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Jesús es ungido en Betania(A)

Pero estando él en Betania, sentado a la mesa en casa de Simón el leproso, vino una mujer con un vaso de alabastro de perfume de nardo puro de mucho valor; y quebrando el vaso de alabastro, se lo derramó sobre su cabeza. Entonces algunos se enojaron dentro de sí, y dijeron:

—¿Para qué se ha hecho este desperdicio de perfume?, pues podía haberse vendido por más de trescientos denarios y haberse dado a los pobres.

Y murmuraban contra ella.

Pero Jesús dijo:

—Dejadla, ¿por qué la molestáis? Buena obra me ha hecho. Siempre tendréis a los pobres con vosotros y cuando queráis les podréis hacer bien; pero a mí no siempre me tendréis. Ésta ha hecho lo que podía, porque se ha anticipado a ungir mi cuerpo para la sepultura.

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