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Mientras bajaban de la montaña, Jesús les encargó:

―No le contéis a nadie lo que habéis visto hasta que el Hijo del hombre resucite.

10 Entonces los discípulos le preguntaron a Jesús:

―¿Por qué dicen los maestros de la ley que Elías tiene que venir primero?

11 ―Sin duda Elías viene, y restaurará todas las cosas —respondió Jesús—. 12 Pero os digo que Elías ya vino, y no lo reconocieron, sino que hicieron con él todo lo que quisieron. De la misma manera va a sufrir el Hijo del hombre a manos de ellos.

13 Entonces entendieron los discípulos que les estaba hablando de Juan el Bautista.

Jesús sana a un muchacho endemoniado(A)

14 Cuando llegaron a la multitud, un hombre se acercó a Jesús y se arrodilló delante de él.

15 ―Señor, ten compasión de mi hijo. Le dan ataques y sufre terriblemente. Muchas veces cae en el fuego o en el agua. 16 Se lo traje a tus discípulos, pero no pudieron sanarlo.

17 ―¡Ah, generación incrédula y perversa! —respondió Jesús—. ¿Hasta cuándo tendré que estar con vosotros? ¿Hasta cuándo tendré que soportaros? Traedme acá al muchacho.

18 Jesús reprendió al demonio, el cual salió del muchacho, y este quedó sano desde aquel momento.

19 Entonces los discípulos se acercaron a Jesús y, en privado, le preguntaron:

―¿Por qué nosotros no pudimos expulsarlo?

20 ―Por vuestra poca fe —les respondió—. Os aseguro que, si tuvierais fe tan pequeña como un grano de mostaza, podríais decirle a esta montaña: “Trasládate de aquí para allá”, y se trasladaría. Para vosotros nada resultaría imposible.[a]

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Footnotes

  1. 17:20 imposible. Var. imposible. 21 Pero esta clase no sale sino con oración y ayuno.