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No les perdones sus maldades ni te olvides de sus pecados pues nos han insultado por reconstruir el muro».

Así que seguimos reconstruyendo el muro, y como la gente trabajaba con entusiasmo, el muro pronto estaba hasta la mitad de su altura. Pero cuando Sambalat, Tobías, los árabes, los de Amón y los de Asdod se enteraron de que la reparación del muro de Jerusalén seguía adelante, y que ya se estaban cerrando las partes caídas, se enojaron muchísimo.

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