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137 Señor, tú eres justo;
rectos son tus decretos.
138 Todos tus mandatos
son justos y verdaderos.
139 Me consume el celo que siento por tus palabras,
pues mis enemigos se han olvidado de ellas.
140 Tu promesa ha pasado las más duras pruebas;
por eso la ama este siervo tuyo.
141 Humilde soy, y despreciado,
pero no me olvido de tus preceptos.
142 Tu justicia es siempre justa,
y tu enseñanza es la verdad.
143 Me he visto angustiado y en aprietos,
pero tus mandamientos me alegraron.
144 Tus mandatos son siempre justos;
¡dame entendimiento para que pueda yo vivir!

145 Señor, te llamo con todo el corazón;
¡respóndeme, pues quiero cumplir tus leyes!
146 A ti clamo, ayúdame
para que cumpla tus mandatos.
147 Antes de amanecer, me levanto a pedirte ayuda;
he puesto mi esperanza en tu promesa.
148 Antes de anochecer, mis ojos ya están velando
para meditar en tu promesa.
149 Oye mi voz, Señor, por tu amor;
dame vida, conforme a tu justicia.
150 Están cerca mis crueles perseguidores,
pero están lejos de tu enseñanza.
151 Tú, Señor, estás cerca,
y todos tus mandamientos son verdaderos.
152 Desde hace mucho conozco tus mandatos,
establecidos por ti eternamente.

153 Mira mi aflicción y líbrame,
pues no me he olvidado de tu enseñanza.
154 Defiende mi caso y rescátame;
¡dame vida, conforme a tu promesa!
155 Tu ayuda está lejos de los malvados,
porque no siguen tus leyes.
156 Señor, es muy grande tu ternura;
dame vida, conforme a tu justicia.
157 Muchos son mis enemigos y opresores,
pero yo no me aparto de tus mandatos.
158 No soporto a los traidores,
a los que no obedecen tus mandamientos.
159 Señor, mira cómo amo tus preceptos;
¡dame vida, por tu amor!
160 En tu palabra se resume la verdad;
eternos y justos son todos tus decretos.

161 Hombres poderosos me persiguen sin motivo,
pero mi corazón reverencia tus palabras.
162 Yo me siento feliz con tu promesa,
como quien se encuentra un gran tesoro.
163 Odio la mentira, no la soporto;
pero amo tu enseñanza.
164 A todas horas te alabo
por tus justos decretos.
165 Los que aman tu enseñanza gozan de mucha paz,
y nada los hace caer.
166 Señor, espero que me salves,
pues he puesto en práctica tus mandamientos.
167 Yo obedezco tus mandatos
y los amo de todo corazón.
168 Yo obedezco tus preceptos y mandatos;
¡tú conoces toda mi conducta!

169 Lleguen mis gritos, Señor, a tu presencia;
¡dame entendimiento, conforme a tu palabra!
170 Llegue mi oración a tu presencia;
¡líbrame, conforme a tu promesa!
171 Brote de mis labios la alabanza,
pues tú me has enseñado tus leyes.
172 Entonen mis labios un canto a tu promesa,
porque todos tus mandamientos son justos.
173 Esté lista tu mano a darme ayuda,
porque he preferido tus preceptos.
174 Señor, ¡deseo que me salves!
¡Yo me siento feliz con tu enseñanza!
175 Quiero vivir para alabarte;
que tu justicia me ayude.
176 Me he extraviado como una oveja; ¡ven en busca mía,
pues no me he olvidado de tus mandamientos!

Oración ante el peligro

(1a) Cántico de las subidas.

120 (1b) Cuando estoy angustiado, llamo al Señor,
y él me responde.
Señor, líbrame de los labios mentirosos
y de la lengua embustera.

¿Qué más puedes recibir, lengua embustera?
¡Flechas puntiagudas de guerrero!
¡Ardientes brasas de retama!

¡Pobre de mí, que vivo como extranjero en Mésec,
que he acampado entre las tiendas de Quedar!
Demasiado he vivido entre los que odian la paz;
¡cuando yo hablo de paz, ellos hablan de guerra!

El Señor es tu protector

(1a) Cántico de las subidas.

121 (1b) Al contemplar las montañas me pregunto:
«¿De dónde vendrá mi ayuda?»
Mi ayuda vendrá del Señor,
creador del cielo y de la tierra.

¡Nunca permitirá que resbales!
¡Nunca se dormirá el que te cuida!
No, él nunca duerme;
nunca duerme el que cuida de Israel.
El Señor es quien te cuida;
el Señor es quien te protege,
quien está junto a ti para ayudarte.
El sol no te hará daño de día,
ni la luna de noche.

El Señor te protege de todo peligro;
él protege tu vida.
El Señor te protege en todos tus caminos,
ahora y siempre.

Alabanzas a Jerusalén

(1a) Cántico de las subidas, de David.

122 (1b) ¡Qué alegría cuando me dicen:
«Vamos al templo del Señor»!
Jerusalén,
¡ya estamos dentro de tus puertas!
Jerusalén, ciudad construida
para que en ella se reúna la comunidad.
A ella vienen las tribus del Señor
para alabar su nombre,
como se le ordenó a Israel.
En ella están los tribunales de justicia,
los tribunales de la casa real de David.

Digan ustedes de corazón:
    «Que haya paz en ti, Jerusalén;
    que vivan tranquilos los que te aman.
    Que haya paz en tus murallas;
    que haya seguridad en tus palacios.»

Y ahora, por mis hermanos y amigos diré:
    «Que haya paz en ti.
    Por el templo del Señor nuestro Dios,
    procuraré tu bien.»

Oración de confianza en Dios

(1a) Cántico de las subidas.

123 (1b) Hacia ti, Señor, miro suplicante;
hacia ti, que reinas en el cielo.
Suplicantes miramos al Señor nuestro Dios,
como mira el criado la mano de su amo,
como mira la criada la mano de su ama,
esperando que él nos tenga compasión.
Ten compasión de nosotros, Señor;
ten compasión de nosotros,
pues ya no soportamos sus insultos.
¡Demasiado hemos sufrido
la burla de los ricos
y el desprecio de los orgullosos!

Tsade

137 Justo eres tú, oh Jehová,

Y rectos tus juicios.

138 Tus testimonios, que has recomendado,

Son rectos y muy fieles.

139 Mi celo me ha consumido,

Porque mis enemigos se olvidaron de tus palabras.

140 Sumamente pura es tu palabra,

Y la ama tu siervo.

141 Pequeño soy yo, y desechado,

Mas no me he olvidado de tus mandamientos.

142 Tu justicia es justicia eterna,

Y tu ley la verdad.

143 Aflicción y angustia se han apoderado de mí,

Mas tus mandamientos fueron mi delicia.

144 Justicia eterna son tus testimonios;

Dame entendimiento, y viviré.

Cof

145 Clamé con todo mi corazón; respóndeme, Jehová,

Y guardaré tus estatutos.

146 A ti clamé; sálvame,

Y guardaré tus testimonios.

147 Me anticipé al alba, y clamé;

Esperé en tu palabra.

148 Se anticiparon mis ojos a las vigilias de la noche,

Para meditar en tus mandatos.

149 Oye mi voz conforme a tu misericordia;

Oh Jehová, vivifícame conforme a tu juicio.

150 Se acercaron a la maldad los que me persiguen;

Se alejaron de tu ley.

151 Cercano estás tú, oh Jehová,

Y todos tus mandamientos son verdad.

152 Hace ya mucho que he entendido tus testimonios,

Que para siempre los has establecido.

Resh

153 Mira mi aflicción, y líbrame,

Porque de tu ley no me he olvidado.

154 Defiende mi causa, y redímeme;

Vivifícame con tu palabra.

155 Lejos está de los impíos la salvación,

Porque no buscan tus estatutos.

156 Muchas son tus misericordias, oh Jehová;

Vivifícame conforme a tus juicios.

157 Muchos son mis perseguidores y mis enemigos,

Mas de tus testimonios no me he apartado.

158 Veía a los prevaricadores, y me disgustaba,

Porque no guardaban tus palabras.

159 Mira, oh Jehová, que amo tus mandamientos;

Vivifícame conforme a tu misericordia.

160 La suma de tu palabra es verdad,

Y eterno es todo juicio de tu justicia.

Sin

161 Príncipes me han perseguido sin causa,

Pero mi corazón tuvo temor de tus palabras.

162 Me regocijo en tu palabra

Como el que halla muchos despojos.

163 La mentira aborrezco y abomino;

Tu ley amo.

164 Siete veces al día te alabo

A causa de tus justos juicios.

165 Mucha paz tienen los que aman tu ley,

Y no hay para ellos tropiezo.

166 Tu salvación he esperado, oh Jehová,

Y tus mandamientos he puesto por obra.

167 Mi alma ha guardado tus testimonios,

Y los he amado en gran manera.

168 He guardado tus mandamientos y tus testimonios,

Porque todos mis caminos están delante de ti.

Tau

169 Llegue mi clamor delante de ti, oh Jehová;

Dame entendimiento conforme a tu palabra.

170 Llegue mi oración delante de ti;

Líbrame conforme a tu dicho.

171 Mis labios rebosarán alabanza

Cuando me enseñes tus estatutos.

172 Hablará mi lengua tus dichos,

Porque todos tus mandamientos son justicia.

173 Esté tu mano pronta para socorrerme,

Porque tus mandamientos he escogido.

174 He deseado tu salvación, oh Jehová,

Y tu ley es mi delicia.

175 Viva mi alma y te alabe,

Y tus juicios me ayuden.

176 Yo anduve errante como oveja extraviada; busca a tu siervo,

Porque no me he olvidado de tus mandamientos.

Plegaria ante el peligro de la lengua engañosa

Cántico gradual.

120 A Jehová clamé estando en angustia,

Y él me respondió.

Libra mi alma, oh Jehová, del labio mentiroso,

Y de la lengua fraudulenta.

¿Qué te dará, o qué te aprovechará,

Oh lengua engañosa?

Agudas saetas de valiente,

Con brasas de enebro.

¡Ay de mí, que moro en Mesec,

Y habito entre las tiendas de Cedar!

Mucho tiempo ha morado mi alma

Con los que aborrecen la paz.

Yo soy pacífico;

Mas ellos, así que hablo, me hacen guerra.

Jehová es tu guardador

Cántico gradual.

121 Alzaré mis ojos a los montes;

¿De dónde vendrá mi socorro?

Mi socorro viene de Jehová,

Que hizo los cielos y la tierra.

No dará tu pie al resbaladero,

Ni se dormirá el que te guarda.

He aquí, no se adormecerá ni dormirá

El que guarda a Israel.

Jehová es tu guardador;

Jehová es tu sombra a tu mano derecha.

El sol no te fatigará de día,

Ni la luna de noche.

Jehová te guardará de todo mal;

Él guardará tu alma.

Jehová guardará tu salida y tu entrada

Desde ahora y para siempre.

Oración por la paz de Jerusalén

Cántico gradual; de David.

122 Yo me alegré con los que me decían:

A la casa de Jehová iremos.

Nuestros pies estuvieron

Dentro de tus puertas, oh Jerusalén.

Jerusalén, que se ha edificado

Como una ciudad que está bien unida entre sí.

Y allá subieron las tribus, las tribus de JAH,

Conforme al testimonio dado a Israel,

Para alabar el nombre de Jehová.

Porque allá están las sillas del juicio,

Los tronos de la casa de David.

Pedid por la paz de Jerusalén;

Sean prosperados los que te aman.

Sea la paz dentro de tus muros,

Y el descanso dentro de tus palacios.

Por amor de mis hermanos y mis compañeros

Diré yo: La paz sea contigo.

Por amor a la casa de Jehová nuestro Dios

Buscaré tu bien.

Plegaria pidiendo misericordia

Cántico gradual.

123 A ti alcé mis ojos,

A ti que habitas en los cielos.

He aquí, como los ojos de los siervos miran a la mano de sus señores,

Y como los ojos de la sierva a la mano de su señora,

Así nuestros ojos miran a Jehová nuestro Dios,

Hasta que tenga misericordia de nosotros.

Ten misericordia de nosotros, oh Jehová, ten misericordia de nosotros,

Porque estamos muy hastiados de menosprecio.

Hastiada está nuestra alma

Del escarnio de los que están en holgura,

Y del menosprecio de los soberbios.

Tsade

137 Señor, tú eres justo
    y tus leyes son justas.
138 Justos son los mandatos que has ordenado
    y muy dignos de confianza.
139 Mi celo me consume,
    porque mis adversarios pasan por alto tus palabras.
140 Tus promesas han superado muchas pruebas,
    por eso tu siervo las ama.
141 Soy insignificante y despreciado,
    pero no me olvido de tus preceptos.
142 Tu justicia es justicia eterna
    y tu Ley es la verdad.
143 Angustia y aflicción han caído sobre mí,
    pero tus mandamientos son mi regocijo.
144 Tus mandatos son siempre justos;
    dame entendimiento para poder vivir.

Qof

145 Con todo el corazón clamo a ti, Señor;
    respóndeme, y obedeceré tus estatutos.
146 A ti clamo: «¡Sálvame!»,
    y guardaré tus mandatos.
147 Muy de mañana me levanto a pedir ayuda;
    en tus palabras he puesto mi esperanza.
148 Mis ojos están abiertos en las vigilias de la noche,
    para meditar en tus promesas.
149 Conforme a tu gran amor, escucha mi voz;
    conforme a tus leyes, Señor, dame vida.
150 Ya se acercan mis crueles perseguidores,
    pero andan muy lejos de tu Ley.
151 Tú, Señor, también estás cerca,
    y todos tus mandamientos son verdad.
152 Desde hace mucho conozco tus mandatos,
    los cuales estableciste para siempre.

Resh

153 Considera mi aflicción, y líbrame,
    pues no me he olvidado de tu Ley.
154 Defiende mi causa y rescátame;
    dame vida conforme a tu promesa.
155 La salvación está lejos de los malvados,
    porque ellos no buscan tus estatutos.
156 Grande es, Señor, tu misericordia;
    dame vida conforme a tus leyes.
157 Muchos son mis adversarios y mis perseguidores,
    pero yo no me aparto de tus mandatos.
158 Me repugna mirar a esos traidores,
    porque no cumplen tus palabras.
159 Mira, Señor, cuánto amo tus preceptos;
    conforme a tu gran amor, dame vida.
160 La suma de tus palabras es la verdad;
    tus justas leyes permanecen para siempre.

Sin y Shin

161 Gobernantes me persiguen sin motivo,
    pero mi corazón se estremece ante tu palabra.
162 Yo me regocijo en tu promesa
    como quien halla un gran botín.
163 Aborrezco y repudio la falsedad,
    pero amo tu Ley.
164 Siete veces al día te alabo
    por tus justas leyes.
165 Los que aman tu Ley disfrutan de gran paz
    y nada los hace tropezar.
166 Yo, Señor, espero tu salvación
    y practico tus mandamientos.
167 Con todo mi ser cumplo tus mandatos.
    ¡Cuánto los amo!
168 Obedezco tus preceptos y tus mandatos,
    porque conoces todos mis caminos.

Tav

169 Que llegue mi clamor a tu presencia;
    dame entendimiento, Señor, conforme a tu palabra.
170 Que llegue a tu presencia mi súplica;
    líbrame, conforme a tu promesa.
171 Que rebosen mis labios de alabanza,
    porque tú me enseñas tus estatutos.
172 Que entone mi lengua un cántico a tu palabra,
    pues todos tus mandamientos son justos.
173 Que acuda tu mano en mi ayuda,
    porque he escogido tus preceptos.
174 Yo, Señor, anhelo tu salvación.
    Tu Ley es mi regocijo.
175 Déjame vivir para alabarte;
    que vengan tus leyes a ayudarme.
176 Cual oveja perdida me he extraviado;
    ven en busca de tu siervo,
    porque no he olvidado tus mandamientos.

Cántico de los peregrinos.

120 En mi angustia invoqué al Señor,
    y él me respondió.
Señor, líbrame
    de los labios mentirosos
    y de la lengua engañosa.

¡Ah, lengua engañosa!
    ¿Qué se te habrá de dar?
    ¿Qué se te habrá de añadir?
¡Puntiagudas flechas de guerrero,
    con ardientes brasas de retama!

¡Ay de mí, que soy extranjero en Mésec,
    que he acampado entre las tiendas de Cedar!
¡Mucho tiempo es el que he acampado
    entre los que aborrecen la paz!
Soy un hombre de paz,
    pero si hablo de paz, ellos hablan de guerra.

Cántico de los peregrinos.

121 A las montañas levanto mis ojos;
    ¿de dónde ha de venir mi ayuda?
Mi ayuda proviene del Señor,
    que hizo el cielo y la tierra.

No permitirá que tu pie resbale;
    jamás duerme el que te cuida.
Jamás duerme ni se adormece
    el que cuida de Israel.

El Señor es quien te cuida;
    el Señor es tu sombra a tu mano derecha.
De día el sol no te hará daño
    ni la luna de noche.

El Señor te cuidará;
    de todo mal guardará tu vida.
El Señor cuidará tu salida y tu entrada,
    desde ahora y para siempre.

Cántico de los peregrinos. De David.

122 Yo me alegré con los que me dijeron:
    «Vamos a la casa del Señor».
¡Jerusalén, ya nuestros pies
    se han plantado ante tus portones!

¡Jerusalén, ciudad edificada
    para que en ella todos se congreguen![a]
A ella suben las tribus,
    las tribus del Señor,
para alabar su nombre
    conforme al mandato que recibió Israel.
Allí están los tribunales de justicia,
    los tribunales de la casa de David.

Pidan por la paz de Jerusalén:
    «Que vivan en paz los que te aman.
Que haya paz dentro de tus murallas,
    seguridad en tus fortalezas».
En favor de mis hermanos y amigos, diré:
    «¡Que la paz sea contigo!».
Por la casa del Señor nuestro Dios
    procuraré tu bienestar.

Cántico de los peregrinos.

123 Hacia ti dirijo la mirada,
    hacia ti, cuyo trono está en el cielo.
Como dirigen los esclavos la mirada hacia la mano de su amo,
    como dirige la esclava la mirada hacia la mano de su ama,
así dirigimos la mirada al Señor nuestro Dios,
    hasta que tenga piedad de nosotros.

Ten piedad de nosotros, Señor, ten piedad.
    Estamos cansados de tanto desprecio,
del escarnio de los arrogantes
    y del menosprecio de los orgullosos.

Notas al pie

  1. 122:3 ¡Jerusalén, … se congreguen! Alt. Jerusalén, edificada como ciudad, en la que todo se mantiene bien unido.

137 Dios mío,
tú eres justo y juzgas con rectitud.
138 Los mandamientos que nos diste
son justos y dignos de confianza.
139-141 Mis enemigos me humillan
pero yo no olvido tus enseñanzas.
Me muero de enojo
porque ellos no las cumplen.
En cambio, yo las amo,
pues son puras como oro refinado.
142 Tú siempre actúas con justicia,
y tus enseñanzas son verdaderas.
143 Cuando estoy afligido y en problemas,
tus mandamientos son mi alegría.
144 Tus leyes son siempre justas;
¡dame entendimiento y vida!

145-146 Dios mío,
te llamo con todas mis fuerzas;
¡respóndeme, sálvame!
¡Quiero cumplir tus mandamientos!
147 Muy temprano me levanto
para pedirte que me ayudes,
pues confío en tu palabra.
148 Me paso la noche en vela
meditando en ella.
149 Dios mío,
tú eres todo amor, ¡escúchame!
Eres todo justicia, ¡dame vida!
150 Cada vez siento más cerca
a los que se han alejado
de tus enseñanzas
y procuran mi mal.
151 Pero a ti, Dios mío, te siento cerca,
y confío en tus mandamientos.
152 Desde hace mucho tiempo
conozco tu palabra;
tú la estableciste para siempre.

153 ¡Mira mi sufrimiento, y sálvame!
¡Yo no me olvido de tus enseñanzas!
154 ¡Ponte de mi parte, y rescátame!
¡Cumple tu promesa y dame ánimo!
155-158 Dios mío,
tú eres muy bueno;
eres todo justicia.
¡Dame vida!
Mis enemigos y perseguidores
se cuentan por millares;
¡a esos malvados no los salvarás
porque no siguen tus enseñanzas!
No los soporto,
porque no creen en tus promesas,
pero yo siempre obedezco tu palabra.
159 Dios mío,
mira cuánto amo tus mandamientos;
¡por tu gran amor, dame vida!
160 Todas tus palabras
se basan en la verdad;
todas ellas son justas
y permanecen para siempre.

161 Yo no les tengo miedo
a los poderosos que me persiguen;
sólo tiemblo ante tu palabra.
162 ¡Ella me hace más feliz
que si encontrara un tesoro!
163 Aborrezco la mentira;
¡no la soporto!
Pero amo tus enseñanzas.
164 Ellas son tan justas
que no me canso de alabarte.
165 Los que aman tu palabra
disfrutan de mucha paz
y no sufren ningún tropiezo.
166-168 Dios mío,
espero que me salves,
pues amo tus mandamientos.
Tú bien sabes que los cumplo
de todo corazón.

169-170 Dios mío,
¡acepta mi oración y mis ruegos!
¡Dame entendimiento, y sálvame,
tal como lo has prometido!
171 Yo te cantaré alabanzas
porque me enseñas tu palabra.
172 Alabaré tus promesas,
pues todos tus mandamientos son justos.
173 Ven y tiéndeme la mano,
pues he decidido obedecerte.
174 Dios mío,
ansioso espero que me salves;
tus enseñanzas son mi alegría.
175 Dame vida y te alabaré;
¡que tu palabra me sostenga!
176 Ando como oveja perdida;
ven a buscarme, pues te pertenezco
y tengo presentes tus mandamientos.

¡Líbrame de los mentirosos!

SALMO 120 (119)

Cántico para las peregrinaciones.

120 Dios mío,
cuando me siento angustiado,
te llamo y tú me respondes.
Dios mío,
sálvame de la gente mentirosa;
sálvame de la gente embustera.

¡Muy mal les va a ir a ustedes,
mentirosos!
¡Dios los va a castigar!
¡Les disparará flechas
puntiagudas y encendidas,
como las que lanzan los guerreros!

¡Pobre de mí!
¡Soy un hombre sin patria
que vive entre gente salvaje!
¡Ya he vivido mucho tiempo
entre los que aborrecen la paz!
Yo soy un hombre tranquilo,
¡pero ellos hablan de guerra
mientras yo hablo de paz!

Dios te protegerá

SALMO 121 (120)

Cántico para las peregrinaciones.

121 Dirijo la mirada a las montañas;
¿de dónde vendrá mi ayuda?
Mi ayuda viene de Dios,
creador del cielo y de la tierra.

Dios jamás permitirá
que sufras daño alguno.
Dios te cuida y nunca duerme.
¡Dios cuida de Israel,
y nunca duerme!

Dios te cuida y te protege;
Dios está siempre a tu lado.
Durante el día,
el sol no te quemará;
durante la noche,
no te dañará la luna.
Dios te protegerá
y te pondrá a salvo
de todos los peligros.
Dios te cuidará
ahora y siempre
por dondequiera que vayas.

¡Que haya paz en Jerusalén!

SALMO 122 (121)

Cántico de David para las peregrinaciones.

122 Me da gusto que me digan:
«¡Vamos al templo de Dios!»
Ciudad de Jerusalén,
¡aquí nos tienes!
¡Ya llegamos a tus portones!
Ciudad de Jerusalén,
¡construida como punto de reunión
de la comunidad de Israel!
¡Hasta ti llegan las tribus,
todas las tribus de Israel!
¡Hasta ti llega el pueblo
para adorar a Dios,
tal como él lo ordenó!
En ti se encuentran
los tribunales de justicia;
en ti se encuentra
el palacio de David.
Por ti le pedimos a Dios:

«¡Que tengas paz, Jerusalén!

»¡Que vivan en paz los que te aman!
¡Que dentro de tus murallas
y dentro de tus palacios
haya paz y seguridad!»

A mis hermanos y amigos
les deseo que tengan paz.
Y a ti, Jerusalén,
te deseo mucho bienestar
porque en ti se encuentra
el templo de nuestro Dios.

De ti dependemos

SALMO 123 (122)

Cántico para las peregrinaciones.

123 1-2 Dios, rey de los cielos,
de ti dependemos,
como dependen los esclavos
de la compasión de sus amos.

Dios nuestro,
de ti dependemos y esperamos
que nos tengas compasión.
3-4 ¡Compadécete de nosotros!
¡Ya estamos cansados
de que esos ricos orgullosos
nos ofendan y nos desprecien!

Tsade.

137 Justo eres tú, Señor(A),
y rectos tus juicios.
138 Has ordenado tus testimonios con justicia(B),
y con suma fidelidad(C).
139 Mi celo me ha consumido[a](D),
porque mis adversarios han olvidado tus palabras.
140 Es muy pura[b] tu palabra[c](E),
y tu siervo la ama(F).
141 Pequeño soy, y despreciado(G),
mas no me olvido de tus preceptos(H).
142 Tu justicia es justicia eterna,
y tu ley verdad(I).
143 Angustia y aflicción han venido sobre mí[d],
mas tus mandamientos son mi deleite(J).
144 Tus testimonios son justos(K) para siempre;
dame entendimiento para que yo viva(L).

Cof.

145 He clamado con todo mi corazón(M); ¡respóndeme, Señor!
Guardaré tus estatutos(N).
146 A ti clamé; sálvame(O),
y guardaré tus testimonios.
147 Me anticipo al alba y clamo(P);
en tus palabras espero[e].
148 Mis ojos se anticipan a las vigilias de la noche,
para meditar en tu palabra[f](Q).
149 Oye mi voz conforme a tu misericordia(R);
vivifícame(S), oh Señor, conforme a tus ordenanzas.
150 Se me acercan los que siguen la maldad;
lejos están de tu ley.
151 Tú estás cerca, Señor(T),
y todos tus mandamientos son verdad(U).
152 Desde hace tiempo he sabido de tus testimonios(V),
que para siempre los has fundado(W).

Resh.

153 Mira mi aflicción(X) y líbrame,
porque no me olvido de tu ley(Y).
154 Defiende mi causa(Z) y redímeme(AA);
vivifícame conforme a tu palabra[g].
155 Lejos está de los impíos la salvación(AB),
porque no buscan tus estatutos(AC).
156 Muchas[h] son, oh Señor, tus misericordias(AD);
vivifícame conforme a tus ordenanzas.
157 Muchos son mis perseguidores y mis adversarios(AE),
pero yo no me aparto de tus testimonios(AF).
158 Veo a los pérfidos(AG) y me repugnan(AH),
porque no guardan tu palabra[i].
159 Mira cuánto amo tus preceptos(AI);
vivifícame(AJ), Señor, conforme a tu misericordia.
160 La suma(AK) de tu palabra es verdad(AL),
y cada una de tus justas ordenanzas es eterna(AM).

Sin.

161 Príncipes me persiguen sin causa(AN),
pero mi corazón teme(AO) tus palabras.
162 Me regocijo en tu palabra[j](AP),
como quien halla un gran botín(AQ).
163 Aborrezco y desprecio la mentira(AR),
pero amo tu ley(AS).
164 Siete veces al día te alabo,
a causa de tus justas ordenanzas(AT).
165 Mucha paz tienen los que aman tu ley(AU),
y nada los hace tropezar[k](AV).
166 Espero tu salvación(AW), Señor,
y cumplo tus mandamientos.
167 Mi alma guarda tus testimonios(AX),
y en gran manera los amo(AY).
168 Guardo tus preceptos y tus testimonios(AZ),
porque todos mis caminos están delante de ti(BA).

Tau.

169 Llegue mi clamor(BB) ante ti, Señor;
conforme a tu palabra(BC) dame entendimiento(BD).
170 Llegue mi súplica(BE) delante de ti;
líbrame(BF) conforme a tu palabra[l].
171 Profieran mis labios alabanzas(BG),
pues tú me enseñas tus estatutos(BH).
172 Que cante mi lengua(BI) de tu palabra[m],
porque todos tus mandamientos son justicia(BJ).
173 Pronta esté[n] tu mano(BK) a socorrerme,
porque tus preceptos he escogido(BL).
174 Anhelo tu salvación(BM), Señor,
y tu ley es mi deleite(BN).
175 Viva mi alma(BO) para alabarte,
y que tus ordenanzas me ayuden.
176 Me he descarriado como oveja perdida(BP); busca a tu siervo,
porque no me olvido de tus mandamientos(BQ).

La lengua engañosa y los enemigos de la paz

Cántico de ascenso gradual[o].

120 En mi angustia clamé al Señor(BR),
y Él me respondió.
Libra mi alma, Señor, de labios mentirosos(BS),
y de lengua engañosa(BT).
¿Qué se te dará, y qué se te añadirá,
oh lengua engañosa(BU)?
Agudas flechas de guerrero(BV),
con brasas de enebro[p](BW).

¡Ay de mí, porque soy peregrino en Mesec(BX),
y habito entre las tiendas(BY) de Cedar(BZ)!
Demasiado tiempo ha morado mi alma
con los que odian la paz(CA).
Yo amo la paz(CB), mas cuando hablo,
ellos están por la guerra(CC).

El Señor, guardador de Israel

Cántico de ascenso gradual[q].

121 Levantaré mis ojos(CD) a los montes(CE);
¿de dónde vendrá mi socorro?
Mi socorro viene del Señor(CF),
que hizo los cielos y la tierra(CG).
No permitirá que tu pie resbale(CH);
no se adormecerá el que te guarda(CI).
He aquí, no se adormecerá ni dormirá
el que guarda a Israel.

El Señor es tu guardador(CJ);
el Señor es tu sombra a tu mano derecha(CK).
El sol no te herirá[r](CL) de día,
ni la luna de noche.

El Señor te protegerá[s] de todo mal(CM);
El guardará tu alma.
El Señor guardará tu salida y tu entrada
desde ahora y para siempre(CN).

Oración por la paz de Jerusalén

Cántico de ascenso gradual[t]; de David.

122 Yo me alegré cuando me dijeron:
Vamos a la casa del Señor(CO).
Plantados están nuestros pies
dentro de tus puertas(CP), oh Jerusalén.
Jerusalén, que está edificada(CQ)
como ciudad compacta, bien unida(CR),
a la cual suben las tribus(CS), las tribus del Señor[u],
(lo cual es ordenanza[v] para Israel)
para alabar[w] el nombre del Señor.
Porque allí se establecieron tronos para juicio(CT),
los tronos de la casa de David.

Orad por la paz de Jerusalén(CU):
Sean prosperados los que te aman(CV).
Haya paz dentro de tus muros(CW),
y prosperidad en tus palacios(CX).
Por amor de mis hermanos y de mis amigos(CY)
diré ahora: Sea la paz en ti(CZ).
Por amor de la casa del Señor nuestro Dios
procuraré tu bien(DA).

Oración pidiendo ayuda del Señor

Cántico de ascenso gradual[x].

123 A ti levanto mis ojos(DB),
¡oh tú que reinas[y] en los cielos(DC)!
He aquí, como los ojos de los siervos miran a la mano de su señor(DD),
como los ojos de la sierva a la mano de su señora,
así nuestros ojos miran al Señor nuestro Dios(DE)
hasta que se apiade de nosotros.

Ten piedad de nosotros, oh Señor, ten piedad de nosotros(DF),
porque muy hartos estamos de desprecio(DG).
Harta en extremo está nuestra alma
del escarnio(DH) de los que están en holgura(DI),
y del desprecio de los soberbios(DJ).

Notas al pie

  1. Salmos 119:139 Lit., destruido
  2. Salmos 119:140 Lit., refinada
  3. Salmos 119:140 O, promesa
  4. Salmos 119:143 Lit., me han hallado
  5. Salmos 119:147 O, espero tus palabras
  6. Salmos 119:148 O, promesa
  7. Salmos 119:154 O, promesa
  8. Salmos 119:156 O, Grandes
  9. Salmos 119:158 O, promesa
  10. Salmos 119:162 O, promesa
  11. Salmos 119:165 Lit., no tienen piedra de tropiezo
  12. Salmos 119:170 O, promesa
  13. Salmos 119:172 O, promesa
  14. Salmos 119:173 Lit., Esté
  15. Salmos 120:1 Los Salmos 120 a 134 se llaman cánticos de ascenso gradual, probablemente porque se cantaban mientras los peregrinos subían a Jerusalén (véase Ex. 34:24; 1 Rey. 12:27)
  16. Salmos 120:4 O, retama
  17. Salmos 121:1 Véase la nota al subtítulo del Salmo 120
  18. Salmos 121:6 O, abrumará
  19. Salmos 121:7 O, guardará
  20. Salmos 122:1 Véase la nota al subtítulo del Salmo 120
  21. Salmos 122:4 Heb., Yah
  22. Salmos 122:4 O, testimonio
  23. Salmos 122:4 O, dar gracias
  24. Salmos 123:1 Véase la nota al subtítulo del Salmo 120
  25. Salmos 123:1 Lit., que estás sentado o habitas