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Hasta las lobas amamantan a sus crías;
    dejan que se alimenten de su pecho.
Pero la hija de mi pueblo[a] se ha vuelto más cruel
    que el animal más salvaje del desierto.

La lengua de los bebés se pega a su paladar
    por lo sedientos que están.
Los jóvenes piden pan,
    pero no hay nadie que se los ofrezca.

Los que estaban acostumbrados a comidas finas,
    están hambrientos en las calles.
Los que antes vestían ropa fina[b],
    ahora juntan desechos.

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Footnotes

  1. 4:3 hija de mi pueblo Aquí es una forma simbólica de referirse a las mujeres de Jerusalén.
  2. 4:5 ropa fina Textualmente de púrpura.