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Ahora siguen en su pecado;
con su plata se han hecho imágenes de fundición,
ídolos de su invención,
¡todo obra de artífices!
Y entonces dicen a los sacrificadores
que besen a los becerros.
Por tanto, serán como la niebla de la mañana
y como el rocío de la madrugada, que se disipa;
como la paja que la tempestad arroja de la era,
como el humo que sale por la chimenea.

«Mas yo soy Jehová, tu Dios,
desde la tierra de Egipto;
no conocerás, pues, otro dios fuera de mí,
ni otro salvador sino a mí.

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