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Libro de la profecía que Nahúm de Elcós recibió por revelación. Éste es el mensaje dirigido a la ciudad de Nínive.

El Señor es Dios celoso y vengador:
se venga de los que se le oponen,
y se enoja con sus enemigos.
El Señor es paciente pero poderoso,
y no dejará de castigar al culpable.
El Señor camina sobre la tormenta,
y las nubes son el polvo de sus pies.
Amenaza al mar, y lo seca.
Hace que se sequen todos los ríos.
Los campos de Basán
y el monte Carmelo se marchitan,
y se marchitan también las flores del Líbano.
Ante él tiemblan las montañas;
los cerros se derriten en su presencia.
Toda la tierra se estremece al verlo;
todo el mundo y los que en él viven.
¿Quién podrá mantenerse de pie ante su ira?
¿Quién podrá resistir su enojo?
Su furia se derrama como fuego,
y ante él se parten en dos las peñas.
El Señor es bueno;
es un refugio en horas de angustia:
protege a los que en él confían.
Pero, como inundación que todo lo arrasa,
destruye a los que se le oponen;
la oscuridad alcanzará a sus enemigos.
¿Qué están tramando ustedes en contra del Señor?
¡Él los destruirá por completo!
¡Nadie puede oponérsele dos veces!
10 Pues como espinos enmarañados,
como paja seca, serán quemados por completo.
11 De ti, Nínive, salió el que trama
lo malo en contra del Señor:
un malvado consejero.

12 Por eso dice el Señor a su pueblo:
«Aunque los asirios sean fuertes y numerosos,
serán destruidos y pasarán.
Yo te he hecho sufrir,
pero no te haré sufrir más.
13 Haré pedazos el yugo que tienes encima
y romperé tus cadenas.»

14 El Señor ordenó respecto a ti, rey de Nínive:
«No tendrás descendientes que continúen tu nombre;
del templo de tu dios destruiré
los ídolos y las estatuas,
y allí te voy a enterrar porque eres despreciable.»

Anuncio de la caída de Nínive

15 (2.1) ¡Miren! ¡Ya viene sobre los montes
el mensajero que trae noticias de paz!
Celebra tus fiestas, Judá;
cumple tus promesas.
Nunca más te invadirán los malvados;
han sido destruidos por completo.

(2) Nínive, el destructor marcha contra ti.
¡Monta tu guardia en la fortaleza!
¡Vigila el camino!
¡Cíñete la espada!
¡Reúne tus fuerzas!
(3) Porque el Señor va a restaurar el orgullo de Jacob,
el orgullo de Israel,
como era antes de que lo saquearan
y lo dejaran como vid sin ramas.
(4) Rojo es el escudo de sus guerreros
y rojo el uniforme de su ejército.
¡Están listos para el ataque!
Sus carros parecen de fuego;
sus caballos se impacientan.
(5) Los carros corren con furia por las calles,
van de un lado a otro de las plazas,
son como antorchas encendidas,
pasan como relámpagos.
(6) Llama el rey a sus oficiales,
y ellos se atropellan
al correr a la muralla,
al parapeto ya preparado.
(7) Se abren las compuertas del río,
y el palacio se viene abajo.
(8) Al destierro llevan a la reina;
la acompañan sus criadas,
que gimen como palomas
y lloran golpeándose el pecho.
(9) Como el agua a través de un dique roto,
así huyen los habitantes de Nínive.
«¡Deténganse! ¡Vuelvan!» les gritan,
pero nadie vuelve.
(10) ¡Roben la plata! ¡Roben el oro!
¡Las riquezas de Nínive no tienen fin!

10 (11) Destruida, desierta, desolada,
así está Nínive.
Los corazones se deshacen de miedo,
tiemblan las rodillas,
a todos les faltan las fuerzas
y los rostros pierden el color.
11 (12) ¿Qué queda de la cueva de los leones,
de la guarida de los cachorros de león?
Allí los leones y sus cachorros
se sentían seguros;
no había nadie que los espantara.
12 (13) Mataba el león a su presa,
la repartía entre la leona y sus cachorros,
y llenaba de rapiña sus cuevas.

Destrucción total de Nínive

13 (14) El Señor todopoderoso afirma:
«Aquí estoy contra ti:
voy a quemar tus carros de guerra
y a convertirlos en humo;
voy a matar tus cachorros;
acabaré con el robo que hay en tu tierra,
y no se oirá más la voz de tus mensajeros.»

¡Ay de ti, ciudad sanguinaria,
llena de mentira y violencia;
tu rapiña no tiene fin!
¡Chasquido de látigo,
estruendo de ruedas!
¡Galopar de caballos,
carros que saltan!
¡Carga de caballería!
¡Brillo de espada,
resplandor de lanza!
¡Miles de heridos,
montones de muertos!
¡Cadáveres sin fin!
¡La gente tropieza con ellos!
Y todo por culpa de las prostituciones
de esa ramera llena de gracia y hermosura,
maestra en brujerías,
que con sus prostituciones y hechizos
embaucaba a pueblos y naciones.

El Señor todopoderoso afirma:
«Aquí estoy contra ti:
te voy a levantar el vestido hasta la cara,
para que las naciones te vean desnuda
y los reinos vean tu vergüenza.
Y echaré suciedad sobre ti;
te cubriré de deshonra y haré de ti un espectáculo.
Todos los que te vean
huirán de ti diciendo:
“¡Nínive está destruida!
¿Quién le tendrá compasión?
¿Dónde hallar quien la consuele?”
¿Acaso eres tú mejor que Tebas,
la ciudad junto al río Nilo,
rodeada de muchas aguas,
con el río por barrera y el agua por muralla?
Etiopía y Egipto eran su fortaleza sin límite;
los de Fut, los libios, eran sus aliados.
10 Sin embargo, Tebas fue llevada al destierro;
sus niños fueron estrellados
en las esquinas de las calles;
sobre sus nobles echaron suertes
y sus caudillos fueron encadenados.
11 También a ti te van a emborrachar;
aturdida, te esconderás
buscando refugio de tu enemigo.
12 Todas tus fortalezas son como higueras
cargadas de higos tiernos,
que caen, si la sacuden,
en la boca de quien los come.
13 Tu ejército parece formado de mujeres;
las puertas del país
están abiertas para el enemigo;
el fuego ha destruido tus cerrojos.
14 Prepara agua, para que puedas resistir el sitio;
refuerza tus defensas.
Métete en el lodo,
pisa el barro,
toma el molde de tus ladrillos.
15 Allí te consumirá el fuego,
y la espada, como langosta,
te exterminará por completo.
¡Multiplícate como las langostas!
¡Multiplícate como los saltamontes!
16 Tus comerciantes se hicieron
más numerosos que las estrellas del cielo.
(La langosta cambia de piel y vuela.)
17 Tus guardianes son como langostas;
y los encargados de reclutar tus tropas
son como nubes de insectos:
cuando hace frío, se posan en las paredes;
cuando sale el sol, se van; nadie sabe dónde.

18 »¡Cómo duermen tus pastores,
oh rey de Asiria!
Tus oficiales descansan,
tus tropas andan dispersas por los montes
y no hay quien las reúna.
19 ¡No hay remedio para tu herida;
tu llaga es incurable!
Todos los que oyen de tu desgracia
aplauden de alegría,
pues, ¿quién no sufrió tu maldad sin fin?»

La ira vengadora de Dios

Profecía sobre Nínive.(A) Libro de la visión de Nahum de Elcos.

Jehová es Dios celoso y vengador; Jehová es vengador y lleno de indignación; se venga de sus adversarios, y guarda enojo para sus enemigos. Jehová es tardo para la ira y grande en poder, y no tendrá por inocente al culpable. Jehová marcha en la tempestad y el torbellino, y las nubes son el polvo de sus pies. Él amenaza al mar, y lo hace secar, y agosta todos los ríos; Basán fue destruido, y el Carmelo, y la flor del Líbano fue destruida. Los montes tiemblan delante de él, y los collados se derriten; la tierra se conmueve a su presencia, y el mundo, y todos los que en él habitan.

¿Quién permanecerá delante de su ira?, ¿y quién quedará en pie en el ardor de su enojo? Su ira se derrama como fuego, y por él se hienden las peñas. Jehová es bueno, fortaleza en el día de la angustia; y conoce a los que en él confían. Mas con inundación impetuosa consumirá a sus adversarios, y tinieblas perseguirán a sus enemigos. ¿Qué pensáis contra Jehová? Él hará consumación; no tomará venganza dos veces de sus enemigos. 10 Aunque sean como espinos entretejidos, y estén empapados en su embriaguez, serán consumidos como hojarasca completamente seca. 11 De ti salió el que imaginó mal contra Jehová, un consejero perverso.

12 Así ha dicho Jehová: Aunque reposo tengan, y sean tantos, aun así serán talados, y él pasará. Bastante te he afligido; no te afligiré ya más. 13 Porque ahora quebraré su yugo de sobre ti, y romperé tus coyundas. 14 Mas acerca de ti mandará Jehová, que no quede ni memoria de tu nombre; de la casa de tu dios destruiré escultura y estatua de fundición; allí pondré tu sepulcro, porque fuiste vil.

Anuncio de la caída de Nínive

15 He aquí sobre los montes los pies del que trae buenas nuevas, del que anuncia la paz.(B) Celebra, oh Judá, tus fiestas, cumple tus votos; porque nunca más volverá a pasar por ti el malvado; pereció del todo.

Subió destruidor contra ti; guarda la fortaleza, vigila el camino, cíñete los lomos, refuerza mucho tu poder. Porque Jehová restaurará la gloria de Jacob como la gloria de Israel; porque saqueadores los saquearon, y estropearon sus mugrones.

El escudo de sus valientes estará enrojecido, los varones de su ejército vestidos de grana; el carro como fuego de antorchas; el día que se prepare, temblarán las hayas. Los carros se precipitarán a las plazas, con estruendo rodarán por las calles; su aspecto será como antorchas encendidas, correrán como relámpagos. Se acordará él de sus valientes; se atropellarán en su marcha; se apresurarán a su muro, y la defensa se preparará. Las puertas de los ríos se abrirán, y el palacio será destruido. Y la reina será cautiva; mandarán que suba, y sus criadas la llevarán gimiendo como palomas, golpeándose sus pechos. Fue Nínive de tiempo antiguo como estanque de aguas; pero ellos huyen. Dicen: ¡Deteneos, deteneos!; pero ninguno mira. Saquead plata, saquead oro; no hay fin de las riquezas y suntuosidad de toda clase de efectos codiciables.

10 Vacía, agotada y desolada está, y el corazón desfallecido; temblor de rodillas, dolor en las entrañas, rostros demudados. 11 ¿Qué es de la guarida de los leones, y de la majada de los cachorros de los leones, donde se recogía el león y la leona, y los cachorros del león, y no había quien los espantase? 12 El león arrebataba en abundancia para sus cachorros, y ahogaba para sus leonas, y llenaba de presa sus cavernas, y de robo sus guaridas.

Destrucción total de Nínive

13 Heme aquí contra ti, dice Jehová de los ejércitos. Encenderé y reduciré a humo tus carros, y espada devorará tus leoncillos; y cortaré de la tierra tu robo, y nunca más se oirá la voz de tus mensajeros.

¡Ay de ti, ciudad sanguinaria, toda llena de mentira y de rapiña, sin apartarte del pillaje! Chasquido de látigo, y fragor de ruedas, caballo atropellador, y carro que salta; jinete enhiesto, y resplandor de espada, y resplandor de lanza; y multitud de muertos, y multitud de cadáveres; cadáveres sin fin, y en sus cadáveres tropezarán, a causa de la multitud de las fornicaciones de la ramera de hermosa gracia, maestra en hechizos, que seduce a las naciones con sus fornicaciones, y a los pueblos con sus hechizos.

Heme aquí contra ti, dice Jehová de los ejércitos, y descubriré tus faldas en tu rostro, y mostraré a las naciones tu desnudez, y a los reinos tu vergüenza. Y echaré sobre ti inmundicias, y te afrentaré, y te pondré como estiércol. Todos los que te vieren se apartarán de ti, y dirán: Nínive es asolada; ¿quién se compadecerá de ella? ¿Dónde te buscaré consoladores?

¿Eres tú mejor que Tebas, que estaba asentada junto al Nilo, rodeada de aguas, cuyo baluarte era el mar, y aguas por muro? Etiopía era su fortaleza, también Egipto, y eso sin límite; Fut y Libia fueron sus ayudadores. 10 Sin embargo ella fue llevada en cautiverio; también sus pequeños fueron estrellados en las encrucijadas de todas las calles, y sobre sus varones echaron suertes, y todos sus grandes fueron aprisionados con grillos. 11 Tú también serás embriagada, y serás encerrada; tú también buscarás refugio a causa del enemigo. 12 Todas tus fortalezas serán cual higueras con brevas, que si las sacuden, caen en la boca del que las ha de comer. 13 He aquí, tu pueblo será como mujeres en medio de ti; las puertas de tu tierra se abrirán de par en par a tus enemigos; fuego consumirá tus cerrojos.

14 Provéete de agua para el asedio, refuerza tus fortalezas; entra en el lodo, pisa el barro, refuerza el horno. 15 Allí te consumirá el fuego, te talará la espada, te devorará como pulgón; multiplícate como langosta, multiplícate como el langostón. 16 Multiplicaste tus mercaderes más que las estrellas del cielo; la langosta hizo presa, y voló. 17 Tus príncipes serán como langostas, y tus grandes como nubes de langostas que se sientan en vallados en día de frío; salido el sol se van, y no se conoce el lugar donde están.

18 Durmieron tus pastores, oh rey de Asiria, reposaron tus valientes; tu pueblo se derramó por los montes, y no hay quien lo junte. 19 No hay medicina para tu quebradura; tu herida es incurable; todos los que oigan tu fama batirán las manos sobre ti, porque ¿sobre quién no pasó continuamente tu maldad?

Profecía acerca de Nínive. Libro de la visión que tuvo Nahúm de Elcós.

Manifestación del Señor

El Señor es un Dios celoso y vengador.
    Señor de la venganza, Señor de la ira.
El Señor se venga de sus adversarios;
    es implacable con sus enemigos.
El Señor es lento para la ira,
    pero grande en poder.
    El Señor no deja sin castigo al culpable.
Camina en el huracán y en la tormenta;
    las nubes son el polvo de sus pies.
Reprende al mar y lo seca;
    hace que todos los ríos se evaporen.
Los montes Basán y Carmelo pierden su lozanía;
    el verdor del Líbano se marchita.
Ante él tiemblan las montañas
    y se desmoronan las colinas.
Ante él se agita la tierra,
    el mundo y todos los que en él habitan.
¿Quién podrá resistir su indignación?
    ¿Quién podrá soportar el ardor de su ira?
Su furor se derrama como fuego;
    ante él se resquebrajan las rocas.

Destrucción de Nínive

Bueno es el Señor;
    es refugio en el día de la angustia
    y conoce a los que en él confían.
Pero destruirá a Nínive[a]
    con una inundación arrasadora;
    ¡aun en las tinieblas perseguirá a sus enemigos!

¿Qué traman contra el Señor?
    Él desbaratará sus planes;
    la calamidad no se repetirá.
10 Serán consumidos como paja seca,
    como espinos enmarañados,
    como borrachos ahogados en vino.
11 De ti, Nínive, salió
    el que trama el mal contra el Señor,
    el que aconseja perversidades.

Liberación del opresor

12 Así dice el Señor:

«Aunque sean fuertes y numerosos,
    serán arrancados y desaparecerán.
Aunque te he afligido,
    no te afligiré más.
13 Voy a quebrar el yugo que te oprime,
    voy a romper tus ataduras».

14 Pero acerca de ti, Nínive,
    el Señor ha decretado:
«No tendrás descendientes que perpetúen tu nombre;
    eliminaré de la casa de tus dioses
    las imágenes talladas y las imágenes fundidas.
Te voy a preparar una tumba,
    porque eres una infame».

Anuncio de la victoria sobre Nínive

15 ¡Miren! Ya se acerca por los montes
    el que anuncia las buenas nuevas,
    el que proclama la paz.
¡Celebra tus fiestas, Judá!
    ¡Paga tus promesas!
Porque no volverán a invadirte los malvados,
    pues han sido destruidos por completo.

La destrucción de Nínive

Nínive, un destructor avanza contra ti.
    Monta guardia en la fortaleza;
    vigila el camino;
    renueva tus fuerzas;
    refuerza tu poder.

Porque el Señor restaura el esplendor de Jacob,
    como el esplendor de Israel,
aunque los destructores lo han arrasado;
    han arruinado sus viñas.

Rojo es el escudo de sus valientes;
    de escarlata se visten los guerreros.
El metal de sus carros brilla como fuego
    mientras se alistan para la batalla
    y los guerreros agitan sus lanzas.[b]
Por las calles se precipitan los carros,
    irrumpen con violencia por las plazas.
Su aspecto es como antorchas de fuego,
    como relámpagos zigzagueantes.

Caída y saqueo de Nínive

Nínive convoca a sus tropas escogidas,
    que en su carrera se atropellan.
Corren a la muralla
    para preparar la protección,
pero se abren las compuertas de los ríos
    y el palacio se derrumba.
Está decidido:
    la ciudad[c] está desnuda y es llevada al exilio.
Gimen sus criadas como palomas
    y se golpean el pecho.

Nínive es como un estanque roto
    cuyas aguas se derraman.
«¡Deténganse! ¡Deténganse!», les gritan,
    pero nadie vuelve atrás.
¡Saqueen la plata!
    ¡Saqueen el oro!
El tesoro es inagotable,
    y abundan las riquezas y los objetos preciosos.
10 ¡Destrucción, ruina, devastación!
Desfallecen los corazones,
    tiemblan las rodillas,
se estremecen los cuerpos,
    palidecen los rostros.

La bestia salvaje morirá

11 ¿Qué fue de la guarida de los leones
    y de la cueva donde alimentaban a los leoncillos,
donde el león, la leona y sus cachorros
    se guarecían sin que nadie los perturbara?
12 ¿Qué fue del león,
    que despedazaba para sus crías
    y estrangulaba para sus leonas,
que llenaba de presas su caverna
    y de carne su guarida?

13 «Pero ahora yo vengo contra ti»,
    afirma el Señor de los Ejércitos.
«Convertiré en humo tus carros de guerra
    y mataré a filo de espada a tus leoncillos.
Pondré fin en el país a tus rapiñas
    y no volverá a oírse la voz de tus mensajeros».

Descripción del fin de Nínive

¡Ay de la ciudad sedienta de sangre,
    repleta de mentira,
llena de rapiña,
    aferrada a la presa!
¡Se oye el chasquido de los látigos,
    el estrépito de las ruedas,
el galopar de los caballos,
    el chirrido de los carros,
la carga de la caballería,
    el fulgor de las espadas,
    el centellear de las lanzas!
¡Son muchos los muertos,
    los cuerpos amontonados,
los cadáveres por doquier
    con los que todos tropiezan!
Todo por el deseo desenfrenado de una prostituta seductora,
    maestra en hechicerías.
Esclavizó naciones con su prostitución,
    y pueblos, con su brujería.

«¡Aquí estoy contra ti!»,
    afirma el Señor de los Ejércitos.
«Te levantaré la falda hasta la cara
    para que las naciones vean tu desnudez
    y los reinos descubran tus vergüenzas.
Arrojaré sobre ti inmundicias,
    te trataré con desprecio
    y haré de ti un espectáculo.
Todos los que te vean huirán de ti
    y dirán: “¡Nínive ha sido devastada!
¿Quién hará duelo por ella?”.
    ¿Dónde hallaré quien la consuele?».

Destrucción total de Nínive

¿Acaso eres mejor que Tebas,[d]
    ciudad rodeada de aguas,
    asentada junto a las corrientes del Nilo,
que tiene al mar por terraplén
    y a las aguas por muralla?
Cus y Egipto eran su fuerza ilimitada,
    Fut y Libia eran sus aliados.
10 Con todo, Tebas marchó al exilio;
    fue llevada al cautiverio.
A sus hijos los estrellaron
    contra las esquinas de las calles.
Sobre sus nobles echaron suertes
    y encadenaron a su gente ilustre.
11 También tú, Nínive, te embriagarás
    y se embotarán tus sentidos.
También tú, por causa del enemigo,
    tendrás que buscar refugio.

12 Todas tus fortalezas son higueras
    cargadas de brevas maduras:
si las sacuden,
    caen en la boca del que se las come.
13 Mira, al enfrentarse al enemigo
    tus tropas se portan como cobardes.
Las puertas de tu país
    quedarán abiertas de par en par,
    porque el fuego consumirá tus cerrojos.

Defensa inútil

14 ¡Abastécete de agua para el asedio,
    refuerza tus fortificaciones!
¡Métete al barro, pisa la mezcla
    y repara los ladrillos!
15 Porque allí mismo te consumirá el fuego
    y te exterminará la espada.
    ¡Como langosta pequeña te devorará!
¡Multiplícate como larva,
    reprodúcete como langosta!
16 Aumentaste tus mercaderes
    más que las estrellas de los cielos,
pero como langostas pequeñas
    devoran la tierra y se van volando.
17 Tus guardianes son como langostas
    y tus oficiales, como enjambres de langostas
    que en días fríos se posan sobre los muros,
pero que al salir el sol desaparecen,
    y nadie sabe dónde hallarlos.

18 Rey de Asiria,
    tus pastores duermen
    y tus nobles descansan.
Tu pueblo anda disperso por los montes
    y no hay quien lo reúna.
19 Tu herida no tiene remedio;
    tu llaga es incurable.
Todos los que sepan lo que te ha pasado
    aplaudirán por tu desgracia.
Pues ¿quién no fue víctima
    de tu constante maldad?

Notas al pie

  1. 1:8 a Nínive. Lit. el lugar de ella.
  2. 2:3 Según el texto hebreo; la LXX y la Siríaca dicen batalla y se inquietan los jinetes.
  3. 2:7 ciudad. Alt. reina.
  4. 3:8 Tebas. Lit. No Amón.

Mensaje contra Nínive, la capital de Asiria

Yo soy Nahúm de Elcós. En un sueño Dios me habló acerca de Nínive, y éste es el mensaje que escribí contra esa ciudad:

Nuestro Dios exige
que le seamos fieles.
Cuando se enoja, toma venganza
de sus enemigos y de sus contrarios.

Nuestro Dios es muy poderoso
y siempre castiga a quien lo merece,
pero también es un Dios paciente,
y no se enoja con facilidad.

Nuestro Dios camina entre las tormentas;
las nubes son el polvo que levanta.
Si reprende al mar y a los ríos,
éstos se quedan secos por completo
y se marchitan las flores del Líbano,
los campos de Basán y el monte Carmelo.

En presencia de nuestro Dios
tiemblan la tierra y sus habitantes,
y los cerros y las montañas se sacuden.

Cuando nuestro Dios se enoja,
las piedras se hacen polvo,
como si las partiera un rayo;
cuando nuestro Dios se enoja,
nadie puede mantenerse firme.

Nuestro Dios es bondadoso
y cuida de los que en él confían.
En momentos de angustia,
él nos brinda protección.
Pero también destruye a sus enemigos;
los arrastra como un río desbordado,
¡los persigue hasta en la oscuridad!

9-11 Ustedes, habitantes de Nínive,
¿por qué hacen planes malvados?
Hay entre ustedes un consejero malvado,
que hace planes contra nuestro Dios,
pero Dios acabará con ustedes;
los destruirá por completo,
y no les dará otra oportunidad;
les prenderá fuego, como a la paja,
como si fueran un montón de espinas.

Mensaje al pueblo de Dios

12-14 Nuestro Dios ha dicho:

«Asiria es un país poderoso,
pero yo lo voy a destruir.
Destruiré su templo,
sus ídolos y sus imágenes,
y todos se olvidarán de él.
Dejaré ese país en ruinas,
pues sólo merece mi desprecio.

»Y aunque a ti, pueblo de Judá,
te hice sufrir al principio,
ya no te haré sufrir más.
Al contrario, te pondré en libertad
y no volverás a ser esclavo.

15 »Miren, habitantes de Judá:
¡ya vienen sobre los montes
los que traen buenas noticias!
¡Ya es tiempo de que hagan fiesta
y de que me cumplan sus promesas!
Porque yo destruiré a esos malvados,
y nunca más los volverán a atacar».

Asiria será destruida

1-2 Habitantes de Asiria,
ustedes atacaron a mi pueblo;
lo dejaron como a un arbusto
con las ramas rotas,
pero Dios le devolverá su grandeza
al reino de Israel.

¡Prepárate, Asiria,
tu destructor ya va en camino!
¡Reúne a tu ejército!
¡Pon guardias en tus murallas!
¡Vigila el camino
y prepara tus armas!

3-4 ¡Ya llega tu enemigo!
Viene agitando sus lanzas;
sus soldados visten de rojo,
y del mismo color son sus escudos;
sus carros son veloces como el rayo
y brillantes como el relámpago;
ya están listos para la batalla,
y recorren calles y plazas.

Los generales dan órdenes,
y los soldados corren a cumplirlas;
ya colocan las torres para el asalto,
pero caen al trepar por las murallas.

¡Asiria,
tus enemigos derriban las puertas
de tu ciudad capital!
Los soldados llenan la ciudad
y en el palacio todos tiemblan de miedo.
Toman presa a la reina,
y junto con sus sirvientas
se la llevan a otro país.
¡Todas ellas gimen
y lloran de dolor!

Tus habitantes huyen de la ciudad;
¡son como el agua que se escapa
de un estanque roto!
El enemigo intenta detenerlos,
pero sin éxito alguno.

Los soldados enemigos gritan:
«Tomemos el oro y la plata;
¡son tantas las riquezas de Asiria
que parecen no tener fin!»

10 Asiria,
tu capital ha quedado destruida,
arruinada y con poca gente;
los que quedaron tiemblan de miedo,
las fuerzas los abandonan,
y el terror los deja pálidos.

11-12 Asiria parecía un león feroz:
mataba y despedazaba a sus enemigos,
luego tomaba sus riquezas
y las repartía entre su gente.
Nadie invadía su territorio.
¿Pero dónde está ahora su poder?
¿Dónde están sus feroces soldados?

13 Así dice nuestro Dios:

«Asiria, yo estoy contra ti.
Voy a quemar tus carros de guerra;
voy a matar a todos tus habitantes.
Pondré fin a todos tus robos,
y no volverán a escucharse
las amenazas de tus mensajeros.
Yo soy el Dios de Israel,
y te juro que así lo haré».

Un canto fúnebre

Así dice nuestro Dios:

«¡Pobrecita de ti,
capital de Asiria!
¡Estás llena de asesinos,
de mentirosos y ladrones
que no se cansan de robar!

»¡Ya se escuchan los látigos
y el estruendo de las ruedas!
¡Ya se oye el galopar de los caballos
y el ruido de los carros de guerra!
¡Ya ataca la caballería,
y deslumbran las espadas y las lanzas!
¡No es posible contar los heridos
ni saber cuántos son los muertos!
¡Los cadáveres se amontonan!
¡La gente tropieza con ellos!

»Asiria, esto te ha pasado
por engañar a los pueblos.
Las naciones se enamoraron
de tus dioses y brujerías,
y entraron en tratos contigo.

»Pero yo estoy en contra tuya,
y haré que las naciones y reinos
se den cuenta de lo que en verdad eres.
Voy a embarrarte de excremento,
y quedarás en vergüenza.
Todos los que te vean
se alejarán de ti, diciendo:
“¡Asiria está destruida!
¿Habrá alguien que la consuele?
¿Habrá quién le tenga compasión?”
Yo soy el Dios de Israel,
y juro que así lo haré.

8-10 »Nínive, capital de Asiria,
tú no eres mejor que Tebas.
A esa ciudad la protegía el río Nilo.
La protección que le brindaban
Etiopía, Egipto, Fut y Libia
aumentaba su poder.

»Pero Tebas fue conquistada.
A sus pobres niños
los estrellaron contra el suelo.
A la gente importante
se la repartieron en sorteo,
y a sus jefes se los llevaron
a un país lejano.

11 »También tú, Asiria,
te quedarás tambaleando
como si estuvieras borracha.
Tratarás de esconderte de tus enemigos,
pero no lo conseguirás.
12 Tus murallas se caerán;
serán como higueras
cargadas de higos maduros,
que si alguien las sacude,
sus higos caen al suelo
y la gente se los come.

13 »El fuego ha quemado tus portones,
y el enemigo ya está por entrar;
por eso tus soldados se acobardan.
14 Aunque guardes mucha agua
para resistir el ataque,
de nada te servirá.
Aunque hagas muchos ladrillos
para reforzar tus murallas,
15 morirás quemada por el fuego
y destrozada por la guerra;
el enemigo acabará contigo
como una plaga de saltamontes.
De nada te servirán
tu fuerza militar y tus muchos soldados.

16-17 »Tus comerciantes y tus generales
son tantos como las estrellas del cielo,
¡pero en cuanto ven el peligro
huyen como saltamontes!
Todos conocemos a estos insectos:
en cuanto cambian de piel, vuelan;
en un día frío se paran a calentarse;
pero en cuanto sale el sol
emprenden vuelo y desaparecen.

18-19 »Rey de Asiria,
tú hiciste sufrir a muchas naciones.
Pero ahora van a morir
tus generales y tus jefes principales.
Tu ejército andará perdido por los montes,
y no habrá quien pueda reunirlo.
Tú estás herido de muerte,
y ya nadie podrá sanarte.
Todos los que oyen la noticia
aplauden de alegría».

La ira de Dios contra Nínive

Profecía [a](A) sobre Nínive(B). Libro de la visión de Nahúm de Elcos.

Dios celoso y vengador es el Señor(C);
vengador es el Señor e irascible[b].
El Señor se venga de sus adversarios(D),
y guarda rencor a sus enemigos.
El Señor es lento para la ira y grande en poder(E),
y ciertamente el Señor no dejará impune al culpable.
En el torbellino y la tempestad está su camino(F),
y las nubes son el polvo de sus pies(G).
El reprende al mar y lo hace secar,
y todos los ríos agota(H).
Languidecen Basán y el Carmelo,
y las flores del Líbano se marchitan(I).
Los montes tiemblan ante Él(J),
y los collados se derriten(K);
sí, en su presencia se levanta la tierra(L),
el mundo y todos los que en él habitan(M).
En presencia de su indignación, ¿quién resistirá(N)?
¿Quién se mantendrá en pie ante el ardor de su ira(O)?
Su furor se derrama como fuego(P),
y las rocas se despedazan ante Él(Q).
Bueno es el Señor,
una fortaleza en el día de la angustia(R),
y conoce a los que en Él se refugian(S).
Pero con inundación desbordante(T)
pondrá fin a Nínive[c],
y perseguirá a sus enemigos aun en las tinieblas(U).

Lo que traméis contra el Señor(V),
Él lo hará completa destrucción(W);
no surgirá dos veces la angustia.
10 Porque ellos como espinos enmarañados(X),
y ebrios con su bebida(Y),
serán consumidos como paja totalmente seca(Z).
11 De ti ha salido
el que ha tramado el mal contra el Señor(AA),
un consejero perverso[d](AB).
12 Así dice el Señor:
Aunque estén con todo su vigor y por más que sean muchos,
aun así serán cortados y desaparecerán(AC).
Aunque te haya afligido,
no te afligiré más(AD).
13 Y ahora, quebraré su yugo de sobre ti,
y romperé tus coyundas(AE).

14 El Señor ha dado una orden en cuanto a ti[e]:
No se perpetuará[f] más tu nombre(AF).
De la casa de tus dioses
arrancaré los ídolos[g] y las imágenes(AG) de fundición.
Yo prepararé tu sepultura(AH), porque eres vil.

15 [h]He aquí sobre los montes
los pies del que trae buenas nuevas(AI),
del que anuncia la paz.
Celebra tus fiestas(AJ), Judá,
cumple tus votos.
Porque nunca más volverá
a pasar por ti el malvado[i](AK);
ha sido exterminado por completo(AL).

Ataque contra Nínive

[j]El destructor[k] ha subido contra ti[l](AM).
Monta guardia en la fortaleza,
vigila el camino;
fortalece tus lomos,
refuerza más tu poder.
Porque el Señor restaurará la gloria[m](AN) de Jacob
como la gloria[n] de Israel(AO),
aunque devastadores los han devastado
y destruido sus sarmientos(AP).

El escudo de los valientes[o] es rojo,
los guerreros están vestidos de escarlata(AQ),
y de acero centelleante[p] los carros
cuando están en formación[q],
y se blanden las lanzas(AR) de ciprés.
Por las calles corren furiosos[r] los carros,
se precipitan por las plazas[s](AS),
su aspecto es semejante a antorchas,
como relámpagos se lanzan.
Se acuerda él de sus nobles(AT)
que tropiezan en su marcha(AU),
se apresuran a su muralla,
y es preparada la defensa[t].
Las compuertas de los ríos se abren,
y el palacio se llena de terror[u].
Está decretado:
la reina es despojada y deportada,
y sus sirvientas gimen como palomas(AV),
golpeándose el pecho[v](AW).

Aunque Nínive era como estanque de aguas desde la antigüedad[w];
ahora ellos huyen.
¡Deteneos! ¡Deteneos!
Pero nadie se vuelve(AX).
¡Saquead la plata!
¡Saquead el oro(AY)!
No hay límite a los tesoros,
a las riquezas de toda clase de objetos codiciables.
10 ¡Vacía está! Sí, desolada y desierta[x](AZ).
Los corazones se derriten y las rodillas tiemblan(BA);
hay también angustia en todo el cuerpo[y],
y los rostros de todos han palidecido(BB).
11 ¿Dónde está la guarida de los leones
y el lugar[z] donde comen los leoncillos(BC),
donde andaban el león, la leona y su cachorro,
sin que nada los asustara?
12 El león desgarraba lo suficiente para sus cachorros,
mataba[aa] para sus leonas,
llenaba de presa sus guaridas
y de carne desgarrada sus cubiles.

13 Heme aquí contra ti(BD) —declara el Señor de los ejércitos. Quemaré y reduciré a humo tus[ab] carros(BE), la espada devorará tus leoncillos, arrancaré de la tierra tu presa(BF), y no se oirá más la voz de tus mensajeros.

Ruina total de Nínive

¡Ay de la ciudad sanguinaria(BG),
toda llena de mentira y de pillaje,
que nunca cesa en su rapiña!
Chasquido de látigos,
ruido del crujir de ruedas,
galopar de caballos,
y saltar de carros(BH);
carga de caballería,
flamear de espadas,
fulgor de lanzas(BI);
multitud de heridos,
montones de muertos(BJ),
innumerables[ac] cadáveres;
tropiezan en los[ad] cadáveres(BK).
Todo por las muchas prostituciones de la ramera(BL),
la encantadora, la maestra de hechizos(BM),
que seduce[ae] a las naciones con sus prostituciones(BN)
y a los pueblos[af] con sus hechizos.
Heme aquí contra ti —declara el Señor de los ejércitos(BO).
Levantaré[ag] tus faldas sobre tu rostro(BP),
y mostraré a las naciones tu desnudez
y a los reinos tu vergüenza(BQ).
Echaré sobre ti inmundicias[ah](BR),
te haré despreciable(BS), y haré de ti un espectáculo(BT).
Y sucederá que todo el que te vea
huirá de ti, y dirá:
«¡Asolada está Nínive!
¿Quién llorará por ella?».
¿Dónde te buscaré consoladores(BU)?

¿Eres tú mejor que Tebas[ai](BV),
la asentada junto al Nilo[aj],
rodeada de aguas,
cuyo baluarte era el mar[ak]
y las aguas[al] su muralla(BW)?
Etiopía[am] era su fortaleza(BX),
también Egipto, y no tenía límite.
Fut(BY) y Libia(BZ) estaban entre los que la[an] ayudaban.
10 Sin embargo ella fue desterrada,
llevada al cautiverio(CA);
también sus niños fueron estrellados(CB)
en todas las bocacalles(CC);
sobre sus nobles echaron suertes(CD),
y todos sus principales fueron atados con cadenas.
11 Tú también quedarás embriagada(CE),
estarás escondida(CF);
tú también buscarás refugio del enemigo.
12 Todas tus fortalezas son higueras
cargadas de brevas;
si se sacuden(CG), caen
en la boca de quien las va a comer(CH).
13 He aquí a tu pueblo: solo mujeres en medio de ti(CI).
A tus enemigos se abren de par en par
las puertas de tu tierra;
el fuego devora tus cerrojos(CJ).
14 Abastécete de[ao] agua para el asedio(CK),
refuerza tus fortalezas(CL),
métete en el lodo y pisa el barro,
toma el molde de ladrillos.
15 Allí te consumirá el fuego,
te destruirá la espada(CM),
te devorará como el pulgón(CN).
Multiplícate como el pulgón,
multiplícate como la langosta.
16 Has multiplicado tus mercaderes(CO)
más que las estrellas del cielo;
el pulgón despoja[ap] y vuela.
17 Tus oficiales son como la langosta(CP),
tus jefes como nubes de langostas(CQ)
posados sobre las tapias
en un día de frío;
sale el sol, y se van,
y no se sabe donde están[aq].
18 Duermen tus pastores(CR),
oh rey de Asiria(CS);
tus nobles(CT) reposan.
Tu pueblo está disperso por los montes(CU)
y no hay quien lo reúna.
19 No hay remedio para tu quebranto(CV),
tu herida es incurable(CW).
Todos los que oigan noticias de ti
batirán palmas sobre ti(CX),
porque ¿sobre quién no pasó
continuamente tu maldad?

Notas al pie

  1. Nahúm 1:1 O, Carga
  2. Nahúm 1:2 Lit., poseedor del furor
  3. Nahúm 1:8 Lit., su lugar
  4. Nahúm 1:11 O, inútil; heb., Belial
  5. Nahúm 1:14 I.e., el rey de Nínive
  6. Nahúm 1:14 Lit., No se sembrará
  7. Nahúm 1:14 O, imágenes talladas
  8. Nahúm 1:15 En el texto heb., cap. 2:1
  9. Nahúm 1:15 O, inútil; heb., Belial
  10. Nahúm 2:1 En el texto heb., cap. 2:2
  11. Nahúm 2:1 Lit., El que dispersa
  12. Nahúm 2:1 Lit., tu rostro
  13. Nahúm 2:2 Lit., magnificencia
  14. Nahúm 2:2 Lit., magnificencia
  15. Nahúm 2:3 I.e., los que atacan a Nínive
  16. Nahúm 2:3 Lit., fuego de acero
  17. Nahúm 2:3 Lit., en el día de su preparación
  18. Nahúm 2:4 Lit., andan como locos
  19. Nahúm 2:4 Lit., los lugares amplios
  20. Nahúm 2:5 O, el parapeto
  21. Nahúm 2:6 Lit., se disuelve
  22. Nahúm 2:7 Lit., su corazón
  23. Nahúm 2:8 Lit., desde los días de ella
  24. Nahúm 2:10 Lit., Vacuidad y desolación y devastación
  25. Nahúm 2:10 Lit., lomo
  26. Nahúm 2:11 Lit., pastizal
  27. Nahúm 2:12 Lit., estrangulaba
  28. Nahúm 2:13 Lit., sus
  29. Nahúm 3:3 Lit., no hay fin de
  30. Nahúm 3:3 Lit., sus
  31. Nahúm 3:4 Lit., vende
  32. Nahúm 3:4 O, las familias
  33. Nahúm 3:5 Lit., Descubriré
  34. Nahúm 3:6 Lit., cosas abominables
  35. Nahúm 3:8 Heb., No-amón
  36. Nahúm 3:8 Lit., a los ríos
  37. Nahúm 3:8 I.e., el Nilo
  38. Nahúm 3:8 I.e., el Nilo
  39. Nahúm 3:9 Heb., Cush
  40. Nahúm 3:9 Lit., te
  41. Nahúm 3:14 Lit., Saca para ti
  42. Nahúm 3:16 I.e., devora la vegetación; o, se transforma
  43. Nahúm 3:17 Lit., su lugar