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El Señor todopoderoso dice: «Voy a enviar mi mensajero para que me prepare el camino. El Señor, a quien ustedes están buscando, va a entrar de pronto en su templo. ¡Ya llega el mensajero de la alianza que ustedes desean!»

Pero ¿quién podrá resistir el día de su venida? ¿Quién podrá entonces permanecer en pie? Pues llegará como un fuego, para purificarnos; será como un jabón que quitará nuestras manchas. El Señor se sentará a purificar a los sacerdotes, los descendientes de Leví, como quien purifica la plata y el oro en el fuego. Después ellos podrán presentar su ofrenda al Señor, tal como deben hacerlo. El Señor se alegrará entonces de la ofrenda de Judá y Jerusalén, igual que se alegraba de ella en otros tiempos.

El Señor todopoderoso dice: «Yo vendré a juzgarlos a ustedes. Y al mismo tiempo seré testigo contra los que practican la magia, los que cometen adulterio, los que juran en falso, los que oprimen a los trabajadores, a las viudas y a los huérfanos, los que tratan mal a los extranjeros y los que me faltan al respeto.

»Yo soy el Señor. No he cambiado. Y por eso ustedes, descendientes de Jacob, no han sido aniquilados. Ustedes se han apartado de mis preceptos, como se apartaron sus antepasados, y no han querido obedecerlos. Yo, el Señor todopoderoso, les digo: ¡Vuélvanse a mí, y yo me volveré a ustedes! Pero ustedes dicen: “¿Por qué hemos de volvernos a ti?” Y yo pregunto: ¿Acaso un hombre puede defraudar a Dios? ¡Pues ustedes me han defraudado! Y todavía preguntan: “¿En qué te hemos defraudado?” ¡En los diezmos y en las ofrendas me han defraudado! Sí, toda la nación, todos ustedes, me están defraudando, y por eso voy a maldecirlos. Yo, el Señor todopoderoso, les digo: 10 Traigan su diezmo al tesoro del templo, y así habrá alimentos en mi casa. Pónganme a prueba en eso, a ver si no les abro las ventanas del cielo para vaciar sobre ustedes la más rica bendición. 11 No dejaré que las plagas destruyan sus cosechas y sus viñedos. 12 Todas las naciones les llamarán dichosos, porque ustedes tendrán un país encantador. Yo, el Señor todopoderoso, lo he dicho.»

13 El Señor dice: «Ustedes han dicho cosas muy duras contra mí. Y todavía preguntan: “¿Qué es lo que hemos dicho en contra tuya?” 14 Esto es lo que han dicho: “Servir a Dios es cosa inútil. ¿Qué provecho sacaremos de hacer lo que él manda, de andar vestidos de luto delante del Señor todopoderoso? 15 Nosotros hemos visto que los orgullosos son felices, que a los malvados les salen las cosas bien, que ponen a prueba a Dios y no reciben ningún castigo.”»

16 (Los que honran a Dios hablaron entonces entre sí, y el Señor escuchó con atención lo que decían. Y en presencia del Señor se escribió un libro, en el cual se recordaba a los que honran al Señor y lo toman en cuenta.)

17 El Señor todopoderoso dice: «Estoy preparando un día en el que ellos volverán a ser mi pueblo. Como un padre se compadece del hijo que le sirve, así tendré yo compasión de ellos. 18 Entonces ustedes se darán cuenta otra vez de la diferencia que hay entre el bueno y el malo, entre el que adora a Dios y el que no lo adora.»

«Yo envío mi mensajero
para que prepare el camino delante de mí.
Y vendrá súbitamente a su Templo
el Señor a quien vosotros buscáis;
y el ángel del pacto,
a quien deseáis vosotros, ya viene»,
ha dicho Jehová de los ejércitos.

¿Pero quién podrá soportar el tiempo de su venida?
o ¿quién podrá estar en pie cuando él se manifieste?
Porque él es como fuego purificador
y como jabón de lavadores.
Él se sentará para afinar y limpiar la plata:
limpiará a los hijos de Leví,
los afinará como a oro y como a plata,
y traerán a Jehová ofrenda en justicia.
Entonces será grata a Jehová la ofrenda de Judá y de Jerusalén,
como en los días pasados, como en los años antiguos.

«Vendré a vosotros para juicio,
y testificaré sin vacilar contra los hechiceros y adúlteros,
contra los que juran falsamente;
contra los que defraudan en su salario al jornalero,
a la viuda y al huérfano,
contra los que hacen injusticia al extranjero,
sin tener temor de mí»,
dice Jehová de los ejércitos.

«Porque yo, Jehová, no cambio;
por esto, hijos de Jacob, no habéis sido consumidos.
Desde los días de vuestros padres
os apartáis de mis leyes y no las guardáis.
¡Volveos a mí y yo me volveré a vosotros!,
ha dicho Jehová de los ejércitos.
Pero vosotros decís: “¿En qué hemos de volvernos?”
¿Robará el hombre a Dios?
Pues vosotros me habéis robado.
Y aún preguntáis: “¿En qué te hemos robado?”
En vuestros diezmos y ofrendas.
Malditos sois con maldición,
porque vosotros, la nación toda, me habéis robado.
10 Traed todos los diezmos al alfolí
y haya alimento en mi Casa:
Probadme ahora en esto,
dice Jehová de los ejércitos,
a ver si no os abro las ventanas de los cielos
y derramo sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde.
11 Reprenderé también por vosotros al devorador,
y no os destruirá el fruto de la tierra,
ni vuestra vid en el campo será estéril,
dice Jehová de los ejércitos.
12 Todas las naciones os dirán bienaventurados,
porque seréis tierra deseable,
dice Jehová de los ejércitos.

13 »Vuestras palabras contra mí han sido violentas, dice Jehová.
Y todavía preguntáis: “¿Qué hemos hablado contra ti?”
14 Habéis dicho: “Por demás es servir a Dios.
¿Qué aprovecha que guardemos su Ley
y que andemos afligidos en presencia de Jehová de los ejércitos?
15 Hemos visto que los soberbios son felices,
que los que hacen impiedad no sólo prosperan,
sino que tientan a Dios, y no les pasa nada.”»

16 Entonces los que temían a Jehová hablaron entre sí.
Jehová escuchó y oyó,
y fue escrito ante él un memorial de los que temen a Jehová y honran su nombre.

17 «Serán para mí especial tesoro,
dice Jehová de los ejércitos,
en el día en que yo actúe.
Los perdonaré
como un hombre perdona al hijo que lo sirve.
18 Entonces os volveréis
y discerniréis la diferencia entre el justo y el malo,
entre el que sirve a Dios y el que no le sirve.»