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¡Qué mal les va a ir!

37 Cuando Jesús terminó de hablar, un fariseo lo invitó a comer en su casa. Jesús fue y se sentó a la mesa.[a] 38 El fariseo se sorprendió mucho al ver que Jesús no se había lavado las manos antes de comer. 39 Pero Jesús le dijo:

—Ustedes los fariseos se lavan por fuera, pero por dentro son malos, no ayudan a nadie y roban a la gente. 40 ¡Tontos! Dios hizo las cosas de afuera y también las de adentro. 41 La mejor forma de estar completamente limpios es compartir lo que uno tiene con los pobres.

42 »¡Qué mal les va a ir! Ustedes se preocupan por dar a Dios, como ofrenda, la décima parte de las legumbres, de la menta y de la ruda que cosechan en sus terrenos. Pero no lo aman ni son justos con los demás. Deben dar a Dios la décima parte de todo, pero sin dejar de amarlo y sin dejar de ser justos.

43 »¡Qué mal les va a ir a ustedes, los fariseos! Cuando van a la sinagoga, les encanta que los traten como si fueran las personas más importantes. Les gusta que en el mercado la gente los salude con gran respeto.

44 »¡Qué mal les va a ir! Porque ustedes son como tumbas ocultas,[b] que la gente pisa sin saberlo.

45 Entonces, un maestro de la Ley le dijo a Jesús:

—Maestro, todo esto que dices contra los fariseos, nos ofende también a nosotros.

46 Jesús le dijo:

—¡Qué mal les va a ir a ustedes también! Porque imponen mandamientos muy difíciles de cumplir, pero no hacen ni el más mínimo esfuerzo por cumplirlos.

47 »¡Qué mal les va a ir a ustedes, que construyen monumentos para recordar a los profetas que sus mismos antepasados mataron! 48 Así ustedes están aprobando lo que hicieron sus antepasados: ellos mataron a los profetas, y ustedes construyen sus monumentos.

49 »Por eso Dios ha dicho sabiamente acerca de ustedes: “Yo les enviaré profetas y apóstoles, pero ustedes matarán a algunos de ellos, y a otros los perseguirán por todas las ciudades.” 50 Así que ustedes se han hecho culpables de la muerte de todos los profetas del mundo, 51 comenzando por la muerte de Abel y terminando por la muerte del profeta Zacarías, a quien mataron entre el templo y el altar de los sacrificios. Les aseguro que todos ustedes serán castigados por esto.

52 »¡Qué mal les va a ir a ustedes, los maestros de la Ley! Porque saben muy bien lo que significa conocer a Dios, pero no hacen nada por conocerlo, ni dejan que otros lo conozcan.»

53 Cuando Jesús salió de esa casa, los maestros de la Ley y los fariseos comenzaron a seguirlo, y a hacerle muchas preguntas, 54 aunque en realidad le estaban poniendo una trampa, para ver si decía algo malo y así poder atraparlo.

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Notas al pie

  1. Lucas 11:37 Se sentó a la mesa: En aquella época, la gente acostumbraba recostarse apoyándose sobre el codo izquierdo, mientras comía con la mano derecha. Las mesas tenían patas muy cortas.
  2. Lucas 11:44 Tumbas ocultas: La ley judía enseña que, a quien toque un cuerpo muerto o una tumba, se le considera impuro delante de Dios, y no puede reunirse con otros para alabar a Dios.