Add parallel Print Page Options

Dos ciegos reciben la vista(A)

29 Una gran multitud seguía a Jesús cuando él salía de Jericó con sus discípulos. 30 Dos ciegos que estaban sentados junto al camino, al oír que pasaba Jesús, gritaron:

―¡Señor, Hijo de David, ten compasión de nosotros!

31 La multitud los reprendía para que se callaran, pero ellos gritaban con más fuerza:

―¡Señor, Hijo de David, ten compasión de nosotros!

32 Jesús se detuvo y los llamó.

―¿Qué queréis que haga por vosotros?

33 ―Señor, queremos recibir la vista.

34 Jesús se compadeció de ellos y les tocó los ojos. Al instante recobraron la vista y lo siguieron.

Read full chapter

El ciego Bartimeo recibe la vista(A)

46 Después llegaron a Jericó. Más tarde, salió Jesús de la ciudad acompañado de sus discípulos y de una gran multitud. Un mendigo ciego llamado Bartimeo (el hijo de Timeo) estaba sentado junto al camino. 47 Al oír que el que venía era Jesús de Nazaret, se puso a gritar:

―¡Jesús, Hijo de David, ten compasión de mí!

48 Muchos lo reprendían para que se callara, pero él se puso a gritar aún más:

―¡Hijo de David, ten compasión de mí!

49 Jesús se detuvo y dijo:

―Llamadlo.

Así que llamaron al ciego.

―¡Ánimo! —le dijeron—. ¡Levántate! Te llama.

50 Él, arrojando la capa, dio un salto y se acercó a Jesús.

51 ―¿Qué quieres que haga por ti? —le preguntó.

―Rabí, quiero ver —respondió el ciego.

52 ―Puedes irte —le dijo Jesús—; tu fe te ha sanado.

Al momento recobró la vista y empezó a seguir a Jesús por el camino.

Read full chapter

Un mendigo ciego recibe la vista(A)

35 Sucedió que al acercarse Jesús a Jericó, estaba un ciego sentado junto al camino pidiendo limosna. 36 Cuando oyó a la multitud que pasaba, preguntó qué sucedía.

37 ―Jesús de Nazaret está pasando por aquí —le respondieron.

38 ―¡Jesús, Hijo de David, ten compasión de mí! —gritó el ciego.

39 Los que iban delante lo reprendían para que se callara, pero él se puso a gritar aún más fuerte:

―¡Hijo de David, ten compasión de mí!

40 Jesús se detuvo y mandó que se lo trajeran. Cuando el ciego se acercó, le preguntó Jesús:

41 ―¿Qué quieres que haga por ti?

―Señor, quiero ver.

42 ―¡Recibe la vista! —le dijo Jesús—. Tu fe te ha sanado.

43 Al instante recobró la vista. Entonces, glorificando a Dios, comenzó a seguir a Jesús, y todos los que lo vieron daban alabanza a Dios.

Zaqueo, el recaudador de impuestos

19 Jesús llegó a Jericó y comenzó a atravesar la ciudad. Resulta que había allí un hombre llamado Zaqueo, jefe de los recaudadores de impuestos, que era muy rico. Estaba tratando de ver quién era Jesús, pero la multitud se lo impedía, pues era de baja estatura. Por eso se adelantó corriendo y se subió a un árbol sicómoro para poder verlo, ya que Jesús iba a pasar por allí.

Llegando al lugar, Jesús miró hacia arriba y le dijo:

―Zaqueo, baja en seguida. Voy a quedarme hoy en tu casa.

Así que se apresuró a bajar y, muy contento, recibió a Jesús en su casa.

Al ver esto, todos empezaron a murmurar: «Ha ido a hospedarse con un pecador».

Pero Zaqueo dijo resueltamente:

―Mira, Señor: Ahora mismo voy a dar a los pobres la mitad de mis bienes y, si en algo he defraudado a alguien, le devolveré cuatro veces la cantidad que sea.

―Hoy ha llegado la salvación a esta casa —le dijo Jesús—, ya que este también es hijo de Abraham. 10 Porque el Hijo del hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido.

Parábola del dinero

11 Como la gente lo escuchaba, pasó a contarles una parábola, porque estaba cerca de Jerusalén y la gente pensaba que el reino de Dios iba a manifestarse en cualquier momento. 12 Así que les dijo: «Un hombre de la nobleza se fue a un país lejano para ser coronado rey y luego regresar. 13 Llamó a diez de sus siervos y entregó a cada cual una buena cantidad de dinero.[a] Les instruyó: “Haced negocio con este dinero hasta que yo vuelva”. 14 Pero sus súbditos lo odiaban y mandaron tras él una delegación a decir: “No queremos a este por rey”.

15 »A pesar de todo, fue nombrado rey. Cuando regresó a su país, mandó llamar a los siervos a quienes había entregado el dinero, para enterarse de lo que habían ganado. 16 Se presentó el primero y dijo: “Señor, tu dinero[b] ha producido diez veces más”. 17 “¡Hiciste bien, siervo bueno! —le respondió el rey—. Puesto que has sido fiel en tan poca cosa, te doy el gobierno de diez ciudades”. 18 Se presentó el segundo y dijo: “Señor, tu dinero ha producido cinco veces más”. 19 El rey le respondió: “A ti te pongo sobre cinco ciudades”.

20 »Llegó otro siervo y dijo: “Señor, aquí tienes tu dinero; lo he tenido guardado, envuelto en un pañuelo. 21 Es que te tenía miedo, porque eres un hombre muy exigente: tomas lo que no depositaste y cosechas lo que no sembraste”. 22 El rey le contestó: “Siervo malo, con tus propias palabras te voy a juzgar. ¿Así que sabías que soy muy exigente, que tomo lo que no deposité y cosecho lo que no sembré? 23 Entonces, ¿por qué no pusiste mi dinero en el banco, para que al regresar pudiera reclamar los intereses?” 24 Dijo luego a los presentes: “Quitadle el dinero y dádselo al que recibió diez veces más”. 25 “Señor —protestaron—, ¡él ya tiene diez veces más!” 26 El rey contestó: “Os aseguro que a todo el que tiene, se le dará más, pero al que no tiene, se le quitará hasta lo que tiene. 27 Pero, en cuanto a esos enemigos míos que no me querían por rey, traedlos aquí y matadlos delante de mí”».

La entrada triunfal(B)(C)

28 Dicho esto, Jesús siguió adelante, subiendo hacia Jerusalén.

Footnotes

  1. 19:13 y entregó … de dinero. Lit. y les entregó diez minas (una mina equivalía al salario de unos tres meses).
  2. 19:16 dinero. Lit. mina; también en vv. 18,20,24.