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Las bienaventuranzas(A)

Cuando vio a las multitudes, subió a la ladera de una montaña y se sentó. Sus discípulos se le acercaron, y, tomando él la palabra, comenzó a enseñarles diciendo:

«Dichosos los pobres en espíritu,
    porque el reino de los cielos les pertenece.
Dichosos los que lloran,
    porque serán consolados.
Dichosos los humildes,
    porque recibirán la tierra como herencia.
Dichosos los que tienen hambre y sed de justicia,
    porque serán saciados.
Dichosos los compasivos,
    porque serán tratados con compasión.
Dichosos los de corazón limpio,
    porque ellos verán a Dios.
Dichosos los que trabajan por la paz,
    porque serán llamados hijos de Dios.
10 Dichosos los perseguidos por causa de la justicia,
    porque el reino de los cielos les pertenece.

11 »Dichosos seréis cuando por mi causa la gente os insulte, os persiga y levante contra vosotros toda clase de calumnias. 12 Alegraos y llenaos de júbilo, porque os espera una gran recompensa en el cielo. Así también persiguieron a los profetas que os precedieron.

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Bendiciones y ayes(A)

17 Bajó con ellos y se detuvo en un llano. Había allí una gran multitud de sus discípulos y mucha gente de toda Judea, de Jerusalén y de la costa de Tiro y Sidón, 18 que habían llegado para escucharlo y para que los sanara de sus enfermedades. Los que eran atormentados por espíritus malignos quedaban liberados; 19 así que toda la gente procuraba tocarlo, porque de él salía poder que sanaba a todos.

20 Él entonces dirigió la mirada a sus discípulos y dijo:

«Dichosos vosotros los pobres,
    porque el reino de Dios os pertenece.
21 Dichosos vosotros que ahora pasáis hambre,
    porque seréis saciados.
Dichosos vosotros que ahora lloráis,
    porque habréis de reír.
22 Dichosos vosotros cuando os odien,
    cuando os discriminen, os insulten y os desprestigien[a]
    por causa del Hijo del hombre.

23 »Alegraos en aquel día y saltad de gozo, pues os espera una gran recompensa en el cielo. Daos cuenta de que así trataron a los profetas los antepasados de esta gente.

24 »Pero ¡ay de vosotros los ricos,
    porque ya habéis recibido vuestro consuelo!
25 ¡Ay de vosotros los que ahora estáis saciados,
    porque sabréis lo que es pasar hambre!
¡Ay de vosotros los que ahora reís,
    porque sabréis lo que es derramar lágrimas!
26 ¡Ay de vosotros cuando todos os elogien!
    Daos cuenta de que así trataron a los falsos profetas los antepasados de esta gente.

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Footnotes

  1. 6:22 os desprestigien. Lit. echen vuestro nombre como malo.