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Un hombre que tenía un espíritu impuro(A)

31 Descendió Jesús a Capernaúm, ciudad de Galilea, y los sábados les enseñaba; 32 y se admiraban de su doctrina, porque su palabra tenía autoridad.

33 Estaba en la sinagoga un hombre que tenía un espíritu de demonio impuro, el cual exclamó a gran voz, 34 diciendo:

—¡Déjanos! ¿Qué tienes con nosotros, Jesús nazareno? ¿Has venido para destruirnos? Yo sé quién eres: el Santo de Dios.

35 Jesús lo reprendió, diciendo:

—¡Cállate y sal de él!

Entonces el demonio, derribándolo en medio de ellos, salió de él sin hacerle daño alguno. 36 Todos estaban maravillados, y se decían unos a otros:

—¿Qué palabra es ésta, que con autoridad y poder manda a los espíritus impuros, y salen?

37 Y su fama se difundía por todos los lugares de la región.

Jesús sana a la suegra de Pedro(B)

38 Entonces Jesús se levantó, salió de la sinagoga y entró en casa de Simón. La suegra de Simón tenía una gran fiebre; y le rogaron por ella. 39 E inclinándose hacia ella, reprendió a la fiebre; y la fiebre la dejó, y levantándose ella al instante, les servía.

Jesús sana a muchos enfermos(C)

40 Al ponerse el sol, todos los que tenían enfermos de diversas enfermedades los traían a él; y él, poniendo las manos sobre cada uno de ellos, los sanaba. 41 También salían demonios de muchos, dando voces y diciendo:

—¡Tú eres el Hijo de Dios!

Pero él los reprendía y no los dejaba hablar, porque sabían que él era el Cristo.

Jesús recorre Galilea predicando(D)

42 Cuando ya era de día, salió y se fue a un lugar desierto. La gente lo buscaba y, llegando a donde estaba, lo detenían para que no se fuera de ellos. 43 Pero él les dijo:

—Es necesario que también a otras ciudades anuncie el evangelio del reino de Dios, porque para esto he sido enviado.

44 Y predicaba en las sinagogas de Galilea.

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