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Cuando Balán alzó la vista y vio a Israel acampando por tribus, el Espíritu del Señor vino sobre él; entonces pronunció su oráculo:

«Palabras de Balán hijo de Beor;
    palabras del varón clarividente.
Palabras del que oye las palabras de Dios,
    del que contempla la visión del Todopoderoso,
    del que cae en trance y tiene visiones.

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