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Destino de los incensarios de Coré

17 El Señor se dirigió a Moisés y le dijo:

— Ordena a Eleazar, hijo del sacerdote Aarón, que retire los incensarios de en medio de la hoguera, pues están consagrados, y que esparza el fuego a cierta distancia. Y conviertan esos incensarios —los de esos hombres cuyo pecado les costó la vida— en láminas para cubrir al altar; porque una vez que fueron utilizados para presentar ofrendas al Señor, han quedado consagrados, y servirán como advertencia al pueblo de Israel.

El sacerdote Eleazar tomó los incensarios de bronce que habían sido presentados como ofrenda por aquellos que murieron devorados por el fuego y los hizo convertir en láminas para cubrir el altar, tal como el Señor lo había ordenado por medio de Moisés. Esto serviría para recordar a los israelitas que ningún profano, ajeno a la estirpe de Aarón, puede ofrecer incienso ante el Señor, si no quiere que le suceda lo que a Coré y a sus secuaces.

Nuevas protestas y nueva intercesión

Al día siguiente, la comunidad israelita en pleno volvió a protestar contra Moisés y Aarón, diciendo:

— ¡Son ustedes los que están haciendo perecer al pueblo del Señor!

Así que, como la comunidad estaba a punto de amotinarse contra ellos, Moisés y Aarón dirigieron su mirada hacia la Tienda del encuentro que había quedado cubierta por la nube, manifestándose de este modo la gloria del Señor. Se acercaron entonces Moisés y Aarón a la Tienda del encuentro, y el Señor dijo a Moisés:

10 — ¡Apártense de esa comunidad pues la voy a aniquilar en este mismo instante!

Pero ellos se postraron sobre sus rostros 11 y Moisés dijo a Aarón:

— Toma el incensario y pon en él fuego del altar; echa incienso en él, llévalo sin demora adonde está la comunidad, y haz expiación por ellos. Porque la ira ha salido de la presencia del Señor y la plaga ha comenzado.

12 Entonces Aarón tomó el incensario, tal como Moisés le había dicho, y corrió hacia el medio de la comunidad, cuando la plaga había irrumpido ya entre el pueblo. Así que Aarón echó el incienso, hizo expiación por el pueblo 13 y se interpuso entre los muertos y los vivos hasta que cesó la plaga. 14 Los que murieron víctimas de aquella plaga fueron catorce mil setecientos, sin contar los muertos en la rebelión de Coré. 15 Una vez que la plaga cesó, Aarón regresó a la Tienda del encuentro donde estaba Moisés.

La vara de Aarón

16 El Señor se dirigió a Moisés y le dijo:

17 — Habla con los israelitas y diles que te traigan una vara por cada tribu, es decir, una por cada jefe de casa patriarcal, doce en total. Escribe el nombre de cada uno en su vara, 18 pues habrá una vara por cada jefe de casa patriarcal. Y escribirás el nombre de Aarón en la vara de Leví. 19 Deposítalas en la Tienda del encuentro ante el Arca del testimonio, donde yo me manifiesto a ustedes. 20 La vara de aquel a quien yo elija, esa florecerá. Así acabaré con las protestas de los israelitas contra ustedes.

21 Habló, pues, Moisés con los israelitas y los jefes de familia y le trajeron una vara por cada tribu, una por cada jefe de casa patriarcal. Y la vara de Aarón estaba entre ellas. 22 Depositó Moisés las varas ante el Señor en la Tienda del testimonio 23 y sucedió que cuando al día siguiente Moisés fue a la Tienda del testimonio, la vara de Aarón —perteneciente a la tribu de Leví— había retoñado, hasta el punto de echar brotes, salir flores y producir almendras. 24 Seguidamente Moisés retiró todas las varas de la presencia del Señor y se las mostró a los israelitas que las examinaron, tomando cada uno la suya. 25 Y dijo el Señor a Moisés:

— Pon de nuevo la vara de Aarón ante el Arca del testimonio, con el fin de que permanezca como advertencia para los rebeldes, de modo que dejen de protestar contra mí y así no tengan que morir.

26 Moisés lo hizo tal y como el Señor se lo había ordenado. 27 Pero los israelitas dijeron a Moisés:

— ¡Estamos perdidos! ¡Todos vamos a morir sin remedio! 28 Todo el que se aproxime a la Morada del Señor morirá inexorablemente. ¿Es que todos vamos a morir?

La vara de Aarón florece

17 Luego habló Jehová a Moisés, diciendo: Habla a los hijos de Israel, y toma de ellos una vara por cada casa de los padres, de todos los príncipes de ellos, doce varas conforme a las casas de sus padres; y escribirás el nombre de cada uno sobre su vara. Y escribirás el nombre de Aarón sobre la vara de Leví; porque cada jefe de familia de sus padres tendrá una vara. Y las pondrás en el tabernáculo de reunión delante del testimonio, donde yo me manifestaré a vosotros. Y florecerá la vara del varón que yo escoja, y haré cesar de delante de mí las quejas de los hijos de Israel con que murmuran contra vosotros. Y Moisés habló a los hijos de Israel, y todos los príncipes de ellos le dieron varas; cada príncipe por las casas de sus padres una vara, en total doce varas; y la vara de Aarón estaba entre las varas de ellos. Y Moisés puso las varas delante de Jehová en el tabernáculo del testimonio.

Y aconteció que el día siguiente vino Moisés al tabernáculo del testimonio; y he aquí que la vara de Aarón de la casa de Leví había reverdecido, y echado flores, y arrojado renuevos, y producido almendras. Entonces sacó Moisés todas las varas de delante de Jehová a todos los hijos de Israel; y ellos lo vieron, y tomaron cada uno su vara. 10 Y Jehová dijo a Moisés: Vuelve la vara de Aarón delante del testimonio,(A) para que se guarde por señal a los hijos rebeldes; y harás cesar sus quejas de delante de mí, para que no mueran. 11 E hizo Moisés como le mandó Jehová, así lo hizo.

12 Entonces los hijos de Israel hablaron a Moisés, diciendo: He aquí nosotros somos muertos, perdidos somos, todos nosotros somos perdidos. 13 Cualquiera que se acercare, el que viniere al tabernáculo de Jehová, morirá. ¿Acabaremos por perecer todos?