Mateo 8:1-4
Nueva Traducción Viviente
Jesús sana a un hombre con lepra
8 Al bajar Jesús por la ladera del monte, grandes multitudes lo seguían. 2 De repente, un hombre con lepra se le acercó y se arrodilló delante de él.
—Señor—dijo el hombre—, si tú quieres, puedes sanarme y dejarme limpio.
3 Jesús extendió la mano y lo tocó.
—Sí quiero—dijo—. ¡Queda sano!
Al instante, la lepra desapareció.
4 —No se lo cuentes a nadie—le dijo Jesús—. En cambio, preséntate ante el sacerdote y deja que te examine. Lleva contigo la ofrenda que exige la ley de Moisés a los que son sanados de lepra.[a] Esto será un testimonio público de que has quedado limpio.
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- 8:4 Ver Lv 14:2-32.
Marcos 1:40-45
Nueva Traducción Viviente
Jesús sana a un hombre con lepra
40 Un hombre con lepra se acercó, se arrodilló ante Jesús y le suplicó que lo sanara.
—Si tú quieres, puedes sanarme y dejarme limpio—dijo.
41 Movido a compasión,[a] Jesús extendió la mano y lo tocó.
—Sí quiero—dijo—. ¡Queda sano!
42 Al instante, la lepra desapareció y el hombre quedó sano. 43 Entonces Jesús lo despidió con una firme advertencia:
44 —No se lo cuentes a nadie. En cambio, preséntate ante el sacerdote y deja que te examine. Lleva contigo la ofrenda que exige la ley de Moisés a los que son sanados de lepra.[b] Esto será un testimonio público de que has quedado limpio.
45 Pero el hombre hizo correr la voz proclamando a todos lo que había sucedido. Como resultado, grandes multitudes pronto rodearon a Jesús, de modo que ya no pudo entrar abiertamente en ninguna ciudad. Tenía que quedarse en lugares apartados, pero aun así gente de todas partes seguía acudiendo a él.
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Lucas 5:12-16
Nueva Traducción Viviente
Jesús sana a un hombre con lepra
12 En una de las aldeas, Jesús conoció a un hombre que tenía una lepra muy avanzada. Cuando el hombre vio a Jesús, se inclinó rostro en tierra y le suplicó que lo sanara.
—¡Señor!—le dijo—, ¡si tú quieres, puedes sanarme y dejarme limpio!
13 Jesús extendió la mano y lo tocó:
—Sí quiero—dijo—. ¡Queda sano!
Al instante, la lepra desapareció. 14 Entonces Jesús le dio instrucciones de que no dijera a nadie lo que había sucedido. Le dijo: «Preséntate ante el sacerdote y deja que te examine. Lleva contigo la ofrenda que exige la ley de Moisés a los que son sanados de lepra.[a] Esto será un testimonio público de que has quedado limpio».
15 Sin embargo, a pesar de las instrucciones de Jesús, la noticia de su poder corrió aún más, y grandes multitudes llegaron para escucharlo predicar y ser sanados de sus enfermedades. 16 Así que Jesús muchas veces se alejaba al desierto para orar.
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- 5:14 Ver Lv 14:2-32.
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