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Algunos de los escribas estaban sentados allí y razonaban en sus corazones:

—¿Por qué habla este así? ¡Blasfema! ¿Quién puede perdonar pecados sino uno solo, Dios?

De inmediato Jesús, dándose cuenta en su espíritu de que razonaban así dentro de sí mismos, les dijo:

—¿Por qué razonan así en sus corazones?

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