño de hoy,
y el viejo de mañana jamás la abandonará.

Entre los pobres, el rico es rey;
entre los deudores, el prestamista.

El que siembra maldad, cosechará calamidades;
¡el Señor lo destruirá con el cetro de su furia!

El que mira a otros con bondad, será bendecido
por compartir su pan con los pobres.

10 Despedido el insolente, se va la discordia
y se acaban los pleitos y las ofensas.

11 El rey aprecia al de corazón sincero,
y brinda su amistad al que habla con gracia.

12 El Señor vigila atentamente al sabio
y desmiente las afirmaciones del mentiroso.

13 Para no trabajar, el perezoso pretexta
que en la calle hay un león que lo quiere matar.

14 Los labios de la adúltera son un pozo profundo
donde caen los que el Señor maldice.

15 La necedad es parte de las ideas juveniles,
pero se quita cuando se corrige con golpes.

16 El que para enriquecerse oprime al pobre
o le da al rico, terminará en la pobreza.

Los treinta dichos de los sabios

17 Presta toda tu atención a los dichos de los sabios;
concéntrate en lo que te enseño.
18 Te agradará guardarlos en tu memoria
y poder repetirlos todos juntos.
19 Hoy te los hago saber
para que pongas tu confianza en el Señor.

20 Yo te he escrito treinta dichos
que contienen consejos y conocimientos,
21 para enseñarte a conocer la verdad,
para que puedas dar un fiel informe a quien te pregunte.

- 1 -

22 No abuses del pobre por ser pobre,
ni oprimas ante los jueces al indefenso,
23 pues el Señor saldrá en su defensa
y oprimirá a quienes los opriman.

- 2 -

24 No te hagas amigo ni compañero
de gente violenta y malhumorada,
25 no sea que aprendas sus malas costumbres
y te eches la soga al cuello.

- 3 -

26 Nunca te hagas responsable
de las deudas de otra persona,
27 pues si no tienes con qué pagar,
hasta la cama te quitarán.

- 4 -

28 No cambies de lugar los linderos
establecidos por tus antepasados.

- 5 -

29 El que hace bien su trabajo,
estará al servicio de reyes
y no de gente insignificante.

- 6 -

23 Cuando un gran señor te invite a comer,
piensa bien delante de quién te encuentras.
Aunque tengas mucha hambre,
controla tu apetito;
no codicies sus deliciosos manjares,
porque te puede estar engañando.

- 7 -

No te esfuerces por hacerte rico;
deja de preocuparte por eso.
Si te fijas bien, verás que no hay riquezas;
de pronto se van volando, como águilas,
como si les hubieran salido alas.

- 8 -

No te sientes a la mesa de un tacaño,
ni codicies sus deliciosos manjares,
que son como un pelo en la garganta:
él te invita a comer y beber,
pero no lo dice en serio;
vomitarás después lo que comiste
y de nada te habrán servido tus palabras amables.

- 9 -

No hables a oídos del necio,
pues se burlará de tus sabias palabras.

- 10 -

10 No cambies de lugar los linderos antiguos,
ni invadas el terreno de los huérfanos,
11 porque ellos tienen un poderoso libertador
que saldrá contra ti en su defensa.

- 11 -

12 Aplica tu mente y tus oídos
a la instrucción y a los conocimientos.

- 12 -

13 No dejes de corregir al joven,
que unos cuantos azotes no lo matarán;
14 por el contrario, si lo corriges,
lo librarás de la muerte.

- 13 -

15 Cuando alcances la sabiduría, hijo mío,
no habrá nadie más feliz que yo;
16 sentiré una profunda alegría
al oírte hablar como es debido.

- 14 -

17 No tengas envidia de los pecadores;
antes bien, honra siempre al Señor;
18 entonces tendrás un buen fin
y tu esperanza jamás será destruida.

- 15 -

19 Atiende bien, hijo mío, y aprende;
procura seguir el buen camino.
20 No te juntes con los borrachos
ni con los que comen demasiado,
21 pues los borrachos y los glotones acaban en la ruina,
y los perezosos se visten de harapos.

- 16 -

22 Atiende a tu padre, que te engendró;
no desprecies a tu madre cuando sea anciana.
23 Compra la verdad y la sabiduría,
la instrucción y el entendimiento, ¡y no los vendas!
24 El padre del hijo bueno y sabio
tiene razón para estar feliz y orgulloso;
25 ¡haz, pues, que tu padre y tu madre
se sientan felices y orgullosos!

- 17 -

26 Pon toda tu atención en mí, hijo mío,
y mira con buenos ojos mi ejemplo;
27 porque la mujer extraña, la prostituta, es como un pozo profundo y angosto;
28 se pone al acecho, como un ladrón,
y hace que muchos hombres se pierdan.

- 18 -

29 ¿Quién sufre? ¿Quién se queja?
¿Quién anda en pleitos y lamentos?
¿Quién es herido sin motivo?
¿Quién tiene turbia la mirada?
30 El que no abandona jamás el vino
y anda ensayando nuevas bebidas.
31 No te fijes en el vino.
¡Qué rojo se pone y cómo brilla en la copa!
¡Con qué suavidad se resbala!
32 Pero al final es como una serpiente
que muerde y causa dolor.
33 Te hará ver cosas extrañas,
y pensar y decir tonterías;
34 te hará sentir que estás en alta mar,
recostado en la punta del palo mayor,
35 y dirás:
«Me golpearon, y no lo sentí;
me azotaron, y no me di cuenta;
pero en cuanto me despierte
iré en busca de más vino.»

- 19 -

24 No tengas envidia de los malvados
ni ambiciones estar en su compañía,
porque sólo piensan en la violencia
y no hablan más que de hacer lo malo.

- 20 -

Con sabiduría se construye la casa,
y con inteligencia se ponen sus cimientos;
con conocimientos se llenan sus cuartos
de objetos valiosos y de buen gusto.

- 21 -

Vale más hombre sabio que hombre fuerte;
vale más el saber que el poder,
pues la guerra se hace con buenos planes
y la victoria depende de los muchos consejeros.

- 22 -

El necio no sabe qué decir ante el tribunal,
pues la sabiduría está fuera de su alcance.

- 23 -

Quien sólo piensa en hacer daño,
gana fama de malintencionado.
La intención del necio es el pecado;
¡no hay quien soporte al insolente!

- 24 -

10 Si te desanimas cuando estás en aprietos,
no son muchas las fuerzas que tienes.

- 25 -

11 Salva a los condenados a muerte;
libra del peligro a los que están por morir.
12 Pues aunque afirmes que no lo sabías,
el que juzga los motivos habrá de darse cuenta;
bien lo sabrá el que te vigila,
el que paga a cada uno según sus acciones.

- 26 -

13 Come, hijo mío, la dulce miel del panal;
prueba lo deliciosa que está.
14 Así de dulces te parecerán
la sabiduría y el conocimiento;
si los encuentras, tendrás un buen fin
y tu esperanza jamás será destruida.

- 27 -

15 No hagas planes malvados en contra del hombre honrado,
ni causes destrozos en la casa donde vive,
16 porque aunque caiga siete veces,
otras tantas se levantará;
pero los malvados se hundirán en la desgracia.

- 28 -

17 No te alegres ni hagas fiesta
por los tropiezos y caídas de tu enemigo,
18 porque al Señor no le agradará ver esto,
y entonces su enojo se apartará de él.

- 29 -

19 No te enojes por causa de los malvados
ni sientas envidia de los perversos,
20 porque el malvado no tendrá un buen fin:
¡el malvado se apagará como una lámpara!

- 30 -

21 Honra a Dios y al rey, hijo mío;
no te juntes con los enemigos,
22 porque su ruina llega en un instante
y nadie sabe el castigo que Dios y el rey pueden dar.

23 También éstos son dichos de los sabios:

No está bien que en los tribunales
se discrimine a nadie.
24 Al que declara inocente al culpable,
los pueblos lo maldicen y las naciones lo desprecian;
25 pero a quienes lo castigan, les va bien
y la gente los cubre de bendiciones.

26 El que da buenas respuestas
es como si diera un beso en los labios.

27 Arregla tus negocios en la calle
y realiza tus tareas en el campo,
y luego podrás construir tu casa.

28 No declares sin razón contra tu prójimo
ni hagas afirmaciones falsas.

29 No pienses jamás en vengarte,
haciéndole al otro lo mismo que él te hizo.

30 Pasé por el campo del perezoso
y por el viñedo del hombre falto de seso:
31 y lo que vi fue un terreno lleno de espinos,
con su cerca de piedras derrumbada.
32 Al ver esto, lo grabé en mi mente;
lo vi y aprendí esta lección:
33 mientras tú sueñas y cabeceas,
y te cruzas de brazos para dormir mejor,
34 la pobreza vendrá y te atacará
como un vagabundo armado.

Segunda colección de dichos de Salomón

25 También éstos son dichos de Salomón, copiados por gente al servicio de Ezequías, rey de Judá:

Es gloria de Dios tener secretos,
y honra de los reyes penetrar en ellos.

La altura del cielo,
la profundidad de la tierra
y los pensamientos de los reyes,
son cosas en las que no es posible penetrar.

Aparta de la plata las impurezas,
y el platero producirá una copa;
aparta del servicio del rey al malvado,
y su trono se afirmará en la justicia.

No te des importancia ante el rey,
ni tomes el lugar de la gente importante;
vale más que te inviten a subir allí,
que ser humillado ante los grandes señores.

Lo que veas con tus propios ojos
no lo lleves en seguida a los tribunales,
porque otro testigo puede desmentirte
y al final no sabrás qué hacer.

Defiéndete de quien te acuse,
pero no descubras el secreto ajeno;
10 pues alguien puede oírte y ponerte en vergüenza,
y tu mala fama será cosa sin remedio.

11 Las palabras en el momento oportuno
son como manzanas de oro incrustadas en plata.
12 Como un anillo y un collar del oro más fino,
es la sabia reprensión en quien sabe recibirla.

13 El mensajero fiel es para el que lo envía
cual frescura de nieve en día caluroso,
pues da nuevos ánimos a su señor.

14 Nubes y viento y nada de lluvia,
es quien presume de dar y nunca da nada.

15 La paciencia calma el enojo;
las palabras suaves rompen la resistencia.

16 Si encuentras miel, no comas más de la cuenta,
no sea que de mucho comer la vomites.
17 Si visitas a tu amigo, no lo hagas con frecuencia,
no sea que se canse de ti y llegue a odiarte.

18 Mazo, espada, flecha puntiaguda,
¡eso es quien declara en falso contra su amigo!

19 Confiar en un traidor en momentos de angustia
es como andar con una pierna rota
o comer con un diente picado.
20 Cantar canciones al corazón afligido
es como echar vinagre en la llaga
o quitarse la ropa en tiempo de frío.

21 Si tu enemigo tiene hambre, dale de comer;
y si tiene sed, dale de beber;
22 así harás que le arda la cara de vergüenza,
y el Señor te lo pagará.

23 Por el viento del norte viene la lluvia,
y por las malas lenguas las malas caras.

24 Más vale vivir en el borde de la azotea,
que en una amplia mansión con una mujer pendenciera.

25 Como agua fresca en garganta sedienta
así caen las buenas noticias de tierras lejanas.

26 Manantial de agua turbia y revuelta
es el inocente que tiembla ante el culpable.

27 No hace bien comer mucha miel,
pero es una honra investigar lo difícil.

28 Como ciudad sin muralla y expuesta al peligro,
así es quien no sabe dominar sus impulsos.

26 No le va bien la nieve al verano
ni la lluvia a la cosecha
ni los honores al necio.

Como gorrión perdido o golondrina sin nido,
la maldición sin motivo jamás llegará a su destino.

Al caballo hay que domarlo,
al asno hay que frenarlo
y al necio hay que azotarlo.

El que al necio no responde,
por necio no pasa.
El que al necio sabe responder,
como tal le hace parecer.

Confiar al necio un mensaje
es cortarse los pies y buscarse problemas.

No va lejos el cojo con sus piernas
ni el proverbio dicho por un necio.

Tan absurdo es atar la piedra a la honda
como dar honra a los necios.

Ni el borracho la espina siente,
ni el necio el proverbio entiende.

10 Arquero que apunta a todo el que pasa
es quien da al necio trabajo en su casa.

11 El perro vuelve a su vómito
y el necio a su necedad.

12 Más se puede esperar del necio
que de quien se cree muy sabio.

13 Para no trabajar, el perezoso pretexta
que en la calle hay un león al acecho.

14 La puerta gira en sus bisagras
y el perezoso gira en la cama.

15 El perezoso mete la mano en el plato,
pero luego es incapaz de llevársela a la boca.

16 El perezoso se cree más sabio
que siete personas que saben responder.

17 Meterse en pleitos ajenos
es agarrar a un perro por las orejas.

18 Como un loco que lanza
mortales flechas de fuego,
19 así es quien engaña a su amigo
y luego dice que todo era un juego.

20 Sin leña se apaga el fuego,
y sin chismes se acaba el pleito.

21 Para hacer brasas, el carbón;
para hacer fuego, la leña;
y para entablar pleitos, el pendenciero.

22 Los chismes son como golosinas,
pero calan hasta lo más profundo.

23 Baño de plata sobre olla de barro
son las palabras suaves que llevan mala intención.

24 El que odia, lo disimula cuando habla,
pero en su interior hace planes malvados.
25 No le creas si te habla con ternura,
pues su mente está llena de maldad;
26 aunque trate de ocultar su odio,
su maldad se descubrirá ante todos.

27 El que cava una fosa, en ella cae;
al que hace rodar una roca, la roca lo aplasta.

28 El mentiroso odia la verdad,
el de suaves palabras provoca el desorden.

27 No presumas del día de mañana,
pues no sabes lo que el mañana traerá.

Deja que sean otros los que te alaben;
no está bien que te alabes tú mismo.

Las piedras y la arena son pesadas,
pero más pesado es el enojo del necio.

La ira es cruel, y el enojo destructivo,
pero los celos son incontrolables.

Vale más reprender con franqueza
que amar en secreto.

Más se puede confiar en el amigo que hiere
que en el enemigo que besa.

El que está lleno, hasta la miel desprecia;
al que tiene hambre, hasta lo amargo le sabe dulce.

Como ave que vaga lejos de su nido
es el que anda lejos del lugar donde nació.

Para alegrar el corazón, buenos perfumes;
para endulzar el alma, un consejo de amigos.

10 Nunca abandones a tus amigos
ni a los amigos de tu padre.

Nunca vayas con tus problemas
a la casa de tu hermano.

Más vale vecino cercano
que hermano lejano.

11 Sé sabio, hijo mío, y me harás feliz;
así podré responder a los que me ofendan.

12 El prudente ve el peligro y lo evita;
el imprudente sigue adelante y sufre el daño.

13 Al que salga fiador por un extraño,
quítale la ropa y tómasela en prenda.

14 Saludar al amigo a gritos y de madrugada,
es para él lo mismo que insultarlo.

15 Lo mismo es una mujer pendenciera
que una gotera constante en tiempo de lluvia.
16 Querer detenerla es querer detener el viento
o retener el aceite en la mano.

17 El hierro se afila con hierro,
y el hombre con otro hombre.

18 El que cuida de la higuera come los higos;
el que cuida de su amo recibe honores.

19 Así como las caras se reflejan en el agua,
así también los hombres se reflejan en su mente.

20 La muerte, el sepulcro y la codicia del hombre
jamás quedan satisfechos.

21 Al oro y la plata, el fuego los prueba;
al hombre lo prueban las alabanzas.

22 Al necio no se le quita lo necio
ni aunque lo muelas y lo remuelas.

23 Manténte al tanto de tus ovejas,
preocúpate por tus rebaños,
24 pues ni riquezas ni coronas
duran eternamente.
25 Cuando el pasto aparezca, y brote el verdor,
y se recoja la hierba de los montes,
26 de tus corderos tendrás lana para vestirte,
de tus cabritos dinero para comprar terrenos
27 y de tus cabras leche abundante
para alimentarte tú y tu familia
y todos los que estén a tu servicio.

28 El malvado huye aunque nadie lo persiga,
pero los justos viven confiados como el león.

Cuando el país anda mal, los gobernantes aumentan,
pero el buen dirigente sabe mantener el orden.

El malvado que oprime a los pobres
es como fuerte lluvia que destruye las cosechas.

Los que se apartan de la ley alaban al malvado;
los que la cumplen están en contra de él.

Los malvados no entienden nada de la justicia,
pero los que recurren al Señor lo entienden todo.

Más vale ser pobre y honrado
que rico y malintencionado.

El que cumple la ley de Dios es un hijo inteligente,
pero el que anda con glotones es la vergüenza de su padre.

El que amontona riquezas cobrando intereses,
las amontona para el que se compadece de los pobres.

Si alguno no quiere atender la ley de Dios,
tampoco Dios soportará sus oraciones.

10 El que lleva a los buenos por mal camino,
caerá en su propia trampa;
pero los hombres intachables recibirán lo mejor.

11 El rico se cree muy sabio,
pero el pobre e inteligente puede ponerlo a prueba.

12 Cuando triunfan los justos, se hace gran fiesta;
cuando triunfan los malvados, la gente se esconde.

13 Al que disimula el pecado, no le irá bien;
pero el que lo confiesa y lo deja, será perdonado.

14 Feliz el hombre que honra siempre al Señor;
pero el terco caerá en la desgracia.

15 Igual que un león rugiente o un oso voraz
es el malvado que gobierna a un pueblo pobre.

16 El gobernante insensato aumenta la opresión;
pero el que no es codicioso tendrá larga vida.

17 El que ha cometido un asesinato
no parará hasta caer en la tumba:
¡que nadie intente detenerlo!

18 El hombre honrado será puesto a salvo,
pero el perverso caerá en la desgracia.

19 Al que cultiva su campo, hasta le sobra comida;
al que anda con ociosos, lo que le sobra es pobreza.

20 Quien es digno de confianza, será alabado;
quien tiene ansias de riquezas, no quedará sin castigo.

21 No está bien discriminar a nadie;
hasta por un pedazo de pan se puede pecar.

22 El ambicioso tiene prisa por ser rico,
y no sabe que sobre él vendrá la pobreza.

23 Con el tiempo, más se aprecia
al que critica que al que alaba.

24 Amigo de criminales
es quien roba a sus padres y alega que no ha pecado.

25 El que mucho ambiciona, provoca peleas;
pero el que confía en el Señor, prospera.

26 Sólo un necio confía en sus propias ideas;
el que actúa con sabiduría saldrá bien librado.

27 Al que ayuda al pobre, nada le faltará;
pero al que le niega su ayuda, mucho se le maldecirá.

28 Cuando triunfan los malvados, la gente se esconde;
cuando les llega su fin, predominan los justos.

29 El que se pone terco cuando lo reprenden,
pronto será destruido sin remedio.

Cuando predominan los justos, la gente se alegra;
cuando los malvados gobiernan, la gente sufre.

El hijo sabio hace feliz a su padre;
el que anda con prostitutas derrocha el dinero.

El rey que hace justicia, afirma a su país;
el que sólo exige impuestos, lo arruina.

El que siempre alaba a su amigo,
en realidad le está tendiendo una trampa.

La trampa del malvado son sus propios pecados;
pero el hombre honrado vive alegre y feliz.

El justo toma en cuenta los derechos del pobre,
pero al malvado nada le importa.

Los alborotadores agitan a una ciudad;
los sabios saben calmar los ánimos.

El sabio que entabla pleito contra un necio,
se enoja, recibe burlas y no arregla nada.

10 Los asesinos y desalmados
odian a muerte al hombre honrado.

11 El necio da rienda suelta a sus impulsos,
pero el sabio acaba por refrenarlos.

12 El gobernante que hace caso de mentiras
corrompe a todos sus servidores.

13 El oprimido y el opresor tienen algo en común:
el Señor les ha dado la vista a ambos.

14 El rey que gobierna a los pobres con lealtad,
afirma su trono para siempre.

15 A golpes y reprensiones se aprende,
pero el hijo consentido avergüenza a su madre.

16 Si los malvados abundan, abunda el pecado;
pero los hombres honrados los verán fracasar.

17 Corrige a tu hijo y te hará vivir tranquilo,
y te dará muchas satisfacciones.

18 Donde no hay dirección divina, no hay orden;
¡feliz el pueblo que cumple la ley de Dios!

19 Con palabras no se corrige al esclavo,
porque entiende pero no hace caso.

20 Más se puede esperar de un necio
que de quien habla sin pensar.

21 El que consiente a su esclavo desde pequeño,
al final tendrá que lamentarlo.

22 El que es violento e impulsivo,
provoca peleas y comete muchos errores.

23 Al que es orgulloso se le humilla,
pero al que es humilde se le honra.

24 El cómplice del ladrón es enemigo de sí mismo,
pues aunque oye maldiciones no confiesa.

25 El miedo a los hombres es una trampa,
pero el que confía en el Señor estará protegido.

26 Muchos buscan el favor del gobernante,
pero sólo el Señor hace justicia.

27 Los hombres honrados no soportan a los malvados,
y los malvados no soportan a los honrados.

30 Dichos de Agur, hijo de Jaqué de Masá. Agur habló a Itiel y a Ucal de la siguiente manera:

Soy el más estúpido de los hombres,
no hay en mí entendimiento humano.
No he adquirido sabiduría,
ni sé nada acerca del Santísimo.
¿Quién ha subido y bajado del cielo?
¿Quién puede contener el viento en su puño?
¿Quién envuelve al mar en su capa?
¿Quién estableció los límites de la tierra?
¡No me digas que sabes su nombre,
y aun el nombre de su hijo!

El Señor protege a los que en él confían;
todas sus promesas son dignas de confianza.
No añadas nada a lo que él diga;
de lo contrario, te puede reprender
y te hará quedar como mentiroso.

Sólo dos cosas te he pedido, oh Dios;
concédemelas antes de que muera:
aleja de mí la falsedad y la mentira,
y no me hagas rico ni pobre;
dame sólo el pan necesario,
porque si me sobra, podría renegar de ti
y decir que no te conozco;
y si me falta, podría robar
y ofender así tu divino nombre.

10 No hables mal del esclavo delante de su amo,
pues te puede maldecir y sufrirás las consecuencias.

11 Hay quienes maldicen a su padre
y no bendicen a su madre.
12 Hay quienes se creen muy limpios,
y no se han limpiado de sus impurezas.
13 Hay quienes se creen importantes,
y miran a otros con altanería.
14 Hay quienes tienen espadas en vez de dientes
y puñales en vez de muelas,
para acabar por completo
con la gente pobre del país.

15 Dos hijas tiene la sanguijuela,
que sólo saben pedir.

Hay tres cosas, y hasta cuatro,
que nunca se satisfacen:
16 el sepulcro,
la mujer estéril,
la tierra falta de agua
y el fuego insatisfecho.

17 El que mira a su padre con desprecio
y se burla de su madre anciana,
merece que los cuervos le saquen los ojos
y que las águilas lo devoren.

18 Hay tres cosas, y hasta cuatro,
que me asombran y no alcanzo a comprender:
19 el camino del águila en el cielo,
el camino de la víbora en las rocas,
el camino de un barco en alta mar
y el camino del hombre en la mujer.

20 La mujer infiel hace lo siguiente:
come, se limpia la boca
y afirma que no ha hecho nada malo.

21 Hay tres tipos de gente, y hasta cuatro,
que son insoportables y hacen temblar a un país:
22 el esclavo que llega a ser rey,
el tonto que tiene comida de sobra,
23 la mujer despreciada que encuentra marido
y la esclava que toma el lugar de su señora.

24 Hay cuatro animalitos en la tierra
que son más sabios que los sabios:
25 las hormigas, gran ejército sin fuerza
que asegura su comida en el verano;
26 los tejones, grupo no muy numeroso
que vive entre las peñas;
27 las langostas, que sin tener rey
marchan en orden perfecto;
28 las lagartijas, que caben en un puño
y llegan hasta el palacio del rey.

29 Hay tres valientes, y hasta cuatro,
que tienen un paso airoso:
30 el león, el animal más terrible,
que no huye ante nada ni ante nadie;
31 el gallo orgulloso, el macho cabrío
y el rey que marcha al frente de su ejército.

32 Si tontamente te has dado importancia
y has hecho planes malvados, ponte a pensar
33 que si bates la leche, obtendrás mantequilla,
si te suenas fuerte, te sangrará la nariz,
y si irritas a otro, acabarás en una pelea.

Dichos de Lemuel

31 Dichos del rey Lemuel de Masá, con los cuales su madre le dio instrucción:

Hijo mío, fruto de mis entrañas,
respuesta de Dios a mis ruegos,
¿qué más te puedo decir?
Que no gastes tu energía con mujeres,
pues por ellas los reyes se pierden.
Y no está bien, Lemuel, que reyes y gobernantes
beban vino y bebidas fuertes,
pues podrían olvidarse de la ley
y violar los derechos de los más humildes.

Deja el vino y las bebidas fuertes
para los decaídos y deprimidos;
¡que beban y no vuelvan a acordarse
de su pobreza y sufrimientos!

Levanta la voz por los que no tienen voz;
¡defiende a los indefensos!
Levanta la voz, y hazles justicia;
¡defiende a los pobres y a los humildes!
10 Mujer ejemplar no es fácil hallarla;
¡vale más que las piedras preciosas!
11 Su esposo confía plenamente en ella,
y nunca le faltan ganancias.
12 Brinda a su esposo grandes satisfacciones
todos los días de su vida.
13 Va en busca de lana y lino,
y con placer realiza labores manuales.
14 Cual si fuera un barco mercante,
trae de muy lejos sus provisiones.
15 Antes de amanecer se levanta
y da de comer a sus hijos y a sus criadas.
16 Inspecciona un terreno y lo compra,
y con sus ganancias planta viñedos.
17 Se reviste de fortaleza
y con ánimo se dispone a trabajar.
18 Cuida de que el negocio marche bien,
y de noche trabaja hasta tarde.
19 Con sus propias manos
hace hilados y tejidos.
20 Siempre les tiende la mano
a los pobres y necesitados.
21 No teme por su familia cuando nieva,
pues todos los suyos andan bien abrigados.
22 Ella misma hace sus colchas,
y se viste con las telas más finas.
23 Su esposo es bien conocido en la ciudad,
y se cuenta entre los más respetados del país.
24 Ella hace túnicas y cinturones,
y los vende a los comerciantes.
25 Se reviste de fuerza y dignidad,
y el día de mañana no le preocupa.
26 Habla siempre con sabiduría,
y da con amor sus enseñanzas.
27 Está atenta a la marcha de su casa,
y jamás come lo que no ha ganado.
28 Sus hijos y su esposo
la alaban y le dicen:
29 «Mujeres buenas hay muchas,
pero tú eres la mejor de todas.»
30 Los encantos son una mentira,
la belleza no es más que ilusión,
pero la mujer que honra al Señor
es digna de alabanza.
31 ¡Alábenla ante todo el pueblo!
¡Denle crédito por todo lo que ha hecho!